| U N O |
Capítulo uno;
❝Zero❞
~
La oscuridad en aquel lugar era intensa, fría y ruidosa. No se podía estar quieto incluso para las dos personas que estaban ahí teniendo una discusión que no tenía fin.
La chica parecía estar al borde de la locura cuando el chico le había dicho varias cosas directa y fuertemente, haciendo que ella se debilitara y cayera al suelo sin ninguna otra expresión más que una de asombro y tristeza.
El chico estaba disfrutando de ello, se le notaba a distancia, rió a carcajadas y siguió diciendo palabras unas más crueles que otras.
Pasaron varios minutos cuando la chica se encontraba llorando adentro de la cajuela de un auto, llena de arañazos y marcas estando semidesnuda.
El auto en el que estaba se dirigió a algún lugar, incluso más solo y abandonado, el chico tiró a su propia novia a la calle, atada, herida y sin casi nada de ropa.
Él se fue junto con otros dos. Dejándola con moretones, gritando y pidiendo ayuda, con frío.
Antes de él haber entrado al auto ella le gritaba.
―¡Louis! ¡No me dejes aquí, Louis! ¡Por favor!
¡Regresa, Louis!
¡Louis!
Pero él fingió que nunca la escuchó ni la conoció desde aquel momento.
Y desde aquel momento, esa chica quedaría marcada de la peor forma durante mucho tiempo.
Tres años después...
Cambridge, llena de oportunidades, otra cuna inglesa de tan famosas escuelas y ciudad natal de mi querida abuela Lucille.
Ella decía que en sus clases siempre aprendía algo, pero no exactamente algo de las clases en sí, otras cosas como el escuchar, el admirar y contemplar, aprender esa clase de cosas que fueron esenciales en su vida.
―En toda mi vida, al querer prestar atención en algo como lo eran mis clases de matemáticas, aprendía siempre otra cosa lejos de ser un problema matemático; era el prestar, ver, hablar, y precisamente por eso pude aprender más que sólo matemática, era como una clase de sabiduría y redacción hacia mí misma.
Siempre me recordó demostrar fuerza y actitud ante toda situación que se cruzara en mi camino. Ver más allá de las posibilidades.
―Debes mostrar carácter, Maggie.
Pero yo desde siempre he fallado en esa lección, no podía mostrarme fuerte o con un buen carácter, simplemente la fuerza no era la suficiente o no era la apropiada para enfrentar cualquier situación.
Yo fui débil, fui una tonta, y por ello yo me desquitaba.
Me tachaban como la mal irrespetuosa, hipócrita e inútil en cada escuela a la que asistía, siempre me pisoteaban, y yo por querer pisotear, lo arruinaba.
Siempre hubo algo mal en mí, algo tan descompuesto que no podía ser buena en nada, ni siquiera buena siendo mala o buena para dar asco, eso venía por sí solo, y era lo peor.
Habían chicas que se convertían en lo peor de mi mundo, y es que ninguna me mostraba nada de empatía debido a que yo no mostraba empatía o al menos respeto en primer lugar.
―No pueden compararme a mí contigo, yo en lo absoluto diría que eres sólo una perra nefasta e insegura, porque no habrían más palabras para describirte perfectamente.
El odio hacia mí incrementó a medida que seguía siendo terrible en lograr uno que otro de mis propósitos o caprichos.
Nunca logré nada que me hiciera bien en toda mi vida, hasta que una vez sentí que por fin había logrado algo, por primera vez en mi vida, no me sentí inútil.
Fue cuando creí conocer el lado más puro y dulce de un hombre. Cuando confié completamente en un hombre.
―Magnolia, es un hermoso nombre.
Pero los hombres no son puros ni dulces, pueden serlo al nacer, al crecer y hasta cuando son sólo niños, pero todo cambia debido al pecado o a la pubertad, supongo.
Cada quien nace pecador, y este chico Louis, fue el pecador que más envenenó mi vida y mi alma.
―Louis no me dejes aquí, ¡Louis! ¡Por favor no! ¡Regresa!
Que un solo chico te lastime es duro, pero que sean varios debe ser terrible; es lo que pensaba para mantenerme un poco más cuerda. Y sigo pensando que no fue tan duro como lo habría sido en otra ocasión.
Causé muchos desastres entre lo emocional y entre mi familia. Causé pena tanto decepción y les di la razón en querer hacerme desaparecer con un chasquido de dedos.
―No volverás a salir de esta casa nunca más, eres una chica irrespetuosa, ¡Nos has decepcionado y estarás castigada!
Pasé noches de puro insomnio y con hambre, con bolsas en los ojos que puedo decir exageradamente llegarían hasta mis pies.
El daño fue mucho, pero obtuve mi merecido.
Mi abuela no quiso hablarme desde entonces, ni siquiera mis padres aunque lo hacían a medida que era su obligación por malo que sonara.
A pesar de haber sufrido y sentir la crueldad de aquellos actos y palabras por parte de todos, me dije que podría seguir y que podría intentarlo.
Intentar seguir y buscar eso que quiero para recomponerme por completo; fuerza emocional.
Durante el tiempo que pasé sufriendo y superándolo con mis padres al corriente, yo pude darme cuenta.
Fueron tres años duros, nadie sabía quién era yo en realidad y menos yo misma. Pero eso lo iba a averiguar pronto, al mudarme aquí a Cambridge y empezar una nueva vida.
―Hemos llegado.―anunció mi padre al estacionarse frente a una casa de dos plantas y un jardín bastante colorido.
Me bajé del auto y observé el lugar con detenimiento a mi alrededor.
Debía admitir que era una casa perfecta, perfecta para la gente perfecta, y yo no estaba incluida.
―Justo como en el folleto, es hermosa y por dentro debe ser aún mejor.
Al entrar a la casa ya con una parte del equipaje, observamos la sala principal que tenía escaleras para ir al piso de arriba y un corredor debajo para llegar a algo que supuestamente sería la cocina. Todo estaba pulido y brillante, sí que era mejor de lo que esperaba.
―¡Excelente! Es hermosa, James, me fascina.
No quería interrumpir su momento, parecía que no notaban mi presencia cuando se abrazaron y se besaron bien alegres.
Mis padres siempre fueron perfectos uno con el otro, la pareja feliz y perfecta, ellos nunca fueron una decepción para nadie en comparación conmigo.
Cuando comenzaron los conflictos conmigo ellos siempre trataban de dar buena cara y un fuerte carácter por mí y sobre mí, me exigían respeto y era algo que no les daba como lo merecían.
A partir del día cuando entré en pánico y una fuerte depresión cayó sobre mí, ellos me ayudaron pero aparte de eso, me hicieron pagar por mi tan mal comportamiento.
Aunque ahora que recuerdo, yo no merecí lo que Louis me hizo y no debía pagar por eso, pero yo entendí que por todo lo anterior que había hecho y por mis tonterías, iba a parecer lo contrario.
Después de meses castigada por las cosas que hice y años de tratamiento y terapia, yo logré cambiar y superar mucho más de lo que no hubiese logrado jamás.
Les pude demostrar a mis padres el respeto y cariño que siempre les he guardado, el carácter, por lo cual ellos creyeron que yo ya estaba mejor y que podíamos estarlo aún más tomando la oportunidad que se avecinó luego de saber que justo aquí, en Cambridge, podríamos iniciar un nuevo comienzo.
―Hija, ¿Qué te parece?―mamá interrumpió mis pensamientos para preguntar qué me parecía la casa.
―Oh, pues yo creo que es hermosa, perfecta.―dije rápidamente.
―Perfecta, sí que lo es.
―Bueno, el camión de mudanzas ya llegó, traigamos todo.
Pasamos el resto del día llevando mitad de la mudanza a la casa, al anochecer ya nos encontrábamos en la cocina mamá, papá y yo cenando comida rápida mientras también hablábamos sobre la casa y la ciudad.
―Incluso creo que aquí será un mejor lugar que en Liverpool.―opinó mi madre.
Liverpool es mi ciudad natal, la cual yo podría decir que amo y que ningún lugar puede ser mejor que ahí si no se hablara de la mayoría de personas con las que me he topado, quienes fueron tan terribles como yo en un tiempo.
―Hay más oportunidades, pero las hay sobre todo para los Sáenz.
Le presté mucha atención a mi padre cuando mencionó aquello mientras seguía comiendo de mis papas fritas y lo escuchaba hablar.
―Llamé a un viejo compañero de la universidad que tuve aquí, dirige una compañía, sabe que me mudé y no dudó en decir que soy perfecto para el puesto de gerente, empezaré en un par de semanas.
Mamá lo miró emocionada y empezó a felicitarlo a lo que yo me sorprendí.
Mi padre había perdido su antiguo empleo, mi madre manejaba el negocio familiar el cual no se había visto tan perdido después de que mi padre lo haya dejado, es algo extraño y difícil de explicar la verdad.
―Que inicies con un cargo de gerente es una gran noticia, cariño. La verdad yo he estado muy ocupada con el negocio y ahora tú lo estarás con ese empleo también.―responde mi madre.
―Yo no quería dejar el negocio y que quedaras sola al mando, pero así se han dado las cosas.―papá toma la mano de mi madre.―Es una buena noticia que aquí podré ocuparme nuevamente para que tú descanses un tiempo.
Sobre lo del negocio familiar, es dirigido por mi madre debido a la herencia que obtuvo cuando se casó con mi padre, ambos lo dirigían más que apropiadamente. Se trataba de una farmacia, la cual empezó a decaer en financiamiento por un tiempo, debido a esto mi padre se vio obligado a dejarlo por un motivo grave que surgió y que no podía controlar, por lo que tuvo que dejar a mi madre el cargo absoluto.
Todo pasó mientras me estaba recuperando e iba a terapia, hasta ahora mi padre no ha vuelto a trabajar junto con mi madre ya que no están muy seguros si los problemas vendrían de nuevo. Aquí en Cambridge ella montaría la farmacia mientras papá, empezaría su cargo de gerente en la compañía de su amigo.
―Magnolia.―mi madre me llamó a lo que le miro atenta.
―Aquí comenzarás tus clases en un nuevo colegio.
En cuanto dijo aquello escalofríos me invadieron el cuerpo, llevaba tres años sin pisar o ver una escuela nuevamente. Tres años sin saber de qué era capaz al entrar otra vez a una, qué me esperaría o cómo sería.
Pero estaba segura de que iba a ser distinto a todo lo que había pasado en mis anteriores escuelas.
―Sí, mamá, me siento bien con eso.―más nerviosa y aterrada que bien, claro.
―Yo he puesto nuevamente mi confianza en ti hija.―gracias a Dios.―Sé que no volverás a cometer los mismos errores, sé que al entrar en este nuevo colegio será duro al principio pero tú lo vas a enfrentar todo de la mejor forma.
Y juro que no te equivocas, madre.
―No te equivocas, madre. Todo va a salir bien.―le aseguré. Me muero de nervios internamente.
―Sí que has cambiado, Maggie.―mi padre me ve con modestia.
Maggie.
Te extraño mucho, abuela.
―Sí, papá. Me hubiese encantado que la abuela lo haya sabido.―dije con cierta emoción.
Él asintió.
―Hubiese estado orgullosa de que lo hayas hecho.
Sonreí al haber imaginado ese momento.
Lamentablemente mi abuela Lucille falleció hace 5 meses por cáncer en las articulaciones.
La extrañaba tanto y aún lo hago. No me he podido perdonar lo mala e irrespetuosa que fui mientras ella me enseñaba lecciones de su vida mientras ella estaba con vida.
Juro recordar cada cosa de ella siempre tanto como recordarla a ella.
Me sequé rápidamente una lágrima que caía por mi mejilla y miré a mi madre.
Tenía curiosidad sobre el nuevo colegio, y me daba miedo saber que al ser en Cambridge, no sería un colegio cualquiera.
―Bueno, y sobre mi escuela... ¿Cuál de todas es?―pregunté algo divertida.
Mi madre me miró con una gran sonrisa.
―Bueno, después de hacer muchas llamadas por fin he logrado inscribirte en una de las mejores escuelas de Cambridge.
Cuando se trata de las mejores, es porque es de las mejores, de las más prestigiosas, aclamadas y decentes en toda la ciudad y hasta en todo el país.
―Gales.―finalizó ella aún con esa enorme sonrisa y mi padre sonrió también de la sorpresa.
Gales.
No había escuchado de esa escuela, había buscado en Google las mejores escuelas de Cambridge mucho antes de llegar aquí y no creo que se me haya pasado esta.
De igual manera, Gales suena interesante.
―Iniciarás en dos semanas.―¿dos semanas?―Para ese tiempo ya habremos terminado con la mudanza y empezado nuestros trabajos tu padre y yo.
Dos semanas, eh.
Pues desde ahora estaré reservada para Gales. Habrá mucho qué hacer, y debo hacerlo todo bien.
Antes de acostarme me dirigí a mi mesa de noche y saqué un montón de cartas de una caja pequeña.
Eran cartas que escribí durante terapia, me ayudaban a expresarme y a sentir calma al escribir.
Tomé un pequeño cuaderno el cual lo utilizaría para escribir nuevamente, escribiría sobre mi nueva vida en esta nueva ciudad y prontamente en esa nueva escuela.
Esto podría servirme de alguna forma, escribir siempre ha servido.
Querido diario, no pensé escribir un diario, apenas hemos llegado a Cambridge no se me pasaba por la mente pero justo antes de comenzar las clases se me dio por escribir aquí.
Esta ciudad me gusta, aquí están las oportunidades para mis padres tanto para mí, siento que al fin todo puede cambiar, ya sea para bien o para mal, estaré escribiendo aquí cada noche sin falta.
Siento que todo será muy diferente a lo que ya he vivido, pero me siento lista para enfrentar todo lo que se me cruce, no sólo lo haré por mí y por mis padres, sino por mi inolvidable y querida abuela Lucille.
También siento que muchas cosas pasarán, pero como dije las voy a enfrentar, y escribiré siempre aquí para hallar calma y seguridad.
Luego de escribir coloqué el cuaderno en la mesa y me recosté lista para dormir.
No dejaba de pensar en la escuela, en Gales. Y por ello dormí hasta muy tarde.
Las dos semanas pasaron volando, durante ese tiempo ya habíamos terminado con toda la mudanza y vivíamos muy bien en la nueva casa.
También me había dado ansiedad, varios y varios ataques de ansiedad.
No entendía el por qué, supuse que por mi nueva estadía en una ciudad desconocida para mí, no sabía muy bien adonde ir para conocer lugares o ni siquiera sabía cómo hacer amigos.
Mis padres habían empezado cada uno su trabajo, yo me estaba preparando para entrar nuevamente a clases leyendo algunos libros ya que no podía asistir con la mente cerrada.
Sólo faltaba un día para comenzar en aquel colegio, los nervios y la ansiedad no me dejaban en paz debido a eso. ¿Debe ser normal?
Me decidí por dar un paseo en el parque que quedaba cerca de la casa. Estaba soleado, aún no llegaba el invierno, era un buen día para caminar, despejarse un poco los nervios.
Mientras iba caminando noté a una joven, rubia y muy bien vestida sentada en un banco, parecía molesta debido a que tenía los brazos cruzados y una mueca de disgusto.
Parecía esperar a alguien ya que movía su pie con desesperación y su entrecejo forzaba a llegar más abajo.
De repente se levantó de su asiento y caminó furiosa hasta llegar a un hombre un poco mayor que ella. Al cual empezó a golpear muy enojada y a gritarle con tanta fuerza que llamó la atención de las personas que estaban cerca.
Parecía más que furiosa precisamente con el tipo que tenía en frente.
Yo quería acercarme un poco más para escuchar tal discusión pero un auto se paró a un costado de mí haciéndome respingar del susto.
Era el auto de mi padre que justamente me dijo que subiera, a lo que yo me subí dejando a unos cuantos metros de mí la enorme discusión de la rubia tanto del anciano que no parecía terminar.
Me daba mucha curiosidad si acaso eran padre e hija... o una pareja.
Es que, vamos, la reacción de ella al enfrentarlo así fue cuestionable.
―Tu madre quiere que vayamos de compras.―yo asentí y él manejó hasta el centro comercial mientras dirigía mi mirada hacia la rubia con aquel hombre mayor desde la ventana del auto hasta perderlos de vista.
El resto del día parecía normal, demasiado tranquilo.
Era una ciudad tranquila, el centro comercial era tranquilo, todo estaba muy tranquilo y no estaba tan acostumbrada a la tranquilidad, pero valía la pena.
Aunque parte de mí opinaba lo contrario.
Estábamos mis padres y yo en el supermercado, ellos iban adelante y yo detrás de ellos con el carro de compras.
De repente alguien venía apresuradamente y chocó conmigo su carro de compras.
Había respingado de la sorpresa que sentí cuando había chocado, era un chico castaño de ojos marrones, demasiado hermosos y profundos.
―¡Lo siento mucho!―se disculpó y miró hacia sus espaldas donde venían otros dos chicos detrás de él.
―Descuida...-no sabía ni qué decir.
Me miró a los ojos por milésimas de segundo y se fue apresuradamente otra vez mientras los dos chicos lo siguieron.
Debían estar jugando o algo así aunque parecían muy mayores para eso.
―John Arthur.―habló una chica que se colocó a mi lado. Era castaña, de piel bronceada, me daba curiosidad su manera de vestir. Parecía una chica americana.
―Guapo, pero tonto.
Yo sonreí por inercia y decidí presentarme. Se veía amigable.
―Soy Magnolia Sáenz.―la saludé. Tal vez y sí lograba hacer una amiga.
―Laurie Fox.―su expresión seria pero agradable me gustaba.―¿Sáenz, eh?―preguntó por mi apellido.
No era sorpresa que muchas personas me preguntaran siempre por mi apellido tan particular en un país como el mío.
―Es de origen español.―le aclaré.
―¿Eres española?―preguntó a lo que yo negué rápidamente.
―No, pero mis abuelos lo eran.―respondí.
Ella asintió y parecía que iba a preguntar otra cosa pero de repente llegó una mujer mayor hacia nosotras.
―Laurie, al fin te encuentro...―dirigió su vista hacia mí.―¿Quién es tu amiga?―me miró con tanta curiosidad y profundidad a los ojos que me dieron escalofríos.
―Ella es Magnolia, abuela.
―Es un placer, señora.
―Te pareces a una vieja amiga que tuve...―dijo ella sin apartar su mirada de mí. De alguna forma me sentí conmovida y sonreí.
―Magnolia es nueva en la ciudad abuela.―dijo Laurie, a lo que la miré muy sorprendida, es seguro que no le dije que soy nueva aquí.
―¿Cómo sabes?―le pregunté entre risas nerviosas.
―Porque soy la hija del amigo de tu papá, el que le dio el cargo de gerente.―ahora entendía todo.
―Wow, ¿De verdad? Qué bueno es saberlo.―estaba sorprendida, al fin había hecho una amiga y resultaba ser la hija del compañero de mi padre.
―Sí, querida, y vas a empezar la escuela mañana en Gales, ¿No?―dijo esta vez la abuela. Más escalofríos recorrieron mi cuerpo al escuchar el nombre de Gales y la palabra escuela.
―Exacto, imagino que ustedes saben todo por mi padre, él ha empezado su trabajo por el de Laurie y habrán ya de conocerse.―dije. Me hubiese gustado más conocer a Laurie y a su abuela la vez que mi padre lo hizo antes.
Justo ahora él se encontraba con mi madre viendo productos y yo estaba reteniendo el carrito de compras.
―Ten cuidado, hija.―la señora me había mirado de una manera muy distinta al decirme "cuidado".―Gales no es lo que parece.
Me confundí.
―¡Abuela!―Laurie la interrumpió.―No puedes decir esas cosas, no es cierto...
―¡Yo viví en carne propia lo que nos hicieron!―me había asustado su reacción al hablar.
¿De qué rayos hablaba?
―No es cierto, estás enferma y confundida, abuela. Vamos, debemos buscar el carrito.―Laurie me miró apenada y se disculpó.―Ella está mal, sufrió mucho en su adolescencia y le echa la culpa a su antigua escuela.
Logro comprenderla perfectamente.
―Está bien, no te preocupes, espero que esté mejor.―dije cuando un montón de dudas surgían en mi mente.
―También estudiaré ahí así que nos vemos mañana en Gales.―Laurie se despidió y se fue con su abuela a quien intentaba calmar.
―Nos vemos, supongo...―lo último lo dije ya en voz baja. ¿Qué acababa de pasar?
Lo que la abuela de Laurie dijo me sacó muchas dudas y me confundió, se refería a Gales como algo malo por lo que sea que ella haya pasado ahí. ¿Pero qué era lo que le había pasado?
Ya mejor dejo de pensar en eso, queda mucho por arreglar mis cosas para la escuela y mis padres me esperan.
Lo que sea que signifiquen todas esas cosas sobre Gales que la abuela de Laurie dijo, sean ciertas o no, que a pesar de eso no sé nada de lo que pasó y por qué, estaré preparada para Gales, es lo que más ansío.
Ya había anochecido, me encontraba en mi cama escribiendo sobre mi día.
No paraba de sentir ansiedad, nervios, miedo o confusión tal vez.
El entrar pronto a una nueva escuela me estaba volviendo loca.
No me sentía tan segura después de estos días sintiéndome nerviosa y ansiosa una y otra vez, además de haber presenciado el día de hoy cosas extrañas que no me dejaban estar sin dudas.
La pelea tan curiosa y singular como agresiva de aquella rubia con el anciano me dejó pensando cosas, nada acertantes y nada congruentes.
No dejaba de pensar en lo que dijo la abuela de Laurie, una amiga que hice en el supermercado. Si fue tan duro lo que ella pasó en esa escuela o en otra o incluso lo que pasó sin estar en una, me deja con la interrogante, ¿Qué le habría pasado a esa pobre señora y por qué culpar a Gales?
A pesar de ser una ciudad tranquila y que creía que podía acostumbrarme a estar tranquila, no podía estarlo sin dejar de pensar en lo que me espera.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve en un colegio, en el cual no me iba nada bien como en los otros.
Pero simplemente esperaré, tendré confianza de que estaré bien, en cuanto conozca por fin Gales, todo miedo se irá, o eso creo.
En fin, guardé el diario en la mesa de noche y me acosté para dormir hasta el día siguiente.
Al día siguiente ya nada sería lo mismo sin duda, y puesto que me sentí muchísimo más ansiosa de lo normal en toda la noche, iba a morir de los nervios por entrar a Gales.
Él reloj de mi celular me despertó, me levanté de golpe y vi que era la hora de alistarse para ir al colegio.
Me fui rápidamente al baño, cepillé bien mis dientes, coloqué "Jumpin' Jack Flash" de The Rolling Stones para despejar mi mente y mantener los ánimos.
Me di una ducha rápida, sequé mi cabello y preparé mi uniforme listo para ponérmelo.
El uniforme era marcado y vendido por la misma institución, era una camisa de color gris un poco oscuro y con detalles color turquesa, una blusa blanca debajo y falda gris tres dedos arriba de la rodilla.
Me gustaba aunque nunca había usado uniforme antes en las escuelas a las que asistí.
Al final me vestí, me arreglé el cabello y me maquillé muy leve sin que no se notara tanto.
―¡Maggie, a desayunar!―me llamó mi madre justo a tiempo cuando estoy lista.
Bajé a la cocina y ahí estaban mis padres, que me miraron asombrados y con una gran sonrisa.
―Oh, hija, estás hermosa.―dijo mamá acercándose para verme.
―Te queda muy bien.―esta vez mi padre habló.
―Gracias.―reí un poco emocionada y nerviosa.
Minutos más tarde, después de comer fui con mi padre hacia el auto, me llevaría a mi nuevo destino, Gales.
Sentía tantas cosas en el estómago, no sabía muy bien qué podría pasar, pero como te conté, diario, espero que todo salga bien.
―Hemos llegado.―mi padre detuvo el auto.
No me había dado cuenta que ya casi llegábamos y que fue muy rápido el camino.
Había visto por la ventana del auto lo que estaba en frente, el colegio de Gales, era una escuela grande, parecía un palacio y veía alumnos y alumnos entrar y pasar. Era algo que nunca creí que me llegaría a tener que acostumbrar, pero se veía magnífico.
