3.- Policías y Rebeldes (1/2)
Cierto día fuimos a Luscus entre todos a investigar un poco. Me explicaron que lo hacían cada cierto tiempo para mantenerse al tanto y no dejar que la clase alta de Luscus se les escapara de las manos.
Como no pensábamos llevar a cabo ningún atentado, no llevábamos nuestros trajes. Eso nos habría delatado de inmediato. Sin embargo, traíamos máscaras escondidas en nuestra ropa y bolsos por si llegábamos a necesitarlas de un momento a otro.
Fuimos a una biblioteca, a la sección de noticias. Allá buscamos las noticias recientes y las investigamos; estaban en formato de video, escrito, incluso como audio.
Había varios artículos sobre crímenes individuales, como asaltos, asesinatos, violaciones y secuestros. Encontré un par sobre unos "Ignotes Furiosos" que habían quemado unos cuantos buses en una comuna que, según había escuchado, era una de las más pobres de la ciudad. Otra noticia que mostraba distintos porcentajes de criminalidad en la ciudad estado; donde los más grandes porcentajes correspondían a poblaciones pobres y a los estratos con menor educación y riqueza familiar.
—¿Cómo vamos a encontrar abusos y corrupción con este tipo de noticias?— alegué.
Prípori se inclinó sobre mi hombro y miró los encabezados de los artículos en mi pantalla. Su pecho presionaba mi espalda, su cara estaba casi junta con la mía. Su cercanía me puso algo nervioso.
—Ah, disculpa— me espetó.
Me acarició el pelo con una mano y se alejó un poco. Recién entonces reparé en que ella se había dado cuenta de mis nervios. Mi cara se calentó con la vergüenza, aunque intenté hacer como que no me importaba. Ella siguió buscando hasta que encontró algo que le llamó la atención.
—Mira, aquí hay una noticia sobre un policía que murió en Yiteren, una comuna bastante pobre. Aquí hay otra sobre los índices de criminalidad, también altos en Yiteren. Esto te hace pensar que Yiteren es una comuna bastante violenta ¿No?
—¿Y no lo es?
—Lo es, pero podría serlo menos si se implementaran las medidas adecuadas, algo que el Directorio de Magos podría hacer perfectamente. Sin embargo, generaron estas dos noticias ¿Por qué crees que lo hicieron?
Me quedé en blanco por momentos.
—Porque si todo Luscus toma a Yiteren como una comuna violenta— continuó ella— no se extrañarán que haya mayor control policial. Si hay mayor control policial, habrá más arrestos. Más gente de Yiteren irá a la cárcel, más gente volverá de la cárcel y se producirá un círculo vicioso de criminalidad. Ya está implementado, de hecho, desde hace tiempo.
Buscó en artículos anteriores y me pasó uno sobre el índice de educación mágica por comuna. Yiteren estaba en uno de los menores.
—En Yiteren, así como en otras comunas, se cría a la clase pobre. El Directorio de Magos lo quiere mantener así.
—¿Y por qué quiere mantener una clase pobre?
Pero Prípori me arrojó otro artículo apenas yo terminé de formular esa pregunta, sobre los tipos de trabajo más realizados por la población de cada comuna. Era un artículo de hacía varios años, donde indicaba que las personas de comunas pobres y sin educación mágica solían trabajar en áreas más esforzadas, como construcción, aseo, basureros y todo tipo de trabajos que requiriera labor física. Por su parte, magos y familiares de magos trabajaban en puestos de altos cargos en empresas y del gobierno, tareas más administrativas que requerían menos de su cuerpo. La única área físicamente demandante donde había varios magos, y ni siquiera llegaban a ser la mayoría, era en el ejército, pero yo ya sabía que esos eran los magos pobres que apenas habían logrado titularse de las universidades gratuitas y luego no les había quedado de otra que pagar su deuda a través de servicios militares. Muchos de ellos seguramente habían optado por continuar en la milicia al terminar sus años de servicio obligatorio, dado que ya llevaban una trayectoria.
—¿Entonces quieren mantener una clase pobre porque así se les hace fácil llenar los trabajos que no les gustan?— concluí.
—Entre otros aspectos— comentó Prípori— pero sí, ese es un factor importante ¿Crees que un mago de alta alcurnia se rebajaría a trabajar sacando la basura de "la gente pobre"? ¡Pfff!
—¿Y cómo transformas todo esto en noticia?— quise saber.
—Esto es un mero ejemplo; ya se lo hemos dicho varias veces a la población, pero es nuestro método de estudio primario: cruzamos varios artículos para darnos un punto de vista distinto, poner a competir las mentiras de unos periodistas con otros hasta que surge la verdad. Luego lo comprobamos.
Tenía bastante sentido si lo decía así.
No solo buscamos noticias normales, sino que también financieras y legislativas, en diarios que el común de la gente no solía ver, pero que estaban abiertos al público. También cruzábamos noticias de ese aspecto con las comunes, y sacábamos más conclusiones, como una noticia en el diario común que mostraba el discurso de un político que decía que la contaminación estaba demasiado alta y que iban a implementar un "modelo de gestión a nivel estatal de planificación de seccionamiento y estudio de fuentes contaminantes", lo cual sonaba importante, pero no prometía más que un mísero informe. Eso ya estaba bastante mal, peor era que el artículo mostraba el discurso del político como algo bueno, como un avance. Mucho peor fue cuando encontramos un artículo del diario financiero, en donde el departamento del cual ese mismo político estaba a cargo, destinaba menos fondos a cualquier forma de combatir el daño ambiental que antes, y en cambio se los destinaba a "estudios" y "gastos de gestión", de empresas privadas. Después de investigar un poquito más, descubrimos que los dueños de esas empresas privadas eran su esposa, sus hermanos y uno de sus sobrinos. Todo era información pública, solo había que darse el tiempo de buscarla.
Fue una mañana relajada, nada más leyendo, comparando y tomando apuntes, hasta que comenzamos a escuchar ruido afuera.
Antes de que pudiéramos ponernos de pie, apareció el bibliotecario.
—Disculpen, la marcha se extendió hasta esta calle. Por esa razón tendremos que cerrar la biblioteca de forma prematura. Siento las molestias.
—Oh, claro. Ya tenemos suficiente, de todas formas— comentó Prípori.
—¿Marcha?— repetí.
—Hay una marcha por el aniversario de la muerte del fundador de los Ignotes Furiosos— explicó Aconte.
Primero me extrañó que Aconte dijera "Ignote", siendo que entre nuestro grupo, nosotros no hablábamos de esa manera peyorativa sobre las personas no magas, sino que les decíamos "gente normal". Sin embargo, casi de inmediato reparé en que se oía más como un título que una designación. Entonces recordé que no era la primera vez que pensaba en ese nombre.
—¿Son una organización?— supuse.
—Son un grupo de tontos que se opone al gobierno y a las jerarquías sociales a través de métodos violentos— explicó Aversa— unos salvajes.
—¿Se oponen al gobierno?— salté, extrañado.
Miré al bibliotecario para asegurarme de que este se hubiera marchado. Luego regresé con Aversa.
—¿Entonces son nuestros aliados?— quise asegurarme.
—Para nada.
—Los Ignotes Furiosos son un grupo constituido de gente normal que no le gusta la manera en que se dan los tratos en Luscus— explicó Prípori— pero a diferencia de nosotros, ellos creen que los magos son una clase inherentemente malvada y que deberían ser expulsados de Luscus o, en su defecto, eliminados. Como su nombre lo dice, su actitud refleja una gran ira, la cual ha causado mucho daño hacia mucha gente.
—Profesan que quieren cambiar la sociedad, pero lo único que hacen es irrumpir en marchas pacíficas para pelear con los protestantes, con la policía y destruir propiedad común— indicó Aversa.
—Ya veo— musité— entonces, si hay una marcha ahora, y es por el fallecimiento de su líder, seguramente ya están en la calle ¿No? ¿Quizás nosotros también deberíamos alejarnos?
—Tú nunca los has visto ¿Verdad?— Prípori hizo memoria— ¿No quieres ir? Me gustaría mostrarte algo.
Ordenamos los libros y prholos que teníamos repartidos en las mesas y salimos de la biblioteca. La calle estaba vacía. El ruido de una gran masa de aire quieto azotó mis orejas y me imbuyó de una leve ansiedad. Miré a ambos lados; había un par de personas, pero nada por varias cuadras. A la izquierda había un cruce en "T" después de dos calles, quizás había más gente detrás de las esquinas, quizás no. Para el otro lado, a lo lejos podía ver autos desviándose, evitando la zona en donde nos hallábamos. Ni siquiera había naves sobre nuestras cabezas.
—¿No han llegado?— se extrañó Marisa.
—¿Crees que hayan comenzado a pelear con la policía?— supuso Aconte.
—Uwu— apuntó Otoor. Creo que dijo "Posibilidad de que la policía los chocara". Creo que se refería a que "los hubieran interceptado".
—Vamos a ver. Pónganse las máscaras— mandó Prípori.
Todos hicimos lo que nos indicaba. Se trataba de máscaras de humo, las cuales distorsionaban la luz alrededor para dar la ilusión de que la cabeza de quien se la ponía estaba hecha de humo. Eran muy útiles, aunque estaban prohibidas para los civiles. Obviamente, a los polímatas esa regla les importaba un comino.
Con nuestras máscaras puestas, Prípori nos elevó y nos llevó sobre los edificios, siguiendo el ruido general. En pocos minutos nos topamos con la marcha; había varios miles de personas a nivel de calle, bloqueando el tránsito. La mayoría simplemente caminaban unos junto a otros, pacíficamente. Sin embargo, advertimos a unos cuantos sujetos por aquí y por allá que se separaban del grupo completo para romper vitrinas, ventanas, puertas, semáforos, paraderos de buses y todo lo que pudieran encontrar en su camino. Iban con el rostro cubierto por pañuelos y máscaras de todo tipo, algunos incluso con máscaras de humo similares a las que nosotros teníamos.
Prípori nos llevó sobre la cima de los edificios hacia el tejado de uno que tenía una muy buena vista de todo lo que ocurría, justo en una esquina para ver dos calles al mismo tiempo.
—No todos se ven furiosos— comenté.
—Los Ignotes Furiosos comenzó como una organización pacífica, hace 700 años— explicó Prípori— en ese entonces se llamaba "Los Ignotes desconformados". Creo que en ese entonces les gustaba usar palabras más largas en sus títulos. No es que quede nadie vivo de ese entonces, nadie de la ciudad, pero a mucha gente hoy en día le gusta esa prédica pacifista y quiere recuperarla. Lamentablemente, el líder del grupo actual no piensa igual. Mira, creo que ahí está.
Me lo señaló con el dedo. El líder de los Ignotes Furiosos era un naga; una persona con un torso, brazos y cabeza humanoide, pero de la cintura para abajo tenía un cuerpo alargado y lleno de escamas como de serpiente. Tampoco tenía pies. Ya había conocido a una naga antes: Víkala, la subordinada de Tur'non. A diferencia de ella, este líder revolucionario tenía escamas índigo brillantes, las cuales nacían desde su frente, en vez de su pelo, y caían a través de su espalda hasta la cintura, donde cubría todo el resto hasta la punta de la cola. No pude ver bien los rasgos de su cara debido a la distancia, pero pude apreciar su voz, dado que llevaba en su cuello un aparato que la amplificaba; como un micrófono y parlante al mismo tiempo. Movía sus brazos y cola con energía y entusiasmo, incentivando a la gente a su alrededor a sentir rabia por sus compañeros caídos, por los atropellos sufridos y por la lucha que aún debían dar para erradicar a los "magos opresores y sus simpatizantes". Después de lo que habíamos vivido durante nuestra estadía en la universidad, me sorprendía que un grupo así consiguiera mantenerse activo.
—¡Oigan, miren! ¡La policía!— exclamó Marisa.
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