4. Perdidos y en lucha continua
Al contrario de lo que creían, Horst no saltó hacia Burke.
Daniel oyó un crujido, como de unas ramas partiéndose, por lo que dedujo que Horst había saltado. La luz que percibía a través de la venda disminuyó un poco.
Horst había saltado hacia él.
Se apartó a un lado y le esquivó de milagro.
"Tiene sentido que me ataque a mí", pensó. "Como no veo, habrá pensado que soy el más débil, y si atacase a Burke no le podría decir lo que sea que quiera que le diga". Esa lógica le frustró, ¡no era tonto, el muy bruto! Muchas veces los animales iban a por el débil de la manada...
"Bueno, pues me he hartado. Voy a demostrarte que no hay que jugar con fuego," pensó, todo esto mientras se apartaba para esquivar a Horst. Se quitó de golpe uno de los guantes, mientras su "conciencia" le decía "¿en serio, fuego? ¿No se te ocurre ninguna frase épica mejor?" O lo que es lo mismo, se lo dijo a sí mismo para luego autoordenarse que se callara.
Era como torear, aunque nunca lo hubiese hecho, veía similitudes (veía, ja, que irónico).
Cuando el animal derrapó y se giró hacia Daniel, él estaba preparado. El único problema era que Horst era silencioso como un felino. El instinto le gritó a Daniel "¡ahora!", y apenas tuvo que abrir la mano para que una llamarada saliera de ella y se lanzase hacia el transformista, que apenas logró esquivarla y le quemó parte del pelo de la cara.
Daniel no era estúpido, no iba a usar su magia en mitad del bosque. Oía agua, no notaba tantas ramas y plantas en el suelo y había más claridad...tenía todas las papeletas de ser un claro, probablemente al lado de un lago.
Y no estaba equivocado.
Elena, que se había quedado pasmada, comprendió de golpe la situación.
El lago. Estaban en su terreno.
Se apresuró mover parte del agua del lago para apagar una llamarada que había encendido Daniel, antes de que pasara nada. Irina, mientras, tenía otras cosas en mente que le parecían más importantes que el fuego o Horst.
Hablando de Horst, este había decidido atacar a Burke, quien paraba sus zarpazos usando sus brazos (ventajas de tenerlos de piedra). Levantó el brazo derecho, deteniendo un ataque, y le dió a Horst un puñetazo con la mano izquierda.
"Eso a tenido que doler"pensó Irina, mientras se acercaba con rapidez al bosque.
Elena empezaba a sentir las piernas flojas, y la realidad fue como un tartazo en la cara. Preocupada, se cogió un mechón de pelo.
-¡Mierda! ¿Cómo he podido olvidar algo así?-murmuró.
Se agachó con rapidez al lado del agua, cogió un poco con la mano y se la echó por el pelo. Irina aún no comprendía esa manía suya de llevar siempre el pelo mojado, pero decidió centrarse en lo que buscaba en el bosque.
Mientras, Burke empezaba a tener problemas y Daniel se sentía inutil. Horst logró tirar a Burke al suelo, y este lo mantenía a raya a duras penas.
Daniel oyó una caída, no sabía de quién, pero por si acaso decidió avisar a Elena. Ella entrecerró los ojos, ligeramente furiosa.
-Veamos si te gusta el agua, gatito-murmuró. Hizo un gesto con la mano y un gran chorro de agua a presión salió del lago, golpeó a Horst y le estampó contra un árbol.
-Gracias,-dijo Burke, levantándose,-ahora me ocupo yo.
-Que te den-contestó Elena, no muy contenta con lo que había dicho Burke.
Irina se giró de golpe, nerviosa.
-¡No!-gritó.
-Irina, estás...amarilla,-dijo Elena exagerando un poco, cosa que creó una imagen muy curiosa en la mente de Daniel.
Irina extendió el brazo, un potente viento salió de su mano impidiendo que Horst pudiera separarse del árbol.
-No hay tiempo...-murmuró,-¡hay que marcharse! ¡Elena, el lago!-le gritó.
Elena captó el mensaje.