―Magnolia.―mi padre me llamó a lo que yo lo miré atenta.―¿Qué te parece a primera vista?
Cuando creí que hablaba de la escuela no me equivoqué para responderle.
―Es hermoso, parece un castillo.―me reí y él rió también.
―Bueno, todo castillo tiene su rey o su reina.
Le presté mucha atención a lo que decía.
―La reina de ese castillo, es la directora, demuestra carácter y actitud de la buena con ella. Recuerda comportarte y demostrar que te has convertido en la mejor, no te dejes influenciar por nadie, Mag.―me miró.―No te dejes derrotar.
Por lo que me dijo supe que lo decía en serio, y con toda la fe del mundo puedo decir que eso de dejarme derrotar, no pasaría.
―Te lo prometo, papá.―y claro que iba a cumplir.―A ti, a mamá... y a la abuela.―sonreí emotiva.
―Y a ti misma, cariño.
Asentí decidida y feliz de aquel pequeño instante con mi padre para después salir del auto y pararme frente a aquella enorme y reservada escuela.
Me dirigí a la entrada donde noté a los chicos del supermercado, eran los que estaban siguiendo al chico John Arthur que Laurie contó.
Pero los veía furiosos y serios, diferentes a como los vi por primera vez. A unos metros de ellos estaba John, que era el que chocó contra mi carrito de compras, tenía el ojo morado. ¡Dios, se veía mal!
Pensaba acercarme y presentarme para saber algo y ayudar aunque pareciera una estupidez pero menos mal que llegó la persona indicada a mi lado, Laurie.
Al igual que yo, se quedó mirando a Arthur por lo golpeado que estaba.
―¿En qué se habrá metido?―se preguntó con su expresión seria y aires de ironía.
―Si tú lo conoces, tal vez podamos ir a ver qué le sucede.
¿En serio, Magnolia?
―Déjalo así, aunque creo sospechar algo.―su mirada cambió de seria a molesta en segundos pasando directamente hacia los otros dos chicos.
La incomodidad junto con la curiosidad y la confusión fueron de las emociones que me más me azotaron al entrar en Gales, sin contar los nervios y la ansias que tenía de por fin hacer todo bien en mi nueva escuela.
Veía muchos alumnos animados como desanimados, molestos o alegres, tristes o felices de empezar un nuevo año escolar.
No todo parecía distinto sólo por lo grande y detallada que era la institución, no sólo por lo exclusiva que era, no sólo por los uniformes o los alumnos que asistían, no sería por los nuevos profesores o la estimada y ya mencionada por mi padre, directora, había algo más que no me impedía creer que esto era diferente y que Gales no era una escuela cualquiera de manera que parece más como un lugar escondido o uno muy apreciado por ser perfecto y sin nada que esconder.
La verdad es que no quiero ni puedo molestarme con todas estas dudas pero sea como sea, estoy preparada para ti, Gales.
TO BE CONTINUED
~
F U N F A C T S ;
✿ ;; El nombre del capítulo "Zero" significa "Comenzar desde cero".
✿ ;; Es posible que el padre de Magnolia y el padre de Laurie estudiaron juntos también en Gales.
✿ ;; La abuela Lucille es la abuela paterna de Magnolia con orígenes españoles, también se apellidaba Sáenz por su esposo, también difunto y abuelo paterno.
✿ ;; La abuela de Laurie también estudió en Gales.
✿ ;; John Arthur.
✿ ;; Laurie Fox.
✿ ;; Laurie es americana.
✿ ;; El capítulo cuenta de principio a fin con 4624 palabras omitiendo todo después de "to be continued".
~
Hola holaa belleza, quien sea que esté leyendo le agradezco, espero que hayas disfrutado este primer capítulo
Bastante largo debo admitir, porque es que me decidí por hacer capítulos largos para así terminar la historia con pocos capítulos y así tenga como q más profundidad xd
¿Qué les ha parecido? Muchas gracias por leer y por votar♡
instagram; @needylittlegirl_
Pronto empezaré a subir edita y hasta fotos de mí misma >u <
Bye, cuidensee
♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro