4. Él
🌷 — resumen.
Eres hermoso, precioso, lindo, tierno, increíble, inteligente y muchos más adjetivos, pero, lo más importante, es que eres mi novio.
advertencias:
──Doyoung es menor que Jaehyun.
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Doyoung miraba con admiración cómo su novio jugaba en el campo.
Aún seguía sin creerse el hecho de que llevaban dos semanas de novios. ¿Por qué? Sencillo: Jaehyun era realmente brillante y él un chico normal y corriente, sin nada para destacar entre los demás.
Dejó escapar un suspiro de enamorado junto a una sonrisa cuando el alfa, en medio del partido, le mostró esa sonrisa que tanto amaba ver y hacía un corazón con sus dedos para él. Esa sonrisa atractiva y adorable a la vez que le hacía acelerar su corazón de manera anormal.
— Doyoung-ssi, ¿quieres que te limpie la baba? —rió Taeyong, su mejor amigo, quien se había ofrecido acompañarle a ver a su pareja a jugar ya que al menor le daba mucha vergüenza ir solo.
El omega puchereó ante el comentario, frunciendo las cejas, mostrándose realmente adorable.
"Ah~, ¡Jaehyun-oppa es tan genial!" comentaban unas chicas más atrás de los dos mejores amigos.
"No me extraña que sea uno de los mejores futbolistas del districto" asintió una omega pelinaranja.
"Aparte de que es tan guapo..." suspiró otra chica del grupo.
Doyoung las miró de reojo. En verdad ya estaba acostumbrado a tales comentarios ya que el mayor era realmente popular en el Instituto pero se sentía inferior cada vez que lo hacían.
¿Por qué? Porque no se sentía alguien importante o con cualidades a destacar.
Una chica se fijó en él y empezó a susurrar junto a las otras, obviamente señalando el hecho de que él era el novio de Jaehyun.
Su lobo empezó a sentirse triste, sabiendo que estaban diciendo lo de siempre sobre ellos.
— Si os molesta mucho podéis iros, la salida está por allá —espetó Taeyong al fijarse de que empezaban a poner muecas de desagrado mientras miraban al pequeño azabache.
El silbato sonó, finalizando el entrenamiento de los chicos.
— Venga, Doyoungie, confía en ti —animó el omega rubio, dándole la botella de agua para que éste se lo diera a su pareja.
El mencionado cogió la botella y asintió, yéndose rápidamente hasta su hyung favorito antes de que la timidez se lo impidiese.
— Jaehyun-hyung —llamó tímidamente, mirando al césped al notar todas las miradas del equipo de fútbol sobre él.
— Bebé —respondió plantándole un pequeño beso en la frente— ¿eso es para mí? —señaló la botella.
Doyoung asintió, notando cómo el calor subía hasta acumularse en sus mejillas ante el apodo que le había dado. Extendió su mano para entregarle lo señalado anteriormente, recibiendo una mano en su pelo, despeinándolo suavemente.
— Pensé que te gustaría hidratarte después de estar una hora entrenando casi sin descanso —susurró de forma que sólo su alfa le escuchase.
El lobo de Jaehyun saltó de alegría por la atención dada, haciendo que el mayor se sonrojase.
Los del equipo soltaron un "aww" ante lo adorable que se veía aquel omega que olía a chocolate y rosas.
El capitán se giró a mirarlos con la ceja levantada, haciéndolos callar inmediatamente y que fueran al vestuario a cambiarse para dejarlos solos un rato.
— ¿Tienes la tarde libre? —preguntó suavemente el mayor, pasando su mano por las mejillas sonrojadas de su omega.
— Sí —contestó tímidamente.
— Espérame un rato, estoy realmente sudado y no creo que sea agradable que alguien te abrace estando así —rió levemente, provocando miles de mariposas en el estómago del otro.
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— Jaehyun-hyung, ¿a dónde vamos? —preguntó curioso el menor, encantado en la forma en que el alfa y él se cogían de la mano, entrelanzándolas.
— Adivina~ —canturreó el mencionado, levantando las cejas de arriba abajo.
El azabache puchereó ante la respuesta pero el bulto en sus labios no duró por mucho tiempo ya que el mayor estampó con delicadeza sus labios con los suyos, deslizándose con suavidad.
Doyoung cerró los ojos, disfrutando el sabor a café y la suavidad de sus labios, encajando perfectamente con los suyos. Su lobo aullaba, pidiendo más.
Al separarse el mayor simplemente sonrió y continuó con el camino, dejando a un Doyoung con el corazón a mil, sintiendo que en cualquier momento explotaría. Su lobo también se encontraba igual, saltando de una lado a otro, contento.
