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[51]

Jennie bostezó nuevamente, el cansancio se reflejaba en sus ojos ligeramente enrojecidos y en las ojeras bajo estos. Había pasado otra noche en vela, esforzándose por terminar la tarea de adivinación que tanto le aburría. A pesar de haber dormido poco, había logrado evitar las pesadillas que solían perturbar su descanso. Desde que compartía habitación con sus hermanos, esas horribles visiones nocturnas se habían hecho menos frecuentes, lo que le permitía sentirse un poco mejor.

—¡Jennie!

La voz de alguien familiar la llamó, pero Jennie no se inmutó.

—¡Jen!

Finalmente, Jennie levantó la vista con un largo suspiro, su mirada cansada se cruzó con la del chico que caminaba hacia ella.

— Choi —respondió, reconociendo al ahora peli azul que caminaba hacia ella.

YeonJun era una de las pocas personas que Jennie había dejado entrar en su vida en todo el tiempo que llevaba en el colegio. Desde que habían compartido ciertas experiencias... raras, su lazo se había vuelto más estrecho, y aunque ella siempre había sido reservada, había aprendido a disfrutar de su compañía.

—¿Cómo dormiste hoy? —preguntó mientras se acomodaba a su lado.

—Mejor —respondió, tratando de apartar sus mechones rubios hacia atrás.

—¿Hiciste la tarea?

—Ajá.

—Yo igual, pero... creo que me quiero cambiar de materia. La adivinación es demasiado fácil y aburrida, pero a Soo le gusta asi que...

Jennie asintió, aunque no lo decía en voz alta, la compañía del gryffindor le resultaba reconfortante. YeonJun tenía una energía alegre y despreocupada que contrastaba con su naturaleza más seria y retraída. A lo largo del tiempo, ese contraste había ayudado a Jennie a salir un poco de su propio caparazón.

Sin previo aviso, YeonJun entrelazó su brazo con el de ella, un gesto que Jennie había aprendido a aceptar. Mientras caminaban juntos hacia el salón, a lo lejos divisó a sus dos hermanos esperándola.

Jungkook, con una sonrisa amplia, se acercó primero. En sus manos sostenía un pequeño frasco de leche.

—Tómatelo. No lo hiciste en el desayuno —le dijo con tono suave, extendiéndole el frasco.

Jennie lo aceptó con una sonrisa.

—Gracias, Kook —murmuró antes de beber un sorbo y despedirse con un gesto suave de sus hermanos y amigo, entrando a su salón.

Mientras tanto, Yoongi, cruzó una mirada con el chico.

— Choi —la saludó con una inclinación leve de cabeza. —¿Cómo va todo?

—Está tranquila, como siempre —respondió inclinando su cabeza en saludo —Lo único que la perturba es Joo-hyun... a mí tampoco me agrada mucho, sin ofender, porque sé que es tu amiga...

Yoongi negó con la cabeza, entendiendo las palabras del chico. — Gracias por estar con ella.

YeonJun sonrió, quitándole importancia al asunto con un gesto de mano.

— Es afortunada por tener a hermanos que la cuiden, no se preocupen, es agradable ser su amiga, aunque sea un poco gruñona a veces — bromeó — Nos vemos luego.

— Espera, ¿tienes clases con Gyu? —preguntó Jungkook y el chico asintió—. Se dejó su libro en la mesa. Llévaselo, ¿sí?

YeonJun asintió, aceptando el libro que el Slytherin le tendía. Hizo otra reverencia y se despedido de ellos para ir a sus propias clases.

Yoongi y Jungkook caminaron juntos hacia el patio, donde el sol del mediodía bañaba la hierba verde, creando una sensación agradable a pesar del aire frío de otoño. Como de costumbre, el grupo de amigos ya estaba reunido bajo el gran árbol, una zona que habían hecho suya desde hacía tiempo. Hoseok, Jin, Namjoon y Taehyung estaban sentados en el césped, concentrados en un periódico que habían extendido frente a ellos.

Jungkook frunció el ceño al notar que no solo ellos, sino también muchos otros estudiantes en el patio, tenían un ejemplar del periódico en sus manos. El ambiente se sentía extraño, casi tenso, algo que contrastaba con el habitual bullicio despreocupado de los descansos.

—¿Qué está pasando? —preguntó Jungkook, mientras se sentaba junto a Taehyung. Este, sin dudarlo, recostó la cabeza en las piernas de Jungkook.

Yoongi se dejó caer pesadamente junto al grupo, masticando perezosamente un dulce que sacó del bolsillo de su túnica.

—¿Y Jimin? —preguntó Yoongi, mirando alrededor.

—Con Choi, quería hablar con él —respondió Taehyung, sin levantar la cabeza.

— ¿HanSeok cambió de papel otra vez o por qué todos tienen un periódico? —dijo Jungkook, señalando los ejemplares dispersos por todo el patio.

