5
—Entonces..., ¿aprobaron que esté aquí?
—Claro que sí.
No.
La verdad es que no deseaba estar sola con Dynamight, el hombre de la bomba asesina, el causante de las muertes de miles de soldados ya sea por explosivos o por sus propias manos.
Todoroki no necesita teclear la contraseña ya que se ha juntado demasiado a ella y rápido han ingresado. En la sala de restricción sólo se encuentra aquel hombre sentado en la silla metálica, amarrado y controlado por sensores de movimiento.
Se dirige a la cabina, Todoroki se queda abajo. Ella desactiva los sensores para poder acercarse, con el montón de brazaletes metálicos y demás cosas que desconoce someten completamente al dios de la bomba asesina. El bicolor aprovecha eso para acercarse mientras ve que este no le mira ni siquiera un poco.
—¿Dyna...?
—¡Grrr!
Levanta la cabeza con furia golpeando la mano de Todoroki quien ha intentado tocarlo. Se remueve con rabia intentando soltarse, pero aquello es nulo. Le sostiene la mirada y aquellos ojos carmesí le hacen querer dar un paso atrás, como si sólo eso bastara para poder dominarlo por completo.
—Oye —habla un tanto temeroso—, hay alguien que quiere hacerte unas preguntas, sólo voy a quitarte el bozal.
Dynamight deja de removerse, no le quita la mirada de encima lo que le hace ponerse aún más nervioso de lo que está, a paso lento se dirige a las espaldas del rubio donde, con cuidado, le quita aquel artefacto metálico que pesa en sus manos. Le quita de paso el antifaz, con el fin de descubrir de quién se trata.
Y, tras volver al inicio delante de él, queda impresionado por su rostro. No sabe si son sus ojos furiosos o el color de estos. Quién diría que el dios de la bomba asesina no necesita un explosivo para estallar el sonrojo en su rostro.
—¡¿Qué tanto me miras, bastardo de las mitades?!
—¿No podías esperar a que llegara? —Yaoyorozu se aproxima a ellos tan pronto como los tacones le han permitido.
—Dijiste que hablarías con él.
—Sí, pero antes debo de hacer un chequeo, saber si trae algún explosivo en, no sé, el páncreas.
—¡¿Ah?! ¡¿Por qué mierda traería un puto explosivo en el páncreas?!
—¿Hola? ¡Eres Dynamight, estás chiflado! Siempre estás lanzando bomba y media, no me voy a arriesgar. Todoroki, tú que sabes inyectar ponle el anestésico. —Le extiende lo mencionado y él lo toma bastante confundido.
—¡Ni se te ocurra pincharme, cara hervida!
—Yaoyorozu, no creo que tenga un explosivo, te lo habrían dicho. —Trata de devolvérselo, pero ella niega.
—No voy arriesgarme, Iida parece que quiere mi cabeza en un plato y yo no se lo voy a servir, así que o lo picas o voy a jugar al doctor.
—¡A mí nadie me va a picar! —Vuelve a acelerarse removiéndose para safarse de esa situación, pero sus intentos son nulos.
—Creí que te encargaron la parte de las preguntas.
—Todoroki-san, por favor, no quiero perder mi empleo, ya pícalo.
—¡Atrévete si puedes, grrr!
—¿Por qué no preguntamos si lo trae?
—¡En mi vida me metería un puto explosivo en el culo!
—¡Dije que era el páncreas!
—¡Mucho menos ahí!
—¡Ya duérmelo!
—¡Aleja tus manos, bastardo mitad-mitad!
—Sólo sentirás un pequeño piquete...
—Pequeña tienes la verga, cabrón.
***
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