— Ya falta poquito, bebé.
Después de caminar durante cinco minutos más, llegaron a una cafetería de color blanca con estampados de color rosa pastel de flores.
Se sentaron en una de las mesas que estaban en el fondo, al lado de la ventana para así poder ver el parque.
— Aquí hacen los mejores pancakes que he probado en mi vida. También es una de las pocas cafeterías donde hay leche de banana así que pensé que te gustaría venir aquí —explicó con una pequeña sonrisa.
Estuvieron charlando un rato hasta que los pancakes y las bebidas llegaron a la mesa gracias a la camarera.
— Oh —exclamó el menor, sus ojos brillando al probar aquel exquisito pancake.
El mayor observaba cómo su pequeño omega comía con una sonrisa. ¿Cómo hacía el menor para verse tan adorable con todo lo que hacía? ¡Su lobo no era capaz de soportar tanta ternura! Siempre que hacía cualquier cosa su lobo ya estaba revolcándose contento.
Después de terminarse los pancakes, Doyoung procedió a beber su leche de banana.
— Doyoungie, tienes restos de pancake aquí —informó el mayor, señalando la esquina del labio.
Tras varios intentos fallidos de intentar quitarse el resto de la comida de la comisura del labio, Jaehyun decidió limpiárselo con el papel.
Entonces se le ocurrió una idea.
— Doyoungie, ¿quieres ver una forma mágica para quitarte restos de comida sin usar las manos?
El mencionado, asintió curioso... sin esperarse que el mayor le estaba besando.
Cerró los ojos, dejando la leche de banana en la mesa para poder llevar sus manos al cabello del otro para poder besarlo mejor.
Se estremeció cuando sintió una mano en su mejilla derecha y la otra en su cintura.
— ¿Y bien? ¿Te gustó el truco? —preguntó al separarse, contento de haber podido besar al lindo omega.
— U-usaste las ma-manos —tartamudeó.
El pelinegro rió ante la respuesta y Doyoung sólo pudo enamorarse más de la persona que se encontraba delante suya. De su amado y querido novio.
Su lobo no podía estar más feliz.
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— Doyoungie, hoy en el entrenamiento te noté algo triste —susurró el alfa, su aliento chocando con el cuello del menor.
Ambos se encontraban tumbados en el césped, mirando el cielo azul aunque el mayor mirase más a su acompañante ya que, para él, su novio era la mejor vista que podría tener.
— Em, yo- perdón —murmuró con un puchero, sus ojos llenándose de agua.
— Oye, ¿por qué te disculpas? No has hecho nada malo —dijo preocupado el alfa, sentándose para poder ver mejor al pequeño azabache.
— Jae —llamó, sentándose también— ¿por qué te gusto?
Y es que el omega necesitaba saberlo. ¿Por qué él y no la linda noona que se declaró unos días antes de que él lo hiciera? ¿O por qué no Seulgi? Una de las chicas más lindas.
— Doyoung, ¿qué pasa? ¿Alguien te hizo daño o algo? —preguntó acercándose más al omega.
— Es que, yo no tengo nada increíble y sólo soy un chico del montón, no sé por qué te enamorarías de mí —confesó.
El olor a café inundó sus fosas nasales. Lentamente, correspondió el abrazo del alfa, enterrando su rostro en su cuello, su lobo sintiéndose en su hogar.
— Doyoungie —llamó, separándose a pesar de que el mencionado no quería separarse de aquel tacto— no hay una sola razón por la que te quiero, pero sé que lo hago porque cada vez que te veo mi lobo aúlla, pidiéndome que vaya y te proteja de cualquier daño que te puedan hacer. Cuidarte porque eres un bebé. Mi corazón late como loco y mi estómago tiene un montón de mariposas cuando estoy a tu lado.
El lobito de Doyoung se encontraba realmente alterado por todas las palabras que estaba escuchando de la boca de aquel alfa, sintiéndose realmente bien, sabiendo que era el indicado, su destinado.
— Eres hermoso, precioso, lindo, tierno, increíble, inteligente y muchos más adjetivos, pero lo más importante es que eres mi novio —prosiguió con una sonrisa, limpiando las lágrimas del otro suavemente con su pulgar— y lo que digan los demás no importa porque no me van a hacer cambiar de opinión ni de sentir todo lo que siento al verte.
Doyoung limpió sus lágrimas con las mangas de su camisa y no pudo sentirse mejor cuando esos labios de los que ahora se había vuelto adicto volvió a juntarse con los suyos.
— Jae —llamó.
— ¿Uhm?
— Te amo.
— Y yo a ti, Doyoungie.
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Oneshot adaptado, créditos a Iamnotababy <3.
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