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#31

— Entonces, ¿A dónde deberíamos ir? —apoyó su mentón en sus palmas mientras miraba al rubio en el espejo.

— ¿Por qué me preguntas como si yo supiera sobre las cosas increíbles que hay en tu mundo? Apenas y conozco el mar... —se cruzó de brazos y sonrió levemente contagiando al mayor.

— Tienes razón, disculpa. —soltó una risa apenado—. Jmh... ¿Te gustan los animales? Podríamos ir a un zoológico, ¡Hay muchísimos animales ahí!

— ¡Amo los animales! En especial los felinos, mi guardián me mostró como son los gatos, ¡Realmente son lindos! —aplaudió un par de veces pero de forma suave.

— ¿Tú aprendiste de ellos o ellos de ti? —ladeó su cabeza.

Felix proceso la pregunta durante unos segundos ya que al principio no había entendido qué quiso decir con eso. Finalmente cuándo logró entender mostró una amplia sonrisa avergonzado y bajó su mirada al sentir sus mejillas arder ligeramente.

— ¡No digas esas cosas! A veces te portas muy extraño, ush... —puso sus manos en su cara.

— Te dije que eras tan adorable como un gatito, no bromeaba. —se acercó un poco al espejo y admiró al menor, mirando desde su cabello hasta sus manos las cuales no le dejaban ver su rostro.

Duraron en silencio un par de minutos, el rubio intentaba hacer que ese sonrojo se fuera pero le costaba hacerlo ya que seguía pensando en lo que su dueño le había dicho. Por otra parte, Jisung simplemente admiró a Felix; Jamás lo había visto tan cerca, su cabello era brilloso y parecía suave al igual que su piel. Sus manos eran chiquitas, cosa que le dio aún más ternura.

— Felix...

— Qué quieres, ardilla.

— Es posible... —se detuvo para pensar bien en la pregunta—. ¿Es posible desear que salgas del espejo?

— ¿Eh?

Felix por fin lo miró. Nunca lo había pensado tampoco ni le había preguntado a su guardián. Suponía que sí se podía pero, ¿Habría que tener de la misma energía que los guardianes poseían para permanecer en el mundo humano?

— Hum... La verdad creo que sí, es decir; Hay deseos prohibidos pero ese no está en ellos así que, es posible. —respondió no tan convencido y luego volvió a pensarlo—. Los guardianes necesitan energía que les es brindada por Dios, es energía limitada para que puedan permanecer en el mundo humano... Si llegas a desear eso, no sé si yo necesite de esa energía. —hizo un ademán con sus hombros.

— ¿Y si deseo que vengas sin necesitar energía?

— Creo que podría funcionar. —asintió pero después reaccionó a la pregunta—. ¡Han Jisung, no estás pensando en hacerme salir del espejo, ¿cierto?!

El nombrado soltó una risa.

— Tal vez.~ —se puso de pie y tomó el espejo entre sus manos para ir hasta su habitación.

— ¡No, estás loco! No sé qué podría pasar, no sé si eso sea una traición al Reino de Dios, ¿Y si me destierran de él? —miró asustado al castaño.

— Si te destierran del Reino tendré que hablar con Dios personalmente. —sonrió calmado y entró a su habitación.

— Si supieras quién es... —murmuró lo suficientemente bajo para que su dueño no lo escuchara.

— ¿Qué dijiste?

Dejó el pequeño espejo en el mueble junto a su cama y después de acostó en ésta última, acomodándose para poder ver el gran espejo que tenía frente a él y esperar a que Felix apareciera en éste.

— No dije nada. —se cruzó de brazos—. Que no sea un deseo prohibido no significa que no sea peligroso, Hanji. —exclamó.

— ¿Cómo me has dicho? —frunció su ceño, el menor volvió a dejar caer sus brazos y permaneció en silencio—. Repitelo.

— ... Hanji.

— Me gusta. —sonrió ampliamente—. Bien, iré a dormir. Mañana es nuestra cita y no me gustaría llegar tarde y hacer esperarte esperar, pequeña estrella. —bromeó y rió leve.

Felix asintió con una sonrisa dulce gracias al apodo, pero antes de irse volvió a oír la voz ajena.

— Gracias... —le sonrió una vez más—. Por aparecer en mi vida y soportarme, y por hacerme mejorar. Ahm... —desvió su mirada—. No sé qué sería de mí sin... Sin ti.

Felix sonrió con ternura, esas palabras lograron calentar su interior y su rostro, el cual suponía se había tornado de un color carmesí. Puso una de sus manos en el espejo y suspiró aliviado.

— Buenas noches, Hanji...

— Tenemos el ángel de Jisung, será Choi Beomgyu; Es un chico que he tenido en reserva hace mucho tiempo y ayer me dio su aprobación así que, haremos el cambio de dueño mañana. —un espejo cuadrado apareció junto a él pelinegro, mostrando en el al chico mencionado anteriormente.

— Bien...

— Changbin, ahora necesito que elijas. —el nombrado miró a su superior—. Te quedas como guardián de Jisung o de Felix.

— Si me voy ahora de la vida de Jisung, todos a su alrededor me olvidarán, ¿Cierto? —su Dios asintió—. Pero, Jisung ahora me necesita.

— Felix también te necesitará. —comentó la pelirroja que había permanecido en silencio todo el tiempo—. Cuando le digas que lo cambiarás de dueño seguramente se va a sentir peor de lo que ya se siente. ¿No crees?

— Enserio me odias, ¿Cierto? —cuestionó Changbin mirando a la chica con su ceño fruncido en señal de enojo.

— Jihyo, si sigues comportandote de esa manera voy a tener que descender tu puesto a guardiana. —exclamó Dios esta vez molesto.

La mencionada hizo una mueca molesta, se puso de pie e hizo una reverencia hacia su Dios antes de salir de aquella oficina. Nuevamente la sala se quedó en completo silencio. Changbin pensaba en qué hacer, Jisung no le agradaba pero sin Felix seguramente se iba a sentir muy mal que solo no podría lidiarlo. Por otra parte, Felix, ese chico que logró hacerle sentir algo más.

— Jihyo tiene razón... —bajó su mirada—. Felix se sentirá muy mal después de que le diga. Seguramente va a odiarme, no soportaría ver la mirada en sus ojos... —miró al pelinegro frente a él—. Me quedaré como guardián de Jisung.

Dios no dijo nada, el simple contacto visual bastó para indicarle que Changbin no cambiaría de opinión así que asintió; Luego se puso de pie y tomó un frasco color blanco que tenía a su lado. Sirvió un poco de té en la pequeña taza junto al frasco y tras hacerlo le acercó la bandeja a Changbin.

Entre sus manos sujetó la taza y la observó, sabía que al tomar eso dejaría de tener un lazo con Felix; dejaría de ser su guardián. Soltó un largo suspiro y lentamente acercó la taza a su boca, comenzando a beber lentamente el líquido hasta que lo terminó.

— Ahora ve a decirle a Felix. No te preocupes por Jisung, le explicaré a Beomgyu que tendrá que decirle, luego de eso podrás borrar la memoria de Jisung. —habló Dios.

— De acuerdo. Gracias. —se levantó para hacer una reverencia en agradecimiento. luego de eso, salió en busca de Felix.

— Felix... Tenemos que hablar.

El menor se giró a verlo y sonrió cuando cruzaron miradas. Asintió rápidamente y tomó asiento en el sofá esperando que el mayor también lo hiciera pero no fue así, por lo que borró su sonrisa confundido.

— ¿Hyung?

— Felix. A partir de ahora no seré más tu guardián. —el menor cambió su expresión.

— ¿Qué? ¿Por qué? —ladeó su rostro confundido.

— Porque le he pedido a Dios que te cambie de dueño.

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