-¿Quieres que haga un escondite en el lago?-preguntó. Irina asintió ligeramente con la cabeza, con una seriedad muy poco propia de ella,-está bien.
Se giró para mirar el lago y extendió los brazos. El agua se removió y se separó como si del Mar Rojo se tratase, creando un pasillo que acababa en medio del lago.
-¡Vamos!-exclamó.
-¿Quieres que hulla?-preguntó Burke, que estaba una mezcla de ofendido y sorprendido.
-¡Oh, venga ya!-dijo Irina. ¿Por qué no podía largarse y punto? Movió la otra mano, generando un fuerte viento que empujó a Burke hacia donde estaba Elena. Ella evitó que se callese encima suya agarrándole de los hombros.
-Tampoco hace falta que me lo mandes con tanta fuerza, Irene-dijo Elena con una sonrisita pícara.
-Irina-le corrigió ella, concentrada en retener a Horst.
-Venga, vamos-dijo Elena empujando ligeramente a Burke para que avanzara hacia el agua. Miró a Irina, interrogante. ¿Cómo iba a pasar ella? ¿La esperaban? Ella le guiñó un ojo, como diciéndole que no se preocupase. Ya se las apañaría sola.
Elena aceptó, cogió a Daniel de la muñeca para que la siguiera (cosa que él odiaba que hicieran) y se internó en el lago.
El agua se cerró tras ellos.
~*~
La maga vio como el agua se cerraba tras el grupito. Instantes después, sintió como las fuerzas le abandonaban. Su magia se detuvo y ella cayó al suelo.
El transformista/animago/cambiapieles se acercó mientras se destransformaba. Ella tragó saliva. Había gastado casi todas sus fuerzas: correr por el bosque, aguantar aquel hechizo... era uno de sus especiales, y le costaba mucho hacerlo.
Horst se acercaba, y ella apenas tenía fuerzas para huir. Él la alcanzó y le dijo algo que no entendió, pero por su tono y su cara de odio, supuso que era algo así como "prepárate a morir ". Justo entonces un dardo se le clavó el hombro. Él se lo arrancó y lo miró, confundido. Entonces calló redondo al suelo.
-¿Qué decías, pringui?-dijo ella. Luego intentó quitarselo de encima de las piernas,-maldita sea, ¿conoces algo llamado dieta?
-Ese tío no está gordo, su peso es puro músculo. Debería dejar de ir al gimnasio y comer más dulces, ¿no crees?-contestó alguien desde el bosque, y en español, lo que lo hacía más increíble.
-¿Marcos?-preguntó ella, sorprendida. El chico salió de entre los árboles.
-¡El mismo!-dijo señalándose a sí mismo,-deja que te quite a esa mole de encima.
Se agachó a su lado y dejó en el suelo una cerbatana verde. La ayudó a quitarse a Horst de encima y levantarse.
Se quedaron unos segundos cogidos de las manos y mirándose a los ojos.
-Bueno...-dijo Marcos,-¿estás bien?
-Más o menos, ¿qué haces aquí?
-¿Tú qué crees?-resopló,-¿tú no tenías...bueno...ya sabes?-señaló el lago con la cabeza.
-Hum, sí-murmuró ella,-¿no dirás nada?
-Bueno, algo tengo que decir... me inventaré que cuando llegué no estábais y ese tío-señaló a Horst,-me atacó. Colará, créeme. Y no te preocupes por mí,-le dio un beso en la frente,- enga, lárgate.
"Tú y tu manía de comerte las letras..." pensó ella mientras se alejaba y se metía en el lago, conteniendo a duras penas las lágrimas, lágrimas que no eran de tristeza si no de añoranza, extrañaba tantas cosas... y además se sentía como una pieza de puzle en la caja equivocada, sin encajar con nada a su al rededor; pero una pequeña conversación había sido capaz de hacerle olvidar aquello, al menos durante unos segundos, para luego devolvérselo con más fuerza que antes.
~*~
-No creo que debiésemos haber dejado fuera a Irina-decía Daniel, retorciendo uno de los dedos de su guante. Burke, tras haber visto la fuerza del poder de Daniel, trataba de mantenerse lo más lejos posible de sus manos a pesar de estar en una burbuja bajo el agua del lago.
-Me lo dijo ella, ¿vale?-se quejó Elena.
-Yo no la oí hablar-gruñó Daniel.
-¡Me hizo un gesto!-acabó gritando Elena. Se cruzó de brazos y se dió la vuelta, dándole la espalda a Daniel. Mientras, Burke, fuera de la discusión, observaba curiso a los peces que le observaban con aún más curiosidad. De pronto, vio a una figura humana.
-¿Pero qué...? ¡Elena, mira!-exclamó señalándola.
-Creo que es Irina-dijo ella agudizando la vista. Extendió un brazo, abriendo un túnel a través del agua hacia la persona.
Unos instantes después, Irina estaba con ellos en la burbuja y Elena cerró el túnel.
-¿Por qué nos has hecho marcharnos tan deprisa?-le preguntó Burke. Al parecer, aún no aceptaba haber huido de la pelea.
-Entre otras cosas-contestó Irina, enfadada,-porque los tíos de las furgonetas nos habían seguido.
-Irina, ¿estás bien?-dijo Elena, preocupada. La veía... extraña, como si algo la hubiese afectado bastante.
-Perfectamente-dijo ella de una forma muy borde. Se separó de ella y miró a través de la burbuja,-deberíamos quedarnos aquí un rato.
Elena entrecerró los ojos, poco convencida. Contuvo un suspiro y se acercó al borde de la burbuja. Movió la mano y un chorro de agua le atrapó el pelo, empapándolo, y lo soltó en cuestión de segundos.
-¿Por qué siempre haces eso?-preguntó Irina.
-¿Hacer qué?-dijo Elena a modo de respuesta, a pesar de saber perfectamente a qué se refería.
-Lo del pelo. Siempre andas mojándotelo-dijo Irina.
-¿Te suena el nombre rusalkí ?
-¿Rusal qué? ¿qué clase de nombre es ese? ¿Cómo puedes recordarlo?
-Tú también te acordarías si hubieses tenido un encontronazo con una de ellas... son unas hadas del agua, creo que de Polonia, Rusia y Bulgaria, con un pequeño problema: si se les seca el pelo, mueren.
-Wow, vaya problemón...
-Sí, bueno, una se enfadó conmigo y... ya ves como acabé. Como ellas.
-¿Qué hiciste para que te hiciese eso?-preguntó Burke.
-Eso os da igual.
-Pero acabas de decir que son polacas o rusas o...-empezó a decir Irina, pero Elena la interrumpió.
-¡Eso no quiere decir que no haya alguna en otra parte! ¿Queréis dejarlo?
-La verdad es que no, pero lo haré porque soy buena persona,-contestó Irina guiñándole el ojo.
Elena les volvió a dar la espalda, molesta y a la vez aliviada de que Irina hubiese vuelto a ser la misma de siempre.
~*~
Marcos estuvo a punto de caerse al suelo por culpa del golpe.
-Ey, que tampoco es para tanto...
-Tú solo contesta: los dejaste escapar, ¿sí o no?
-No real-contestó intentando hacer una referencia,-¡oh, venga ya! ¡Hasta yo conozco la frase y no me gustan los Juegos del Hambre!-resopló,-no.
-Entonces cómo explicas que no estén aquí.
-Porque cuando llegué, no estaban y el imbécil ese me atacó, ¿algo más?
-Vamos, que los dejaste escapar...-el superior ignoró las quejas de Marcos y les gritó órdenes en alemán a sus soldados para que rastrearan el bosque.
"Cómo me gustaría avisarte de esto ahora mismo... aún es demasiado pronto", pensó Marcos, echando una última mirada al claro y marchándose antes de que le dejasen ahí solo.
~*~
Tras pasar un buen rato esperando, el grupito decidió que ya iba siendo hora de salir del lago.
-¿Pero entonces a dónde vamos?-volvió a preguntar Elena.
-Ya te he dicho que no me parece seguro ir a Zúrich ahora mismo-contestó Burke. Luego miró al cielo,-se hará de noche dentro de nada. Será mejor que busquemos un sitio donde pasar la noche.
-No tendrás por casualidad una casita o algo así cerca de aquí, ¿no?-dijo Irina. La idea de estar en un bosque, de noche, mojada y con los tipos esos buscándoles no la agradaba mucho. Una casita típica de las películas y, con un poco de suerte, con más camas de lo normal, estaría mucho mejor.
-Bueno, tanto como cerca... por aquí pasa más gente de lo que parece. Pero hay un lugar inexplorado por allí... llegaremos un poco después de que salga la luna.
-¿Qué pasa, no sabes decir "que anochezca"?-se burló Elena. Burke la miró mal, se notaba lo ofendido que estaba.
"Lo que pelean estos dos no es normal", pensó Irina divertida.
-Dejarlo ya, seguro que tú tampoco sabes decirlo en inglés...
-Cállate, Daniel-respondió Elena sacándole la lengua, cosa que, claro está, no ofendió mucho a Daniel porque no lo vió.
"Ojos que no ven, corazón que no siente", pensó Elena, resignada, entendiendo al fin la frase.
-Ejem, has dicho un poco después... ¿no querrás decir antes?-preguntó Irina. ¡Definitivamente, NO quería estar en el bosque de noche!
-No, claro que no... yo no confundo palabras tan sencillas como antes y después. Cuando lleguemos ya habrá oscurecido, ¿vamos ya?-contestó Burke sonriente, ¡cómo si no hubiese ningún riesgo en pasearse de noche por allí! Pero cuanto antes fueran, antes llegarían...
Y la adorable casita del bosque en plan Blancanieves (o así esperaba que fuese) era su mejor opción.
Sin esperar siquiera su opinión los otros empezaron a andar e Irina tuvo que apresurarse para no quedarse atrás.
~*~
-Admítelo, te has perdido-dijo Elena con tono aburrido.
-¡Claro que no, este es mi bosque!-replicó Burke, antes de seguir llamando a Daniel.
Finalmente vieron un brillo: ya se había hecho de noche, Daniel se había caído y no lo encontraban. Como si fuese una polilla, Irina revoloteó hacia la luz.
-¡Le he encontrado!-gritó.
-¿Perdona? YO os he encontrado a vosotros-dijo Daniel. Irina le ayudó a levantarse y se acercaron a los otros dos.
-Aún no entiendo como te has caído-dijo Burke, negando ligeramente con la cabeza y cruzado de brazos.
-Ha sido una rama, o raíz, ¡o algo así! Me he tropezado y he rodado colina abajo.
-Lo más increíble es que no te hayamos visto, tampoco estaba tan oscuro...-dijo Elena. Luego se giró hacia Burke,-y bien, ¿ya te has encontrado?
-¡Que no me he perdido, mist! Tan solo me he liado un poco...-se quejó él.
-Pos bien vamos.
-¿Pos?-preguntó Burke. Elena le lanzó una mirada fulminante mientras Daniel le decía a Burke que era una forma de decir "pues" un poco acortada y mal dicha, -los españoles habláis muy raro.
-Idiota-murmuró Elena, enfadada.
Irina no la culpaba, es más, la entendía. Al fin y al cabo, ella también debería estar enfadada. Se habían perdido (dijese lo que dijese Burke,) en mitad del bosque, en un país extrangero, rodeada de gente conocida hacía tan poco que casi ni llegaban a "conocidos", en medio de la oscuridad casi absoluta excepto por algunos rayos de luz de luna que traspasaban las copas de los árboles... definitivamente, debería estar enfadada. Pero estaba demasiado asustada como para enfadarse con la única persona capaz de guiarles, es decir, con Burke.
Quizá debería haberles dicho que tenía pánico a la oscuridad.
~*~
Capítulo dedicado a dos personitas muy especiales:
¤K-Risk, que le dio la primera estrellita a la historia y todavía la sigue leyendo.
¤Ranita3000, con el primer comentario, un comentario corto y simple pero que me llegó al kokoro ♥
~*~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro