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Prólogo

No...

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Yo no moriré! No importa que mi cuerpo sea destruido por completo!

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Mis deseos de pelear me levantarán, porque son muy grandes!

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Y después de eso...

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Los derrotaré pase lo que pase!!!!

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En el escritorio de Enma Daio, éste ser de gran tamaño, piel roja y cuernos, similar a un demonio, veía con lástima el alma más pura y noble que jamás vio en su existencia como juez del Otro Mundo.

El alma era perteneciente al hijo de otra alma igual de pura, y ambas personas murieron antes de tiempo y por causas externas e injustas.

Frente a Enma se encontraba el alma del guerrero Son Gohan, hijo de Son Goku, quien habría dado su vida hace unos instantes protegiendo a los habitantes de su planeta, enfrentando a los temibles Androides número 17 y 18, quienes acabaron con la mayor parte de las personas de la Tierra por pura diversión.

Gohan combatió con gran valentía y habilidad, pero ni eso fue suficiente para detener a esos androides asesinos, dejando así a Trunks Brief como el último de los guerreros capaces de proteger el planeta.

Enma estaba a punto de mandarlo al Paraíso, pero una nueva presencia lo llamó, deteniendo su acto.

- Ha pasado tiempo, Enma-san. - fue la voz calmada y refinada que sonó.

Se trataba de un pequeño hombre de piel azul, cabello blanco, llevaba una aureola horizontal por detrás de su cabeza, y estaba vestido con un traje completamente azul con hombreras, un cinturón rojo con hebilla dorada, y con un triángulo invertido de color naranja en el pecho.

- D-Daishinkan-sama! - exclamó Enma al reconocer al recién llegado. - Qué lo trae por aquí?

- Vine por ésta joven alma. - respondió el ángel más poderoso de todos, mientras miraba el alma de Son Gohan flotar inerte.

- Por qué esta interesado en el alma de éste joven? - preguntó el gigante con curiosidad.

- Tengo órdenes de Zeno-sama. - Daishinkan hizo mención al Rey del Todo. - Parece que le encantó la manera de combatir de éste joven, y quiso que le diéramos otra oportunidad para vivir y así poder entretenerse más.

- Y-Ya veo...- Enma comprendió de que se trataba de una orden del más alto rango, por lo que no pudo refutar nada. - Entonces, permítame regresarle su cuerpo.

Enma alzó su martillo de madera y golpeó la base de madera de su mesa, y al sonar el golpe, el alma de Son Gohan empezó a brillar intensamente bajo la mirada de todos, mientras que Daishinkan sonreía viendo ésto.

Al poco tiempo, la luz cesó, dejando ver en lugar de esa alma flotante a un joven alto y musculoso, de cabello negro algo corto, en su rostro se notaba una cicatriz que cruzaba su ojo izquierdo. Vestía un traje de combate marcial de interior azul y exterior naranja, una cinta azul, pantalones naranjas y botas y muñequeras azules, portaba su respectiva aureola de fallecido en la cabeza.

- Qué?...Dónde estoy? - se preguntó el joven mirando a todos lados.

- Son Gohan, te encuentras en el otro mundo. - fueron las palabras de Enma. - hace poco acabas de perder tu vida.

- Así que no lo logré eh?...- musitó con lástima.

- Son Gohan, te devolvieron tu cuerpo por una razón. - Daishinkan llamó la atención de Gohan. - Permíteme presentarme, soy Daishinkan, podrías decir que soy el líder de los ángeles.

- U-Un ángel?! - exclamó Gohan asombrado para luego hacer una reverencia. - U-Un placer conocerlo, Daishinkan-sama!

- No hay necesidad de eso. - mencionó el padre de los ángeles con una sonrisa. - Verás, se te devolvió tu cuerpo ya que se te dará una nueva oportunidad de vida, Son Gohan-san.

- E-En serio?! - preguntó asombrado el hijo de Goku. - Se lo agradezco mucho! No sabe lo importante para mi que es eso! Ahora me encargaré de eliminar a esos androides cuanto antes!

El joven Son Gohan exclamaba con emoción y decisión al ver que tendría una segunda oportunidad para poder salvar su mundo. Sin embargo, Daishinkan le cortó las alas inmediatamente.

- Temo que no será así, Gohan-san. - dijo. - Tendrás una nueva oportunidad de vida, pero en un planeta lejano.

- Eh? Por qué? - preguntó desilusionado el híbrido humano-saiyajin.

