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♤Capítulo VI♤








La alarma no dejaba de sonar, el sonido agudo e implacable no se rendía en lograr despertarme. Pero en realidad, nada lograría despertarme después de haber estado despierto toda la noche, mis ojos pueden sentirse secos y adoloridos por solo parpadear, mientras observaba el techo blanco cubierto de carteles del cuerpo humano. Jungkook se apegó aún más a mí, que hundió su nariz sobre mi cuello, su respirar era escuchado por mi y agradecía que sus fuertes ronquidos no me intranquilizaran aún más.

Me volteé incomodo y despacio quité su brazo que opresaba mi pecho para poder estirarme y apagar la alarma. Creí que mi idiotez de no comprender se iría al mismo tiempo que mi estado alcohólico se marchara, pero no fue así, pues toda la noche estuve pensando en que fue lo había hecho bien y mal para obtener el trabajo. Jungkook siguió asaltando el refrigerador de mi tío Seokjin hasta quedar completamente noqueado por el soju, claro que mi tía al cacharlo, este le explicó que había encontrado trabajo y mis demás tíos se unieron a la fiesta interna de Jungkook.

Mi tío me había abrazado con tanta fuerza que puede sentir mis ojos salirse un poco más del contorno. Yo que no iba a presentarme el día de hoy, fui contrarrestado del miedo al escuchar el brindis que mi familia hizo por mí y mi nueva época de éxito.

Pero ahora estoy aquí, pensando como quitarme el dolor de cabeza y acabar de una vez por todas con la sed de mi boca seca. Sin embargo, otro sonido espantó a mi amigo quien se alejó de mi cuerpo para cubrir su cabeza con la almohada.

—Solo apaga esa cosa... —Su voz sonó ahogada y baja por la almohada.

—Duerme... —le mande —. Me iré a bañar.

—Lava bien tu cabello andrajoso... —a pesar de todo pude escuchar su risa a lo que yo le di un manotazo en cualquier parte de su cuerpo.

El teléfono que se había calmado, volvió a sonar con urgencia, pero después comprendí que el teléfono que sonaba se trataba del mismo que el omega estirado me dio.

Yo me apresuré a buscarlo entre el desastre de la habitación del hotel. Mi vida era un caos al igual que mi ambiente de vida. Alzaba cualquier prenda tirada, libros y zapatos hasta que note el alumbramiento de la pantalla del teléfono.

—¿Diga? —contesté.

—No dejes que el teléfono suene más de dos timbrados, ¿entendiste? —El omega habló atreves de la línea.

—Sí, yo ... —quise justificarme.

—Pasa a la lavandería que está a una cuadra de la empresa y recoge el abrigo a nombre de Min Yoongi. Después pasaras a la cafetería y le dirás que necesitas el café del día martes, no quiere nada de cafeína y debe ser acompañado con una rebanada de pai de cereza y manzana. —Este me interrumpió y después colgó la línea.

—Mierda, pero que... —miré la pantalla de mi celular y parpadeé rápido.

—Creo que debes apurarte, lo bueno es que lo apunte todo... —Yo volteé hacia Jungkook que me sonrió demostrando sus dientes frontales. —Apresurarte. —aventó hacia a mí la agenda.

Corrí a las duchas del hotel, el vapor sobre salía de la puerta de la entrada y fue en el momento exacto en que mi tío Seokjin salió con una toalla en la cabeza.

—Oh, justo el agua está caliente, es mejor que entres antes de...

Pasé corriendo y prácticamente sentí el agua correr por mi cuerpo para acabar lo mas pronto posible. Salí corriendo y Jungkook ya estaba sentado a un lado de la ropa.

—¿Pensé que estarías dormido? —Tomé mis calzoncillos para ponérmelo por debajo de la toalla, para después quitarla de mí y dejando expuesto mi cuerpo al aire helado del hotel.

—Traté de encontrar lo más prudente para usar, pero ahora me doy cuenta que no tienes nada. Por la tarde iré a la tintorería y pasaré por algo de ropa que ya nadie reclamó. —Jungkook me sonrió.