Namjoon señaló la primera plana del periódico frente a ellos, en la que grandes titulares ocupaban el espacio.

—No es cosa de HanSeok, ni es lunes. Este es el periódico que llegó por la mañana —dijo Namjoon, con la mirada fija en las letras gruesas y negras—. Miren.

—¿Qué hay ahora? —preguntó Yoongi, recogiendo un fragmento del periódico y leyendo brevemente.

— Pues, un prisionero se escapó de Azkaban —respondió Jin, cerrando su libro— El tipo está completamente loco.

—Escaparse de Azkaban no es fácil... ¿Quién es?

—Un tal Baek Ji-hyun —respondió Hoseok, sumándose a la conversación — Es raro, el tipo ya se había escapado hace dos años.

—¿Qué? —Jungkook frunció el ceño—. ¿Cómo que ya se había escapado?

—Sí, lo que pasa es que escapó de la prisión, pero regresó antes de que alguien lo notara. Nadie se dio cuenta porque volvió a su celda, como si nada hubiera pasado.

—Eso no tiene sentido —murmuró el castaño —. ¿Por qué alguien se escaparía de una prisión como Azkaban para luego regresar por voluntad propia?

—Era un mago tenebroso —añadió Namjoon — Lo más seguro es que fue enviado por... ya saben quién, para hacer algo en ese tiempo que estuvo fuera. Quizá logró su misión y decidió volver para no levantar sospechas. Pero esta vez no regresó. Ahora está fugitivo de verdad.

—Por eso los dementores aparecieron hace dos años, y por eso han vuelto este año.

—El ministerio está ocultando algo — dijo Hoseok, pensativo —. Estoy casi seguro de que saben más de lo que dicen. SeoJoon lo sabe también, pero no puede hacer mucho o el ministerio podría querer tomar control del colegio. Con tal de que nadie hable del regreso ese infeliz.

—No es un fugitivo cualquiera si están mandando dementores —dijo Seokjin mirando al cielo.

—Es obvio —respondió Yoongi —. Los dementores solo salen cuando el ministerio está realmente asustado de que algo grave vaya a suceder.

Taehyung, que hasta ese momento había permanecido en silencio, levantó la cabeza del regazo de Jungkook y tomó el periódico que reposaba en el suelo. Lo abrió con cuidado y comenzó a leerlo detenidamente, sus ojos recorriendo cada línea con precisión.

—Yoongi, ¿recuerdas qué día anunciaron a los campeones? —preguntó de repente, rompiendo el silencio que se había formado.

—Fue en noviembre... —respondió vagamente.

—¿El día? —insistió Taehyung, sin apartar la vista del periódico.

— No lo recuerdo, ¿por?

— Tú solo trata de hacer memoria.

— Fue hace dos años, Tae.

El pelirrojo chasqueo la lengua y lo miro con los ojos entrecerrados, a lo que Yoongi suspiro.

—No sé... ¿el 19?

Taehyung levantó la mirada del periódico y soltó una risa seca, negando.

— Soy un genio.

—¿Qué pasa? —preguntó Jungkook a su lado, intentando espiar el periódico sobre los hombros de Taehyung, pero sin mucho éxito.

—Si Baek Ji-hyun es seguidor de... ya saben quién —comenzó Taehyung, girando el periódico para mostrarlo al resto del grupo y señalando una fecha en la página—. Miren esto. La primera vez que escapó fue en noviembre, el día 10 de noviembre. Uno de los prisioneros que delató la fecha murió ayer en su celda, y nadie sabe quién lo mató. Pero todas las señales apuntan a Baek antes de su segundo escape.

Todos se miraron, confundidos.

— Y si escapo hace dos años, y fue mandado por su amo que justo andaba tras Jimin...

Namjoon, asomo una sonrisa ladina, sorprendido por la rapidez con la que el pelirrojo había atado cabos.

—Nunca se supo quién puso el nombre de Jimin en el cáliz, ¿no?

Taehyung chasqueó los dedos en su dirección, una señal de aprobación. Las expresiones de todos cambiaron en ese instante, y miraron al pelirrojo con ojos amplios de sorpresa.

—¿Fue él? —preguntó Jungkook con incredulidad.

—Lo más seguro.

— Eres listo —señalo Yoongi, con una sonrisa torcida—, aunque tus TIMOs no piensen lo mismo.

Taehyung rodó los ojos.

— Era obvio, cuando los escuche pense en que, Jimin entro a la competencia por alguien que seguro queria hacerle daño, asi que... las fechas coinciden.

—No se me ocurrió pensar en eso —dijo Yoongi, más serio esta vez—. ¿Crees que SeoJoon lo sabrá?

— Tal vez por eso Choi lo llamo.

—Esto da miedo —murmuró Hoseok —. Si los dementores están aquí, es porque él está cerca... Aunque con SeoJoon en el castillo, nada debería pasar.

—¿Olvidas lo que pasó durante la competencia? —intervino Jungkook, cerrando los ojos con frustración—. Jennie también está en peligro si Baek anda suelto. No podemos depender de que SeoJoon nos proteja de todo

— Solo no debemos salir del castillo —dijo Namjoon, ajustándose las gafas —. Esto está fuera de nuestras manos. No podemos buscar al fugitivo, pero él no sería tan estúpido como para intentar algo dentro de los terrenos del colegio. Así que, tanto Jennie como Jimin están a salvo.

— Pero si la teoría de Tae es correcta, ¿Cómo entro en el castillo? Lo podría volver a hacer.

— No lo sé, pero fue hace dos años, ahora la protección el castillo es mucho mejor.

Yoongi suspiro pesadamente.

—Deberíamos hablar con Jimin y SeoJoon.

—¿SeoJoon? Seguro ya lo sabe. Si Taehyung lo descubrió en menos de diez minutos con esa cabecita, SeoJoon debió darse cuenta en cuanto lo leyó —bromeó Jungkook, ignorando el golpe que Taehyung le dio en el hombro por el comentario.

—No, no es por eso.

—¿Entonces? —preguntó Jungkook, confuso.

—Tenemos que contarle la verdad sobre Jennie —respondió Yoongi —. Aunque primero, tenemos que convencerla a ella.

El ambiente en la sala privada de profesores estaba cargado de tensión. Las antorchas que colgaban de las paredes proyectaban sombras alargadas sobre los rostros de los tres ocupantes de la sala. SeoJoon estaba sentado detrás de su gran escritorio de roble, observando con detenimiento a Jimin, que se encontraba de pie frente a él. Al lado, Choi permanecía de brazos cruzados, su rostro inmutable, con una expresión de seriedad que hacía recordar a una serpiente lista para atacar en cualquier momento.

Choi, que hasta ese momento había permanecido en silencio, dio un paso hacia adelante. Con su capa negra ondeando ligeramente con el movimiento, se inclinó levemente sobre Jimin, sus ojos oscuros clavados en los de su ahijado. A pesar de la frialdad habitual de Choi, Jimin sentía que algo estaba pasando.

— Park —empezó Choi — ¿Sabes que hay un prófugo?

— Es de lo que todos hablan — respondió con una mueca —Sí, escapó de Azkaban. Lo mencionaron en el periódico esta mañana.

—Baek Ji-hyun —dijo SeoJoon, su tono más frío que el habitual.

Jimin asintió, con el rostro ligeramente confundido.

Choi intercambió una mirada con SeoJoon antes de continuar.

—Baek Ji-hyun no es solo un criminal más. Su historia está más ligada a ti de lo que te imaginas.

—¿Y eso...? —preguntó Jimin, su voz tensa, sintiendo que algo se le revolvía en el estómago.

—Baek no es solo el mago que escapó de Azkaban —continuó Choi, sus ojos evaluando cada reacción de Jimin—. Él era... cercano a tus padres. Fueron amigos durante muchos años, antes de que todo se desmoronara, casi era tu padrino.

—¿Mis padres eran amigos de él? —murmuró.

—Sí —confirmó SeoJoon—. Eran inseparables, en realidad. Baek, tu padre y tu madre formaban parte de un pequeño círculo de confianza, luchando contra las fuerzas oscuras que estaban ganando terreno en esos tiempos.

—Pero todo cambió cuando Baek decidió traicionarlos. Fue Baek quien los entregó a Ya-Sabes-Quién. Les dio información sobre sus movimientos, sus estrategias... fue él.

— ¿Por qué hizo eso? — pregunto Jimin con el ceño fruncido mirando a su padrino.

SeoJoon habló esta vez, con un tono más compasivo:

—Baek era ambicioso, y Ya-Sabes-Quién sabía cómo manipular esa ambición. Lo convenció de que, traicionando a tus padres, obtendría poder y protección. Y lo hizo, Jimin. Sin remordimientos.

El rubio se removió de su asiento. El hombre que había ayudado a llevarlos a la muerte seguía suelto, libre... y peligroso.

—El hecho de que Baek escapara de Azkaban hace dos años y nadie se diera cuenta es una prueba de lo astuto que es. Y ahora que está libre, es posible que vuelva a intentar algo. Por eso estamos aquí, para advertirte porque es mas personal de lo que parece.

— A él... le falto llevarse algo la última vez que lo enfrentaste en la competencia, Jimin — dijo SeoJoon en apenas un susurro.

"Jennie"

Jimin no podía decir nada, pero sabia que a quien debían cuidar mas a otros era a ella.