- Sin un kami-sama en la Tierra, no puedes regresar al morir. - mencionó el de piel azul, haciendo que Gohan recuerde que Kami estaba muerto desde que mataron a Piccolo.

- Comprendo...- Gohan bajó la cabeza con tristeza, ya que no volvería a ver a Bulma y a Trunks.

- Puedes estar tranquilo. - dijo Daishinkan. - Tengo la habilidad de ver el futuro, ten por seguro que tu pupilo vengará tu muerte y la de todos los que fueron asesinados.

- Me alegra saber eso. - musitó Gohan con una sonrisa. - Bien, a dónde me enviarán?

- Es un planeta lejano llamado Earthland, es un planeta con muchos menos avances tecnológicos de los que había en la Tierra. - mencionaba el ángel de Zeno. - Sin embargo, la fluctuación de ki se manifiesta de manera distinta ahí, pero mantente tranquilo, tu podrás usar tu ki como estás acostumbrado.

- Y cómo iré allá? - preguntó el chico.

- Primero lo primero. - Daishinkan apuntó con su dedo a Gohan, y de inmediato su aureola desapareció. - Luego...

Usando su poder otra vez, Daishinkan hizo que otra luz intensa se hiciera presente rodeando el cuerpo de Gohan, mientras que la silueta del hombre se reducía, tanto en tamaño como en musculatura.

Fue entonces, al disiparse la luz, que se vio de nuevo a Gohan, pero...

- Soy un niño otra vez!!! - exclamó el niño.

Si, Son Gohan había regresado a ser un niño de 12 años de edad, la edad que tenía cuando tuvo que empezar a enfrentar a los androides él solo.

- Si vas a volver a la vida, por qué no empezar de nuevo? - mencionó Daishinkan, mientras miraba cómo Gohan intentaba cubrir su cuerpo con sus prendas de adulto, que, obviamente, le quedaban bastante grandes. - Ten, un regalo de mi parte.

Y, apuntando con su dedo a Gohan una vez más, le hizo aparecer unas prendas más acorde a su tamaño, siendo un traje igual al que usaba su antiguo mentor, Piccolo, solo que la diferencia era que no llevaba encima una capa con hombreras namekianas como las que usaba su maestro, si no un poncho de ermitaño color blanco.

- Wah! Muchas gracias! - agradeció el chico. - Y cómo nos iremos?

- Yo nos llevaré allá, por favor pon tu mano en mi espalda. - pidió el hombre azul.

- Hai. - respondió el niño para hacer lo pedido.

- Bien, gracias por tu ayuda Enma-san. - y habiendo dicho ésto, Daishinkan se fue en un destello de luz arcoíris junto con el niño Son Gohan.

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Tardaron un total de 45 minutos viajando con la velocidad de Daishinkan a través del universo en dirección al planeta en el que iban a dejar a Son Gohan.

Y hablando del susodicho, éste se mostraba maravillado con la gran diversidad de planetas y cuerpos celestes que vio durante el camino. Es verdad que no era la primera vez que iba al espacio, ya que la primera vez fue cuando tuvo que ir al planeta Namekuseí para revivir a sus amigos que murieron durante la invasión Saiyajin a la Tierra.

Claro, todos sabemos que la campaña en ese planeta terminó en desastre gracias al tirano Freezer.

Volviendo al tema, no era la primera vez que Gohan iba al espacio, pero el espacio era tan grande que vio cosas que en ese viaje no pudo ver, cuerpos celestes, estrellas y planetas de todo tipo y colores. Eran panoramas sumamente hermosos.

Fue entonces después de ese tiempo, que notó que se acercaban rápidamente a un planeta similar al suyo.

- Es ahí? - preguntó.

- Si. - respondió Daishinkan. - Ese es Earthland.

- Qué me esperará allá?...- se preguntó Gohan emocionado.

Poco a poco fueron atravesando la atmósfera, y Gohan pudo ver parajes, montañas, mares y bosques sumamente amplios y bellos. Una naturaleza hermosa recubría casi todo el planeta con casi nada de contaminación, debido a que los habitantes de ese planeta aún no estaban tan desarrollados como en su mundo.

Sin embargo, mientras buscaban un lugar óptimo para aterrizar, Gohan vio en un océano cercano algo que le llamó la atención.

Era extraño de describir la forma de esa construcción, era una gigantesca torre en construcción de cristales azulados con ramificaciones en la estructura que le daban casi un aspecto a un árbol. Era una construcción colosal.

