II
Ser un buen alfa, un buen noble y por supuesto, el Príncipe Heredero ejemplar es lo que siempre se le ha pedido a Soobin, incluso si el mundo lo detestaba, no podían negar que cumplía con aquello de manera ferviente.
Desde las veces que rompió protocolos con tal de proteger a los súbditos de su padre hasta que desde el extranjero alabaron la manera en la que su postura y la manera de reverenciar demostraba el respeto invaluable que el Príncipe tenía por su gente.
Siempre fue un chico al que muchos minimizaron, tratándolo de ser un bueno para nada por su falta de magia. Pero, ahora que Yeonjun investigaba un poco sobre él, en realidad descubrió que se trataba de un joven al cual todos los padres querían tener de hijo o yerno. Buena familia, buenos modales, una labia precisa, escala de valores totalmente certera y por lo que veía, sí tiene una gran capacidad para manejar un reino entero.
Entonces, el único gran defecto en el chico, es su falta de magia.
¿Cómo era posible que despotricaran a un chico que de verdad se estaba esforzando por suplir esa magia? Suspiró mientras leía los más antiguos informes respecto al nacimiento del en aquel entonces Príncipe de Busan.
"... Increíble a destacar, que después de tantos años desde el nacimiento del Príncipe Heredero, Choi Minhyuk. Finalmente la familia real le ha dado la bienvenida a un nuevo integrante, Choi Soobin, aquél pequeño que el mundo ha visto con grandes expectativas pero que han quedado en el aire al ver que, al igual que su madre, el infante en realidad no cuenta con un núcleo de magia".
"¿Será que por culpa de este pequeño, el final de una temporada de buenos monarcas está más cerca de lo que creemos?"
—El reino vecino es tan... —No quiso seguir, pero su queja era clara ¿cómo es que ese chico no demostraba tener el más mínimo odio a la gente? Ese artículo había sido publicado dos semanas después de que el príncipe naciera, de verdad lo estaban condenando a ser el peor de los reyes aún cuando sólo había nacido.
El rey que tiene gobernando a su país no es un santo de su devoción, Park Jimin es un alfa un tanto caprichoso y ha demostrado que le cuesta conectar muchas veces con su pueblo, pero puede afirmar que es un padre ejemplar. Siempre aguerrido a la idea de proteger a sus cachorros de la vida pública, y dejarlos disfrutar de manera tranquila su vida escolar y cada vez que iban creciendo, le iba alimentando la autoestima a la princesa Wonyoung, diciéndole que ella será una gran líder, guiándola y a diferencia suya, le ha ayudado a conseguir un equipo completo para que pueda conectar bien con el reino.
Si hasta un rey cómo Park Jimin pudo proteger a sus cachorros, ¿cómo el rey que era amado por todo el país y por otros países no fue capaz de proteger al más vulnerable de sus hijos?
Soobin es alguien que seguramente tiene demasiadas heridas, no sólo por el repudio de la gente, sino, que en su mente ha de estar el cuestionamiento tal de por qué no lo han protegido, también lo de su madre, y ahora lo de su padre. Es fuerte y el mayor de los hijos que tuvo el rey Minhyuk, pero, es el más vulnerable por todo lo que ha pasado y el poco apoyo que ha recibido.
Cerró la página donde encontró el reportaje y entonces se fijó en la hora.
Ya era tarde, y su padre no había llegado aún. Frunció el ceño ante ese detalle y se levantó, yendo hacia la cocina de su hogar, donde se encontraba su madre terminando con la cena.
Se preguntó por qué su padre se tardaría tanto en volver y suspiró al no creer que hubiera una respuesta clara para eso, así que ayudó a su madre con lo que faltaba y ya después el tiempo se le fue en eso, tanto así que no vió a su padre ingresar a su hogar y besar a su madre con amor.
— ¿Qué pasó, Jun? —la voz de Hoseok llamó la atención del omega, quien miró a su padre — ¿No vas a saludar a tu padre?