—Este trabajo es perfecto para ti. —le comenté mientras me vestía. —¿Por qué sabes todo esto? —pregunté acomodando mi suéter cuadrado.

—Trabajo entre telas desde los quince años, tu porqué crees que lo sepa. —Mi amigo alzó sus hombros no dándole importancia. —Ahora..., escuché que Min Yoongi es muy incomprensible y espontaneo, tendrás que estudiar solo un poco de las texturas de las telas, como usarlas y como mantenerlas. Escoger a partir de ahora tu talla correcta es primordial y también tu colimetria.

—Por la luna, hubiera preferido que te quedaras dormido. —Mi cabeza no procesaba tan poca información, pero aun así, esta era tan complicada.

—Creo que ya es hora de irte de una buena vez, tu cabello puede secarse conforme el camino. —Jungkook ignoró mi comentario y coloque mi reloj en la muñeca. —En tu primer día iras con el cabello esponjado. —Jungkook se burló.

—Bueno, es hora. Deséame suerte. —ignoré su broma.

—¿Suerte? Solo mándame mensaje si dudas de algo. No flanquees y finge que sabes de lo que están hablando, asiente a todo lo que Min Yoongi te diga, y no estes de lengua fácil con él. ¿Entendido?

Jungkook tomó mis hombros y me miró fijamente.

—Vamos Jimin tú puedes. —habló claro.

—Yo puedo... Yo puedo, ¿no es así? —Mi vientre se estrujó ante los nervios.

—¡Sí, claro que sí! —Jungkook gritó con ánimo.

[...]

—Mierda, no puedo —Las cafeterías juntas me estaba sacando de quicio.

Hay tres malditas cafeterías juntas a una cuadra de la empresa. La tintorería no había abierto por lo que estoy retrasado por media hora. El teléfono no dejaba de sonar y mi cuerpo no dejaba de sentir como si estuviera dando vueltas. Sin embargo, miraba el teléfono con cierto temor y suspiré pesado sabiendo que Taehyung me regañaría en cuanto contestara.

—¿Sí? —contesté apretando mis ojos a la espera de las ordenes de Taehyung.

"¡¿Por qué aun no estás aquí?!

—Hay tres cafeterías juntas y, no sé cuál es a la que debo pasar. —tapaba mi oído del otro lado al sentir los ruidos de los carros ser muy chocantes.

"De la segunda a la derecha, y apresúrate porque el jefe ya va a llegar en cualquier momento..., mierda"

Los pitidos de colgado erizaron mis vellos, porque el "mierda" entonado por el omega estirado no es algo que se espere a menos de que este su vida en riesgo...

—Rayos... ya llego.

Corrí a la entrada de la última cafetería y noté la fila en espera. Los bullicios entre las personas se mantenían entre las paredes del local, pero se notaba lo desesperados que estaban los baristas por atender a todos en medio del caos. Me formé detrás de la última persona que alzaba su cuello tratando de captar que es lo que sucedía y porque tardaban tanto.

"¡Vamos, llevamos más de treinta minutos aquí!"

Se quejaron delante de nosotros, lo que llevo que bastante personas se volvieran aún más caótico.

De esta forma nunca iba conseguir el café.

"¡Queridos comensales, temo decir que el café famoso de los martes ha quedado cancelado dado a que tenemos problemas con la maquina!"

Todos bullaron decepcionados ante la noticia, por lo que salí corriendo de la cafetería, no tenía tiempo de pedir un café en otro lugar cuando mi pellejo estaba en juego por un simple café descafeinado.

Corría por las calles transitadas de personas atareadas por su trabajo y esquive algunos carros antes de toparme de frente con el enorme edificio. Las puertas de vidrio se abrieron de tajo y los de seguridad enseguida me otorgaron el acceso evitando los torniquetes. Por alguna razón todos me miraban con sorpresa y algunos con pesar.

El elevadorista movió su mano rápido, señalando el hecho de que me apresurara. El cual corrí con más esfuerzo y di un brinco al elevador antes de que cerraran las puertas de metal.