Lo estaba intrigando demasiado, sin embargo, llamó más su atención al ver varias explosiones detonando en la base de dicha torre, cosa que su naturaleza noble y protectora no dejó pasar por alto.

- Dishinkan-sama, podría ir a esa torre por favor? Algo esta pasando ahí. - pidió Gohan.

- Hmm...ciertamente pasa algo, de acuerdo. - respondió el ángel accediendo a la petición de joven.

Y en unos instantes, Daishinkan se trasladó junto con Gohan a esa localización y pudieron ver la situación que se estaba desarrollando. Se trataba de una revuelta, ocasionada por una multitud de personas, a las que se les notaba descuido, nutrición y maltrato, y armados con picos y palas, atacaban a lo que parecían ser soldados uniformados y armados con espadas, lanzas y escudos.

Viendo que, se trataba de un campo en donde habían muchos materiales de construcción, jaulas y cadenas regadas por el suelo, Gohan pudo dar su veredicto de la situación.

Eran prisioneros intentando escapar de su miseria.

Pronto llegaron más y más soldados a la escena, haciendo que los reos se muestren cada vez más mermados. Lo que llamó más la atención de Gohan, fue la presencia de una niña de un hermoso cabello escarlata, aunque un poco maltratado. Llevaba un parche blanco en su ojo derecho y usaba unos harapos blancos desgastados, cubiertos por una placa de metal en su pecho, fungiendo como pechera.

Dicha niña se estaba viendo envuelta en la batalla, hasta que el joven Gohan vio que hubo una explosión que estaba arrasando a muchos, e iba llegar hasta la pequeña, por lo que reaccionó rápido.

- Discúlpeme! - dijo con rapidez para separarse de Daishinkan y volar disparado hacia el conflicto.

- Jojo, ya me esperaba algo así. - reía Daishinkan divertido.

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Erza Scarlet pudo recordar la poca felicidad que tuvo en su corta vida.

No recordaba si tenía padres, pero creció feliz en el pueblo Rosemary junto a Simon y su pequeña hermana Kagura. Sin embargo todo se fue al carajo cuando esos seguidores de Zeref atacaron la aldea y los capturaron a Simon y a ella para que construyeran esa maldita torre.

No todo fue malo, pudo conocer a grandes amigos. Tales como Millianna, Wally, Sho, Jellal y el viejo Rob.

Fue curioso que estuviera recordando todo eso mientras veía la explosión acercarse poco a poco a ella, suponía que era precisamente porque iba a morir.

Temerosa, cerró los ojos esperando el agudo dolor...

Dolor que nunca llegó.

(Pongan el soundtrack de arriba)

Abrió los ojos asombrada y pudo ver frente a ella a la figura de un niño, algo mayor que ella, pero no tan distante de su edad. No podía verle el rostro, solo podía ver desde atrás cómo el poncho blanco ondeaba con fuerza al igual que sus negros cabellos, podía notar que estaba, de alguna manera, bloqueando la explosión con su mano, cosa que la dejó asombrada.

A los pocos segundos, la explosión terminó y el niño azabache bajó su mano, para voltearla a ver.

- Te encuentras bien? - preguntó el chico con una sonrisa y una mirada amistosa.

- Q-Quién...? - Erza intentó preguntar, pero el asombro no la dejaba.

- Responderé todas tus preguntas después, por ahora toma distancia por favor. - pidió el chico amablemente sin dejar su sonrisa.

- Ha...hai...- dijo la pelirroja antes de regresar con los suyos.

Inmediatamente fue abrazada por el abuelo Rob y todos sus amigos menos Jellal, quien seguía en el calabozo. Después de mostrar preocupación por ella, regresaron su vista a ese misterioso chico, quien demostró ser capaz de detener una explosión mágica con su mano, cosa que los intrigaba.

Vieron que los miraba con una sonrisa, antes de posar su vista hacia los soldados. Inmediatamente se notó el cambió en el pelinegro.

Antes se denotaba un sentimiento cálido, amable y amigable, ahora se sentía iracundo, serio y frío. Y eso se notaba hasta en la expresión de su rostro, que pasó de ser agradable a ser una de genocidio.

- Ustedes...tienen muchas agallas de tratar así a éstas personas eh? - la voz fría del niño por alguna razón les heló la sangre a todos.

- T-Tu qué sabes de eso mocoso?! - preguntó un soldado.

- No necesito saber nada... - respondió. - Sólo se nota quienes se merecen la muerte y quienes no...

