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cuatro







Hoy era uno de esos días para JungKook de los que no parecían tener fin: primero universidad y luego trabajo en el cine. Por suerte, por lo menos Tae le había hecho caso y se había quedado en casa.

Cada vez su presencia le era menos extraña, es lo que tenía convivir con él prácticamente 24 horas al día; pero en serio el hada se ponía irritante cuando se aburría, y no es como si él pudiera faltar a sus obligaciones por entretener a un ser sobrenatural... no le iban a entender ni aunque lo explicase.

Aunque ahora se había sumado otro problema... lo pegajoso que estaba últimamente el chico de hebras fantasía. Kook era alguien inteligente, y no quería ser mal pensado o atar hilos que no tenían que ver... pero el cambio de trato se dio desde aquel beso en la azotea.

Bueno, también podía ser de haber visto a YoonGi y ese hada de cabellos melocotón que lo acompañaba a todos lados. A lo mejor Tae les vio y supuso que esa era la relación que había que tener entre humano y hada...

En serio estaba intentando buscar cualquier excusa para intentar justificar el por qué Tae estaba menos respondón, más obediente, dulce y cariñoso; cualquier opción era buena, menos pensar en que sentimientos se estaban desarrollando en el de piel canela. Además era imposible que eso pasase entre dos seres diferentes. Seguro que sí.

Lo único que se le ocurría era hablar con YoonGi; y hoy parecía ser el día ideal, puesto que se había quedado en casa el mosquito travieso.

Estaban en la hora de descanso para almorzar, era ahora o nunca, pero ahora... pregunta del millón ¿Dónde cojones estaría Min YoonGi? El pálido no parecía ser alguien de muchos amigos, no recordaba haberlo visto en un lugar en concreto jamás en los descansos...

Joder, seguro que Tae tendría alguna maldita habilidad o truco para saber donde se encontraba el chico con cara felina.

Espera, a JungKook se le estaba encendiendo la bombilla. Si nunca veía a YoonGi en sus descansos era porque se encontraba en un sitio totalmente contrario a él, y ¿Dónde nunca JungKook iría? Al jardín, al maldito jardín de la universidad. No lo culpen, era de piel sensible con el sol, así que odiaba exponerse tanto a este, por eso normalmente siempre llevaba gorra, cubrebocas o gafas.

Sin querer perder tiempo salió corriendo hacia fuera, esquivando gente por el pasillo y saludando de manera rápida a los que reconocía. Temía no encontrar a tiempo a Min, porque el jardín de su facultad era amplio; pero por suerte no le hizo falta estresarse demasiado.

YoonGi simplemente se iba a la parte más alejada, como él creyó que sería. El pálido tenía su espalda recargada en la pared y sus piernas cruzadas en forma de índio. Cualquiera que lo viera pensaría que estaba un poco demente, puesto que lo único que se apreciaba a simple vista era el chico mirando sus manos y sonriendo de una manera en la que nunca antes había visto JungKook.

Wow, no podía creer siquiera que ese Min YoonGi fuera el mismo que se sentaba a su lado.

Bien, era el momento.

El más joven tomó aire y dio los primeros pasos más que seguro de si mismo, una seguridad que se fue disipando al recibir una mirada fría de parte del otro chico. Bueno, no era algo inesperado, después de todo Yoon y él se parecían bastante en lo poco sociables que parecían ser. -- Hola, uhm, sunbae... -- Saludó mirándole desde arriba, puesto que se encontraba de pie y el otro sentado.

-- ¿Qué necesitas, Jeon? -- Inquirió casi a media voz el más bajo.

-- Mira, podría dar miles de rodeos ahora mismo e inventarme cualquier cosa, pero creo que ir directo al grano será más eficiente. -- Min siguió sin cambiar su expresión seria, poniéndole un poco inquieto. Para intentar sentirse un poco más cercano al chico, se agachó, sentándose en el césped frente a él. -- Ahora mismo no le logro ver, pero se que tienes un bichito por ahí revoloteando... -- Murmuró.

El chico de cabellos menta guardó para sus adentros su asombro, era imposible que alguien más supiera de la existencia su hada ¿Cierto? -- Oh ¿viste un mosquito en clase o algo así? --

-- No, no me refiero a eso. Me refiero al hada que está siempre contigo robándote la atención de cada clase. --

Ahora si que los orbes felinos del mayor se abrieron dejándose ver lo anonadado que se encontraba. Por primera vez en todos los años que llevaba junto a su "bichito" alguien más lo notaba. -- ¿T-tú? ¿C-cómo? --

Y aunque la pregunta fue dirigida hacia el otro universitario, JiMin hizo acto de presencia en su forma hadita, sentado sobre la cabeza de esponjosos cabellos de su humano. -- Él también tiene un hada. -- Dijo el de pomposas mejillas, escaneando con la mirada a Jeon, quien sonrió ampliamente tan rápido como ese ser bonito se dejó ver.

-- Espera ¿en serio tienes un hada? bueno, pero ¿Cómo viste a Minie? --

-- Mi hada... bueno, él me prestó un poco del poder de sus ojos, pude ver todo lo que él veía, así que vi a... uhm ¿Cuál es tu nombre? --

El de cabellos melocotón tuvo que parpadear un par de veces intentando asimilar, respondiendo a media voz. -- JiMin, Min JiMin. -- Dijo sin titubear, bajando de los esponjosos cabellos del más mayor para sentarse entre las piernas del de mirada felina, cambiando de forma entonces a la humana para poder hablar correctamente. -- ¿De cuánto conoces a tu hada? No pensé que él sería tan poderoso, quiero decir, cuando lo he visto en clase siempre se vio muy revoltoso y poco maduro... un hada con pocos años de aprendizaje... --

-- B-bueno, casi un mes hace que sé de su existencia... ¿Qué te extraña tanto? --

-- No cualquier hada es capaz de traspasar su poder hacia un humano u otro ser; quiero decir, todas tenemos poderes, pero traspasarlos a otra persona es algo sumamente difícil, algo que apenas saben hacer las hadas cuando ya tienen una experiencia avanzada. -- Explicó sintiendo como la barbilla de su humano era recargada en su hombro. -- Siquiera yo he podido alguna vez traspasarle poderes a Gigi. --

>> ¿Gigi? Tenía que venir al mundo un ser sobrenatural a ponerle apodos tiernos a Min YoonGi, porque otro humano se acojonaría. << Pensó JungKook aguantando las ganas de reír, las cuales le duraron poco, porque su curiosidad era mayor aún, hablar con JiMin era mucho más fácil, parecía estar en otro nivel de madurez de la de Tae. -- Yo... ¿Puedo quedarme a charlar un poco con ustedes? Me gustaría preguntaros unas cuantas cosas. --

-- Bueno, normalmente este tiempo lo uso para mimar a Minie. -- Dijo claramente el pálido, depositando un beso en el cuello del hada; quien tenía una reluciente sonrisa en su rostro, una que le achicaba los ojitos y dejaba a la luz su diente chuequito. -- Pero está bien, pareces un poco desesperado por ayuda, y nunca pude hablar tampoco con nadie más sobre esto, así que supongo que yo también aprenderé cosas. --

-- Gracias, de verdad, no sabéis cuanto lo agradezco. -- Agradeció de manera sincera en un suspiro. -- Ehm, TaeHyung, el hada quien me eligió no tengo muy claro el por qué, al principio fue muy travieso, revoltoso, hiperactivo y mandón... bueno, supongo que lo sigue siendo, pero últimamente está... raro. -- Inició el azabache arrugando su nariz, recordando como estos días el chico había cambiando un tanto su actitud.

-- JungKook-ssi ¿Sabes por qué las hadas no se atreven a ir a la ciudad normalmente y se quedan en la naturaleza? -- Inquirió el ser precioso que casi ronroneaba entre los brazos del otro humano, a lo que el nombrado negó con su cabeza. -- Bien, parece que tu hadita te guarda secretitos. -- Se burló. -- Las hadas no tienen en su naturaleza los instintos románticos, porque las hadas no se reproducen mediante un... coito o algo así. Nosotros salimos de huevos que la naturaleza en si crea, según tu elemento principal... agua, fuego, tierra o aire. --

Ahora que lo pensaba, Tae nunca le explicó demasiado sobre eso, siquiera le dijo cual era su elemento principal; solo le comentó una vez muy por encima que provenía del río Han; simplemente. -- Entiendo... -- Murmuró para que el de mejillas abultas siguiera.

-- Entonces las hadas no se enamoran entre ellas ni nada por el estilo; el problema está cuando nos encontramos con seres que despiertan estimulos nuevos y curiosidad en nosotras. Muchas hadas cuando se acercan a los humanos acaban enamoradas de alguno de estos; y bueno, digamos que no estamos preparadas para este sentimiento. Nuestro poder es tan fuerte y nuestras emociones tan potentes que podemos morir de amor, literalmente. --

-- ¿¡C-cómo?!! -- Exclamó asustado el azabache. --

-- Todo está bien cuando nos corresponden, pero cuando el amor que sentimos por el humano no es correspondido nuestro cuerpo no es capaz de gestionarlo. Esto mismo pasa cuando nuestro humano muere, nosotras también morimos. La estimación de vida de un hada es de quinientos años, pero nos desbanecernos en cuanto la persona que amamos muere. --

A pesar de que el de cabellos melocotón estaba hablando sobre esto con toda la tranquilidad del mundo, a JungKook solo le hizo falta deslizar sus ojos hacia el compañero de su clase para detectar que era un tema sensible para él. YoonGi tenía sus labios fruncidos, y apretaba con suavidad su abrazo alrededor de la cintura del hada de vez en cuando ¿Qué unión tan fuerte tendrían ellos dos?

-- No quiero decir con esto que él esté enamorado de ti ni mucho menos, peeero, somos curiosas por naturaleza; y como todo el tema de amor, besos, sexo, citas y pareja no está incluído en nuestra forma de vida... pues nos llama de sobremanera la atención. Posiblemente es lo que le esté pasando a tu hada. Normalmente cuando nos damos cuenta de que estamos cayendo rendidos por un humano, nos alejamos por miedo a morir de manera prematura. --

-- Ya... pero ustedes... -- La curiosidad en el cuerpo de Jeon era mayor a cualquier otra cosa.

-- Minie y yo nos conocemos desde que tengo diez años. -- Contestó esta vez YoonGi, siendo acompañado por asentimientos de la cabecita de JiMin. -- Fui yo quien se enamoró primero. Mi familia es adinerada y siquiera tenían tiempo para criarme, así que nunca fui bueno socializando con las personas, pero con JiMin todo siempre fue muy fácil. Es bobo y se quedó conmigo, a pesar de que estuve en contra. --

Asimilando la historia el universitario menor asintió despacio, volviendo a mirar al hadita. -- ¿No te da miedo? Quiero decir, cuando YoonGi-ssi muera- --

-- Cuando él muera yo no encontraré alguna razón para seguir, sus brazos ya no estarán ahí para resguardarme en ellos y sus besos a los cuales me hice casi dependiente desaparecerán, estoy bien con no estar más cuando él tampoco lo esté. --

Oh, en rialidad Kook no podía considerarse alguien demasiado romántico, siquiera amante de historias que te calentaban el corazón; pero el cuento de aquellos dos si que consiguió conmoverle un poco.

Sus ojos se deslizaron hacia el pasto, el cual no sabía en qué momento había comenzado a arrancar como resultado de sus nervios. Ahora que tenía esta información ¿Qué tenía que hacer? A ver, él no estaba confundido, no le gustaban los chicos y TaeHyung era uno. Los besos del otro día estuvieron geniales, sí; mucho mejor de los que podría recordar con alguna chica, sí; pero eso no hacía que le gustasen los chicos... ¿no?

-- JiMin ya te contó cómo es para las hadas; pero te advierto que para nosotros también es sumamente fácil caer ante ellas. Quiero decir, te embelesan con sus encantos, son seres fantásticos y... bueno, no te diré demasiado, pero las experiencias íntimas con ellos son... excelentes. --

El menor quiso decir "lo sé" porque solo con un beso TaeHyung le hizo ver el mundo de otra manera; literalmente. ¿Qué sería entonces llegar a tener sex-

Antes de que su cabeza enunciase aquella curiosidad, se detuvo a si mismo. Su rostro se tornó rojo gracias al rubor, teniendo que esconder este entre sus brazos. Joder, como podía pensar así del mosquito insoportable... pero bonito, divertido, a veces demasiado expresivo... pero tierno.

-- Ese carácter infantil de Tae se irá poco a poco calmando, JungKook-ssi. -- Comentó JiMin. -- Se nota que no es un hada adulta ni mucho menos, lo que no me explico es su poder... --

-- N-no lo sé, le preguntaré a ver si me cuenta. -- Murmuró estando un poco en su mundo.

Por alguna razón, la cual conseguía incluso molestarle, tenía muchas ganas de llegar a casa hoy.





TaeHyung se encontraba en la habitación que su humano le había prestado para él; cosa que no entendía demasiado bien porque si él había interrumpido en el hogar del chico era para estar en su compañía, no solito, pero bueno, sabía que ese espacio era algo que el azabache agradecía... y estaba comenzando a querer complacerlo.

Llevaba puesto una camiseta de mangas largas que había encontrado en el armario de JungKook, porque sin saber de qué se trataba la privacidad, había ido hasta allí a husmear para llevarse ropa que ponerse.

La talla de la prenda era más grande de la debida, así que sus clavículas se veían en cuanto se movía un poco más, y su parte inferior era vestida por unos shorts de pijama. Estaba feliz; pero ansioso.

Contento porque estaba regando sus plantitas las cuales Kook le compró cuando hicieron el trato hacía casi una semana, ese día en el cual se besaron. El trato fue traspasar sus hechizos a cambio de florecitas, y su humano lo cumplió.

Ansioso porque llevaba todo el día solo y quería ver a JungKook de una vez, tenía seguro que no volvería a quedarse un día solo en casa; él quería acompañar al chico a la universidad y al trabajo. ¿Cómo lo habría hecho esa hadita del chico compañero de Gguk? Él también quería eso.

Su corazón se aceleró de golpe al pensarlo, y muy lejos de asustarse; cosa que debería de ser normal porque que el corazón se te acelere por un humano no era nada bueno, le hizo sonreír enseguida. Incluso cuando JungKook se quejaba de él a cada rato... era la primera vez que se sentía mínimamente aceptado.

-- Chikybabys ¿y si intento engatusar un poco a Ggukie para otro besito? ¿Estaría muy mal? -- Murmuró hacia sus plantitas, acariciando las hojas de estas con suma delicadeza. -- Es que se sintió tan bien... sus labios son suaves y a pesar de que es muy frío sus besos eran cuidadosos y te hacen sentir calentito. --

El pelizul volvió a suspirar otra vez, ahora entendía por qué las chicas que antiguamente Jeon traía a casa parecían tan maravilladas con el chico. Esa época en la que Tae se la pasaba molestándole anónimamente pudo ver varios ligues del humano, y estaba seguro de que estaba solo por su propia elección, no por falta de pretendientas.

Podía empatizar con ellas.

Antes de que cualquier otro pensamiento que le hiciera decaerse un poquito más hiciera acto en su cabeza, pudo escuchar como la puerta principal era abierta, entonces su emoción fue más intensa que cualquiera de sus otros sentimientos. Sin mirar atrás corrió hacia la entrada, deslizándose por el suelo de madera del apartamento. -- ¡Ggukie! -- Saludó hasta quedar frente a él mientras se descalzaba, dejando las botas en el zapatero de la entrada.

-- Hola... -- Dijo a media voz, relamiendo sus labios al alzar el rostro tras guardar el calzado.

El hada estaba allí mirándole con ojos brillantes, sonrisa geométrica y motitas de tierra que le informaban sobre qué había estado haciendo. Tener esa imagen deslumbrante de él es lo que le recordaba que estaba hablano con un ser etéreo y no con una persona corriente. La belleza de las hadas era algo dificil de ignorar. -- Por fin volviste, te estaba esperando para cenar, quería tomar mi bowl con miel y fresitas contigo. --

-- Uhm. -- Fue lo único que pudo decir, volviendo a agachar su cabeza antes de esquivar con sutileza el cuerpo del de piel canela, porque vamos ¿En serio se había vestido con sus prendas? ¿Qué clase de broma era esa?

Vale, Tae era consciente de que su humano era alguien de poquitas palabras; a no ser que estuviera molesto, ahí entonces te podría recitar la biblia haciéndote saber lo mucho que le estabas jodiendo, pero ahora parecía demasiado callado, taciturno; o tal vez incómodo.

El más joven anduvo hacia su habitación, encontrándose con las puertas de su armario abiertas y mucha de su ropa tirada en el suelo a los pies del mueble. Bien, no hacía falta preguntar quien había sido. -- Q-quise buscar ropa cómoda. -- Se justificó el hadita, quien le había seguido hasta su habitación, mirándole desde el umbral de la puerta.

-- No te preocupes, la próxima vez no desordenes tanto, solo eso. -- Pidió sin siquiera mirarle; cosa que estaba inquietando a TaeHyung ¿Había hecho algo especialmente malo? Era un desastrito, lo sabía, pero podía mejorar, lo haría.

>> Quiero decir, te embelesan con sus encantos, son seres fantásticos y... bueno, no te diré demasiado, pero las esperiencias íntimas con ellos son... excelentes. << Habían sido las palabras de YoonGi, las cuales no podía sacarse de su curiosa cabeza y hormonas juveniles.

No podía mirar al de piel canela y decirle "hay veces que te quiero matar, mosquito molesto; pero ahora mismo te quiero desvestir"

Fue cuando se encerró más en sus propios pensamientos cuando sintió que una mano rodeaba su muñeca mientras ordenaba un poco todo el desastre que Tae había dejado en su habitación. -- Gguk-ah ¿Estás bien? ¿Pasó algo hoy? -- Inquirió el peliazul deslizando con mucha lentitud su mano hacia la contraria, en un amago de entrelazar sus dedos.

La acción no pudo llevarse a cabo, ya que JungKook se lo impidió tomando su mano, deteniendo cualquier movimiento. Entonces sus ojos chocaron, ambos tenían mucho que decir al parecer, pero no sabían alguna manera de expresarlo. Bueno, el azabache quiso por lo menos excusarse para poder dejar de ver esa mirada llena de preocupación de su parte. >> Ahora no has hecho nada malo y te miras como una cachorrito regañado, pero cuando armas un desmadre y te diviertes molestando a los humanos no sientes arrepentimiento ninguno, quien te entiende. >> Pensó.

-- Estoy cansado, mucho; eso es todo. -- Fue lo que le respondió. El de piel canela asintió con su cabeza sin saber qué hacer, pero empezó por intentar quitar su mano de debajo del contrario, pero para su suerte el chico no le soltó. -- ¿Me darías uno de esos besos sanadores? --

Millones de burbujitas llenas de calidez explotaron en el pecho del mayor >>¿Me acaba de pedir un beso? << Se repetía una y otra vez en su cabeza. Él era alguien de nula vergüenza o timidez y lleno de emoción; por lo que no pudo evitar asentir energéticamente, quedando totalmente expuesto ante Jeon, quien quiso reír avergonzado al ver que el hadita estaba incluso más motivado que él.

Una vez más los dos se miraron sin saber demasiado como actuar, Tae tenía miedo a dar un paso en falso; después de todo su experiencia con los besos o cualquier acto íntimo se resumía en dos besos con JungKook hacía unos días.

Por suerte el menor era alguien con iniciativa, más cuando quería algo.

De una manera no tan pausada como la del día anterior dejó que sus manos viajaran hacia los costados del de piel canela, acercándolo a él para juntar sus bocas con un tinte medianamente desesperado.

Como reacción automática los brazos de TaeHyung acabaron enroscados alrededor del cuello del universitario, enredando sus largos dedos entre las hebras azabaches de su nuca. Besar al hada se sentía como sentarte en la luna y acariciar las estrellas con las yemas de tus dedos. Sus lenguas no tardaron en sumarse a la acción, enredándose, siendo el contacto entre estas el estímulo a querer más. Más de ellos, más piel que tocar, más respiraciones entrecortadas y más besos.

Este estaba siendo mucho más largo que el del anterior día, dándole tiempo a Jeon a incluso deslizar una de sus manos por debajo del polerón ajeno para poder tomar su cintura, apretando cuidadosamente sus dedos sobre la piel bronceada natural del hada.

Casi que Kim perdió la noción del tiempo, lo único en lo que se había podido concentrar había sido en cómo el contrario succionaba su belfo inferior sacándole algunos suspiros, ninguno comparado con el que dejó fluir cuando JungKook apoyó su frente en la propia en busca de aire, aunque sintiera que todo se lo estuviera robando TaeHyung.

-- ¿Hiciste algún hechizo? Me siento aún más entumecido. -- Susurró sobre sus labios pomposos.

-- S-se me olvidó que debía sanarte... -- Admitió, relamiendo sus belfos, haciendo que la punta de su lengua rozase la boca de un asioso humano; el cual estaba descubriendo el mayor de los placeres.

-- Bueno, siempre podemos repetir. -- Fue lo último que dijo el más joven antes de atacar con más besos al otro chico, quien no pudo evitar sonreír en mitad del contacto, sintiendo como la mano de debajo de su polera se movía hasta que por debajo de sus prendas JungKook había abrazos su cintura para no dejarlo escapar. Pero vamos, ni que aquello estuviera en sus planes.

Aquí la verdadera cuestión era ¿Por qué ambos habían ido directamente a probar sus labios, cuando la primera vez que TaeHyung sanó a JungKook fue con un beso en la frente y sabían que con eso bastaba?






Hola, angelitos. Aquí nuevo capítulo de esta obra, espero que lo hayáis disfrutado. uwu

Aunque sé que es muy probable que mi bebé no vea esto porque es una persona muy ocupada; le quiero dedicar el capítulo a Tesshyung

Te quiero mucho. <3

Cuidadse ¿si? os adoro. Kisssuu.~~ 230322

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