—¿Por qué parece como si todos estuvieran esperándome? —El beta desvió su mirada a mi persona y negó.

—Porque así es... Kim Taehyung nos pidió que autorizáramos tu entrada sin espera. Al parecer Min Yoongi, esta furioso y solo lo puede domar un simple...

—Café —terminé por él la frase.

—Y por lo que noto, no has traído nada más que el abrigo.

—¿Alguna vez alguien ha fallado con su café? —pregunté curioso.

—Sí y, solo la han contratado como intendente en el banco central. —Mi boca se sintió automáticamente seca. —Ruega a la luna que tenga que salir de emergencia, justo en este instante...

Las puertas se abrieron y el beta me tomó por los hombros para aventarme directo al piso. —¡Suerte! — El elevadorista cerro las puertas y pude notar el elevador moverse.

Di un suspiro pesado y también capté que se encontraba con una nueva y diferente alfombra. Los aromas a limpio daban un gran respiro a todo el ajetreo externo a esta parte del edificio, un silencio entre personas que era superado por los teléfonos de otras secciones. Todo era completamente un cementerio pues a pesar de que los aromas son inexistentes la vibra es realmente alta en tensión.

Kim Taehyung al verme se apresuró para quitarme el abrigo arrebatadamente:

—¿Dónde estabas? —preguntó apretando su quijada. —Sabes lo importante de un simple café en esta oficina... —el sentido de su pregunta no fue necesariamente por el hecho de ser contestada.

—La cafetería estaba abarrotada y fue casi imposible pedirlo y si no llegaba a tiempo el abrigo...

—Deja las malditas excusas. Aquí lo consigues o te olvidas de tu futuro... —él me miró duro al captar mi desalineado estado. — ¿Y sabes que es peor? —iba a contestarle, pero este se adelantó—. Que en realidad es mi futuro que esta en juego porque yo soy quien debe capacitarte siendo un simple secretario. Oh~ —se quejó— Ahora entra ahí... —Me tomó por los hombros hasta darme media vuelta —Ve y entrega el abrigo y toma nota de lo que necesite y recibe el castigo sin gestionar alguna petición, queja o tan siquiera respirar...

Taehyung abrió la puerta de caoba y me dio un leve empujón. La oficina se encontraba entre la oscuridad, dado a la falta de luz por las cortinas negras que llegaban apenas rozando el suelo alfombrado; la única luz resplandeciente se trataba de la pantalla de la computadora. Apreté mis labios y volteé al sonar como la puerta se cerró detrás mío.

—¿Me darás alguna excusa por tu falta de profesionalismo? —La voz gélida sobre salió del silencio y el ambiente continúo siendo frío. — Porque no quiero escucharlo y, solo debo decir que tienes cinco minutos para traer la sección de la campaña otoño invierno del año dos mil veintiséis. Ve con Hoseok y pide que traiga las fotos que mande a cambiar el día de ayer, también ve al área de telas y trae el trabajo bordado este como este y quiero en este preciso momento que me comuniques con la editora en jefe de vogue.

Parpadeé no captando lo que había mencionado, estaba mas que confundido y por un segundo, el omega detrás de la computadora estiró su cuello y sus ojos cubiertos por sus anteojos de acetato anti reflejantes de pantalla, me miraron directo.

—Tienes algún problema... Esperas que te lo deletreé o prefieres que lo haga yo. —Yoongi no parpadeó al contrario, bajó su vista al reloj de su muñeca y frunció su ceño. —El cronometro esta circulando y con solo llegues tarde un segundo te prometo que no volverás a tener un trabajo digno para nadie.

Aquello si que lo había entendido. Mis pies caminaron directo a la puerta saliendo del tenebroso lugar, Taehyung contestaba el teléfono con una cierta sonrisa, pero él la borró cuando me acerqué a su escritorio.

—Necesito ayuda... —pedí.

—Arréglatelas —Taehyung me interrumpió —Yo también estoy pagando por tu irresponsabilidad.