Esa respuesta dejó mudos a todos. Acaso ese niño sabía lo que era matar a alguien?

- Mi deber...sea donde sea que esté, siempre será defender a aquellos que no pueden. - decía el niño. - Tengo el poder para hacerlo, y se los demostraré...

- Qu-Quién eres?! - preguntó otro soldado.

- ...Soy un guerrero que ha venido desde lejos para liquidarlos. - dijo de manera mortalmente seria. - Soy hijo de una leyenda, soy puro de corazón y la ira me impulsa...ese soy yo...SON GOHAN!!!!!!

Y con ese poderoso grito una onda expansiva de energía rodeó al joven, haciendo que todos se cubran los ojos para cubrirse del polvo. Al volver a ver, lo que vieron dejó a todos boquiabiertos.

El niño, ya identificado como Son Gohan sufrió varios cambios en su apariencia. Su cabello se erizó un poco y se volvió color dorado junto con sus cejas, sus ojos cambiaron de ser negros a ser de color azul verdoso, a la par que un aura dorada rodeaba su cuerpo completamente.

No le dio tiempo a nadie de decir algo antes de que desapareciera, y en un instante, ya había mandado a volar a uno de los soldados de un solo puñetazo.

- (Qué rápido!) - pensó el viejo Rob al no haber visto en qué momento se movió.

- Prepárense...porque no tienen salvación. - dicho ésto, Gohan comenzó a arremeter en contra de los soldados.

Como una ráfaga dorada, cada soldado iba cayendo uno a uno como si fueran muñecos de trapo. Gohan se movía como un relámpago, otorgando golpe tras golpe, y cada golpe era un soldado menos.

Después de haber acabado con varios, Gohan dejó de atacar y tomó distancia. Algunos soldados intentaron hacerse los valientes e intentaron atacar al niño, pero no funcionó. El primero recibió una patada en la quijada que lo mandó a volar.

El segundo recibió un golpe en el estómago que lo hizo estrellarse contra uno de sus compañeros, y así sucesivamente. Hasta que el joven decidió dejar de jugar.

Se alzó en el aire flotando bajo la mirada atónita de todos, ya que veían a un niño volar por los cielos. Pero fue su siguiente ataque, el que terminaría por dejar el shock final. Gohan alzó los brazos juntando sus manos a la altura de la frente y pronunció unas palabras.

- Masenko!!! - y apuntando hacia ellos, dejó salir un rayo de energía color amarillo bastante grande de sus manos.

Rápidamente los soldados restantes quisieron huir, pero no fueron tan rápidos como el ataque de Gohan y fueron completamente obliterados de la existencia. Esa exterminación se vio acompañada inmediatamente por varias explosiones, ya que como Gohan disparó el Masenko en toda el área de la base de la torre, las columnas empezaron a derrumbarse.

Los prisioneros, todos estupefactos, vieron en cámara lenta cómo esa torre, que tanto sufrimiento les había dado, iba cayendo estrepitosamente hasta estrellarse con el agua oceánica y partirse en varios pedazos.

Gohan entonces fue descendiendo del aire poco a poco, hasta quedar con los pies en la tierra de nuevo, dándoles la espalda a los demás, parecía que estaba en sus propios pensamientos, ya que no notaba todas las miradas de alabanza que estaba recibiendo.

Fiel a los pensamientos de los, ahora, ex-esclavos, Gohan sintió un ki en las mazmorras del lugar, por lo que decidió ir a verificar antes de terminar de liberarlos a todos, al fin y al cabo, no había nadie que los detuviera ahora.

- Tomen un barco y preparen todo, en unos momentos iré con ustedes. - dijo el rubio antes de empezar a caminar hacia las mazmorras.

- Oye! - la voz de Erza lo llamó. - U-Un amigo nuestro sigue ahí abajo, p-por favor...

- (Debe ser el ki que sigue ahí abajo...) Si, lo traeré. - pensó el chico para luego responder y proceder.

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Gohan pronto llegó al calabozo y empezó a seguir el ki de la última persona que quedaba. No tuvo que caminar mucho para encontrar a un niño peliazul vestido con harapos dándole la espalda.

- Hey! Qué bueno que te encuentro! - dijo Gohan. - Hay que salir de aquí, acabo de liberarlos a todos ustedes.

- Liberarnos?...Fuiste tu quien destruyó la torre?...- fue la pregunta del niño.

- Si, no te da gusto? - Ghan intentaba ser amigable.

Sin embargo, pronto se dio cuenta de que algo no estaba bien. Pudo notar en ese momento que había una energía extraña saliendo de ese niño, sin mencionar que en su cabeza habían rastros de ki que simulaban cuerdas de títere, cosa que lo llevó a pensar una cosa.

- (Esta siendo controlado!) - pudo corroborar eso cuando ese niño se volteó con velocidad e intentó apuñalarlo.

Gohan solo tuvo que sostener la muñeca del peliazul para detenerlo, no fue difícil para él claro. Vio sus ojos, y pudo ver que reflejaban ira y odio puro hacia su persona, además de que le pareció curioso el tatuaje que llevaba en su ojo derecho.

- Maldito seas! Por tu culpa no podremos revivir a Zeref-sama! - gritaba iracundo el niño.

- No se quién sea ese tal Zeref, pero no estas bien, déjame ayudarte. - Gohan intentó ser razonable.

- CÁLLATE!!!!!!!!!!!! - el niño entonces intentó golpear con su otra mano en el rostro a Gohan.

Gohan simplemente se dejó golpear por ese chiquillo, esperando que no le vaya a doler tanto. No a él, si no al niño. El de pelo azul lo golpeó y sucedió lo que tenía que pasar.

- AHHHHHHH!!!! - si, se rompió la muñeca.

- Ah~ me lo suponía. - suspiró cansinamente el hijo de Goku, para luego noquear al chico de un golpe en el cuello. - Bien, supongo que debo regresar.

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Todos los prisioneros estaban alistando el barco en el que, después de mucho tiempo, irían a su libertad. Únicamente se encontraban preparando cosas menores, pero más que nada, esperando a su salvador.

La más ansiosa era por supuesto Erza Scarlet, quien no sólo estaba preocupada por su amigo Jellal, si no que también ansiaba ver a ese chico de nombre Son Gohan para agradecerle todo lo que acaba de hacer por ellos.

No tuvo que esperar mucho para ver al susodicho cargando a Jellal en su hombro mientras volaba hacia el barco.

- Jellal! - exclamó la pelirroja yendo a ver a su amigo, quien fue colocado en el suelo por el Saiyajin-Humano.

- Se encuentra bien, solo...- no terminó de hablar porque fue abrazado de manera repentina por la escarlata.

- Gracias! Gracias! Gracias! - agradecía la chica sin parar de llorar por su único ojo.

- Jeje, no fue nada. - dijo el chico, para luego ver al cielo y observar que Daishinkan seguía ahí arriba mirándolo.

El ángel simplemente le sonrió y asintió con la cabeza, como simple señal de despedida, antes de volver a desaparecer en un destello de luz. Gohan volvió su vista a Erza y a todos, para proceder a hablar.

- Perdón por no haber hecho las cosas correctamente. - decía el chico. - Mi nombre es Son Gohan.

- Mi nombre es Rob muchacho. - decía el viejo, quien se acercaba con una sonrisa. - Y en nombre de todos nosotros, te lo agradecemos.

- ARIGATO GOHAN-SAN!!!!! - fue la exclamación de todos los prisioneros en el barco.

- ... (Je, me podría acostumbrar) - pensó Gohan mientras mostraba una sonrisa nerviosa y se rascaba la nuca...

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Holu shabots!

Ésta idea la llevo desarrollando en secreto por varios meses.

Sinceramente, puedo tener animes que prefiera mil veces a día de hoy. Sin embargo, mi infancia fue, es, y siempre será Dragon Ball y Dragon Ball Z.

Ni se atrevan a mencionar ni GT ni Super, porque ambas son un asco >:v

Y también debo de confesar que mi personaje favorito de toda la historia de Dragon Ball es, or supuesto, Son Gohan. Tanto su versión original como su contraparte del futuro alternativo.

También quería hacerlo como una especie de tributo al gran maestro Luis Alfonso Mendoza, quien hizo la voz para el Gohan adulto en el doblaje para Latinoamérica, quien, como muchos sabrán, fue asesinado hace poco al verse expuesto en fuego cruzado en una pelea entre dos grupos delincuentes.

Un abrazo enorme al señor Luis donde quiera que se encuentre, y gracias por ser parte de la infancia de muchos de nosotros, que descanse en paz. <3

También le quiero dedicar éste capítulo a mi buen amigo @Mama_Emiya.

Sin más qué decir, se despide UchihaBardo99! Sayonara! Arigato!

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