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15.- Los Peligros de Ayudar (2/2)


Terminamos la reunión en un tono energético, listos para ir y enfrentarnos a lo que fuera, pero primero, necesitábamos prepararnos bien. Prípori nos dio el resto del día para dejar todo listo; atacaríamos durante la noche.

Luego de preparar la ruta de asalto y escape con Scire; Coni, Jrotta y yo nos fuimos a relajar, pero en eso se nos acercó Prípori.

—Se me olvidó que ustedes son nuevos. Hay algo que me gustaría que supieran, antes de esta misión.

Se sentó junto a nosotros, aunque me miró a mí específicamente, quizás porque de los tres, era yo el que iba a acompañarla.

—Kristina Vigilia es una maga poderosa y se rodea de magos también poderosos, como los que viste durante la protesta ¿Te acuerdas? Es posible que mande a algunos a cuidar lugares estratégicos o a perseguirnos. Querrán capturarnos, quizás hasta matarnos, como cuando intentamos limpiar nuestro nombre hace poco.

Yo asentí. Los magos que seguían a Vigilia eran impresionantes, sobre todo la misma directora general.

—En la protesta vimos a tres de ellos— confirmé — También me acuerdo que había un mago de gas cuando tú me reclutaste.

—Ese es Paul. Paul es un tonto, Vigilia no lo mandará a una misión tan importante.

—Oh.

—De todo su equipo de élite, hay un puñado que siempre mantiene con ella o que manda a las misiones más importantes. Los que viste en la protesta eran Pretteo, un mago de sonido; Izerta, una maga de electricidad; y Freslinu, una maga de calor y gases.

—Pretteo era ese sirivi que causó una explosión con un aplauso ¿No?— recordé.

—Así es. Le gusta usar ondas de choque. Él es la mano derecha de Vigilia y es el más fuerte después de ella. Ten mucho cuidado con él.

—Oh, ya veo.

—Parecen un grupo bien variado— comentó Jrotta.

—Lo son. Lo más sorprendente es que de todos ellos, solo Pretteo es noble. Todos los demás son magos que Vigilia reclutó personalmente de universidades gratuitas.

—¡¿La misma directora general los fue a reclutar?!— salté, desconcertado.

—Creo que lo hizo antes de ocupar el puesto que tiene ahora, pero siempre tuvo cargos importantes, así que sí; al menos para su trabajo, Vigilia valora la habilidad por sobre la cuna. Eso solo lo hace todo más difícil para nosotros. Esa vez en la protesta no alcanzaste a ver a Grástakar ni a Bruboshna.

>>>Grástakar es un mago de atributos y sólidos. Le gusta meterse en peleas físicas con otros magos, quizás porque es un noni.

>>>Bruboshna es una babua; una especie de nivel 9 que descienden de babosas y caracoles. Ella es una maga de líquidos y suele usar proyectiles de un ácido muy potente que lleva a todos lados.

Me pasé una mano por la cabeza, impresionado con las descripciones que me entregaba mi maestra. Enfrentarse a la policía ya era difícil; no me apetecía hacerlo contra magos tan peligrosos como sonaban aquellos, aunque ya había visto a cuatro de ellos.

—Pero Arturo puede con ellos ¿Verdad?— inquirió Coni.

Yo esbocé una mueca, Prípori negó con la cabeza.

—Depende de muchos factores; las mentes de los magos no son armas fáciles de comparar. En teoría, cualquiera de ustedes podría derrotarme a mí si se dieran bien las circunstancias. Los agentes magos de Kristina son poderosos de verdad. Creo que están más o menos por tu nivel, Arturo. Algunos quizás te superan en ciertos aspectos. Quiero entiendas que enfrentarte a uno solo de ellos es peligroso, no lo hagas a menos que tengas apoyo de uno de tus compañeros ¿Bien?

Yo asentí, extrañado.

—Y no creo que pase, pero si por alguna razón Kristina se dignara a aparecer, ni se te ocurra enfrentarla. Ella sí que te supera en todos los aspectos. Si la ves, debes avisarme a mí, y si no estoy cerca, debes huir y encontrarme. Kristina es una policía brutal, de una familia extremadamente poderosa; no tiene miedo de ensuciarse las manos, porque sabe que no le pasará por matar a un grupo de parias ¿Bien?

