Capítulo 5: El lobo VS La serpiente.
Abel salía del bosque con ambos niños de la mano, veían de manera atenta el camino que se presentaba ante ellos. Él les revisó el rostro verificando que las marcas aún se cubrían; los cargó sonriendo levemente y empezó a caminar en dirección a la ciudad más cercana. Los niño estaban nerviosos el bosque, la escena con los elfos y el sentimiento de ser observados tenia a ambos alertas y nerviosos.
-Señor Abel... -Jade le jalo suavemente la camisa.- ¿Por que los elfos son así?
- Desconfían de todos los que no son de su raza... -Murmuró suave viendo de reojo el bosque. - Nos seguirán unos metros más, se percatan que no entremos de nuevo...
Se acercaron a una ciudad de tamaño medio, Voltrum, al entrar notaron presencia armada; según podía escuchar Abel al pasar cerca de unas mujeres que al parecer un grupo de magos del sur habían pasado cerca de la ciudad y la inquisición estaba revisando a los alrededores. Fue con paso apresurado y esquivando a los guardias manteniendo a los niños apegados a él; ellos se susurraban cosas que él no podía entender, puesto que, ambos hablaban en un infantil idioma que los gemelos acostumbran usar. Abel llegó con estos al establo que estaba cerca de la entrada, entró con ellos y les dejó sobre un caballo común de color negro; luego se acercó al dueño del establo el cual estaba arreglando unos fajos de heno.
-Él nos protegerá... -Murmuró Kyo viendo de reojo a Jade, quien veía con ligero nerviosismo hacia la entrada entre abierta del establo por la cual se colaban sombras de quienes pasaban.
-Lo sé, es solo que... -Detuvo sus palabras al escucharse las armaduras de los soldados que pasaban, giraron con nerviosismo hacía la entrada y una vez pasado los soldados continúo en voz más baja. -... me da miedo... es todo.
-A mí igual, pero el señor Abel es muy fuerte; además recuerda que papá siempre dijo que era uno de sus mejores amigos... -Kyo abrazó con suavidad a su hermana calmándola un poco.
-Seguramente él te entrené para que seas muy fuerte... -Murmuró suave y con un poco de celos.
-¿Sabes qué? -Esté sonreía levemente soltándolo . -Le diré para que nos entrené a ambos.
-¿En serio? -Se emocionó y tapó la boca para no hacer ruido; Abel les vio de reojo mientras negociaba con el dueño del caballo, Kyo asintió bastante emocionado y sonriendo.
-¿Qué tanto planean...? -Abel se acercaba a ellos sonriéndoles levemente curioso.
-¡Nada! - se sobesaltaron sorprendidos y rieron un poco.
-Vamos pequeños... -Abel les sonreía levemente mientras tomaba al caballo de las amarras y salía del establo con ellos.
Caminamos lentamente por la ciudad, los niños observaban de manera curiosa a la gente y con algo de temor a los soldados. Al llegar a la plaza central logro divisar una posada y varias tiendas.
-Niños, iré a por un poco de información y más provisiones... -Les desordenó suavemente el cabello sonriendo de lado. -Nada de hablar con extraños, ¿Ok? -Ambos asintieron a la vez, él observo a los niños un momento y luego fue hacia la posada viendo de manera atenta a la gente.
-¿Cuanto crees que falte? -Murmuró Jade buscando con la mirada a Abel.
-Ni idea, papá decía que la ciudad estaba muy al norte... unos días más tal vez... -veía de manera curiosa a la gente.
-¿Qué hacen dos pequeños solos por aquí? -Una voz fria y dulce se acercaba a ellos, se asustaron y miraron donde provenía la voz; sus ojos se encontraron con la mirada fria de la general Coraline, ambos se mantuvieron en silencio levemente nerviosos. -¿Y vuestros padres? Es peligroso que dos pequeños esten solos en estos tiempos tan turbulentos... - Se acercó a ellos de manera amenazante clavando sus ojos en los de ellos.
-¿Ocurre algo? -La voz de Abel se acercaba lentamente.
-¡Papá! -Los niños gritaron a la vez viéndolo de manera suplicante y nerviosa.
-Nada, señor... -Ella le observo con cautela, él llevaba dos bolsos en una mano mientras se acercaba. -Simplemente tenga cuidado con sus niños, no querra que nada malo les pase... -Su voz sonaba fria y amenazante.
-No tiene que preocuparse señorita... -Sonrió de manera leve mientras que dejaba los bolsos a los lados de la silla de montar del caballo, Kyo y Jade le observaban con temor y él los calmó sonriéndoles.
-General Coraline, tenemos noticias... -Un soldado apareció apresuradamente.
-Tengan un buen... -Los ojos de la mujer se clavaron en los de Abel. -...y seguro viaje... -Se dio la vuelta y empezó a caminar con el soldado.
-¿Les hizo algo? -Abel se mostraba ligeramente preocupado mientras les abrazaba suavemente, ambos negaron apegandose fuerte a el. -Bien... bien... debemos irnos, pronto esta ciudad se llenara de más soldados y aún nos quedan bastantes días de viaje... -Se subió al caballo con cuidado y apego a los niños; condujo el caballo hasta la salida norte de la ciudad y emprendió viaje por uno de los caminos.
Dentro de la ciudad varios soldados se preparaban para movilizarse, la general Coraline preparaba su caballo cuando dos soldados se acercaban a ella.
-Señora, ¿Nos llamo? - Ellos vestían armaduras ligeras de malla metalica con telas y cuero por encima, capuchas y tapa boca de tela.
-Si, necesito que vayan por la salida sur, busquen a un hombre con dos niños pequeños y síganlos en silencio... -Su voz sonaba fria y autoritaria.
-¿Debemos esperar o buscar algo en específico?
-Solo síganlos, por ahora, si ven que el hombre es mago... -Les señalo cinco carcaj con flechas de plumas negras, uno de ellos tomo los carcaj y revisó las flechas. -Cuidado, tienen un potente veneno, supongo que sabrán que hacer... -Tomo una lanza y se subió al caballo con cuidado. -Espero sus reportes en tres días...
-¡Señora! - tomaron postura militar y esta se alejo con un batallon por la salida del oeste.
El sol empezaba a ocultarse y habían estado durante gran parte del día andando entre el camino y parte de un bosque, los niños estaban dormidos y sus estomagos gruñían de hambre; cuando los rayos de sol terminaron de ocultarse detuvo el caballo en un pequeño claro, se bajo de este cargando a los niños y los dejo contra un arbol rodeandoles con su capa. Le dio un par de manzanas al caballo y preparo una fogata, se notaban los mangos de sus dagas en varias correas que tenia en su cuerpo; al terminar la fogata tomó una pequeña cacerola que habia comprado en el pueblo y empezó a preparar una salsa con carne, el olor empezaba a rodear a los niños y estos se sorprendieron ligeramente babeando levemente.
-¿Que huele taaaaan... bien? -Kyo babeaba levemente adormilado siguiendo su olfato, al ver a Abel se sorprendió, puesto que, la luz de la luna iluminaba bien el claro y se podían notar la gran cantidad de dagas que tenía este.
-Estoy preparándoles algo bueno para que no pasen tanta hambre... -Abel sonreía con suavidad mientras cargaba con cuidado a Jade y a Kyo para luego sentarse frente a la fogata y dejando a cada uno en una pierna.
-Señor Abel... ¿Usted cree que algún dia seré una gran maga...? -La voz de Jade sonaba como un débil murmulló mientras se acurrucaba un poco en el pecho de él.
-No lo dudo, vuestro padre era un mago muy poderoso... -Les sonreía levemente mientras revisaba la salsa con carne. -Es más, conozco a una hermosa maga que puede entrenarte...
-Y... ¿Usted me entrenará a má? -Kyo saltaba levemente animado y sonriéndole.
-Claro, aunque tendrás que dar la talla... -Abel comenza reir suavemente y Kyo le veía ligeramente confundido sin dejar de sonreir animado, soltó un suave silbido y los lobos aparecieron de manera atenta para luego sentarse a los lados de él.
-¿Cómo se llaman? -Preguntó Jade curiosa viendo a ambos lobos, mientras Abel quitaba la cacerola del fuego y tomaba un trozo de pan.
-Ella es Elune y el Solis... -Señaló primero al lobo blanco y luego al negro. -Estan conmigo desde hace muchos años, siempre me han protegido.
-Genial... - Observaron con emoción a los lobo, Abel les daba pan con salsa y carne.
-Coman y descansen, tenemos que seguir moviéndonos, hemos perdido tiempo con esos inconvenientes. -Ambos niños le observaban curiosos mientras comían. -Si viajáramos por el camino tardaríamos menos de una semana, pero gracias a los problemas por esta inquisición tendremos que tomar otros caminos... -Un suave suspiro escapo de sus labios, ambos le miraban curiosos y con unas pocas manchas de salsa en el rostro. -Tardaremos al menos una semana y un par de días con suerte, a ese paso todas las ciudades en nuestro camino estaran bajo el control del impero; así que tendremos que aguantar con lo que tenemos...
-No parece tan malo. -La voz de Jade sonaba optimista y cálida mientras le ofrecia un poco de pan, este lo comio sonriendo de lado.
-Bueno, tenemos suficiente comida para aguantar, pero aún así debo protegerles y no podemos distraernos. -Kyo bostezó suavemente y camino hasta la capa para dormirse.
Rato después, Jade se quedó dormida sobre Abel, él lo cargo y dejo junto a su hermano, les arropó con los sobrantes de la capa y silbó a los lobos, estos se sentaron a los lados de los niños viendo alerta el bosque. Abel preparó un poco las provisiones para los días siguientes y apagó la fogata, poso su mirada en los niños un momento y suspiró; empezaba a encariñarse con ellos y eso a la larga seria problemático, se masajeó levemente la cien suspirando, se incorporó y vio la luna atentamente, sus ojos se perdían en recuerdos y tiempos más alegres. Un chasquido lo sacó de sus pensamientos lo cual provocó que tomará tres dagas por mano viendo hacia el este, los lobos se levantaron en silencio viendo hacia la misma dirección, él chasquido se repitió nuevamente de manera constante y un humanoide de cuernos de venado apareció entre los árboles, de la cintura para abajo piernas de alce y pesuñas, de la cintura para arriba un cuerpo normal, su rostro es el de un humano y unos cuernos negros. Esté se acercó lentamente a Abel, él cual guardó sus dagas suspirando, el mal llamado "satiro" hizo una suave reverencia e realizó una seña de silencio. Abel asintió levemente, el satiro señaló hacia cinco direcciones y luego disparo una flecha, Abel volvió a asentir y chasqueó los dedos suavemente, ambos lobos caminaron de manera silenciosa hacia dos de las direcciones; Abel hizo una suave reverencia y el satiro le entregó un trozo de cristal verde antes de convertirse en un venado e irse saltando con cuidado por el bosque, él observó momentáneamente el cristal.
El cristal era de aprendizaje, algunos magos los creaban para que los más novatos pudiesen aprender las nociones básicas de algunos hechizos, además que tambien servia como "prueba" para denotar el control de magia que podía usar la persona; al analizar cuidadosamente el cristal pudo notar que el hechizo que contenía era una cura basica, "¿Por qué los elfos mandarian algo así...?" medito momentáneamente mientras guardaba el cristal en un bolsillo de su chaleco. Tomó con cuidado a los niños y se subió al caballo, se colocó un anillo negro y blanco en su dedo anular y apreto el puño; casi a la par sus lobos atacaban a dos arqueros apostados cerca del campamento que el tenía, los desgarradores gritos de ayuda de estos se silencio casi de inmediato, pero fueron lo suficiente como para despertar a los niños, ambos veían a Abel muy nerviosos apegandose fuerte.
-Shhh... -Murmuró apegándoles y movió las riendas para hacer que el caballo avanzara. -Nos estaban siguiendo... duerman un poco... -asintieron nerviosos abrazándose y calmándose lentamente quedando dormidos.
Se acercaba a una salida del bosque, dos flechas pasaron silbando por el lado derecho de su cabeza, giro levemente la mirada y habian dos arqueros con manchas de sangre en sus ropas; Abel apreto el puño logrando salir del bosque y andando por el camino a gran velocidad sin notar el leve corte en su brazo. Los arqueros jadeaban levemente heridos y salieron del bosque.
-Creo... que el novato logro huir... -Uno de estos jadeaba tomandose el pecho y viendo hacia donde se fue Abel.
- Logramos escaparnos de esos lobos por los pelos... -El otro estaba más repuesto aunque su respiracion denotaba su cansancio.
-Si... si hubiese s... -Un ruido proveniente de entre los arboles hizo que ambos tensaran sus arcos en esa direccion, los ruidos eran suaves y habian movimiento entre los matorrales; un venado se asomo levemente y les observo de manera atenta, ambos bajaron sus arcos calmandose levemente.
Los lobos aparecieron tras estos y los atacaron de manera violenta acabando con ellos, el venado hizo una suave reverencia y giro su vista hacia un árbol que tenía una flecha clavada y unas gotas de la sangre de Abel; el árbol estaba degenerandose lentamente, el veneno era de efecto rapido, ambos lobos aullaron con fuerza y entraron en el bosque siguiendo el camino por este.
