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Capitulo 11: Tumbas vacias, corazones rotos...

Más allá de la zona militar, en el área norte de la ciudad, un hermoso y cuidado cementerio se alzaba silencioso. Abel y Lyla entraron con paso lento mientras el sol se ocultaba lentamente entre las montañas, el cielo tenía una coloración rojiza.

-Este lugar ha cambiado... -El suave murmullo de el rompió el silencio entre ambos-
-Lo sé, Liam ha ayudado a crear las tumbas y mantener el lugar limpio, además de iluminado... -Mientras caminaban por los pasillos la oscuridad ganaba terreno, pero suaves luces envolvieron el lugar girando suavemente entre las tumbas y algunas personas que visitaban a sus caídos.

El observo el lugar atento y la observo, la mirada de ella se perdía entre las tumbas hacia una dirección conocida; le acaricio suavemente el hombro sacándola de su trance, ella le observo de reojo y se apegó a él.

Mientras se acercaban al centro del cementerio, se alzaba entre las luces el mausoleo central, adornado con hermosas y detalladas estatuas de héroes del pasado y del ahora.

-Duele... -El murmullo de ella sonaba más como un quejido doloroso, sus ojos lagrimeaban lentamente mientras observaba algunas de las estatuas; él le rodeo con su brazo y le apego suavemente mientras murmuraba.
-Lo sé, pero seguirán vivos mientras los recordemos... –La voz de el también tenía un suave dejo en su tono, y simplemente sus collares brillaron con suavidad mientras cerraban los ojos en este lugar de recuerdos perdidos.

Ella se separó suavemente luego de varios minutos y le beso la mejilla con suavidad, el sonrió de lado secándole una de sus lágrimas de manera cuidadosa mientras un suave pensamiento resonó en la mente de ella. [Deberíamos presentar nuestros respetos e ir a descansar...]

Ella asintió suavemente y camino junto con el tomándose de la mano, se detuvieron ante las puertas del mausoleo para tocar suavemente los pilares exteriores. Las luces en la estructura reaccionaron aumentando progresivamente la intensidad del brillo y las enredaderas invadieron las zonas libres entre las estatuas.

Flores de todos los colores fueron naciendo mientras ambos apretaban suavemente sus manos, las lágrimas no tardaron en aparecer progresivamente y el poder se fue filtrando lentamente a las zonas aledañas. Un hombre de apariencia cansada podía observar desde una edificación de rocas dentro del cementerio como flores nacían en todas las tumbas y las luces cambiaban lentamente de color.

Rápidamente siguió el poder y se detuvo al ver a ambas personas frente al mausoleo central. Ambas personas separaron suavemente sus manos y se giraron.

-Hace tiempo que no te veía... -La voz de Abel fue la primera en romper el silencio mientras el recién llegado se masajeaba el hombro.
-Si bueno, ambos siempre estamos muy ocupados... -El hombre observo luego a Lyla y le hizo un gesto respetuoso. –Jefa...
-Hola pequeño Liam, ¿Haz estado descansando? –La voz de ella estaba más recompuesta, aunque habían aun retazos de tristeza, Liam solo sonrió suavemente e hizo una tranquila reverencia ante ambos.
-Si señora, me alegra verlos nuevamente, juntos... -Antes de que Abel pudiese decir nada este se incorporó y levanto un dedo. –Pero, aunque tengan permiso para hacer estas ofrendas, deben ser cuidadosos... Las almas necesitan reposo... -Señalo el resto del cementerio.
-Ah, perdóname, yo... -Lyla estuvo a punto de responder pero un suave viento frio los envolvió a todos.
-Tranquila, ellos están agradecidos, por ahora... -Liam hablo con suavidad, Abel solo guardaba silencio de manera pensativa, ambos se observaron unos segundos y solo hubo un suave suspiro. –Jefe, yo...
-No hace falta, ya hablaremos de esas cosas luego... -Abel se estiro ligeramente mientras Lyla le acariciaba los dedos de manera distraída.
-Entiendo, bueno, les dejo, aún tengo trabajo... -El hombre sonrió de manera tranquila mientras se dejaba caer hacia atrás y se hundía en las alargadas sombras.

[¿Aun te molesta que no sea tu aprendiz?] La voz de Lyla resonó suavemente en su mente con el suave brillo del cristal, pero este le negó con suavidad.

-Lo primordial de un soldado es estar donde debe estar... y este es su lugar... -Le acaricio lentamente los dedos mientras caminaban tranquilamente fuera del recinto, seguidos de un suave viento gélido.

Al llegar a la salida notaron que hasta ese punto su poder se había extendido, Abel suspiro suavemente de cansancio a lo que Lyla le observo con preocupación pero este le tranquilizo con un gesto.

-Solo estoy cansado, es todo... -Ambos fueron caminando lentamente a la zona residencial donde algunos volvían a casa y otros se movilizaban a la zona comercial. –Supongo que debo dormir un poco...
-Sí, sería lo mejor... -El murmullo de ella fue suave y tranquilo mientras le observaba de reojo. – ¿Te acompaño a casa?

El negó suavemente mientras llegaban frente al edificio donde ella vive, un suave abrazo entre ambos y una lenta caricia en la espalda fue la despedida para ambos, al separarse ella entro en el edificio y el camino lentamente hasta un edificio de varios pisos, este tenía una apariencia más de ciudad humana, en algunas ventanas habían pequeñas plantas y poco más.

Al entrar en el edificio algunas personas pasaron junto a él viéndole de reojo pero este les ignoro. Subió las escaleras tranquilamente y toco suavemente una puerta metálica de apariencia pesada, esta se abrió como si no pasara nada, una suave nube de polvo se veía dentro.

Entro tapándose levemente la nariz y cerro tras de sí, su hogar era un poco más pequeño y menos adornado que el de Lyla, pero no tenía nada que envidiarle. Abrió las ventanas tranquilamente dejando que el aire estancado se filtrara por estas, luego se dejó caer en su sofá para quedarse dormido de a poco, dejándose ganar por el cansancio en su cuerpo.

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