— El castillo es seguro, el ministerio ya esta buscándolo por mar y tierra, lo encontraran, pero me gustaría que, si sabes algo más, me lo cuentes ahora.

Choi, sobresaltando a Jimin, colocó una mano en el hombro de su ahijado. Aunque su gesto era rígido, contenía una calidez que no mostraba fácilmente.

— ¿Tienes algo que contarme, muchacho? — pregunto SeoJoon, acercándose a Jimin.

Jimin sintió una punzada de nervios en el estómago. No debía romper el pacto que tenía con sus amigos, ni mucho menos traicionar la confianza de los hermanos Min. Así que negó con la cabeza, evitando el contacto visual directo.

—No, señor, nada —murmuró, manteniendo su postura tranquila.

SeoJoon lo miró unos segundos más, como si evaluara si debía insistir o dejarlo pasar. Finalmente, suspiró y asintió, relajando ligeramente su postura.

—Si es así, entonces ya puedes irte —dijo con un gesto de la mano.

Jimin se levantó lentamente, tratando de no parecer demasiado ansioso por escapar de la situación. Hizo una reverencia respetuosa, pero justo cuando estaba a punto de irse, sintió la mano de Choi en su hombro.

—¿Cuántas veces te he dicho que te arregles esa corbata? —gruñó Choi mientras tomaba la corbata suelta de Jimin y comenzaba a ajustarla, tirando ligeramente de ella para dejarla impecable.

Jimin, sorprendido por el gesto familiar, sonrió levemente.

—Es que me aprieta mucho.

—Te compraré otra, si es necesario, pero no vas a ir a tus clases con la corbata mal hecha. ¿Ves a los de Slytherin con la camisa fuera o la corbata torcida? —preguntó con una mirada severa.

Jimin negó con una pequeña sonrisa, recordando cómo Taehyung siempre se las arreglaba para tener la camisa por fuera del pantalón, sin importar cuántas veces lo regañaran. Choi era incansable en ese sentido, siempre llamándole la atención por su indumentaria.

—Bien, ya está. Ahora vete —dijo Choi finalmente, liberando a Jimin con un ligero empujón.

—Lo veo luego —murmuró Jimin, haciendo otra reverencia antes de salir apresuradamente por la puerta. Apenas cruzó el umbral, se desajustó la corbata una vez más, sonriendo para sí mismo.

Cuando la puerta se cerró, SeoJoon se permitió una pequeña risa.

—¿Sabes que igual se va a quitar la corbata? —dijo SeoJoon, masticando uno de sus habituales caramelos de frambuesa.

Choi rodó los ojos con resignación.

—Ese mocoso... —gruñó, aunque no pudo evitar una leve sonrisa en su rostro.

SeoJoon se levantó de su asiento, observando a Choi con una mirada más divertida de lo habitual.

—No me digas que... ¿ya te encariñaste? —bromeó SeoJoon, dándole unos golpecitos en la espalda. Había sido testigo de la evolución de Choi a lo largo de los años y, aunque siempre había sido alguien frío y distante, notaba un cambio evidente cuando se trataba de Jimin.

Choi, incómodo, evitó su mirada, ajustándose su larga capa negra.

—¿Encariñarme? —respondió con su tono habitual, tratando de sonar indiferente—. Solo cumplo mi deber como su tutor.

SeoJoon soltó una leve risa.

—Choi, sabes que no te pedí que fueras un padre para él, pero está claro que te has tomado tu papel de padrino protector más en serio de lo que imaginaba.

Choi observó la puerta por donde Jimin había salido y suspiró.

—Es mi responsabilidad. Nada más —respondió, intentando mantener su fachada.

— Debo admitir, el chico tiene algo de su madre, ¿no crees? —SeoJoon tomó otro caramelo, esta vez de limón, mientras hablaba—. Tenía el mismo efecto en las personas. Era imposible no encariñarse con ella, te paso a ti después de todo.

—Tiene sus ojos... y su bondad —dijo, con una ligera melancolía en su tono—. Por suerte, no salió tan feo como Park —añadió rápidamente, intentando regresar a su habitual tono sarcástico.

—Tuvo suerte de que fueras tú quien terminara como su padrino, y no... Baek. El otro no fue tan afortunado.

—¿Te refieres a su hermano? —preguntó Choi, su expresión endureciéndose.

—Sí, él. Pero ya no hay nada que hacer al respecto. Está muerto, y es mejor no remover ese pasado... aún. Se lo contarás a Jimin cuando sea el momento adecuado.

Choi asintió lentamente.

— Me toca la parte pesada, ¿no?

— No pretendo ocultarle todo, pero no podemos simplemente sentarlo y decirle todo de golpe, no te preocupes, lo entenderá cuando sea maduro.

SeoJoon se levantó y fue a buscar la comida para su fénix, dejando a Choi pensando.















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