Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25.- Por la Indiferencia, por la Intolerancia (1/2)


Al fin nos habíamos librado de enemigos en Goerg. Llevábamos moviéndonos un montón desde nuestro asalto a la planta de tratamiento, por lo que simplemente dejamos todo como estaba en la casona y regresamos a Gerodeg a descansar. Para nuestro alivio, los policías no habían mandado a ningún grupo extraño a atacar. Aun así, Prípori le pidió a la alcaldesa que pusiera gente a vigilar los alrededores por si acaso, que podían despertarnos si ocurría algún encuentro indeseado, pero nada de eso llegó a pasar. No recordaba estar tan cansado desde que traté de asesinar a Aurelio hacía unos tres meses. Apenas me acosté, caí profundamente dormido.

Volví a despertarme durante la noche, no sabía qué hora sería y no tenía razón para averiguarlo. Estaba sumamente hambriento, el estómago arrugado, exigiendo algo. Me apresuré a la cocina, donde me hice algo rápido, grasoso y lleno de proteína para calmar el hambre, luego lavé los platos que había ensuciado, volví a la cama y nuevamente me quedé dormido apenas me acosté.

Me desperté cerca de las 12:00 del día siguiente. Las cortinas eran gruesas, por lo que no llegaba mucha luz. Sentía la ropa pegada, el cuerpo hediondo. Era natural, el día anterior ni siquiera me había duchado.

Fui a la cocina a desayunar, nuevamente hambriento. Otoor, Aversa y Prípori se encontraban cocinando. Me pregunté por qué no las había escuchado, cuando recordé que Prípori podía controlar el sonido. Me sorprendió que pudiera hacerlo tan casualmente, mientras se hacía huevos.

Comimos tranquilos, sin hablar mucho, todos concentrados en saciar el hambre. Recién cuando terminamos, y se nos unieron Asdate, Aconte y Silvina, comenzamos a conversar. Aproveché de consultar una duda que tenía.

—Prípori ¿Por qué no le pides al Encadenador que nos ayude con la investigación?— quise saber.

Todos se giraron hacia mí, sus ojos bien abiertos. Me sorprendí un momento, esperando no haber dicho algo indebido.

—¿Arturo lo sabe?— saltó Asdate.

—Sí, le dije ayer. Pasaron varias cosas— explicó Prípori— y para responder a tu duda, no lo hacemos aún porque no se ha salido de control. El Encadenador es un dios muy ocupado con muchas cosas que hacer. Tiempo no le sobra, así que prefiero no molestarlo. Pero si la policía llegara a ganarnos, a sacar los resultados de su investigación antes de que nosotros podamos eliminarlos, entonces quizás necesitaré su ayuda y la de los encadenados.

—¿No eres una de las jefas de la organización?— inquirí.

—Soy uno de los 7 anillos que forman la cadena cercana al Encadenador, pero eso no me da un cargo administrativo dentro de la organización. Tengo la facultad de pedir favores a gente de cargos altos, eso sí. Soy importante y los funcionarios me escucharán si les pido ayuda, pero técnicamente no tengo mayor autoridad que un recién llegado. Así que no, no tengo gente a mi cargo, además de ustedes.

—Vaya. Entonces depende de nosotros.

—Y nosotros somos más que suficientes para detener a la policía— aseguró Prípori— ahora somos nosotros los que los tomarán por sorpresa.

Se golpeó el pecho para darme confianza. Yo no me fiaba de los encadenados, pero en ella sí.

—¿Entonces Tur'non tampoco tiene un cargo importante dentro de la organización?— inquirí— ¿Qué hay de Cromo, y Alba, y el resto de los anillos? ¿Quién recibe órdenes directas del Encadenador? ¿Y cómo...

—Ya, ya, suficiente. Ya te dije que no podía darte más información. Sé paciente, por favor.

—Está bien.

Me resigné por el momento, por lo menos a sacarle respuestas a ella, pero no se me había pasado por alto que los demás ya supieran tales detalles.