Yeonjun sonrió y se acercó para abrazar a su padre.
Hace mucho el omega dejó el hogar, ahora compartiendo piso con Changbin y Jisung, ambos siendo amigos desde que ingresaron a la universidad. Pero, aún así, el chico visita constantemente a sus padres e incluso hay veces en las que se queda a dormir unas noches con ellos.
De hecho, él estaba ahí en esos momentos para ese tipo de visita. Tras haberlo pensado un poco, se sentía bastante abrumado ante la idea de que un día a otro también podría perder a sus seres queridos, en especial a su padre, quien lo ha estado cuidando y aconsejando, incluso si no estaban cerca o su padre estaba enojado con él.
Es posible decir que el Príncipe y el Rey tuvieron una relación bastante turbulenta, pero verlo tan destrozado al bajar de ese avión, también hacía ver que el nuevo monarca de verdad pudo sentir cariño por su padre, a pesar de que le falló en lo más importante.
— ¿Por qué tardaste tanto? Empecé a preocuparme —comentó la madre de Yeonjun, haciendo que el alfa sonriera.
—Traigo noticias increíbles.
Yeonjun sirvió la cena, mientras escuchaba a su padre hablar de lo que ocurrió a último momento.
El rey Jimin no era santo de su devoción. Pero ahora, a su opinión, es un lunático.
—No deberían hacer ese viaje. Al menos no con las intenciones que tienen
— ¿Por qué no? Es una buena idea hablarlo desde ya con el chico ese.
— ¡Es un funeral, el funeral de su padre!
—Yeonjun tiene razón, puede ser considerado una falta de respeto y podrían tensar más las cosas.
—Tonterías ¡No saben nada de las relaciones entre naciones!
—Pareciera que ustedes dos no lo supieran ¡¿Cómo puede ser una buena idea ir al funeral de un rey para molestar a su hijo con una idiotez que perfectamente se puede ver en un mejor momento?! Parecen mafiosos cobrando las deudas a las esposas.
—Pues mejor, así le toma más importancia ¿no?
—Así va a firmar una declaración de guerra.
Hoseok frunció el ceño, a punto de regañar a su hijo para que se dejara de decir tonterías, entonces las feromonas de la mujer comenzaron a florecer, una estrategia bastante efectiva para calmar las aguas entre lo que es el choque de opiniones de Yeonjun y Hoseok.
El alfa suspiró, y luego retomó su postura.
—Escucha, es un tratado que se ha postergado demasiado tiempo y ya no puede darse esa situación. Si él quiere iniciar su reinado con una guerra pues que así sea, nosotros sólo haremos nuestro trabajo yendo a consultar por ello ya que también será una aparición pública.
—Lo sé, pero estamos hablando de que se murió una persona y ustedes están yendo a molestar a su hijo en el día de su funeral.
—Estamos yendo a consultar a un rey sobre un tratado.
Yeonjun bufó.
—No te gustaría que me digan cosas indebidas e insistan en tomarles importancia en un momento tan delicado como tu funeral.
—Y eso no pasará, prefiero que mi núcleo se corrompa antes que endeudarme o dejar asuntos sin resolver.
—No puedes asegurar que vas a vivir sin deudas o con asuntos incompletos, ya ves, ese rey murió de un momento a otro y seguramente también quería dejar a su hijo pasar por ese proceso en más calma —concedió su hijo. Y eso no le estaba gustando al alfa.
— ¿Sabes qué? Vendrás con nosotros, para que veas el verdadero trabajo que hay por detrás de todas estas cosas.
Miraba la puerta que yacía delante de él, si la atravesaba vería a su padre, pero, estaba paralizado. No sabía si sería capaz de afrontar lo que implicaba entrar para despedirse de su amado padre y con lo que significa salir de ese cuarto, teniendo que llevar la mirada en alto y dirigirse a las afueras del palacio para dar ese discurso que sabe muy bien, que mal ejecutado, podría condenarlo.