El camino se hizo más complicado para los tres que debían moverse constantemente, no tenían muchas provisiones y Abel estaba extrañamente débil; pasaron cuatro días luego de eso y por fin tuvieron un tiempo de descanso ocultándose en una cueva cercana a un rio, Jade y Kyo se encargaban de la fiebre de Abel, ninguno se habia percatado de la herida en el brazo de esté. "No fue la comida, no fue el agua... ninguna flecha me dio... ¿Qué está pasando?" pensaba este mientras jadeaba de dolor.
-Señor Abel... su fiebre no baja y hemos hecho todo lo que nos dijo... -La voz de jade tenía mucha preocupación mientras le secaba el sudor del rostro.
-¿No puede usar magia para curarse? Usted es muy fuerte, puede hacerlo todo... -Kyo también sonaba preocupado mojando un trozo de tela.
-Al parecer el veneno es de flores negras del sur... el efecto en mí es retardado, pero mata casi al instante... y no, el dolor seria muy grande y no aguantaría curarme completamente, eso nos retrasaría... -Su voz sonaba como un bajo murmulló débil, los niños se vieron mas preocupados y siguieron cuidandole hasta el anochecer, juntos lograron ayudar a Abel a hacer una fogata; este apenas pudo silbar y sus lobos aparecieron le lamieron y reconfortaron para luego posarse en la salida vigilando.
Poco después, se quedo dormido y los niños estaban sentados frente a él preocupados pensando.
-¿Y sí... intentamos usar magia? -Murmuró Kyo viendo a su hermana de reojo.
-Apenas logramos hacer una lucecita juntos... y el señor Abel dijo que es muy doloroso, que eso nos retrasaría... -La voz de ella sonaba como un murmulló suave y melancólico.
-Esto también nos está retrasando, ¿No? -Su voz sonaba molesta, se incorporó y se acercó a Abel, el cual murmuraba cosas inentendibles y se movia leve. -Creo que tiene pesadillas... -Se acercó un poco màs y noto un brillo leve en un bolsillo de el chaleco, metio la mano con mucho cuidado y saco el cristal verde que brillaba suave; lo observó de manera curiosa y luego se acercó a su hermana la cual se habia levantado para ver que habia encontrado.
-Papá nos contó de esto... -Jade tomó el cristal y lo observo mas de cerca. -¿Qué hechizo tendrá?
-No lo se, podemos intentar aprenderlo, puede ser útil... -Kyo trato de sonar confiado, pero se notaba un poco de inseguridad, colocaron el cristal en el suelo y se sentaron de lados opuestos con el cristal al frente y pusieron sus manos sobre esté.
Cerraron los ojos y respiraron a la par, solo se escuchaba el crepitar de las brazas en la fogata y los jadeos de Abel; lentamente del cristal el brillo empezó a incrementar, unos suaves retazos de luz verde rodearon lentamente los dedos de ambos y fueron subiendo por los brazos hasta el rostro. La informacion empezo a aparecer en la mente de ambos, lo cual los sorprendio y lleno de curiosidad; al apagarse el cristal abrieron los ojos y se sonrieron, se levantaron y revisaron lentamente el cuerpo de Abel buscando la herida por donde el veneno pudo entrar, Elune entró en la cueva mientras estos le revisaban las piernas, se acercó al brazo y movió la cabeza viendoles. Se sentaron y revisaron por encima de la ropa y consiguieron donde estaba rota la camisa, colocaron sus manos por encima y se vieron a los ojos; la mirada de Jade era insegura, le preocupaba arruinar las cosas, al contrario de su hermano que estaba emocionado por intentarlo y está emoción se le contagió un poco a ella relajándose, cerraron los ojos y poco a poco una intensa luz verde se concentró en el brazo de Abel.
Esté abrió los ojos observando como la herida que los niños encontraron, la cual estaba horriblemente infectada y negra, se curaba lentamente tomando un color normal y la herida cerrandose; sonreían concentrandose aún con los ojos cerrados y el simplemente no podía evitar sorprenderse, "¿Cómo demonios...? Estos niños... Max tenía razón, sus hijos son increibles... Pero la curación de el era horriblemente dolorosa, entonces, ¿Por qué sus hijos...? ¿Qué demonios ocurre...?".
A la mañana siguiente, los niños estaban sobre el caballo muy emocionados hablando sobre lo que habian logrado la noche anterior, Abel estaba terminando de guardar las cosas, revisó donde deberían estar la herida habia una pequeña cicatriz totalmente esperable; ambos niños habían superado las espectativas de él, pero debían retomar el tiempo perdido, las cosas empeorarían rapido, él lo sabía. Se subió al caballo junto a los niños y soltó un suave silbido haciendo que el caballo acelerara, los lobos corrían junto al caballo acelerando de a ratos para revisar el camino.
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