Kim me dio la espalda al girar su silla. Rasqué mi cabeza desesperado y solo comencé a correr para salir de la zona presidencial. Mis pies caminaban sin rumbo mas que el seguir las flechas que me conducían a recepción.

—Necesito ayuda... —La omega alzó su ceja dejando de escribir en su computadora.

—¿Qué es lo que necesitas? —preguntó.

—¿Qué piso se encuentra Hoseok, la sección de telas y donde esta la sección de otoño e invierno? —apenas lograba respirar. La mujer ladeó sus ojos y apretó sus labios buscando en su computadora.

—El jefe de diseño esta en la planta quince, la sección de telas en el piso dos y diseño de modas esta en un piso antes de presidencia. —respondió.

Suspiré cansado y cerré mis ojos pidiendo un solo milagro.

—Deséame suerte... —solo hablé insatisfecho al notar que solo tenía cuatro minutos.

Corrí por los pasillos, importándome muy poco el hecho de esquivar a la gente con altos tacones y tambaleantes. Recibí algunos insultos, pero jamás me detuve, solo para tomar el elevador llevándome hasta la planta numero quince.

El elevadorista volvió a empujarme apenas pise la planta y me dio ánimos de seguir a delante. Corrí por los pasillos angostos y blancos, buscando al jefe de diseño, preguntaba pero solo señalaban el fondo, existían tres fondos en los cuales no encontraba ninguna señal del tal Hoseok.

—¡jefe Hoseok! —grité al no tener mas esperanza mas que alguien saliera con el simple nombre. —¡jefe Hoseok! —Las personas me miraba extrañadas, pero no le tomé importancia y no fue hasta que un joven de prendas coloridas me otorgara un sonrisa cálida saliendo de un pequeño cubículo entre las oficinas de cristal.

—¡¿Oye porque tanto alboroto?!

—¡Usted es Hoseok? —Este ladeó su cara y asintió extrañado.

—El CEO lo esta esperando, dice que necesita las fotografías que mandó a cambiar anoche...

—Oh, si en un momento te las doy...

Corrí de nuevo dejando al jefe parado, miré mi reloj y solo tenía dos minutos. Esperé el elevador, pero apenas tardó dos segundos, preferí ir por la via de las escaleras subiendo solo cinco pisos de pocos escalones, la falta de aire me hizo jadear adolorido por mis rodillas apenas abrí la puerta del pasillo el cual me dio la bienvenida entre personas que igualmente corrían de un lado a otro. No iba a ser especifico entre el caos.

—¡El Ceo quiere que lleven la colección de otoño-invierno a la zona presidencial! —grité dando la información y los gritos y el caos se volvió aún mas notorio por las feromonas de terror que se comenzaron a esparcir.

Cerré la puerta y volví a esperar al elevador el cual afortunadamente solo tardo unos segundos cuando apreté el piso a donde deseaba ir.

—Nuca suelo ser pesimista, pero supongo que el castigo es estar en todos los pisos... —El elevadorista.

—Solo tengo cinco minutos para llevar todo hacia presidencia. Solo me falta ir a telas por lo que tengan.

—No olvides ser mas especifico con los del segundo piso, suelen ser un tanto desgraciados.

—Lo que deseo es que esto baje mucho mas rápido.

—Tranquilo, casi siempre todos ha logrado pasar el castigo del CEO.

—¿Cuántas veces ha castigado por un café?

—Ninguna, solos despide. Pero debo admitir que aun me sorprende verte aquí... Oh, piso dos. ¡Suerte!

—Ninguna suerte, debes quedarte en lo que vengo.

—Solo tienes tres minutos, así que corre.

Chillé quejumbroso mientras volvía a correr, jamás había odiado los zapatos de vestir tanto como hoy. Estaba seguro que mi primer día aquí tendría ampollas.

"Vamos Jimin el salario lo vale"

Las puertas de vidrio se abrieron con el sensor automático y mi respiración se cortó al darme cuenta que no había ninguna sola persona, o tal vez, había hablado muy pronto por que un hombre vestido de negro me miró curioso.

—¡¿Oye que haces aquí?! —preguntó confundido.

—¡Vengo por las telas que ya tengan hechas...

El tipo comenzó a reírse como si hubiera dicho alguna broma.

—¡El secretario Kim es el único que puede pedir los adelantos! —habló fuerte y con cierto desagrado.

—¡Kim es mi compañero! ¡Soy Park Jimin y, soy el nuevo secretario! —El alfa, o eso fue lo que pensé al inhalar su aroma, se quedó mirando de arriba a bajo criticando.

El hombre rio con gracia. —¿Es una broma? —volvió a reír. —¿Desde cuando el presidente Min es capaz de contratar a personas por debajo de lo regular?

—Amigo solo tengo cinco minutos y debo subir los adelantos de prendas con el señor Min, ¿Sabes lo que significa?

—Significa que debo confirmar tu identidad. Eso es lo que significa.

—¡No tengo tiempo! —miré mi reloj y note que solo tenía un minuto —¡Haré lo que quieras, pero por favor dame los adelantos, o me quedaré sin trabajo!

El alfa alzó una ceja y torció sus labios no confiando.

—No lo sé...

—¡Mierda, solo dame los malditos adelantos! —Grité exasperado y sentí recorrer el sudor por mi frente.

Sin embargo, el alfa sonrió y asintió.

—Sí definitivamente eres nuevo... —Fue por el libro de casi medio metro que estaba detrás de una recepción vacía. Este me lo entregó y lo sostuve de inmediato.

—¡Gracias! —grité de nuevo y salí corriendo.

El elevador se miraba lleno y yo negué con la cabeza. El elevadorista sonrió viendo su reloj y me hizo señas de apresurarme.

—¡Fuera debo ir al ultimo piso! —Corrí a los que estaban ahí y me observaron inseguros. —¡Largo!

Algunos se negaron a bajar y me abrí paso entre ellos dando empujones para desalojar el elevador.

—¡Traé el libro de adelantos! ¡¿Qué no ven?! —El beta gritó apoyándome y de inmediato todos bajaron al sorprenderse.

Antes de que las puertas se cerraran todos me aplaudieron y me dieron animo desde abajo.

—¡Al ultimo piso! —mandé alto y el beta solo apretó el botón que se marcaba con dos letras "P" en mayúsculas.

El elevador se marcó directo y subió sin hacer escalas.

—¿Conociste al jefe de telas? —El beta me preguntó.

—No sé solo se que era alguien alto, y parecía un alfa gallardo...

—¿Un alfa? —preguntó interrumpiendo— No hay ningún alfa en la instalación. Todos somos betas u omegas. El jefe de diseño es un beta y el jefe de telas es un omega.

Abrí mi boca al no percibir que tenía razón con lo de los géneros. Pero no me detuve a preguntar o siquiera investigar cuando llegamos.

—TRES, DOS, UNO... —El beta gritó a mis espaldas y Taehyung corrió de igual forma conforme yo llegaba.

Min Yoongi salió de su oficina, siendo las diez en punto de la mañana.

Se enderezó y quitó por fin los lentes de acetato, todo movimiento que el omega hacia parecía tan apuesto y pulcro que no pareciera que hace un rato me mando hacer el peor castigo que alguna vez tuve. Respiraba entre cortado y con mi corazón deseando salirse por todo el cardio que jamás hice en toda mi vida, suspiré y di los últimos pasos para entregarle el libro. Pero este apenas me miro repelando mi presencia que ni siquiera miró.

Taehyung me atacó con el aerosol que pretendía ser neutralizador de aromas. Si antes me sentía como un insecto esto terminaba por confirmarlo.

Yoongi caminó seguro hacia la segunda oficina más grade del piso y abrió la puerta de crista templando y oscuro.

—Tienes una suerte tan enorme. No creas que no estaba tomando el tiempo, ya tenía tu despido impreso. —Taehyung susurró cerca de mi oído —Ahora toma un cuaderno, anota todo lo que va a pasar ahora.

Ambos entramos y mi boca se abrió no creyendo lo que hay adentro de la sala de juntas.

Pues mas que una simple sala de juntas blanca con una enorme mesa y bastantes sillas. Esta era comparada con un enorme salón lleno de maniquíes y mesas medianamente cortas y altas, que estaban ocupadas por dos personas.

—¡Muestren sus diseños! —Taehyung habló alto y las personas vistieron de inmediato los maniquíes rápidamente.

Yoongi colocó sus lentes oscuros y se enderezó dando lentamente pasos cortos. Mi instinto fue seguirlo y anotar cada uno de sus murmurios del omega que lanzaba mientras analizaba con lujo de detalle los diseños.

"deprimente"

"Espantoso"

"Nefasto"

"Horroroso"

Arqueé mi ceja pensando que con nada estaba conforme. Pero se detuvo en un determinado diseño esplendoroso en tono rojo tal como la sangre y el vino agudo de tonada difícil de entender.

—¡¿Cómo pretenden que la esta colección sea se preciosa si no han hecho nada bueno?! ¡Todo es horrendo! —Yoongi se detuvo momentáneamente torciendo sus labios en desagrado. —Quiero nuevos bocetos antes de las doce de la noche y los estaré esperando aquí. ¿Debo traer mi navaja?

Todos negaron moviendo la cabeza. ¿Cómo es posible que un omega vuelva tan gélido el ambiente?

—Si la llego ocupar en los diseños, no esperen regresar el día de mañana. —Yoongi dio media vuelta. Alfa harapiento, ve por mi almuerzo y trae contigo el libro de telas que esta sobre tu escritorio. Mas vale que nunca lo dejes en un lugar público, si alguien llegase a robarlo serás tu el culpable de hacerme perder mas trecientos millones. ¿Lo entiendes?

Yoongi salió de largo y Taehyung negó con su cabeza también pasando de largo de mi persona.

Todos me miraron parpadeando confundidos y murmurando cosas no entendibles.

Cómo sea, es mejor no tomarle importancia. Es mejor que vaya por el almuerzo y no tendría tiempo para siquiera descansar después de maratón mas grande mi vida.

—Taehyung... ¿Qué debo traerle de almuerzo? —Al salir de la sala de juntas me apresuré a tomar el libro de telas.

—Ve a dejar el libro a su oficina y él te dirá que es lo que quiere. —Kim evitó mi persona de nuevo mientras tecleaba su computadora. Mordí mi lengua al ser ignorado.

Este ha sido el peor primer día de trabajo que he tenido en mi vida, claro que he tenido peores días.

Toqué la puerta y esta se abrió, pues hasta ahora me doy cuenta que esta no ha estado cerrada.

—Aquí tiene el libro, señor... —puse el libro sobre el escritorio.

—Quiero que traigas un filete de salmón, de quince centímetros por dos centímetros de grosor, ahumado acompañado de patatas hervidas al igual que el pimientón y los espárragos, todo bañado en jugo de lima y espolvoreados con pimienta —Yoongi cubrió su nariz apenas me paré anotando su pedido—. Es todo, puedes retirarte y no tardes mas de quince minutos. Y Jimin, espero el que el día de mañana traigas mi café, de lo contrarío ya no te presentes y ni siquiera pises el edificio.

Yo sentí que mis ojos se cristalizaron, nunca era tan sentimental, pero escucharlo del omega me llenaron de decepción y con desanimo, incrementándolo por el hecho de que Yoongi siempre insensible.

—Y también trata de que tu ropa sea la mas adecuada para estar aquí, no tolero tu aroma y el ocupar nailon solo incrementa el hecho de que apestes. —habló mordaz. —Consigue una camisa de algodón puro en la parte de vestimenta y de diseño, antes de que vuelvas con mi almuerzo. Ahora ya te puedes retirar.

Di media vuelta y caminé directo a fuera de la oficina.

Taehyung me miró y sonrió. —Todos saben que el humor de Yoongi depende de su café mañanero, suena exagerado, pero la revisión de los diseños era para el día de mañana y solo para fastidiarte programó una revisión exprés, ¿No sé si debas sentirte bien o tan mal por fastidiarle el día a todos los que trabajamos aquí? —su pregunta no era con el fin de responder, sino de fastidiar.

