Capítulo extra 2: La serpiente.
Varios cuerpos en el suelo y la sangre contaban una cruel historia a un lado del camino, los soldados limpiaban sus espadas y vigilaban a unas personas golpeadas. Un caballo se acercaba a gran velocidad, cuando se detuvo una mujer se bajó de esté, su armadura mostraba ser de un rango más alto que el resto de soldados los cuales se pusieron firmes ante la recién llegada; a pesar de haber viajado tanto tiempo a caballo, tenía una apariencia descansada y fresca, la fama de los generales le precedía. Se acercó al soldado de más alto rango el cual usaba una armadura de acero con los colores del imperio, en cambio ella usaba una armadura de un metal brillante con una y ornamentos de oro a excepción de unos símbolos en rojo y azul entrelazándose como serpientes.
El soldado hizo una suave reverencia y antes de que pudiera decir nada la mujer le observo con rudeza, este quedo en silencio, los ojos de ella pasaron a los soldados que limpiaban sus espadas, a los cuerpos sin vida y a los cautivos.
-Soldado... -La voz de la mujer era fría y autoritaria, su rostro mostraba una mueca seria y sus ojos se clavaban en el soldado haciendo que este temblara levemente. -¿Por que hay magos muertos y hay supervivientes?
-G...general, ellos nos atacaron, si no fuese por las armaduras anti-magia nos hubiesen masacrado. -La voz del soldado empezó débil pero iba tomando fuerza mientras la mirada de la mujer iba hacia los cuerpos y los supervivientes. -Los otros se rindieron así que los mantuvimos aquí, algunos se resistieron un poco...
-Mmm... -La mujer se acercó a las personas en el suelo, el soldado suspiro sin verle y sin previo aviso la mujer le hizo un suave rasguño en el rostro con la punta de la lanza. -Creo que siempre fui clara... nunca dejen supervivientes.
-¡General! -El soldado tapo su rostro jadeando con fuerza mientras sus venas empezaban a tintarse de negro. -Pensábamos que tal vez... tendrían información... denme el antídoto... -Veía al resto de soldados pero estos mantenían distancia prudencial, en sus ojos se veía lastima y pánico mientras observaban la escena.
-Te daré el antídoto... si terminas tu trabajo con tus propias manos... -La mujer señalo con la lanza a los rehenes de los soldados, estos empezaban a moverse leve tratando de apartarse con pánico.
El soldado jadeaba de dolor mientras que se acercaba a esas personas, sus ojos estaban encolerizados y lagrimeando, el veneno se extendía lentamente así que debía hacerlo rápido. Mientras esto ocurría la mujer simplemente observaba la escena y una sonrisa oscura y repulsiva se dibujaba en sus labios.
El soldado tenía su armadura empapada en sangre, sus brazos ya no le respondían y el veneno estaba empezando la segunda fase, el colapsar sus órganos. Intentaba levantarse pero sus rodillas estaban contra el suelo, órganos y rostros desesperados habitaban frente de él.
-Buen trabajo. -Escucho la voz de la general por encima de él, movió su cabeza hacia atrás para poder verla, lo que encontró fue una mirada cínica y una sonrisa burlesca. -Ten, la cura... -Lo siguiente que sintió fue el filo de la lanza atravesándole el centro del pecho, la sangre empezaba a borbotear en su pecho, el frio lo fue envolviendo mientras su cuerpo caía de manera pesada y ella sacaba la lanza.
El resto de soldados sudaban frio, luego de observar una masacre tan repulsiva y ver como su superior hacia una carnicería de manera tan desesperada...
-¿Quién era el segundo al mando? -La mujer les veía aun con la mueca en el rostro, antes de que ninguno pudiese responder llego un hombre de equipos especiales, se notaba bastante malogrado y herido.
-General... reporte... -Su voz sonaba exhausta. -El sospechoso huyo... soy el único superviviente, el jefe del escuadrón me ordenó informarle pero... el bosque se volvió contra nosotros...
-Entiendo... -Vio a los soldados y el segundo al mando estaba ya al frente de estos. -Felicitaciones, haz subido; ahora prepárense, si ese mago llega a la frontera lo perderemos... -Los soldados se pusieron firmes y se apresuraron a tomar sus cosas y mostrar respetos al cuerpo de su anterior jefe. - ¿Alguna notica más...? -Los ojos de la general estaban clavados en el hombre a sus pies.
-No mi señora... -El hombre se incorporó lento con la mirada baja.
-Entiendo, vámonos antes de que se alejen más, tendrás tu propio escuadrón a partir de ahora... -Una sonrisa oscura se dibujó en su rostro. -Usa mi caballo y apresúrate a preparar todo, si no están listos no podre controlar mi sed de sangre... -La mirada de la mujer se clavó en los ojos del hombre el cual se apresuró, y luego de muchos metros empezaba a desaparecer esa aura asesina.
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