Un fundamentalista religioso publicó en su cuenta de Facebook que su único hijo estaba muy enfermo y que rezaba mucho por su recuperación.

«No confío en los médicos. Sé que el Señor lo salvará», escribió.

Todos los comentarios decían lo mismo: Amén.

Unos días más tarde, su única esperanza era que el niño hubiese llegado con su dios.

Creo que de todos los cuentos de Majamama, este es el más duro. Odio el fanatismo religioso y soy muy crítico de las religiones en general. Para mí, la creencia en un ser superior es una cosa y la religión como organización es otra distinta, y esto último es lo que ataco.

Arriba, la canción que inspiró esto.