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Jimin lanzaba un hechizo con precisión, pero no tan rápido como esperaba. Jungkook esquivó el ataque con agilidad, soltando una maldición por lo bajo. Los dos chicos estaban totalmente concentrados, sus respiraciones se mezclaban con el eco de los hechizos rebotando por las paredes
— Tienes que ser más rápido con el bloqueo, ¡mantén la postura que te enseñé! —gritó Taehyung desde una esquina, mientras lanzaba un hechizo contra Yoongi. Sus ojos no dejaban de vigilar a Jimin, corrigiendo sus movimientos con gestos rápidos.
Yoongi, por su parte, devolvía los ataques de Taehyung con precisión, con su rostro sereno, aunque sus movimientos eran contundentes. No lo admitiría en voz alta, pero Taehyung era uno de los mejores duelistas con los que se había enfrentado. Cada vez que sus varitas chocaban, una pequeña chispa de admiración se encendía en su interior.
—No es solo velocidad —dijo Yoongi rápidamente, levantando su varita para repeler el siguiente ataque de Taehyung— ¡Protego! — añadió, antes de voltear hacia Jimin—. Concéntrate en tu intención cuando uses un hechizo. Si lo lanzas sin convicción, no funcionará. Tienes que sentirlo.
Jimin asintió, su respiración un poco agitada mientras intentaba corregir lo que ambos le indicaban. Llevaban semanas en este ritmo, entrenando cada día, y aunque era agotador, sabía que era necesario. La última prueba se acercaba, y no había lugar para errores.
Hoseok les había conseguido un salón abandonado cerca de la torre de astronomía, era grande, muy espaciosa, aunque por fuera no se viera de esa manera. Es por lo que los siete siempre estaban ahí metidos, cada uno en sus asuntos, pero siempre reuniéndose desde las 4 de la tarde. Había una comodidad silenciosa entre ellos, una rutina que los había unido más de lo que cualquiera podría haber esperado.
— ¡Jimin, al suelo! —gritó Taehyung, justo cuando vio un hechizo lanzado directo hacia él, pero eso le costó la concentración — ¡Maldita seas Yoongi, me dolio!
Yoongi soltó una risa nasal mientras se acercaba al pelirrojo que lo miraba con un puchero infantil en el suelo mientras se frotaba el brazo donde el hechizo lo había alcanzado. Le agradaba Taehyung, era un chico divertido.
—Lo siento.
Por otro lado, Jimin reaccionó justo a tiempo, rodando por el suelo y levantándose con la varita en alto, listo para contraatacar.
— Lo estas haciendo bien Jiminie —dijo Taehyung, orgulloso y aceptando la mano de Yoongi.
—Aún falta —dijo Yoongi, dirigiendo su mirada hacia Namjoon, que hasta ese momento había estado observando desde un rincón, en silencio—. Nam, es tu turno.
Jungkook retrocedió varios pasos, dándole espacio al Ravenclaw, que estaba frente a un enorme cofre en el centro de la habitación. Lo abrió con un movimiento rápido, revelando una pequeña criatura temblorosa en su interior: un boggart.
Taehyung había convencido al profesor Hwang de prestárselo para el entrenamiento. No representaba una amenaza real, pero serviría para poner a prueba la concentración y el coraje de Jimin.
—Sabes qué hacer, Jimin —dijo Yoongi, cruzándose de brazos—. Concéntrate. Vimos esto en clase la semana pasada.
El boggart empezó a cambiar de forma, girando y estirándose en la oscuridad del cofre. La criatura emergió poco a poco, tomando la forma de una sombra familiar, una que había acechado a Jimin desde que comenzó el Torneo de los Tres Magos.
Frente a él, apareció la imagen distorsionada de un Jimin derrotado, ensangrentado, con heridas que apenas lograban mantenerse cerradas. Era una visión de su mayor miedo: fracasar, caer en la última prueba y morir.
— ¡Riddikulus! —gritó Jimin, con toda la fuerza que pudo reunir, pero su voz temblaba. El hechizo no fue tan efectivo como debería, y la figura de su peor temor seguía allí, aunque levemente deformada, aún demasiado real.
— ¡Concéntrate, Jimin! —le gritó Taehyung — Sabes que no es real.
Yoongi dio un paso hacia adelante, más cerca de Jimin. — No tienes que vencerlo solo con magia. Véncelo en tu mente primero.
— ¡Riddikulus! — repitió, con una firmeza que no tenía antes.
El boggart empezó a cambiar de nuevo, esta vez tomando una forma más absurda. Su reflejo distorsionado tropezó con su propia túnica, cayendo sobre una montaña de almohadas rosas que aparecieron de la nada. Todos rieron cuando el "Jimin derrotado" se quedó atrapado en las almohadas, incapaz de levantarse.
— ¡Bien, Jim! —gritó Hoseok desde el fondo de la habitación, con una gran sonrisa.
Jimin dejó escapar una risa nerviosa, sintiendo alivio.
Jungkook se acercó, palmeando su hombro con una sonrisa. —Nada mal, Park. Aunque te falta un poco más de estilo en los movimientos.
Taehyung se cruzó de brazos. — ¿Estilo? Él necesita fuerza, no estilo, Jungkook. No jodas.
—Ambos lo hicieron bien —intervino Yoongi tomando a Jimin de los hombros haciendo que este se sobresalte cuendo apretó sus hombros ligeramente.
La última prueba se acercaba, y aunque tenía el apoyo de todos sus amigos ahora, sabía que en el momento final estaría solo. Pero eso no lo asustaba tanto como antes.
— Bueno, ¿qué tal si vienen, comen algo y se ponen a hacer la tarea? —sugirió Namjoon, cerrando el cofre con un movimiento de su varita haciendo que SeokJin le agradeciera.
—Quiero dormir hasta el día siguiente —bromeó Jimin, dejando escapar una pequeña risa, aunque el cansancio se notaba en su tono. Se pasó la mano por el cabello despeinado, claramente agotado del entrenamiento.
—Park Jimin, nos toca pociones en cuatro horas... — Namjoon alzó una ceja, señalando el reloj en la pared—. Haz la tarea.
—Vooooy... —respondió Jimin, dejando caer su cabeza sobre la mesa por un momento, soltando un exagerado suspiro, lo suficientemente fuerte como para provocar risitas de los demás.
Justo cuando todos se acomodaban alrededor de la gran mesa de roble, el suave batir de alas llenó la habitación. Cinco lechuzas entraron volando por las ventanas altas, cada una cargando pergaminos cerrados con elegantes moños dorados. Las aves se dirigieron directamente hacia sus destinatarios, soltando los pergaminos sobre la mesa antes de salir, aunque una de las lechuzas, la de los Kim, se estrelló torpemente contra una de las ventanas cerradas. Seokjin soltó un pequeño jadeo, llevándose la mano al pecho, pero luego suspiró aliviado cuando el ave se recuperó y se fue volando, aunque con un poco menos de gracia.
— Es Mr. Hanseok.
Jimin abrió deshizo el moño cuidadosamente y abrió el pergamino empezando a leer — Parece que la profesora Luna fue vista bailando canciones de las Space Girls en los vestuarios pff
Hoseok, que estaba abriendo su propio pergamino con rapidez, soltó una carcajada que resonó en la sala— Aún no ha encontrado nada del profesor Choi.
—Pero al menos sigue con sus útiles consejos de belleza —añadió Taehyung, quien ya tenía una galleta a medio comer en la boca—. La vez pasada recomendó un truco para las ojeras que...
—No hables con la boca llena, idiota —dijo Jungkook mientras empujaba una cajita de jugo con una pajita hacia él—. Aquí, toma, antes de que te atragantes.
—Yo digo que Mr. Hanseok es una chica —intervino Seokjin, girando su propio pergamino en la mano mientras leía con interés.
—O un chico que se cuida mucho, no se sabe —replicó Taehyung sin dudarlo, alzando la barbilla—. No solo las chicas saben de esas cosas.
— No decimos que no, pero ¿puedes comer más despacio? No tenemos prisa —dijo Jungkook agitando la mano frente a la cara de Taehyung.
Namjoon se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa mientras observaba el pergamino en sus manos con curiosidad—. Yo creo que Mr. Hanseok es un muggle. Los consejos que da son cosas que un mago de sangre pura probablemente no sabría... La semana pasada habló de algo llamado "secadores de cabello"
— O puede ser solo una chismosa muy bien informada —dijo Hoseok.
— O chismosa —repitió Taehyung.
— Lo que sea... —Namjoon sonrió, dejando caer el pergamino sobre la mesa—. Aunque sea chismoso o chismosa, tiene una ortografía impecable.