Yo volví a asentir, esta vez perplejo. No es que Prípori necesitara decírmelo; recordaba bien la mente imponente de esa señora terrorífica.

—¿Qué vas a hacer si la ves?— me preguntó de pronto.

—Te... te buscaré... y escaparé a toda prisa.

Prípori se recostó contra el respaldo del sillón, más relajada.

—Entre ella e Hitrasta ¿Quién ganaría?— inquirió Coni.

—¿Hitrasta? Él no se compara— clamó Prípori— podría hacer de uno de sus agentes, pero no podría contra ella. De nuevo, comparar la fuerza mágica entre dos magos es complejo... aunque Vigilia es fuerte en varios aspectos, así que con ella es más fácil.

—Pero hay competencias de potencia mágica— recordó Jrotta— Arturo participó en una de esas durante el torneo.

—Y también competencias de puntería, alcance, tiempo de reacción, complejidad de hechizos, cantidad de hechizos a la vez, en fin. Hay muchas maneras de comparar la "fuerza" entre dos magos. Tú debes haberlo vivido en un par de ocasiones, ya ¿O no? Te enfrentaste a varios usando tu nigromancia.

—Oh... sí, supongo que es verdad.

Yo recordé mi último encuentro con Hitrasta. Aunque él había ganado, yo al menos había conseguido sobrevivir a pesar de la diferencia de poder.

—Aun así, enfrentarse a un mago más poderoso es imponente— comenté— ¿Hasta dónde crees que ella pueda estar implicada?

Prípori me devolvió una mirada penetrante, como si se adentrara a los rincones más escondidos de mi cabeza. Esperé que no estuviera intentando leerme la mente.

—No lo sé— confesó— pero es una sospechosa; es poderosa, involucrada con la policía y el Directorio de Magos, y no le importan las vidas de inocentes.

—¡¿La jefa de policía está raptando gente inocente?!— exclamó Jrotta— ¡Pero eso es absurdo! ¡Su trabajo es protegerlos, no hacerles daño!

—Su trabajo es proteger al Directorio de magos— atajó Prípori— no al común de la gente, mucho menos a aquellos que no son magos ni tienen conexión familiar con uno.

—¡No puede ser! ¡Pero los policías persiguen a los malos! ¡Ayudan a la gente!

—El año pasado mataron a 21 personas en protestas y conflictos por propiedades forestales, y esos solo son los casos que se conocen porque el público los presiona a admitir que lo hicieron. A veces son mandados a proteger basureros de supermercados para evitar que la gente en situación de calle se acerque a llevarse comida que aún puede comerse. Hay cientos de casos públicos por acoso o violación a ciudadanos detenidos a comisarías cada año, y esos son solo los que se reportan. Torturas, palizas, delitos menores, los policías están sobre la ley ¿Por qué crees que se inventó una institución así en primer lugar? Claman "seguridad y orden público", pero nunca actúan contra los que tienen mayor poder, solo contra la gente normal.

—Es como esa vez en el restaurante, cuando estábamos con Érica— comentó Coni.

Jrotta y yo lo miramos, sorprendidos de que se acordara de eso en tal momento.

—¡Ah, sí! ¡Cuando esa maga estaba acosando al cajero!— recordé.

—¡¿Érica?!— saltó Prípori.

Entonces nos giramos a ella, y creo que por primera vez la vi perpleja, aunque se recompuso de inmediato.

—¿La conoces? Es una amiga de Arturo— comentó Coni.

—De repente apareció de la nada. Fue muy loco— rememoró Jrotta.

—No, no, pensé que habían dicho otro nombre. No la conozco— dijo con un tono nervioso, mirando en todo momento en una u otra dirección al cielo, como si no pudiera posar los ojos sobre ninguno de nosotros— en... en fin, quizás debería ir a... seguro uno de mis niños me necesita. Con permiso.

Se levantó rápidamente y nos dejó ahí mismo. Me pregunté qué le pasaba de pronto. Si hubiera sido mejor evaluando gente, habría pensado que la mención de Érica la había puesto nerviosa, como si la conociera, pero no soy bueno evaluando gente, y quizás simplemente quería tirarse un pedo, no sé.

Los tres nos quedamos en silencio unos momentos. Luego Coni me miró, expectante.

—No me gusta cómo están las cosas ahora mismo— me espetó— la gente de Luscus no nos quiere, más encima tendrán que enfrentarse a un enemigo muy poderoso.

—La idea es que no nos encuentren— le recordé.

Pero Coni me devolvió una mirada de decepción. Descansé los hombros y agaché la cabeza para pedir perdón por no tomarme su advertencia en serio.

—Está bien, sí, en algún momento es posible que terminemos peleando con la policía— admití.

—¿No hay una manera de evitarlo?— continuó él— Arturo, si te pillan, no te dejarán huir con vida. Estás arriesgando mucho solo con llevar ese traje.

Me llevé una mano a la cabeza, intentando solucionar el problema de Coni, pero no había otra solución más que seguir adelante.

—Es peligroso, y arriesgado, es verdad. Pero ya escuchaste a Prípori: hay gente que nos necesita. Izarel... debe estar pasándola mal. No podemos quedarnos de brazos cruzados e ignorarlos a todos ellos. Por esa razón somos polímatas, porque ayudamos, por muy arriesgado que sea... y si no vuelvo, al menos me recordarán como un mago altruista ¿No?

—¡No, imbécil!— bramó Coni— ¡¿Qué es eso de "si no vuelvo"?! ¡Tu vida es más que solo tuya! También es un poco mía, y un poco de Jrotta; un poco de Iza, de Prípori y de tu familia ¿Crees que si te mueres, te vamos a erigir una tumba y te vamos a recordar sonrientes y tranquilos? ¡No! ¡No es así! ¡Nos harás arrepentirnos por el resto de nuestras vidas! ¡Yo me torturaré por décadas pensando en qué pude haber dicho para evitar que te arriesgaras!— hizo una pausa para secarse los ojos cuajados— No actúes como si la idea de sacrificarte está bien.

Hasta ese momento no se me había ocurrido pensar en qué personas poseerían mi vida. Siempre asumí que yo era el único dueño, por esto sus palabras me chocaron.

—Bueno, si llegara a haber una situación en que no hay otra opción...— repuse.

—¿Y por qué no mejor voy yo?— alegó— ¡¿Eh?! ¿Qué dirías si fuera yo el que se sacrificara por ti? ¿Te gustaría lidiar con mi cuerpo? ¿Estarías bien con meterme en un ataúd y enterrarme? ¿Y ya no tenerme nunca más?

Quise alegar que estaba exagerando, pero al tomar aire, noté que mi pecho se oprimía, que mi cara se tensaba y que mis glándulas lacrimógenas se preparaban para producir lágrimas. Tuve que detenerme un rato y respirar para evitar esa molestia. Aun así, mi voz sonó forzadamente suave, porque me habría largado a sollozar si intentaba hablar más fuerte.

—No...— admití— no me sentiría bien. No me gustaría que murieras.

—¿Lo ves?— alegó, y me tomó la cabeza en sus manos— así que vuelve, por favor. Y si no hay una manera, encuéntrala. Eres un mago ¿No? Eres bueno encontrando soluciones a problemas complicados.

Sus palabras me hicieron sonreír, lo cual me sacó un par de lagrimitas. Él acercó su cara a la mía y me pegó su frente. Coni no era un mago, pero quizás porque era un aprendiz, pude sentir su angustia y su ansias por mí. Era una sensación de lo más rara.

En el momento en que advertí que él también lloraba, lo apresé en mis brazos y lloré junto a él. Entonces me giré hacia Jrotta, cuyo pesar también alcanzaba a percibir. Para mi sorpresa, la encontré lagrimeando aun más fuerte que nosotros, así que con un gesto le dije que se acercara. Jrotta se lanzó hacia nosotros y, juntos, los tres sollozamos todo nuestro miedo hasta agotarlo.

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