-----------------------------------------

Al finalizar el desayuno, y una vez que todos estuvieron despiertos, Prípori nos llevó a una reunión de emergencia.

—Sé que todos están exhaustos— indicó— pero antes de seguir descansando, quisiera que nos organizáramos. Comenzando por lo más importante, ayer descubrí parte de los planes de Kristina Vigilia.

—¡¿Lo conseguiste?!— exclamé.

—Pensé que no podías leerle la mente— admitió Silvina— ¿Por qué te veías aproblemada, entonces?

Prípori sonrió, confiada.

—Es mucho más fácil atacar a un enemigo que te subestima— indicó— leer la mente es un arte complicado; la gente no va pensando en todos sus recuerdos todo el tiempo. Por eso hago preguntas: de esa manera llevan la información hacia su consciente. Si me la dicen o no, ya no importa. Vigilia nos dijo bastante sobre sus planes, ayer, aunque ella no lo sepa. Pongan atención:

>>>La policía no solo está otorgando protección para que el experimento se lleve a cabo, sino que son los principales gestores de este; ellos contactaron a los científicos involucrados, compraron los insumos y arrendaron las salas escondidas a las empresas correspondientes. Sin embargo, Vigilia no es la mente maestra del proyecto, ni siquiera su abuelo.

—¡Los dragones!— exclamé.

Hubo una exclamación de sorpresa general. Prípori me apuntó con un dedo aprobador.

—¡Exactamente! Cuando le pregunté quién había tenido la iniciativa de la investigación, Vigilia pensó en un solo nombre: Krigratiaskor. Es un nombre que le genera mucho estrés. Seguramente necesita cumplir con los resultados de la investigación en un periodo estricto, o quizás le faltan recursos. Nosotros hemos contribuido a esto, claramente.

—Entonces la casta Krigratiaskor son los que buscan usar a la gente normal como baterías— resumió Otoor, consternada.

—¿Y por qué una casta de dragones querría obtener una fuente de energía tan específica?— alegó Aconte.

—Sí ¿no tienen como un millón de esclavos?— alegó Marisa.

—¡¿Qué?!— salté.

—Solo es un estereotipo, aunque sí, hay dragones con muchos esclavos de nivel 9— corroboró Prípori— la mayoría nos ven como bestias, ganado. No sería raro que quisieran encontrar una manera de explotar a sus propios esclavos de esa manera. Aunque se me hace raro que no sean ellos mismos los que lo investiguen. En una de esas ya lo hicieron y solo quieren comparar resultados.

Recordaba que uno de los anillos del Encadenador era un dragón, o por lo menos ese era su título; un "dragón huraño" o algo por el estilo. Me surgió la duda de por qué no le pedíamos ayuda a él, pero luego recordé que ya había establecido que de momento no llamaríamos a los encadenados.

—Por ahora es todo lo que tenemos sobre la mente maestra. Intentaremos buscar más información en la central de policía, pero no es uno de nuestros objetivos actuales. Más importante, el último laboratorio se encuentra en algún lugar por debajo de la central de policía. Ahí están las personas y los datos con los resultados de la investigación. Nuestra misión es rescatar a las personas y destruir la investigación. Si tienen copias, tendré que sacarle esa información yo misma a los científicos involucrados y cazarlas una a una; por ahora nos centraremos en el laboratorio. Para lograr nuestros objetivos, iremos a la central y asaltaremos de frente. Como se imaginarán, eso requerirá de mucha preparación, además de cuerpo y mente descansados. Sé que quieren ir y rescatar a esas personas cuanto antes, yo también, pero necesitaremos algunos días para prepararnos. Tómense el resto del día, luego comenzaremos los planes.

Sentí que eso último lo había dicho exclusivamente por mí, aunque no me extrañaba. Pero después de luchar contra la mismísima Vigilia, sabía que necesitaría estar en perfectas condiciones si quería salvar a Izarel y a todas las personas secuestradas.

-----------------------------------------

Coni, Jrotta y yo decidimos explorar un poco Gerodeg. Nada más un paseo tranquilo y corto, para despejar la mente. Fuimos a tomar unos helados a la plaza en un puesto de autoservicio. Uno iba y se servía los sabores que quería, cuanto helado quería, porque no se pagaba. Siempre se me olvidaba que todo en Gerodeg era gratis.

Nos sentamos bajo un árbol a escuchar a un músico. Coni escuchó, con sus grandes orejas, que una señora a varios metros de distancia comentaba que el músico era uno de los ingenieros encargados de las torres vigías. Me agradó que todos parecían tener la facultad de disfrutar del pueblo y de los demás; por ningún lado había gente que se vestía diferente o rechazaba el trato de otros por ser distintos, como había visto en la universidad. En Gerodeg, cualquiera podía ir y tocar música en espacios permitidos, un ingeniero o un alto cargo de gobierno era tan bien visto como quien se encargaba de mantener el carrito de los helados. Ayudaba que muchos puestos fueran rotativos.

Al seguir nuestro camino, pasamos por la biblioteca. No era tan grande como la de la universidad, pero tenía espacios cómodos en interiores y en exteriores. También tenía un bibliotecario, quien se encargaba de que hubiera suficientes libros de todos los géneros y tipos solicitados por la ley de Gerodeg. Tenían holotecas similares a las de la universidad, los libros físicos estaban más que nada como un resguardo. Aun así, me sorprendió ver que el sistema era prácticamente el mismo que había visto en Nudo y Madre; las bibliotecas nunca pedían dinero, simplemente proveían de información. Nunca había pensado lo alejada que era del modelo económico convencional hasta que la vi en ese pueblo en donde todo era gratis.

Pensé en entrar para hacerle algunas preguntas al bibliotecario, pero Coni me lo impidió, alegando que si llegaba a entrar, me quedaría ahí por una semana y no descansaría nada. Quise alegar que tenía una razón de peso para irme después de un ratito de lectura, pero antes siquiera de abrir la boca, supe que tentarme de esa manera con tantos libros era un riesgo que no podía correr con la misma razón de peso que era mi argumento. Simplemente alejarme de la biblioteca era la mejor solución.

Continuamos nuestro camino, ya pensando en volver a la casa que nos habían prestado para descansar, cuando nos encontramos con Marisa, Otoor y Aversa, las tres contra una baranda junto al río. Pasamos a saludarlas.

—¿En qué están?— preguntó Coni.

—Hablando mal de ustedes— contestó Marisa en tono bromista— especialmente de ti.

—¡Lo sabía!— bramó Coni, siguiéndole el juego.

Ambos se acercaron el uno al otro con las manos en alto y se agarraron los torsos en una lucha de juego, a la vez que se gruñían y se empujaban levemente. Jrotta y yo nos adelantamos para reposar junto a la baranda, a un lado de las chicas.

—¿Cómo te sientes después de lo de ayer?— le preguntó Jrotta a Aversa.

Esta se llevó una mano al cuello, en donde Vigilia la había quemado.

—Pensé que había llegado mi hora— admitió— ahora estoy bien, gracias a ti y al hospital de Gerodeg. Gracias, Jrotta.

Esta no dijo nada, solo bajó la mirada. La noté un poco nerviosa, pero ella se ponía nerviosa por todo, así que no supe exactamente de qué esta vez. Aversa ignoró su reacción y regresó su mirada hacia el río al otro lado de la baranda. Marisa apareció desde mi otro lado, junto a Coni, y nos miró a todos un momento.

—Estábamos comentando que estamos aliviadas de que la pelea anterior no hubiera producido ninguna baja— explicó — si nos hubieran pillado de esa manera antes de que tú te unieras, Arturo, nos habrían matado fácilmente.

Luego tomó una de las orejas de Coni para restregarla en su mejilla, pero este se la quitó de un tirón. Marisa se volvió a recostar contra la baranda como si nada hubiera ocurrido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro