El medievo, una época algo sombría en la historia de la humanidad, lleno de guerras, masacres y pueblos que funcionaban como naciones. Nos centraremos en el lugar donde mas se representa esta época. Europa. Dividida en varios pueblos, guerras por montones, donde las enfermedades como la gripe eran temidas. Una época donde la religión dominaba sobre las vida de las personas. Donde las creencias mas raras eran el pan de cada día.   

En un vasto campo de césped de color verde claro se encontraba un anciano con túnicas largas mal lavadas, con una frondosa y espesa barba, además de poseer un enorme libro forrado con cuero el cual sostenía con dificultad y cansancio, mientras se sostenía de un bastón de madera ligeramente mas largo que el mismo anciano. El anciano caminaba sobre el pasto con un ligero encorvamiento en su espalda y con un andar pesado y cansado mientras se desplazaba en un día nublado, el color grisáceo del cielo contrastaba con el césped de los campos extensos que se perdían en el horizonte infinito, tragados por las nubes grisáceas que se posaban con su dominancia en los cielos.  

(créditos al autor de la imagen)

En eso, en el norte, se escucharía un sonido lejano, un sonido sordo que crecería poco a poco, el sonido de decenas de caballos, montados por hombres con armaduras de metal grisáceo, mientras cargaban lanzas y espadas, con varias banderas con el símbolo de una cruz. Del otro lado se acercaba otra manada de caballos siendo cabalgados por hombres con turbantes, barbudos y túnicas que denotaban no ser originarios de la zona. Los cruzados y los musulmanes estaban a punto de entrar en una batalla. Mientras un sonido similar a un a un trueno saldría de la batalla que estaba apunto de iniciar.  

https://youtu.be/kVQRjwul7HU

(créditos a D. F. Sanvisens)

El anciano solo observaría desde la distancia, con sus ojos casi temblorosos, mientras se tambaleaba ligeramente tratando de aguantar el peso del libro, mientras el viento acariciaba la cara y la barba del anciano meneándola ligeramente. Mientras tanto en la batalla los cruzados y los musulmanes peleaban en una sangrienta batalla; desde cortes, degollamientos, perdida de extremidades, perdida de partes de cuerpos y descabezamientos. En tan solo poco tiempo el campo de batalla se convertiría en un baño de sangre y órganos. 

El anciano solo suspiraría, conociendo de ante mano este tipo de conflictos siendo el un conocedor de las guerras que ocurrían en el viejo mundo. Recordando la cantidad de aldea o poblados que serian azotados o eliminados por las incontables batallas que había presenciado. En eso agarraría su pesado libro, con una gran dificultad mientras su brazo escuálido, casi esquelético se asomaba. Rápidamente abriría el libro, las hojas se menearon salvajemente mientras el peso de libro se alivianaba emanando una leve de aura oscura. Los ojos del ojos del anciano comenzaron a analizar cada pagina que pasaba rápidamente, cazando una pagina, la cual la tomaría y la leería en voz baja, con un susurro canceroso y cansado mostrando momentáneamente sus dientes desechos, mientras que sus labios resecos se contorsionaban en un baile incoherente mientras meneaba ligeramente su bastón.

En eso los cuerpos del campo de batalla comenzaron a tener espasmos, y de un momento a otro comenzaron a convulsionarse. En eso se levantarían, algunos rápidamente, otros ni de plano podían, pero aun así con sus brazos o con lo que podían comenzaron a moverse, dando suspiros dolorosos, retorciéndose en el césped como si de gusanos se tratasen. El anciano alzaría su bastón, con un ligero tambaleo lo movería haciendo una cruz, los cuerpos comenzaron retorcerse de nuevo mientras una voz similar a un suspiro, a un eco moribundo les daba una orden: Black Smot.

Los cuerpos comenzaron a moverse a dirección a los que aun batallaban en el campo, como si de hienas se tratasen se acercaron mientras tenían sus bocas abiertas babeando sangre y otros fluidos. Los musulmanes y cruzados dejarían de pelear, quedando atónitos, viendo como sus soldados eran comidos y despellejados por los cadáveres, los que cayeron mas fácilmente fueron los musulmanes a falta de mejores equipos defensivos, algunos siendo agarrados de sus túnicas para ser arrastrados al suelo, donde eran abiertos de estomago para ser la merienda de los muertos vivientes. Mientras que los cruzados empuñaron sus espadas y lanzas, y al son de la trompeta comenzaron a acabar con parte de los muertos vivientes. 

Algunos de los cruzados salían heridos pero en si por sus armaduras de metal aguantaron mas que los musulmanes. Después de un esporádica batalla contra los muertos comenzaron a buscar si habían mas muertos vivientes, caminando o cabalgando en sus caballos. Mientras que el anciano solo veía y suspiraba, sabia que ese movimiento lo había gastado y se le hacia muy difícil salir de ahí. Cada paso que daba tambaleaba, sintiendo como sus huesos se debilitaban poco a poco cayendo de rodillas acompañado con un golpe seco, sintiendo como el pasto se posaba sobre sus ya desgastadas rodillas, inhalando y exhalando cansadamente, sintiendo como sus pulmones se hinchaban, sintiendo como su corazón quisiera explotar. 

A lo lejos vería como se acercaban varios templarios se acercaban. Lo habían visualizado, el anciano escuchaba como las botas metálicas se le acercaban poco a poco. Ni corto ni perezoso agarraría el libro, abriéndolo, buscando con calma entre los hechizos que había en su repertorio hasta encontrar uno, uno que llamaría su atención pero que solo checaría momentáneamente hasta que sintió como una mano frio y dura le tocaría el hombro izquierdo.

Ya aceptando su destino voltearía con calma hacia la dirección del templario, mirando su ropa y armadura con manchas de sangre, en eso, el templario lo tomaría de los hombros para ponerlo de pie. 

Templario: De pie... -en eso el soldado de dios voltearía a ver el bastón y el libro de magia- un hechicero..  serás llevado a ser juzgado por tu herejía e insulto a dios. -rápidamente lo toman de los brazos.

Anciano: -suspira- Que sea rápido, no me gusta esperar mucho. 

Templario 2: Dinos tu nombre hereje. 

Anciano: ... Wandorlf..  Mi nombre es Wandorlf

Templario 3: Wandorlf... el mago oscuro de Bonn

Templario 2: El mago que enveneno a media población de Bonn.

Wandorlf: Si quieren saber mas de mi deben esperar mi juicio, que quiero llegar al calabozo en silencio -tose.

Días mas tarde

(créditos al autor de la imagen) 

Murmullos, voces, ecos. Era lo que resonaba en las paredes de la enorme sala del juicio. Lleno de civiles, templarios, guardias, nobles y demás personas. Mientras que el extremo del final de la sala estaba el jurado, el cual estaba compuesto de figuras religiosas importantes, desde padres a gente de alto rango de la iglesia. Y en el centro de todo estaba Wandorlf, encadenado como un animal, mientras que su bastón y su libro estaban en un estante como evidencia.

Juez: Silencio..... -como un eco celestial la voz resonó por la sala callando a todas las voces- Wandorlf, se le acusa de usar magia negra para revivir muertos, envenenar a medio poblado de Bonn, infestar pueblos con la peste, hacer bailar gente hasta que murieran....

Wandorlf: Y no solo hice eso... hice mas... -la mirada de juez se clavo ante el mago con interés- tengo una amplia historia de crímenes...

Juez: -comenzaría a platicar con el jurado hasta que el hablaría- dígalas señor Wandorlf.

Wandorlf comenzaría a hablar con su voz de anciano, una voz profunda de anciano enfermo diferentes tipos de crímenes que cuando fueron escuchados por la audiencia, esta, quedaron no solo estupefactos, quedaron horrorizados, asqueados, en shock. Desde la utilización de niños para rituales, la quema de iglesias, desaparición de familias enteras, desapariciones de poblados pequeños y demás crímenes de des humanidad. La mirada del juez paso de seriedad a de horror en cuestión de segundos, su mirada inquisitiva fue reemplazada por una de horror. Entre mas hablaba el mago peor se volvía su voz, denotando ya que su cuerpo no daba para mas quedándose tomando aire con mucha dificultad. 

Juez: -En eso comenzarían otra ola de murmullos y susurros horrorizados- Silencio... Wandorlf... -el mago alzaría su mirada hacia el juez- El consejo a decidido. Por sus crímenes, por sus insultos a dios... se le condena a la pena máxima... la hoguera. 

Wandorlf: .............. No hay nada que pueda hacer ahora, mas que resignarme a mi destino. -los murmullos comenzaron de nuevo alabando la decisión de quemar al criminal que tenían enfrente.

A la mañana siguiente

Una enorme multitud comenzó a reunirse alrededor de la plaza, mientras que ahí estaba Wandorlf, el cual estaba medio golpeado debido a que los guardias le tenían resentimiento por sus crímenes por ser familiares de las victimas, mientras que la gente estaba expectante de la gran quema. En eso llegaría un templario con una antorcha mientras que el mago estaba ya cansado. Mientras que el verdugo con armadura de metal se acercaba el mismo hechicero se le vino a la mente recitar aquel hechizo que leyó. Un hechizo que salvaría tanto su alma como su mente, pero su cuerpo debía fallecer.

Wandorlf: Reinkarnation!!! -Fueron las ultimas palabras de aquel mago de alma podrida, el cual seria incendiado, purificado por los jueces de dios en la tierra. Mientras que los gritos de dolor del mago no se hicieron esperar, el fuego poco a poco consumiría el cuerpo, calcinándolo.

En la perspectiva del mago, el suceso seria un verdadero incendio, sintiendo como si miles de alfileres calientes perforaban su cuerpo lentamente, con el calor abrazando su cuerpo, sus delicados órganos se licuaban mientras que los fluidos hervían. La carne convertida en carbón. Un espectáculo aterrador para el, pero victorioso para los demás. En eso todo terminaría, pasando de un calor infernal a un frio punzante. La oscuridad de la misma muerte lo había envuelto. No era ni paz ni infierno, sino el vacío. 

En medio de toda la confusión una luz se hizo presenta, una luz que llevo al mago a un túnel de luz, un túnel de gusano que lo llevaría a una luz cegadora. Hasta que todo quedo en negro de nuevo. En cuestión de segundos comenzó a sentir calor, pero no el calor infernal que paso, si no mas bien uno mas agradable. Poco a poco recobraría la conciencia despertando. En eso sentiría un mareo, uno que venia con nauseas y sintiendo como si algo estuviera en su cabeza, algo que estaría dando vueltas como un enjambre. Pero rápidamente sentiría su cuerpo mas liviano, como si se pudiera mover mas fácilmente, sus rodillas y codos no dolían, pero sintiendo como si tuviera golpes en varias partes del cuerpo. Wandorlf se levantaría con algo de dificultad, pero en eso vería dos coletas, las vería algo confundido, después, su vestimenta llamaría la atención siendo uno femenino. Algo que lo dejaría pasmado y confundido, en eso comenzaría a voltear por la habitación notando similitudes con artículos de la realeza, en eso, notaria un espejo por lo cual se acercaría a este, con algo de dificultad por el mareo. El problema de no especificar un hechizo, no especificar el mundo, el tiempo y a quien o en que quieres reencarnar esta frente a el. Había reencarnado en una niña. 

(créditos al autor de la imagen)

 Wandorlf quedaría estupefacto observando su nuevo cuerpo, algo que no podría creerse. En eso sentiría un dolor de cabeza punzante, como si un aguijón enorme le punzara el cerebro cayendo en el suelo mientras dama suspiros de dolor, siendo el segundo efecto del hechizo, tanto el alma y la conciencia anterior como la nueva se juntarían en una misma sintiendo ambos las mismas sensaciones y recuerdos del pasado.

Continuara...

Y bueno, tómenlo como especial de navidad XD.

Y sigan jugando mis gamers esquizofrénicos.