—No es necesario que entres, es entendible si esto te afecta demasiado y...
Soobin alzó una mano y miró en silencio a Namjoon, negando con la cabeza.
—Debo despedirme de mi padre, estaré bien —contestó mientras se volteaba nuevamente a la puerta y posó su mano sobre la manilla, tomó aire intentando mentalizarse ante lo que se le venía encima, entrando una vez sintiera la fuerza y voluntad para soportarlo.
Se le venía una gran carga encima, pero si nació para eso, entonces no va a fallarle a su naturaleza.
Una vez se atraviesa la puerta, la habitación se diferencia de inmediato del palacio entero, mientras las murallas doradas se encuentran decoradas con tallados artesanales de ébano, la habitación te recibe con un calmante blanco y mármol acompañando a los detalles dorados de las murallas y techo. Es pequeña, puesto que sólo fue hecha en tiempos de guerra para que un rey se despidiera de su esposa recién fallecida.
Soobin cerró la puerta detrás de él y se acercó a la cama en la que su padre yacía recostado como si sólo estuviera durmiendo. Vió de más cerca al hombre vestido con su traje formal, aquél con el cual había sido coronado y sin falta le acompañó en cada suceso ceremonial desde en aquél entonces.
Sólo ahí pudo ser capaz de entender que su amado padre se había ido, que no pudieron despedirse de forma apropiada y que todos los momentos que compartieron, todas las risas que compartieron, se fueron con su él y no podrán darse nunca más.
Su labio inferior comenzó a temblar, el día que tanto temor tenía por el dolor que causaría llegó, y sólo podía admirar.
Tomó la mano del fallecido alfa, notando en primer lugar que estaba muy fría, entonces se arrodilló y con su otra mano acarició la mejilla de su padre, su rostro inerte y sus ojos cerrados, no había sonrisas ni saludos, sólo silencio.
Entonces cayó la primera lágrima.
Su pecho dolía, puesto que mientras hundía su cabeza en el pecho de su padre el llanto que brotaba desde lo más profundo de su acongojado corazón se iba haciendo cada vez más grande y fuerte, dejando florecer un amargo aroma proveniente de las feromonas que el chico estaba dejando salir por primera vez.
Desde el anuncio, no pudo soltar una sola lágrima, no podía asumirlo ni entender qué estaba pasando.
No sabía cuánto tiempo estaba así, no le gustaba.
Tal vez no estaba siendo lo suficientemente fuerte como un alfa debería, pero no le importaba en esos momentos, no cuando su pecho se sacudía con fuerza al llorar de una manera desconsolada. Había una gran necesidad de, aunque sea, sacarse una pequeña parte de ese dolor que lo estaba atormentando.
Aquella habitación, como tal está diseñada sólo para que una persona pueda entrar, solamente se trata de un pequeño espacio para poder compartir el último momento entre ellos dos. Es por ello, que no esperaba un tercer ser en la habitación.
Unos diminutos y apenas perceptibles golpes en su cabeza se hicieron notar, y cuando levantó su confundida y triste mirada, se encontró con una curiosa ardilla. Esta ardilla era muy distinta del resto, ya que en lugar de tener un pelaje común en realidad parecía ser más una llama espiritual, dorada como la magia de su padre.
— ¿Heota?
Lo conocía, aquél tipo de animales son del tipo mágicos, sólo la familia real puede acceder a estos animales por ser considerados especies ocultas y por el tipo místico, estos son inmortales. Son apadrinados y estos se tiñen del color de la magia que su dueño tiene.
Heota es el animal mágico de su madre, aquella ardilla la vió rondando cerca de su padre desde que tenía memoria. Ha sido el gran compañero de su padre desde el bautizo.
Incluso en la muerte, Heota seguía acompañando a su padre.
Secó sus lágrimas y la ardilla se le acercó más, al menos hasta que un gato con un pelaje blanco y ojos de ambos colores se hizo notar en un maullido que llamó a Heota, el cual lo miró y entonces se abrió paso para llegar al lado del felino.
Soobin vió cómo el felino caminaba hasta una determinada esquina del cuarto, desapareciendo de la vista pero aún escuchándolo al maullar para llamar a la ardilla, la cual rápidamente le siguió el paso, desapareciendo los dos.
Se levantó para acercarse y tratar de descubrir hacia dónde se dirigían, acercándose hacia la esquina para perseguir el rastro de los animales, pero entonces la puerta se abrió, dejando ver a Namjoon.
—Siento interrumpir, Soobin. Pero ya es hora, debes dar el discurso —eso fue lo que anunció y entonces, Soobin suspiró.
—Entiendo, ya voy —contestó, dándose cuenta recién que su voz estaba quebrada, tomó aire nuevamente y se acercó al umbral, miró por última vez a su fallecido padre y entonces se volvió a acercar a él, esta vez dejando un delicado beso en la frente de su padre –Adiós, Papá.
Volvió a la salida y en cuanto comenzó el camino, a su lado y dos pasos detrás estaba Namjoon, ambos encaminandose hacía las afueras del palacio.
Mientras caminaba revisaba su discurso, con cada paso más nervioso y con menos confianza sobre lo que será su primera aparición luego de tanto tiempo.
Sin la compañía de nadie, tendrá que dar un discurso para anunciar de forma oficial la muerte del Rey.
Tomó aire cuando llegaron a las puertas del palacio, dando la chance de que sus nervios se disipen en cierta manera, entonces las abrieron y comenzó la pesadilla.
Fue un desastre.
Era un discurso bien armado, a pesar del dolor. Pero, ¿de qué sirvió eso si nadie quiso escuchar?
Todos comenzaron a abuchearlo en cuanto lo vieron salir, quiso ignorarlo, eran tan fuertes los gritos que de forma rápida tuvieron que brindarle un micrófono más potente del que ya tenía. Y como eso no fue suficiente para deshacerse de él, comenzaron a lanzar amenazas en su contra, insinuando que lo flagelarían si hacía esto de nuevo y no se retiraba en esos momentos.
Querían echarlo a toda costa.
Miró a Namjoon con preocupación, no era una reacción que fuera favorable, muy al contrario, puede significar el fin de la monarquía, y quién sabe de qué manera sería eso. Sin embargo, le indicaron que era mejor continuar.
Mala idea.
Los guardias no pudieron divisar a un hombre, el cual estaba harto de escuchar la voz de Soobin, y tal como si fuera un pensamiento intrusivo que no pudiera evitar, se coló entre la gente y se acercó a Soobin como si nada.
Apenas pudo levantar la mirada cuando sintió su presencia y entonces un puño estaba golpeando su rostro, tan fuerte que lo tumbó en el suelo.
Todos quedaron en shock cuando el hombre comenzó a propinarle más golpes mientras le gritaba que era un bueno para nada, que estaba condenado y que nunca, pero nunca, será un rey memorable en su historia.
Le quitaron a ese hombre de encima, y en lugar de seguir con el discurso, fue guiado hacia los interiores del palacio, donde rápidamente atendieron sus heridas.
No dijo ni una sola palabra desde que volvió a los interiores del palacio, estaba demasiado aturdido como para hablar, reaccionar o quejarse del dolor que le traía haber sido el saco de boxeo de un hombre común en la gente que ahora es de su nación.
—Soobin...
Alzó la mirada cuando Namjoon se refirió a él por su nombre, encontrándose con la expresión de preocupación en su rostro y también la culpa reflejando en los ojos oscuros producto del incidente recién ocurrido.
Menospreciar a Soobin es una opinión popular, publicar extractos de él viéndose caprichoso era el pan seguro para los medios de comunicación y por supuesto, los infaltables rumores de que es alguien promiscuo o incluso de ser un brujo de magia prohibida. A pesar de que es conocimiento universal de que no cuenta con un núcleo de magia.
Su padre siempre estuvo preocupado por estas opiniones y repudio tan marcado, pero en realidad no se esperaba que algo como un ataque fuera a ocurrir tan pronto como asumiera el trono.
Su pueblo lo odiaba, realmente estaban esperando por el momento preciso para hacerlo trizas.
Ser un buen alfa, un buen noble y un príncipe heredero ejemplar, por excelencia es el mantra que le han estado repitiendo en su cabeza desde que era un niño, pero...
¿De qué servía eso, si nadie hará nada por él?
Sus ojos estaban aguados, no era la manera en la que debían verlo, siempre, por sobre todas las cosas deberían verlo como un pilar de fuerza y eso implicaba no llorar.
—Soobin, yo...
—Llama al consejo —su voz, quebrada y ahogada hizo presencia, sorprendiendo a Namjoon —Debo hablar con ellos, ya.
Soobin sabía que de buenas a primeras no debía recurrir al Consejo Real, pero era la mejor opción en estos momentos.
—En estos momentos los autos donde se trasladan los hombres que conforman al Consejo Real están ingresando a los jardines del Palacio. Nadie sabe qué hay detrás de esta llamada que, según la situación, pueda ser de carácter urgente.
—Va a abdicar —habló Changbin, haciendo que Jisung quite su vista del televisor y se voltee confundido hacia el alfa.
— ¿Abdicar?
—Renunciará al trono.
—Lástima, duró muy poco.
Changbin alzó sus brazos, entonces Yeonjun abrió la puerta e ingresó con un suspiro.
— ¡Yeon! —el omega se volteó para ver a Changbin, quien le saludó.
—Te tengo una noticia de última hora que tal vez, te sea un buen reportaje.
—Si es de ese rey, puedes ir desechando esa noticia, todos la están cubriendo —contestó mientras caminaba con cansancio hasta la cocina y dejaba unas bolsas, ignorando el gesto de molestia en el alfa —Por cierto, mi madre cree que no estamos comiendo bien, así que preparó estofado y...
— ¡Oh, yo quiero estofado! —habló Jisung y se acercó a su roomate, haciendo que este sonría un poco y saque las cosas necesarias con su magia para servir el estofado —Por cierto, ¿cómo están tus padres?
— ¿Mmh? Mi mamá está bien, y mi papá está insoportable.
— ¿Y eso? —pregunta Changbin a lo lejos, entonces Yeonjun suspiró nuevamente.
—El Rey Jimin tiene la idea de ir al reino vecino para hablar sobre un tratado.
— ¿Y cuándo sería eso?
—En el funeral del Rey Minhyuk.
Jisung y Changbin guardaron silencio, sin saber bien qué decir al respecto.
—Exactamente, Xiaoting. Se rumorea ya que puede deberse a una discusión sobre los títulos de la Reina Jeongyeon, consorte del Rey Minhyuk.
—No me digas —murmuró Changbin y fue hacia la cocina —En realidad, no me refería totalmente al nuevo Rey —comentó mientras Yeonjun le daba una porción del estofado.
—Eso es nuevo.
—Podrías hacer un reportaje sobre la abdicación.
Los tres guardaron silencio después de eso, confundiendo a Yeonjun.
— ¿El chico quiere abdicar? —preguntó — ¿Tan rápido?
—Alguien del público lo atacó en pleno discurso. No se ha confirmado nada, pero el Consejo Real no se llama por nada.
El semblante de Yeonjun cambió a algo indescifrable para Jisung y Changbin, aquello producto de la noticia que tenía enfrente suyo. Su especialidad es llevar información certera, y ciertamente, no ha sido enviado a ese país por el mismo tema, el canal para el cual trabaja sabe eso, y en estos momentos, el premio está en la especulación.
—No creo que abdique.
— ¿Por qué no? —preguntó Jisung.
—Por lo que tengo entendido, si abdicara sería en favor de su hermano, ya que no es casado ni tiene hijos. Pero, el primer hermano que le sigue tiene apenas quince años. No creo que quiera dejarle una carga tan grande a un chico tan joven.
—Mm, tienes razón.
Yeonjun desvió la mirada a la televisión, aún con las dudas en su cabeza.
—Me sorprende que un país sea tan humillante con él sólo porque no tiene un núcleo de magia, y peor, que no les guardara rencor.
— ¿Debería guardarles rencor? —preguntó Changbin, confundido ante las palabras de Yeonjun.
— ¿Estás preguntando eso luego de que literalmente lo golpearon y lo amenazaron con que sería olvidado? Eres historiador, pero pareciera que no sabes reconocer lo temible que eso pueda ser para una monarquía.
Changbin guardó silencio, pensando un poco en las palabras de su roomate, el cual seguía con lo suyo mientras se escuchaba en la televisión las teorías que en el noticiero local estaban creando, recordando cada cierto tiempo a los televidentes que se trataba de la primera junta desde que falleció el rey Minhyuk.
—Tienes razón, la monarquía vecina podría tambalear por esto.
Por otra parte, Soobin caminaba de un lado a otro, preguntándose cómo será que el Consejo Real actúe frente a él.
El Consejo Real se trata de un conjunto de ministros escogidos por el pueblo y por gente que tiene la absoluta confianza del rey o algunos burgueses. Aquella reunión siempre se da entre el rey y el Consejo, donde discuten las situaciones en el reino, principalmente cuando se tratan de cosas urgentes, situaciones de catástrofe o incluso hacer cambios en la institución en la cual nació.
La reunión es más importante de lo que el mundo pueda creer, ya que se trataba de una situación bastante delicada, la cual sí o sí abarcaba tomar una decisión que podrían cambiar las cosas a corto o largo plazo.
Suspiró mientras veía a los ministros, burgueses y los pocos nobles pasar y él fue detrás de ellos, tratando de encontrar coraje para hablar de un par de temas que para nada serían tomadas a la ligera por el conjunto de señores.
Una vez llegaron a la puerta, los hombres entraron y Soobin se quedó fuera del cuarto, dudando por un momento de si entrar o no.
Podía despacharlos, indicarles que lo cual debían hablar no era tan importante como se ve y minimizar el problema, así como también podía entrar, hablar de aquél problema y, con mucha suerte, tener el visto bueno.
— ¿Por qué no entras?
Miró a Namjoon, quien había hecho la pregunta.
Suspiró y volvió su vista al Consejo, aún dudando de lo que hablarían y sí al menos, irán a apiadarse de él.
Sabe muy bien que la mayoría con unos mal hablados, poco antes de que se fuera del país, los ministros lo habían tachado de ser muy débil para ser un alfa, le recomendaron a su padre que mejor lo expulse de la línea de sucesión, que su presencia traería problemas y muchas cosas más. Su padre hace poco cambió a ciertas personas del consejo, lo cual él le llamaba el cambio de región, ya que cada persona en el consejo era representante de una región del país.
Pero aún con ese cambio, no estaba seguro de que al menos lo vean como su mandatario. Nadie lo hace.
—No estoy tan seguro de hacerlo —musitó.
Namjoon guardó silencio por unos segundos, viendo la preocupación plantada en el rostro de Soobin, luego pensó un poco su palabras, entonces, ya con un discurso en mente fue que decidió volver a dirigirse al alfa menor.
—Soobin, con todo el respeto. Eres el rey, y como tal, debes imponerte.
Agachó la mirada, y sonrió ante las palabras de su ahora secretario.
—Lo sé.
Inspiró hondo y entonces dirigió su mirada al interior del cuarto, donde el Consejo estaba esperando por él e ingresó.
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