Capítulo 3
Excepciones
No quería despertar. Sabía con qué se encontraría si abría los ojos. Odiaba despabilarse sintiéndose así. Detestaba comenzar el día con el peor aspecto de su persona. Si bien seguía siendo ella, había una cosa que le impedía decirle a su pretendiente, Shen, "sí". ¿Qué era? Seguramente su propia inseguridad.
Ya habían pasado dos semanas desde su llegada a casa. Dos tristes semanas desde que había visto -¿o soñado?- a su hombre físicamente perfecto. Esa cara le iba a ser imposible olvidar.
Se sentó en la cama soltando un suspiro. Otra jornada donde debía dar un "aún no sé" a Shen, quien no estaba muy paciente el día anterior. Levantó la vista y lo que vió le dejó como estatua.
Apoyada contra la pared, una Maylin con cuernos en la frente y algunas escamas rojizas en la piel le miraba aburrida. Un dolor proveniente de su brazo le hizo saber que no lo estaba soñando. «Debo haber tomado de más ayer... No, la resaca no está. Entonces...», pensaba sin parpadear.
─Ya era hora, estoy aburrida en éste lugar ─gruñó la aparición.
─Pues vete ─contestó de igual manera ella. Un nuevo gruñido fue la primera respuesta que obtuvo.
─Si pudiese irme, ¿realmente crees que estaría aquí? Agradece que estoy manteniendo a raya a ese pelagatos de tu "pretendiente" ─dijo haciendo comillas con los dedos. Maylin le observó con los ojos comenzando a lazar chispas─. De no detenerlo, ya seríamos un desastre. Eliges peor que un espíritu de metal.
«Esto es el colmo. ¡Ni cuando estoy borracha pienso eso!» Decidida a ignorar a su imaginación, se vistió para ir a desayunar. Una vez alistada, salió al pasillo desértico seguida por la imaginaria Maylin. Le pareció extraño que nadie voltease a verla.
─Por el momento, sólo tú me escuchas y ves... aparte de alguien más... ─dijo.
No era común en ella mostrar una mala cara en la mañana, pero ese día fue inevitable. Al doblar en una esquina para poder subir, se encontró con dos chicas. La de la derecha le saludó con una sonrisa de oreja a oreja y moviendo la mano. La de la izquierda simplemente inclinó la cabeza. Maylin les gruñó un saludo y las tres subieron por la escalera que se encontraba a pocos pasos de donde estaban.
─¿Mala noche? ─dijo la de la sonrisa. Maylin se encogió de hombros y abrió la puerta con el símbolo de un zorro tallado. Del otro lado había una sala enorme, capaz de contener a cientos de personas. El trío avanzó por la estancia. Maylin, sin embargo, estaba pendiente de su imaginación y no del lugar.
Cuando se sentaron a comer, las dos muchachas le miraron con idénticos ojos azules. Maylin no se acostumbraba a las contradicciones que eran esas dos. Incómoda, les preguntó qué pasaba. Las muchachas se miraron rápidamente y esbozaron sonrisas similares.
─¿Por qué no aceptas la propuesta de matrimonio? ─dijo la albina Mizuki, la menos entusiasta de las dos.
─Porque no estoy segura ─contestó rápido y se apuró en comer.
─¿Y por qué no? ─continuó la morena y enérgica Neomi. Maylin se sintió estar frente a un par de niñas de cuatro años. La risita a su lado le hizo hervir la sangre.
─Si les digo que simplemente no me decido, ¿les alcanza? ─susurró. Toda su cara ardía ante la risa cada vez más estruendosa de su imaginación. Las hermanas volvieron a intercambiar una mirada. «No creo que esa alucinación mía tenga algo que ver» se repetía.
─Hablas con las hijas de Kitsune Húlújīng, claro que nos alcanza... por ahora ─dijeron ambas al mismo tiempo. La ilusión de Maylin le sonrió de lado y fijó los ojos en otro punto. Maylin sólo sintió alivio de que sus dos amigas tomasen a bien su pequeña mentira.
─Ahora, ¿a dónde te fuiste unos meses atrás? ─preguntó Neomi mientras Mizuki tragaba lo último de su desayuno. Las entrañas de la joven guerrera se retorcieron. No podía decirles, pues se lo había prometido a Shen.
─¡¿ME ESTÁS TOMANDO EL PELO?! Tanto esfuerzo en mantenerlo al límite y lo invocas ─se quejó la Maylin con cuernos y escamas. Ella se abstuvo de responderle que podía pensar en quien quisiera, pues había público.
─Ya les dije que no tiene importancia.
Mizuki bufó y sus orejas de zorro blanco se hicieron visibles. Las pupilas de Neomi se afinaron un poco y las uñas apenas se estiraron. Maylin ya estaba viendo cómo la furia se apoderaba de ellas. Y eso era mala señal para cualquier ser con dos dedos de frente. Se tranquilizó cuando ambas hermanas se relajaron y volvieron a verse como humanas.
─¿Eres leal a Shen? ─preguntó Mizuki con los ojos ocultos tras los párpados.
─Sí.
─Deberías reconsiderarlo ─acotó Neomi mirando a un punto detrás de ella. Maylin rodó los ojos y terminó su desayuno.
─Chicas, confío en que ha cambiado ─aseguró ella. Mizuki sonrió sarcásticamente y Neomi le miró como si fuese un cachorro abandonado bajo la lluvia. Para rematar, su versión imaginada soltó una carcajada a mandíbula batiente. Furiosa, se puso de pie violentamente y abandonó la sala mirando a las puertas.
Maylin podía ser muchas cosas, entre ellas caprichosa, egoísta, mentirosa, bravucona... Pero no crédula de los rumores. Como toda persona que no es honesta, sabía el poder que podía tener un rumor en otros. Una palabra clave y todo se convertía en una llamarada de hipótesis. Por ese y muchos otros motivos, ella hacía oídos sordos a las habladurías que habían.
─No le digas a nadie a dónde vas a ir ─había dicho Shen una semana antes de marcharse─. Podrían hacernos pagar a ambos.
─Descuida cariño ─le dijo ella con un beso─. Ni mis padres sospechan. Te adoran como a nadie más.
Shen sonrió. Le agarró la cabeza por las orejas y le volvió a besar.
─Lo sé, por eso te ayudo a cumplir tu capricho. De todas formas, vas a hacerte cargo del Clan ─dijo repartiendo besos. Maylin se sintió en una bruma de placer entre cada beso.
─Oye, Maylin. ¡Espíritu de fuego Xia llamando a Maylin Húlú!
La voz le hizo regresar a la realidad, donde ya había avanzado bastante por el Bosque. Miró furiosa a la que le acompañaba.
─¡Deja de seguirme!
─¡Entonces renuncia a ser Magnolia!
─Ni loca. He trabajado mucho para...
─No, todo lo que has hecho es ser una cría y buscar escapar de tus obligaciones. Mi Magnolia debe ser alguien digno del título ─dijo agitada Xia─. Pero como la yraa y tú son igual de poderosas y pésimas personas, tendrán que matarse para saber cuál es peor.
El árbol más cercano fue la víctima de la furia de Maylin.
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