—Ah, claro, porque eso es lo más importante —bufó Seokjin con una sonrisa mientras se servía un poco de té.
— Ujum, me gusta su buena ortografía, aunque sea una chismosa.
— O chismoso.
— Si, Taehyung, sí.
Desde el regreso de las vacaciones de Navidad, cada lunes por la mañana traía consigo estos extraños pergaminos firmados por Mr. Hanseok. Lo que al principio había sido una simple curiosidad, pronto se convirtió en un evento esperado por casi todos en la escuela. Los mensajes contenían de todo, desde rumores y comentarios sobre los profesores o alumnos, consejos de estudio, hasta consejos de moda y belleza. Nadie sabía quién era el misterioso informante, pero eso solo lo hacía más intrigante. Cada pergamino venía perfectamente escrito, sin una sola mancha de tinta fuera de lugar, lo que hacía que Namjoon sospechara que el autor tenía al menos una pizca de orgullo por su trabajo.
Jimin terminó de leer el pergamino, todavía riendo— No sé quién es, pero sea quien sea, tiene buen ojo para los detalles.
—Y para los chismes —agregó Jungkook con una sonrisa torcida.
Taehyung se encogió de hombros— A la profesora Sun-hee no le hace gracia, pero hay que agradecerle que nos mantiene entretenidos.
— Seguro tiene alguna historia jugosa para la próxima semana de San Valentín, ¡Ah, y la última prueba de los tres magos!
Seokjin levantó una ceja, mirando con sospecha a Hoseok— ¿Seguro que no eres tú, Mr. Hanseok?
—¿Yo? Jamaaas —respondió Hoseok con una risa despreocupada— Solo me gusta el cotilleo, pero no soy bueno redactando. Además, si yo fuera Mr. Hanseok, ya habría escrito algo sobre el profesor Choi. Me cae mal. ¿Verdad, Yoon?
—Seh —respondió Yoongi, sin apartar la vista del pergamino que leía. —Hob, ¿te sientas conmigo en Historia de la Magia?
—Sip, pero ten cuidado de cómo me pasas los papelitos —respondió Hoseok con una carcajada, dándole un leve empujón en el brazo, y esa risa resonó en la sala.
Jimin, que hasta ese momento había estado distraído guardando sus cosas, levantó la vista en ese preciso instante. Frunció ligeramente el ceño.
Seokjin se levantó con energía y palmeó el hombro de Jungkook, quien casi se atraganta con su propio jugo al verse descubierto mirando de reojo a su hermano, Taehyung, quien estaba distraído peleando con la última galleta.
—Nos toca, vámonos. Te sientas conmigo esta vez.
—¡Nooo! —protestó Jungkook de inmediato, inflando las mejillas— Siempre me haces prestar atención.
—Soy una buena influencia para ti, mocoso. Deberías agradecérmelo —respondió Seokjin, con una sonrisa mientras le revolvía el cabello.
— ¡Solo eres mayor por unos meses!
Todos comenzaron a recoger sus cosas, preparándose para sus respectivas clases. Los libros y pergaminos se deslizaban dentro de sus calderos, mientras la conversación y las risas llenaban el ambiente. Sin embargo, Jimin, mientras guardaba todo en su caldero, no podía apartar la vista de Yoongi y Hoseok, que seguían conversando alegremente. Hoseok no dejaba de hablar, y Yoongi, lo escuchaba con total atención, sonriendo cada vez que Hoseok decía algo que aparentemente solo a él le resultaba gracioso.
Jimin observó cómo Hoseok se reía exageradamente, palmeando el hombro de Yoongi en un gesto familiar, uno que Jimin reconocía demasiado bien. Pero lo que más le llamó la atención fue que a Yoongi no parecía importarle en absoluto. De hecho, a Yoongi parecía gustarle mucho la compañía de Hoseok. Sonreía con facilidad, haciendo que el rubio sintiera un pequeño nudo formarse en su estómago. No era que le molestara que Hoseok se llevara bien con el grupo, no... para nada. Le caía bien, y era un amigo increíble. Pero algo en el pecho de Jimin se apretaba cada vez que veía a Hoseok y Yoongi juntos.
¿Desde cuándo se llevaban así de bien? ¿Desde cuándo compartían apodos y se pasaban papelitos? Jimin había pensado que esas eran cosas que solo él hacía con Yoongi, algo que solo ellos dos compartían.
Cerros sus ojos con frustración.
Estaba siendo infantil, él no era el único amigo de Yoongi, tenía que superarlo.
—Park Jimin. —dijo de repente una voz, sacándolo de su ensimismamiento.
Jimin parpadeó y volteó a ver a su lado, encontrándose con Taehyung, quien le pellizco suavemente las mejillas, como regañándolo.
—Deja de mirar así a Hobi, bobo.
—No lo estoy mirando mal —replicó Jimin rápidamente, soltándose de los dedos de su amigo y frotándose las mejillas enrojecidas.
—Nunca dije que lo estuvieras mirando mal —respondió Taehyung con una sonrisa astuta. Luego pasó su brazo por los hombros de Jimin — Pero deberías dejar de sentir esos celos.
—No sé de qué hablas —dijo Jimin, girando el rostro hacia otro lado, intentando ocultar el leve sonrojo que empezaba a subirle por las mejillas.
— Claro, claro. Seguro que no. Solo acuérdate que Yoongi no es de nadie más que suyo propio, así que deja de hacer pucheros.
Jimin resopló, aunque una pequeña sonrisa luchaba por aparecer en sus labios. ¿Celos? No, no era eso... ¿o sí? Pero ahora que Taehyung lo mencionaba, sentía ese cosquilleo incómodo en el pecho cada vez que veía a Yoongi y Hoseok juntos, riendo y compartiendo secretos que, hasta hace poco, solo él tenía con Yoongi.
Mientras guardaba su último libro, lanzó una última mirada hacia los dos. Yoongi seguía sonriendo, ahora con la mano apoyada en el brazo de Hoseok mientras Hoseok contaba algo con entusiasmo, moviendo las manos en el aire. El nudo en el estómago de Jimin se apretó un poco más.
Jimin cerró el caldero, tal vez un poco más fuerte de lo que hubiese querido, y lo abrazó con un suspiro. Sabía que probablemente estaba exagerando, pero no podía evitar sentir ese pequeño picor de inseguridad, una sensación nueva que no sabía exactamente cómo manejar.
Mientras todos se levantaban y salían de la sala, Jimin se quedó unos segundos más, mirando cómo Hoseok y Yoongi salían juntos, charlando. No importaba cuánto tratara de convencerse de que todo estaba bien, había algo en esa escena que lo hacía sentir... extraño.
Tal vez, solo tal vez, sí estaba un poquito celoso.
No, definitivamente estaba celoso.
Justo ahora Jimin estaba en el aire, volando junto a sus compañeros de equipo, pero su mente no estaba completamente en el juego. Aunque se suponía que debía estar concentrado en las jugadas y en la estrategia, sus ojos se desviaban constantemente hacia las gradas. Desde allí, podía ver a sus amigos sentados, charlando animadamente mientras miraban el partido entre Gryffindor y Hufflepuff. Sin embargo, lo que más llamaba su atención no eran ellos, sino una escena a la distancia: Yoongi y Hoseok estaban justo afuera de los vestuarios.
¿Por qué Yoongi se estaba quedando tanto con Hoseok últimamente? Jimin sintió una punzada incómoda en el pecho. Desde su posición en el aire, observaba cómo Yoongi señalaba su escoba mientras hablaba con Hoseok, que escuchaba atentamente con una sonrisa en el rostro. El rubio no pudo evitar preguntarse de qué estaban hablando. ¿Sería sobre el próximo partido? Después de todo, Yoongi jugaría más tarde contra Hufflepuff.
—¡Jimin, mira el juego! —gritó Nick desde abajo, sacándolo de sus pensamientos.
Pero era demasiado tarde.
En el preciso momento en que giró la cabeza, la Bludger pasó rozando su brazo, haciéndolo perder el equilibrio por un instante. Jimin, tenía una gran agilidad en el aire, apenas pudo evitar una caída más desastrosa, pero aun así su escoba se tambaleó peligrosamente. El resto del equipo de Ravenclaw lo miró con preocupación mientras él recobraba la compostura.
—¡Concéntrate, Jimin! —gritó otro compañero desde el otro lado del campo.
El resto del entrenamiento fue un desastre. Jimin no atinaba ni una sola jugada y falló dos oportunidades clave para capturar la Snitch durante las prácticas. Cuando finalmente terminó, todo lo que quería era salir de allí lo más rápido posible. Se sentía avergonzado y frustrado consigo mismo.
Bajó de su escoba con el ceño fruncido, molesto no solo por su mal desempeño, sino también por el torbellino de emociones que lo envolvía.
Taehyung, aterrizó suavemente a su lado.
—¿Estás bien? —preguntó con preocupación, bajando de su escoba y colocándola sobre su hombro.
— Sí. —respondió Jimin con voz cortante, sin siquiera mirar a su amigo.
Mientras caminaban hacia los vestuarios, Jimin pudo ver a Yoongi y Hoseok acercándose hacia él, ajenos al malestar que cargaba el rubio.
—Jimin, ¿todo bien? —preguntó Yoongi cuando se acercó lo suficiente. Sus ojos oscuros brillaban con una leve preocupación — Casi te das un mal golpe.
— ¿Necesitas ayuda con algo? Estaba pensando que podríamos...
Pero Jimin no dejó que Hoseok terminara. Sin siquiera mirarlos, siguió caminando, pasando entre los dos sin decir una palabra. El silencio que dejó a su paso fue tan frío como inesperado. Tanto Yoongi como Hoseok intercambiaron miradas, sorprendidos.
—Debe haber tenido un mal día, dejen que se le pase —dijo Taehyung rápidamente, intentando suavizar la situación
Yoongi frunció el ceño ligeramente, pero no insistió. Sabía perfectamente que cuando alguien estaba de mal humor, lo mejor era dejarlo solo, pero no pudo evitar sentirse raro por el repentino rechazo del rubio.
Hoseok, por su parte, solo se encogió de hombros y se rascó la nuca, incómodo por la frialdad de su amigo.
Durante los siguientes días, Jimin no pudo evitar la marea de emociones que lo invadía cada vez que veía a Yoongi y Hoseok juntos. Había algo en la forma en que hablaban, en la facilidad con la que compartían risas y miradas, que lo hacía sentir fuera de lugar.
Incluso cuando un grupo de chicos lo molestó en los pasillos, lanzando comentarios hirientes acerca de que seguramente había hecho trampa para entrar en la competencia, Jimin simplemente los miró de reojo. No tenía ni la energía ni el ánimo para lidiar con sus provocaciones. Pero algo dentro de él, quizás el cansancio acumulado o la frustración, lo hizo reaccionar.
— Piérdanse.
El grupo se quedó en shock, sin saber cómo reaccionar. ¿Jimin? ¿El adorable y siempre educado Jimin? Era tan inesperado que incluso ellos, que habían empezado con los insultos, se quedaron callados. Sus sonrisas burlonas se desvanecieron al instante.
A su lado, Taehyung abrió los ojos de par en par, sorprendido por la reacción de su amigo. Corrió para alcanzarlo, caminando apresuradamente junto a él mientras se alejaban de los demás.
Jimin no solía insultar ni perder los estribos de esa manera, pero sentía que aquellos chicos se lo habían merecido. Y, por una vez, no iba a pedir disculpas por defenderse.
— Jimin enojado da miedo... — dijo Hoseok.
Durante una clase de Pociones, se sentó al lado de Yoongi, pero no pudo evitar notar cómo él y Hoseok se pasaban papelitos, aunque el ultimo estuviese al otro lado del aula. En medio de una explicación del profesor, Yoongi le pasó a Jimin un pequeño trozo de pergamino.
"¿Todo bien? ¿quieres hablar?" decía la nota, escrita en esa caligrafía pequeña y algo desordenada que Yoongi siempre usaba cuando escribía rápido.
Jimin miró la nota por un momento, con su corazón acelerándose ligeramente. Pero en lugar de responder, la dobló cuidadosamente y la guardó en su bolsillo, fingiendo que no había sucedido nada. Yoongi lo miró de reojo, visiblemente confundido por la falta de respuesta, pero no dijo nada. Solo continuó tomando notas, aunque el ambiente entre ambos se sentía más denso que antes.
Al final de la tarde, Jimin estaba sentado en el suelo, rodeado de libros que ni siquiera estaba leyendo. Solo necesitaba un lugar donde pensar, donde poder calmar su mente que no dejaba de dar vueltas, y reflexionar sobre lo que había hecho.
Desde que había empezado a ignorar a Yoongi, las cosas solo habían empeorado. El mayor lo había estado evitando, y aunque al principio parecía que era solo una coincidencia, con el tiempo se dio cuenta de que era intencional. Y lo peor de todo es que era su culpa. Cada vez que lo veía con Hoseok, ese molesto sentimiento de celos volvía, pero sabía que no tenía derecho a sentirse así.
Además, tenía miedo, mucho. No tenia idea de que trataba la última prueba, y no se sentía listo.
Con un suspiro, apoyó la cabeza sobre un libro, cerrando los ojos por un momento. Necesitaba vacaciones.
Unos suaves golpes a la estantería frente a él lo sacaron de sus pensamientos. Levantó la cabeza para encontrarse con Taehyung. A su lado estaba Jungkook.
— Suficiente, Jimin, estás actuando raro —dijo Taehyung, sentándose justo frente a él — Los chicos preguntan por ti. No puedes seguir ignorando a Yoongi y Hobi.
Jimin apretó los labios, mirando a Taehyung por un momento antes de apartar la mirada.
—No los estoy ignorando —respondió con brusquedad, aunque ambos sabían que era mentira.
El pelirrojo suspiró pesadamente, frotándose la frente como si estuviera agotado de la situación. Jungkook, por su parte, se sentó a su lado y, con una sonrisa que parecía inocente, le ofreció un pudín.
—Come un dulce, alivia el mal humor —dijo el castaño empujando el pudín hacia Jimin— ¿Así que estás celoso, Park?
—¿Le contaste? — le preguntó Jimin a Taehyung.
—No, Jimin, no lo hice —respondió Taehyung rápidamente, fulminando con la mirada a Jungkook—. Me siguió hasta aquí porque dijo que también quería hablar contigo, pero no le he dicho nada.
— Es bastante obvio —dijo Jungkook con una risa ligera— ¿Te gusta mi hermano?
—No.
—Mentiroso —se burló Jungkook, entrecerrando los ojos con diversión—. Sé que sí. Todos lo saben menos Yoongi. —Se echó a reír de nuevo, pero se calló al darse cuenta de que ni Taehyung ni Jimin se reían con él—. Pues, debes dejar de actuar así si quieres avanzar con él.
—Ayer me preguntó si sabía lo que te sucedía —intervino Taehyung, su tono más suave ahora—. Se preocupa por ti, Jim, y no lo has tratado de buena forma.
Las palabras de Taehyung le cayeron como un balde de agua fría. Sabía que tenía razón, pero eso solo lo hacía sentir peor.
—Mira, Jimin —dijo Jungkook, ahora con una expresión más seria, dejando de lado su tono juguetón—. Yoongi no es de tener muchos amigos. De hecho, antes de entrar a la escuela, solo tenía a Seol-ah y a Joo-hyun como amigas. ¿Sabes de Seol-ah, verdad?
—Sí.
Taehyung frunció el ceño, confundido. No sabía a quién se referían, pero parecía que no era el momento para preguntar.
Jungkook respiró hondo antes de continuar.
—Cuando ella murió, Yoongi se cerró completamente. Nunca fue bueno socializando con las personas, y después de lo de Seol-ah, simplemente... dejó de intentarlo. Ella fue quien abrió un poco su corazón. Era una chica encantadora, muy buena —dijo, una sonrisa nostálgica asomando en su rostro—. El punto es que, cuando llegaste tú, lo ayudaste a abrirse un poco más. Ahora tiene más amigos, y eso es en gran parte gracias a ti. Admito que sí, ha conectado mucho con Hoseok últimamente — continuó Jungkook, encogiéndose de hombros— Pero no ha dejado de quererte. De hecho, creo que te tiene un aprecio especial.
—Bueno... —Jimin intentó hablar, pero las palabras no salían.
—Se nota. Si no te ha estado hablando, es porque está intentando darte tu espacio. No es bueno con las amistades, por eso te dejo solo hasta que te pase.
Jimin bajó la cabeza, jugueteando nerviosamente con el pudín que Jungkook le había dado.
— ¿y qué hago? —preguntó en voz baja, casi como un susurro.
Taehyung y Jungkook se miraron entre ellos, luego Jungkook sonrió suavemente.
—Pídele disculpas. Habla con él, te escuchará. Tambien habla con Seok.
Jungkook asintió, apoyando una mano en el hombro de Jimin.
—No tiene que ser complicado, solo dile que estabas en otras, que se yo. Yoongi es un asocial raro, no le compliques las cosas.
Jimin soltó una risa suave, aunque llena de nerviosismo, cuando de repente un carraspeo bajo y seco rompió el silencio en la biblioteca. Su sonrisa se congeló en su rostro cuando alzó la vista y vio a Yoongi recostado contra la estantería, con los brazos cruzados y una expresión seria en su rostro, mirando directamente a Jungkook con el ceño fruncido.
Los tres se quedaron estáticos, como si de repente el aire en la sala se hubiera vuelto pesado. No había duda de que Yoongi había escuchado al menos parte de la conversación, pero... ¿cuánto?
—No soy asocial —soltó Yoongi, dirigiendo su mirada acusadora hacia su hermano menor.
—Ni siquiera sabes lo que significa, hermanito —respondió Jungkook con una sonrisa, poniéndose de pie con una falsa calma—. Vámonos.
Taehyung lo miro frunciendo o el ceño y luego entendio cuendo el tonto de Min miro a Jimin y luego a Yoongi.
— Ah, sí, sí, —dijo Taehyung, que también se levantó rápidamente, lanzándole a Jimin una mirada de apoyo antes de irse.
Ambos chicos se fueron, dejándolos a Jimin y Yoongi solos.
Jimin tragó saliva, observando cómo Yoongi se acercaba lentamente, con las manos ahora metidas en los bolsillos de su túnica y un semblante mucho más relajado. Se sentó frente a él, cruzando los brazos y apoyándose en el respaldo de la estantería.
— ¿Te sientes bien?
Jimin sintió cómo el calor subía a su rostro, pero intentó disimularlo con una sonrisa forzada.
—Sí, supongo que... —Jimin miró hacia cualquier lugar que no fuera Yoongi— he estado distraído últimamente.
—¿Distraído con qué? —preguntó Yoongi, esta vez inclinándose un poco hacia adelante.
Jimin se tensó. No podía decirle la verdad, no podía admitir que la razón por la que había actuado tan raro últimamente era porque cada vez que lo veía con Hoseok, sentía que su estómago se retorcía en una mezcla de celos y miedo a perderlo. No, eso no era una opción.
—Eh... —Jimin soltó una pequeña risa nerviosa— Con... la última prueba, ¿Sabes que podría morir? Ajajaja...
Yoongi lo miró fijamente por un momento, sus ojos oscuros buscando algo en el rostro de Jimin. Durante unos segundos, pareció que iba a insistir, a preguntar más, pero al final simplemente suspiró, rascándose la nuca.
— Creo que mientes y, mira, no sé qué te pasa últimamente —dijo con un tono más suave, casi cuidadoso—, pero si tienes algo en la cabeza, no necesitas ignorarme.
Jimin sintió cómo el peso de la culpa se instalaba en su pecho. Tenía razón. Habían pasado por tanto juntos, y, aun así, en cuanto las cosas se complicaban, él volvía a levantar muros entre ellos.
—Lo sé, Yoongi hyung... y lo siento. —La disculpa salió más fácil de lo que pensaba, aunque aún le dolía tener que fingir que los celos no eran el motivo—. Solo... no me sentía yo mismo estos días. No es contigo, es solo... un mal rato.
—Bueno, espero que ese mal rato pase pronto. —Dijo esto sin ningún tipo de acusación en su voz, solo con un toque de cansancio— No me gusta cuando desapareces.
—No he desaparecido —murmuró.
—Lo has hecho, un poco —respondió Yoongi con una media sonrisa, antes de alzar una mano para restarle importancia—. Pero está bien. Solo, no lo hagas de nuevo, ¿sí?
Jimin asintió lentamente, sintiendo cómo el nudo en su garganta se deshacía un poco. No había sido una gran conversación, no había resuelto todo, pero era un comienzo. A lo mejor no tenía que decirle todo lo que sentía todavía. A lo mejor simplemente estar allí, en ese momento, era suficiente por ahora.
En ese momento, corazones de papel en tonos rosas y rojos comenzaron a aparecer en las esquinas de las estanterías de la biblioteca, pegados con encanto en cada rincón. Una pequeña alumna pasó por su lado, sin percatarse de ellos, mientras se encargaba de decorar los estantes.
— pasado mañana es San Valentín —comentó y con una mano tomó uno de los pequeños corazones de papel que colgaba de una estantería cercana
— Hmm, sí —respondió Jimin, tratando de sonar despreocupado, aunque por dentro estaba a punto de explotar.
Yoongi lanzó una risita suave, esa risa que solo usaba cuando estaba a gusto, y dejó el corazón de papel caer en los zapatos de Jimin.
—¿Tienes algún plan? —preguntó Yoongi, ladeando la cabeza de manera casual, pero su mirada seguía fija en Jimin.
Jimin, completamente enredado en sus propios sentimientos, se quedó congelado por un segundo. ¿Plan? ¿Plan para qué?
—¿Eh? ¿Yo? —respondió Jimin torpemente, intentando evitar el intenso contacto visual —. N-no, para nada. Yo... no tengo planes.
— Hmm, pensé que harías chocolates —dijo Yoongi mientras cruzaba los brazos de manera despreocupada—. Hoseok irá con Seokjin y Jungkook a la cocina a preparar algunos para regalar. Supongo que mañana habrá dulces por todas partes... igual iré a ver si consigo algo.
— ¿Chocolates? —rió Jimin, aunque por dentro se sentía una bola de nervios — No sabía que tenían esas tradiciones muggle aquí.
— Somos magos, pero seguimos siendo humanos con sentimientos, Jiminie — respondió encogiéndose de hombros.
—Ya veo... Supongo que recibirás muchos chocolates de admiradoras secretas.
Hablo sin pensar, no lo culpen.
Yoongi negó con la cabeza, sonriendo ligeramente.
—Nah, no hablo con la mayoría del salón. No creo que me den nada.
—No importa. Eres guapo y atractivo, creo que con eso basta —dijo Jimin con un tono juguetón, aunque por dentro sintió que acababa de lanzarse por un precipicio.
Volvió a hablar sin pensar.
Yoongi sonrió levemente por el cumplido, mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás contra la estantería, cerrando los ojos por un breve instante antes de abrirlos y mirarlo de nuevo.
—Tú también eres lindo.
Jimin sintió que su corazón se detenía y luego arrancaba a mil por hora.
—I-Igual, hyung —balbuceó, haciendo un esfuerzo titánico por no parecer afectado—, recibirás chocolates, eso es seguro.
Yoongi hizo un pequeño gesto con la mano, restando importancia a sus palabras.
—No me gustan mucho los chocolates —comentó, encogiéndose de hombros—. Soy más de otro tipo de dulces...
Jimin parpadeó un par de veces antes de entender la indirecta. Pie de mandarina. Claro, Yoongi adoraba los pies de mandarina... ¿debería hacer uno para él?
—Espero recibir alguno... —murmuró Yoongi, lo suficientemente bajo como para que pareciera un pensamiento en voz alta.
—Alguien probablemente te regale uno, hyung.
—¿Tal vez? —dijo Yoongi, con una voz suave que dejó a Jimin en las nubes por unos segundos
—Y tal vez... alguien te mande cartas o una confesión —añadió Jimin, riendo un poco para aliviar la tensión.
—No soy bueno con esas cosas, lo sabes — dijo haciendo sonreír a Jimin — Parece que estás más relajado, ¿Vamos a ver a los chicos?
Jimin no quería que ese momento terminara, pero tampoco podía ignorar la necesidad de hablar con Hoseok. Tenía que disculparse por lo mal que lo había tratado la última vez. No podía dejar que eso siguiera colgando sobre su conciencia.
—Sí, vamos —respondió y Yoongi fue el primero en ponerse de pie.
Para sorpresa de Jimin, Yoongi le tendió la mano con una sonrisa tranquila, y sin pensarlo dos veces, Jimin la aceptó. El contacto fue breve, pero suficiente para que su corazón latiera con fuerza en su pecho. El toque de Yoongi era cálido.
Y él era un maldito cursi, pero Yoongi merecía que lo fuera.
Holi, aqui Sayid!! Creo que es la primera vez que digo mi nombre, jo
Para este capítulo quería hacer algo adolescente. El primer amor suele ser abrumador y más con la competencia, yo de Jimin me vuelvo loca.
Esperó les haya gustado mucho, ya solo quedan 4 capítulos y cerramos el primer arco con cosas aja, muy emocionantes.
Me gustaría poder interactuar más con ustedes, no sé si darles mi twitter o mi instagram JAJAJA ustedes diganme.
Los amo mucho, manténganse con salud y los veo la próxima semana!
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