Fic para la Kyman Week 2024

Día 2-Ciencia ficción/Fantasía

Originalmente iba a hacer un fic con el prompt de Ciencia Ficción... pero las cosas no siempre salen como uno quiere banda, así que me quedé con el de Fantasía... aunque sutil les prometo que está ahí.

Advertencia: No beteado (aún)

Arte de la portada de pepper315 (Tumbex)

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Majestad

—Su Majestad —uno de los guardias entra a la sala del trono llevando consigo, casi a rastras, a un hombre que bufa y forcejea con las ataduras que lo retienen, sólo logrando con esto lacerar sus muñecas—, hemos atrapado un intruso intentando colarse al palacio.

Cuando llegan al pie de las escalinatas que llevan al trono, el guardia obliga al hombre a arrodillarse, soltando su brazo para poder sostener su cabeza y forzarlo a agacharla en reverencia. Desde lo alto el Rey los observa, con las piernas cruzadas y una expresión aburrida en el rostro.

—¿Oh? —pregunta alzando una ceja, —¿estableció sus intenciones?

—Sospecho que sus intenciones eran... —el guardia duda un segundo, carraspeando suavemente—, asesinarlo, Mi Señor.

Los miembros de la Corte Real, presentes en ese momento, jadean por la acusación, rápidamente llenando el salón de murmullos cuyo contenido no queda muy claro para el Rey, pero queda claro que la idea de que alguien pudiera atentar contra la vida de su soberano no les sienta bien en lo absoluto. Los murmullos se acallan cuando el Rey se pone en pie, bajando las escaleras con parsimonia hasta detenerse frente al intruso-probable-asesino-a-sueldo.

Hace un gesto para apartar el guardia y reemplaza su lugar sosteniendo la cabeza del hombre. Envuelve sus dedos en su cabello, los rizos rojizos enredándose en sus dedos y rebotando ligeramente cuando hala hacia atrás para forzar que alce la mirada, encontrándose con una expresión desafiante en sus ojos. Lo observa con atención, deteniéndose momentáneamente en el moretón que empieza a formarse en su mejilla derecha, oscureciendo las pecas esparcidas en esta, y la sangre que brota de un pequeño corte en su labio inferior y luego sus orejas, semi alargadas y puntiagudas.

—Es un Jersiano, señor —informa uno de los consejeros.

La declaración provoca una nueva oleada de murmullos entre los presentes. Los Jersianos, hasta dónde muchos sabían, eran una colonia de parias, descendientes de un grupo de humanos que le dieron la espalda a sus pueblos para unirse a criaturas del bosque, produciendo una estirpe de mestizos propensos al caos y la destrucción. Rumores sugerían que se habían extinto, mientras que otros decían que la nueva línea eran excelentes espías y mercenarios.

Lo suficientemente humanos para infiltrarse en cualquier reino, no tanto como para regirse de la moralidad a la que sus ancestros renunciaron.

—¿Cuáles son tus intenciones en mi reino, Jersiano? —cuestiona el Rey, ignorando los murmullos, pero lo único que recibe por respuesta es un escupitajo con tal tino que la saliva impacta contra su mejilla haciéndolo retroceder un poco.

—No tengo porque darte respuestas, Usurpador —dice con un bajo gruñido, intentando nuevamente liberarse.

Usurpador, piensa el rey limpiando su mejilla. Ha sido llamado así en más de una ocasión, generalmente por personas pertenecientes a la autoproclamada Resistencia; un grupo de ''rebeldes'', conformados mayormente por ex nobles, insatisfechos con la forma en que ha mejorado el reino. Usurpador, por la razón más estúpida que puede existir. ¿Qué culpa tiene él de que su hermano mayor fuera no apto para recibir el trono?

—Cuándo te dirijas a mí, me llamaras Su Majestad —dice con calma apretando su mano con más fuerza, arrancándole otro gruñido.

—Usted no es mi rey, Su Majestad —rebate enderezándose tanto como puede sin levantarse, aliviando así el dolor por el fuerte agarre en su cabello—. Y mis intenciones son seguir las órdenes del que pueda echar más oro en mi bolsa.

El Rey no tenía muchos enemigos, al menos no muchos que no hayan sido eliminados ya o, en su defecto, con los suficientes cojones como para pagarle a una raza impredecible y salvaje para acabar con su vida. Por otro lado, si realmente había sido enviado por la Resistencia, sólo podía significar que se estaban empezando a desesperar. Sus intentos de comprar a su guardia o manipular a sus súbditos para revelarse habían sido infructuosos. Muchos podrían llamarlo cruel, pero nadie podía negar que sus métodos habían mostrado ser los mejores para su pueblo.

Especialmente su magia.

—Eres gracioso, ¿te interesaría reemplazar al bufón de la corte? —pregunta, una pequeña sonrisa sardónica extendiéndose por su rostro—. Podría perdonarte la vida simplemente por tus ocurrencias.

—Más razones para llevar a cabo mis ordenes —bufa rodando los ojos.

La acción le arranca una carcajada al Rey, cosa que sobresalta a los presentes y los confunde. ¿Por qué su soberano perdía el tiempo hablando con el Jersiano? ¿por qué no ordenaba su ejecución en el acto? ¿Acaso pensaba realmente convertirlo en el bufón de la Corte o esclavizarlo de otra forma? ¿O pensaba que podría darle información de quién le haya pagado?

Al final, nadie se atreve a externar sus dudas. El tiempo había demostrado que su Rey no tomaba decisiones de manera precipitada, aunque al principio pareciera que sí lo fueran, por lo tanto, lo que sea que decida para el destino del Jersiano sería, al final del día, la decisión correcta.

—Déjennos solos —ordena el Rey alzando la vista hacia el guardia que trajo al intruso para luego mirar alrededor—. Todos.

—Pero Su Majestad... —protesta el guardia, preocupado por el bienestar del soberano.

—Ahora.

Inmediatamente los presentes se apresuran para abandonar el salón, haciendo una corta reverencia al pasar a su lado y la última persona en salir cierra las puertas tras de sí sumiendo el lugar en silencio. El Rey espera unos segundos, hasta que el eco de los pasos se disipa, antes de soltar el cabello del hombre a sus pies e inmediatamente ayudarlo a ponerse en pie.

—Debías ir directo a mis aposentos, no rondar por el palacio —murmura entre dientes soltando rápidamente las ataduras antes de envolver sus dedos en sus muñecas con suavidad, alzándolas para analizar el daño.

—¿Y qué te hace pensar que no fue así, Eric? —el hombre alza una ceja, divertido, dejándose hacer.

—Ja ja, muy gracioso Khal —el Rey, Eric, rueda los ojos utilizando un poco de magia para aliviar las laceraciones en su piel. Una vez satisfecho, suelta sus muñecas para poder tomar una de sus manos y lleva la otra a su rostro.

—Cuidado ahí, Eric, podría pensar que estás preocupado por mi bienestar —bromea el pelirrojo apoyando su frente en la del contrario, dejando un pequeño apretón en su mano.

—Y yo podría empezar a pensar que realmente estás tratando de matarme —rebate regalándole una pequeña sonrisa.

Inevitablemente ambos dejan escapar una pequeña risita que muere rápidamente, dejando tras de sí una sonrisa pícara en el rostro de ambos. Permanecen en silencio por un momento, disfrutando de la calma que les brinda estar a solas con el otro. Eric respira hondo, acercándose un poco más para poder frotar su nariz a la del contrario antes de apartarse. Con sumo cuidado acaricia su mejilla lastimada, más magia brotando de sus dedos para borrar el feo moretón y, al terminar, desliza sus dedos por el borde de su rostro hasta detenerse en sus labios, su pulgar rozando ligeramente la herida en el inferior obteniendo una mueca de dolor en respuesta.

—Espero me digas cuál de los guardias es responsable de esto, Kyle —comenta Eric con un tono ligero, sólo el brillo sádico en sus ojos traiciona la calma en su voz—, no puedo permitirles tratar a mi favorito de esta forma.

Kyle rueda los ojos por el comentario. Normalmente se negaría a delatar a nadie, pero su buena voluntad se había agotado cuando dicho guardia decidió que un puñetazo para reducirlo no era suficiente, aún cuándo voluntariamente se dejó atrapar; es una lástima... para el guardia, piensa sonriendo ligeramente.

—Por supuesto, pero luego. Tenemos una conversación pendiente —dice apartándose finalmente.

—Ah, sí, los maravillosos planes de como los pobres ex nobles de la rebelión piensan hacerme caer —responde sarcásticamente guiando a Kyle hacia una puerta secreta que llevaba directamente a sus aposentos a través de un pasillo oculto; puerta a la que sólo podía acceder él, gracias a su magia, y el mismo Kyle por el amuleto que le regaló para esos fines.

La Resistencia había hecho bien en contratar a un Jersiano para hacer su trabajo sucio. Aunque pocos, si alguien con intenciones nefarias, pero sin el deseo de gastar una fortuna para obtener su cometido, se encontraba con uno dispuesto a hacer ese tipo de trabajos, era alguien lo suficientemente competente como para realizarlo. Y Kyle, aunque Eric no lo diga en voz alta, es el mejor entre los suyos. Lástima, para la Resistencia, que era también su amado y así como los Jersianos son salvajes e impredecibles, también son increíblemente tercos y leales.

—Por cierto —Kyle rompe el silencio cuando están por llegar al final del corredor secreto, mirándolo con una ceja alzada, —¿Su Majestad?

—¡No podía dejar que me insultaras frente a mi Corte! —protesta alzando su mano libre, la otra apretándose un poco más contra la contraria—. Ante ellos me debes respeto, Khal.

—El respeto se gana, culón —responde chocando sus hombros.

—Primero, sigo siendo un rey, así que debes hacerlo —lo señala picando su mejilla—. Segundo, deja de llamarme culón, mis huesos son más densos por la magia.

—Lo que digas, culón.

Ante la respuesta explosiva del Rey, el pelirrojo no puede hacer nada más que reír, soltando su mano para evadir el hechizo dirigido a su persona por su ''insolencia''.

Es, definitivamente, una verdadera lástima para la Resistencia que su última esperanza no pensaba traicionar sus lealtades ni por todo el oro del mundo.

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Me disculpo si parece no tener mucho sentido, pero si me ponía a darle el más contexto iba a hacerme una bola igual que con la idea que tenía para el prompt de Ciencia Ficción.