—No fue mi intención de que provocara todo esto. —hablé bajo.

—Nadie aquí tiene intenciones de nada, pero el hecho de que debas hacer tu trabajo bien es completamente tu responsabilidad. —Taehyung viró sus ojos. —Ahora date cuenta que toda una colección que se planeó durante algunas semanas, ahora debe ser reconstruida por unas horas. Tal vez pienses que esto no va con un alfa, pero creo que es tu responsabilidad el valorar el trabajo en equipo.

Kim se vio interrumpido cuando el teléfono sonó y es ahí cuando pegó su palma en la frente. No había contactado con la editora de la revista que Yoongi esperaba. Taehyung colgó apenas cambió de línea y me señaló.

—Es el último favor que te hago... —habló severo. Kim se paró y me dio la espalda.

Caminé de nuevo directo al elevador. El beta palmeó mi hombro y yo solo pude suspirar cansado.

¿Yo no servía para estar en estas cosas?

El sentirse triste cuando las cosas no salen bien, es un verdadero conflicto de una duda existencial.

Miraba hacia el piso, con la cabeza baja, con el fin de ocultar mi decepción. Pero la voz amable me hizo regresar al frente mi mirada.

—Gracias, señor Choi. ¿Qué tal la familia? —El hombre alto del piso de telas subió al elevador.

"Todo perfecto. Mi pequeña esta apunto de pasar a la universidad..."

—Me alegro... —El tipo le sonrió amplio y agradable —. Y espero que el libro llegara a tiempo, pero si sigues aquí es por que lo lograste. Te felicito. —Su platica se dirigió a mi, yo abrí mi boca queriendo decirle algo, pero este bajó cuando las puertas se abrieron.

—Es aquí la zona de la cafetería. —El beta señaló el piso y de nuevo me empujó sacándome del elevador.

El tipo, que ahora sabía era un omega volteó a verme y me dedicó una sonrisa gentil, él se detuvo y me esperó para colocarse a los lados.

—Es hora del almuerzo, algo me dice que es tu siguiente misión... Si de algo te sirve, solo ve directo con la cocinera aquí todos se mueven a la voz de Yoongi. —aconsejó—. Apresúrate, porque esto seguro que solo te dieron quince minutos.

Yo no sabía que decirle, pero lo que si sabia es que te debo una disculpa.

—Gracias —dije sonriendo—. Creo que te debo una disculpa por gritarte hace un rato.

El omega dio unas carcajadas sin importancia. —Aquí todo el mundo esta loco, pero no tienes que disculparte, yo te juzgué mal, pero como sabes ese libro vale mas que tu vida y la mía juntas. No puedo solo dejarlo ir con un desconocido..., por cierto, yo soy Jin Gyuho. —Me ofreció su mano—. Ahora deja de ser un desconocido y dime tu nombre.

—Park, Park Jimin y soy el nuevo secretario de Min Yoongi. —tomé su mano y la apretujé.

—Un gusto —el omega me sonrió mostrando sus dientes—. Ahora ya puedes irte, o el omega mayor te comerá vivo.

—Antes de que yo sea comido vivo... ¿Podrías ayudarme a buscar la sala donde sea vestidor? Al señor Min le molesta mi aroma y me pidió ocupar tela de algodón.

El omega me soltó y asintió. —Claro, ve a pedir el almuerzo y yo te espero para que te lleve. —no estaba tan convencido—. No te preocupes llegaras a tiempo, hay miles de camisas negras y estoy seguro que hallaremos pronto tu talla, mientras el almuerzo esta listo.

—Oh, creo que tienes razón ¡Gracias! —grité al comenzar a trotar con tal de encontrar la cocina.

A veces solo se necesita un gesto noble para volver a sentirte importante.

[...]



Lamento las faltas de ortografía, editaré cuando termine.

Lxs quiero...
ALICIELITO.

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