-¡Daniel!-le llamó Elena. Le alcanzó en un par de zancadas y empezó a respirar con dificultad-jolín, tampoco he corrido tanto.

-¿Elena?-dijo él. Ella asintió antes de sentirse estúpida.

-Sí, ¿dónde están Irina y Burke?

-Ni idea. ¿Estás bien?

-Yo sí, ¿y tú?

-Perfectamente.

La gente empezó a salir en masa de la tienda, algunos extrañados por la ausencia del holor a humo.

-Me da que habéis activado la alarma de incendios-dijo Elena con una sonrisa divertida.

-Sí, creo que sí. Oye, ¿no habría otra puerta?-contestó Daniel. Ella pareció pensarlo.

-Creo que sí, ¡vamos!

Elena empezó a andar y Daniel intentó seguirla, pero en seguida se sintió perdido. Cogió aire y tras unos segundos, y con mucho esfuerzo, habló:

-Eh... ¿Elena?

-¿Sí?

-Podrías... ¿Podrías, esto... Ayudarme?

-¡Oh! Claro.

Elena se le acercó y le agarró del brazo para guiarle entre la gente.

-Lo siento. No había caído en eso...

-No te preocupes.

-Es que como normalmente te las apañas bien solo...

-Que te calmes, Elena. Normalmente vamos los cuatro, por algún sitio sin gente, y como no paráis de hablar es fácil seguiros. Pero con tanta gente...

-¿Y no usas alguna cosa para ayudarte?

-Sí, bueno, solía usar un bastón de ciego, pero lo perdí en Alemania.

-Ah, normal... Oye, ¿tú le guardas rencor a Burke? Porque nos atacó, me refiero.

-¡No!-dijo Daniel con firmeza. Luego se lo pensó mejor y añadió-bueno... Un poquito.

Elena se rió.

-Pero solo un poquito, ¿eh?-dijo en broma. Daniel le dio un codazo amistoso y llegaron a la otra puerta. Elena vio en seguida a Burke, que miraba a su al rededor como si estuviese perdido, y a Irina, que salía de la tienda dando traspiés. Los llamó a ambos y se reunieron.

-Parece que estamos todos bien, menos mal-dijo Elena tras unos segundos de silencio. Irina asintió vagamente con la cabeza, pero parecía estar en otra parte. Burke tampoco estaba mucho más centrado.

-Nos han atacado unos ninjas-dijo como si aun no se lo creyese.

-Sí-contestó Elena, increíblemente calmada.

-En un mercadona.

-Sí.

-En España.

-Sí.

-Nos han atacado unos ninjas en un mercadona español.

-Sí.

-¡Nos han atacado unos ninjas...!

Elena, harta, le pegó un tortazo que pareció devolverle a la realidad, pero ella le gritó igualmente.

-¡Sí, nos han atacado unos ninjas en un mercadona! ¡Asúmelo de una vez, joder!

Él se masajeó la mejilla y solo fue capaz de murmurar "au". Irina soltó una risita y le dijo que se le iba a quedar la marca de la mano.

-Venga, vámonos-dijo Daniel con una sonrisa, imaginándose a Burke (o como él imaginaba que era, porque no había llegado a verle) con una mano roja en la mejilla.

~*~

Cruzaron la carretera que separaba al barrio de la ciudad y se perdieron. Tras preguntar a varias personas, consiguieron llegar a la estación de autobuses.

-Esto me recuerda a Toledo-resopló Elena mientras abría la puerta.

-Yo también he ido. Recuerdo que para ir a un sitio, te decían " gira a la izquierda, sigue recto y luego pregunta" y todo así-dijo Daniel, divertido. Irina, que seguía bastante ausante, se acercó a una pared donde estaba colgado un mapa de las carreteras que seguían los autobuses.

La estación no era muy grande: de alto medía casi dos pisos y era de piedra oscura, aunque estaba llena de ventanales que llegaban del techo hasta el suelo y daban al aparcamiento de los autobuses, la puerta era de cristal y la sala estaba sujeta por columnas blancas, que en conjunto conseguían que sala fuera bastante luminosa. La puerta también era de metal, pintado de rojo, al igual que los soportes de la ventana. El mapa, que parecía más de trenes que de autobuses, era blanco brillante y las líneas eran negras, con las rutas pintadas de colores diferentes. En la pared contraria a la entrada, había un mostrador blanco, con un cartel encima. Sentado tras él, había un par de personas de aspecto aburrido y de uniforme: debía de ser la taquilla.

Burke se acercó al mapa, e Irina empezó a señalarle lugares.

-Mira, nosotros estaremos por... Aquí, esto es Burgos, y Madrid está aquí. Y vamos allí, a los Pirineos. Ah, y esto es Asturias y esto el País Vasco, para que te localices.

-¿Qué miráis?-preguntó Daniel acercándose a ellos.

-El mapa de carreteras-contestó Irina. Elena se acercó y sonrió al ver las pintadas. Se acordó de cuando era pequeña, y que al volver de vacaciones una vez se dijo "sabes que has vuelto a casa cuando ves que la gente pinta hasta los carteles de los parques".

-Oye, chicos, había pensado que ya que nos hemos desviado tanto, no importa que pillemos el camino largo-dijo de pronto Irina.

-¿A qué te refieres?-preguntó Elena.

-Mirad, ya sabéis que nos siguen. ¿Los ninjas? Fijo de Orión. Así que, ya que estamos, vamos a despistarles.

-Esperarán que tomemos el camino corto-dijo Daniel, más para sí que para los demás. Elena suspiró.

-Está bien, ¿qué sugieres?

-¡Eh! ¿Nadie me va a preguntar a mí?-se quejó Burke.

-No-dijeron las dos chicas a la vez. Él murmuró algo en alemán y se cruzó de brazos, poniendo cara de ofendido. Elena contuvo una risotada. "Si es que parece un niño" pensó divertida.

Irina les contó lo que había pensado: cogerían un autobús hasta Bilbao, en el País Vasco. Allí, buscarían otra estación y cogerían otro billete a Andorra.

Tras dejarle claro a Burke que no iban a pasarse por Barcelona (Irina hasta se la señaló en el mapa, diciendo que no quería desviarse más todavía, y luego todos le dijeron que estaba obsesionado con esa ciudad), Daniel les contó que tenía un primo en Bilbao al que hacía tiempo que no veía, y que probablemente cuando llegaran no tendrían muchas ganas de meterse en otro autobús a un viaje mucho más largo.

-Por suerte sé donde vive, no creo que le moleste una visita sorpresa-añadió con una sonrisa. Estaba bastante claro que tenía ganas de volver a verle.

Fueron al mostrador y compraron los billetes para el autobús que salía veinte minutos después. Durante ese tiempo, estuvieron perfeccionando el plan sin dejar de vigilar el gran reloj que había sobre la puerta de la estación.

-Al parecer, hacemos una parada en mitad de viaje-dijo Irina.

-¿En serio? Pero si es bastante corto... ¿Dos horas?-dijo Burke.

-Algo así-contestó Elena asintiendo con la cabeza.

-Vale, entonces llegamos a Bilbao, paramos un rato y de paso le preguntamos al primo de Daniel por otra estación...-empezó a numerar Irina.

-¿Por qué él puede ver a su primo y yo no puedo ir a Barcelona?-se quejó por decimoquinta vez Burke.

-¡No empieces!-exclamaron Daniel e Irina a la vez, mientras Elena le decía «¡no seas niño, Burke!».

-Y luego vamos directamente a Andorra, ¿no?- dijo Elena masajeandose la cabeza. Su tono dejaba más que claro lo harta que estaba.

-Sí, pero tendremos que encontrar la cueva-dijo Irina- Burke, todavía tienes el papel, ¿verdad?

-Aquí está-contestó él sacando un papel del bolsillo.

Como si hubiera activado un resorte, pasaron varias cosas a la vez y muy rápido.

La aguja del reloj marcó las tres mientras una voz informaba por megafonía a los pasajeros del autobús número seis que fuesen hacia el aparcamiento. Apenas había empezado cuando la puerta se abrió bruscamente y entraron varias personas que iban de negro y les señalaron mientras uno gritaba "¡ahí están!"

-¡CORRED!-chilló Irina quitándole el papel a Burke.

Los otros tres la siguieron.

N.A: he vuelto! Otra vez :v

Y esperemos que vuelva a volver

Redundante!

Tú calla!

He tardado mucho? Lo siento 😢

Yo quería escribir, pero por algún extraño motivo nunca encontraba tiempo (¡me acaba de pasar ahora mismo, y tendré que terminar la nota luego! AGH!) y no podía.

Me ha pasado igual con otra historia. Pero esa además no sé muy bien como seguir. Vamos, sé que va a pasar pero no sé como escribirlo. Me explico?

Intentaré tardar menos, pero estaba centrada en esa otra historia porque tenía ahí un río de inspiración que, por ahora, creo que sigue (bien!)

Qué tal el cap.? Muy corto para la espera?

Creo que el siguiente... No, hay una cosa en el País Vasco que a mí me parece interesante que ocurrirá dentro de poco...

Creéis que llegarán pronto a Andorra o van a tener más problemas, para variar?

Es raro que Burke sepa más mitología española que los otros? No sé, yo tampoco me sé mucha :v

Me encantan los cuélebres! Y no, ellos no van a tener nada que ver con lo que os digo... Son asturianos!

Bueno, hasta la próxima! Nos leemos!

EOB_BOE