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[42]

El aire en el aula de pociones estaba impregnado de un aroma dulce y algo embriagador, producto de la mezcla de ingredientes que se cocían a fuego lento en el caldero de los de primer año. El profesor Choi los observaba con una expresión aburrida mientras esperaba que algunos equipos terminen para calificar y poner su nota final de una vez por todas.

Jimin observaba con detenimiento, casi sin pestañear, mientras su mano removía el líquido con cuidado. Cada tanto, lanzaba una mirada de reojo a Yoongi, quien, como siempre, parecía absolutamente concentrado en su trabajo, sin mostrar ni una pizca de nerviosismo.

Habían estado trabajando en esta poción junto durante semanas, y aunque el proceso era complejo y demandante, lo que más tenía inquieto a Jimin no era la dificultad de la tarea, sino el hecho de estar tan cerca de Yoongi. Últimamente, todo en él le parecía cautivador: la manera en que entrecerraba los ojos al medir los ingredientes, cómo se pasaba los dedos por el cabello cuando estaba frustrado o el suave ronroneo de su voz cuando le daba instrucciones.

Además de que se veía atractivo con sus lentes.

—Añade la esencia de lavanda, pero despacio —dijo Yoongi en su tono calmado, sin mirarlo directamente— Si burbujea entonces vamos bien.

Jimin se obligó a concentrarse y vertió el líquido con sumo cuidado, haciendo lo posible por no parecer demasiado torpe. Cuando la esencia tocó la mezcla, un suave humo de color plateado empezó a elevarse del caldero junto con un burbujeo.

— Se ve bien —murmuró Yoongi, sus ojos fijos en el caldero—. Ya casi está.

Jimin sonrió para sí, satisfecho de haberlo hecho bien. Sin embargo, en el momento en que levantó la vista, sus ojos se cruzaron con los del profesor Choi, que estaba en una mesa cercana. Instantáneamente, apartó la mirada, recordando el extraño encuentro que habían tenido la vez pasada.

Suspiró y volvió a enfocarse en la poción.

—¿El profesor Choi te dijo algo ese día? —preguntó Yoongi de repente, sin apartar la vista del caldero—. Olvidé preguntártelo.

—Solo... me preguntó si había entrado a su almacén —respondió con cautela.

—¿Y lo hiciste?

—Bueno... no fui yo exactamente —murmuró, y cuando finalmente se atrevió a mirar de nuevo a Yoongi, se encontró con sus ojos oscuros y curiosos —¿Qué?

— ¿Quién entró al almacén de Choi?

Jimin suspiró y empezó a cortar una raíz de mandrágora para distraerse.

—¿No me lo vas a contar? —insistió Yoongi, ahora buscando la mirada del rubio con una sonrisa divertida.

—Fueron Taehyung y Hoseok —admitió Jimin, inclinándose un poco hacia Yoongi como si compartiera un secreto—. Lo necesitábamos para que Namjoon hiciera la poción para la segunda prueba. Les dije que era mala idea.

Yoongi asintió, pero una sonrisa más amplia apareció en su rostro.

—Lo hicieron para ayudarte.

—Sí... —Jimin volteó a mirarlo de nuevo, y se dio cuenta de que Yoongi también lo estaba mirando fijamente.

Su rostro empezó a calentarse, sintiendo cómo el rubor subía por sus mejillas. El pelinegro se acercó más, peligrosamente cerca, lo suficiente como para que Jimin contuviera la respiración. Pero Yoongi solo extendió su mano y le acarició suavemente la mejilla antes de apartarse como si nada.

—Tenías polvo de árbol encorvado —dijo, volviendo a remover el caldero—. Si te entraba en los ojos, podría haber sido un problema.

—Ah... gracias.

Jimin trató de concentrarse de nuevo, sus pensamientos aún dispersos. Volvió a cortar la raíz con movimientos torpes. Mientras, Yoongi seguía moviéndose con la misma serenidad de siempre, como si lo que acababa de pasar fuera lo más normal del mundo.

—Vamos a añadir los últimos ingredientes —dijo Yoongi, tomando la iniciativa como de costumbre—. Tú encárgate de la raíz de mandrágora; yo mezclaré la esencia de ajenjo.

Ambos trabajaron en silencio durante los siguientes minutos. Afortunadamente, el color carmín en las mejillas de Jimin fue desapareciendo conforme avanzaban en la preparación final. Esta poción, diseñada para convertir temporalmente a quien la bebiera en alfa u omega, era una de las más complejas que habían hecho, pero también una de las más fascinantes.

—Creo que ya está —dijo Yoongi, con ese brillo en sus ojos que solo aparecía cuando estaba satisfecho con su trabajo—. Está perfecta.

Jimin no pudo evitar sonreír. Claro, estaba orgulloso de haber terminado la poción, pero lo que más le emocionaba era haber compartido ese momento con Yoongi.

En ese momento, Choi se acercó a ellos con una expresión aburrida

—Parece que tenemos a los primeros en terminar —dijo, mirando la poción con interés—. Esperen a que los demás terminen y los calificaré.

Jimin asintió, aunque sintió una ligera incomodidad en el estómago por la cercanía de Choi. Sin embargo, trató de ignorarla y volvió su atención a Yoongi, que estaba revisando la poción con calma.

Aunque la poción ya estaba lista, el torbellino de emociones en el interior de Jimin no se calmaba. Tratando de distraerse, giró la cabeza y vio a Namjoon mirando su caldero con los ojos abierto y claramente frustrado, queriendo haber sido el primero en terminar. SeokJin lo miraba como si quisiese arrancarle los pelos. Atrás de ellos, Taehyung observaba su propio caldero con curiosidad, preguntándose si lo había hecho bien o no.

Poco a poco, los estudiantes terminaron sus pociones, y cuando la última pareja finalmente lo hizo, el profesor Choi se puso frente a todos con una sonrisa un tanto enigmática.

—Bien... bébanla. —ordenó de repente.

Un suspiro colectivo de pánico recorrió la clase. Los estudiantes de primer año casi se desmayaron ante la idea.

—¿Qué... qué la bebamos? Pero... —balbuceó uno de ellos.

—No sabré si su poción funcionó o no hasta que la beban —dijo Choi, cruzándose de brazos—. No se preocupen, no se van a morir. Incluso si lo hicieron mal, esta poción es más inofensiva de lo que parece.

Yoongi, ya había tomado una cucharada de la poción y se la acercaba a los labios.

—¿Espera, hyung, en serio vas a beberla? —preguntó Jimin, alarmado.

—¿Por qué no? Sé que lo hicimos bien —respondió Yoongi con esa calma característica.

El rubio lo miro tomar una gran cucharada de la poción sin dudar, y luego hizo una mueca de asco.

—Ya vieron a Min, tómenla —insistió Choi, mirando al resto de los estudiantes—. No tengo todo el día.

Con un último vistazo hacia Yoongi, Jimin tomó una cuchara y, con una sonrisa nerviosa, bebió un sorbo de la poción. Sabía horrible, a pesar de su aroma dulzón, y en cuanto el líquido pasó por su garganta, un extraño calor comenzó a extenderse desde su estómago, recorriendo lentamente cada una de sus extremidades.

A su alrededor, los murmullos se multiplicaban. Los demás estudiantes empezaban a notar que algo raro estaba sucediendo. Algunos se miraban las manos, otros tocaban sus rostros con asombro, como si intentaran confirmar que todo seguía en su lugar.

—¿Sientes eso? —preguntó Jimin, volviendo su mirada hacia Yoongi.

El rostro de Yoongi seguía inexpresivo, pero había algo en sus ojos que había cambiado, una especie de reconocimiento silencioso.

—Sí... —respondió finalmente, observando a Jimin con detenimiento.

—Me duele el estómago —murmuró Jimin, frunciendo el ceño mientras colocaba una mano sobre su abdomen—. No... me arde. Y creo que tengo fiebre.

Yoongi extendió su mano con calma, primero colocándola en su propia frente y luego en la de Jimin. La diferencia de temperatura era evidente.

—Estás hirviendo —comentó Yoongi, arqueando una ceja—, pero yo no me siento tan mal. —Frunció el ceño ligeramente y olfateó el aire—. Hueles a... ¿chocolate y canela?

—¿Eh? —Jimin olfato su propia ropa con confusión, sin sentir el ultimo aroma.

Yoongi de repente tomó su libro de pociones y comenzó a hojearlo rápidamente. Cuando encontró la página que buscaba, alzó la vista hacia Jimin con una expresión más seria.

—Estás teniendo los efectos de un omega —dijo Yoongi, leyéndole del libro—. Los omegas son criaturas muy especiales y hermosas, desprenden aromas únicos para atraer a los alfas. Es parte de su conexión, como si sus lobos buscaran a la persona que la Luna les ha concedido como su alma gemela.

—¿Y tú? —preguntó Jimin, sintiéndose cada vez más incómodo, su cuerpo ardiendo mientras el aroma dulzón a chocolate comenzaba a rodearlo.

—Soy un alfa —respondió Yoongi encogiéndose de hombros—. Solo me siento mareado por todos los olores en el aire. No me afecta tanto como a ti... o a Seokjin.

Jimin siguió la dirección de la mirada de Yoongi y vio a Seokjin, quien estaba apoyado en los brazos de Namjoon. Parecía aún más afectado por la poción, con las mejillas sonrosadas y los ojos entrecerrados. El profesor Choi lo revisaba atentamente.

—Parece que al joven Kim le afectó la poción más que a otros, se le pasara. —comentó Choi mientras inspeccionaba el contenido del caldero frente a Namjoon y Seokjin—. Lo hicieron bien, pero algo falló un poco en el proceso. Tienen un 90.

Namjoon, que sostenía a Seokjin con cuidado, casi lo dejó caer por la sorpresa. Su expresión reflejaba una mezcla de horror y frustración, claramente esperando un 100.

—¿Noventa? —murmuró entre dientes, mirando el caldero como si pudiera cambiar la calificación con la fuerza de su voluntad.

Jimin no pudo evitar sonreír ante la escena, pero pronto su atención volvió a Yoongi, cuyo ceño seguía fruncido mientras olfateaba sutilmente el aire a su alrededor.

—¿Hyung, estás bien?

—Supongo —respondió Yoongi, dejando descansar su cabeza en el hombro del rubio—Déjame estar así un rato, por favor.

Al principio, la poción no parecía afectarle en lo absoluto, pero luego comenzó a sentir algo extraño. El aroma que desprendía su amigo lo envolvía, haciéndolo marearse. Yoongi se encontraba demasiado ido para pensar con claridad, pero la sensación era... agradable. Una calidez suave lo abrazaba, y quería aferrarse a esa sensación, a Jimin.

Sin pensarlo demasiado, Yoongi sonrió cuando Jimin le dio una suave caricia en los cabellos, sus dedos deslizándose lentamente entre los mechones oscuros.

—¿Sabes que hueles bien? —murmuró Yoongi, su voz adormilada.

Jimin rió por lo bajo, sorprendido, pero no dijo nada. Se limitó a seguir acariciándolo, sintiendo cómo Yoongi se relajaba más contra su cuerpo.

— Son los efectos — dijo con una pequeña sonrisa mientras observaba el rostro adormecido de Yoongi.

—Mmm... no importa —susurró Yoongi, su voz cada vez más suave.

Jimin sintió que su corazón latía un poco más rápido, pero trató de concentrarse en la comodidad de su hyung, ignorando el calor que comenzaba a sentir por la cercanía de Yoongi. Dejó escapar un suspiro mientras continuaba acariciándolo con calma, manteniendo un aire de tranquilidad.

—Jimin.

—¿Hmm? —respondió Jimin al escuchar una voz familiar. Giró su cabeza y vio a Taehyung acercarse con una sonrisa confiada. —¿Qué eres, Tae?

El pelirrojo sonrió ampliamente, alzando su mentón con orgullo.

—Soy un alfa.

—Omega —respondió Jimin sin pensar demasiado, justo cuando sintió a Yoongi esconder su nariz en su cuello. Taehyung miró de nuevo a su amigo, pero Jimin negó suavemente con la cabeza, pidiéndole que no comentara nada. Luego, suspiró—. Me siento raro.

—¿Por qué? ¿También te afectó la poción como a Jinie? —preguntó Taehyung, acercándose a Jimin y tomando su rostro entre sus manos—. Estás rojo, bonito.

—Es que creo que tengo fiebre, hace mucho calor —respondió Jimin, agitando un poco su mano en un intento de enfriarse.

—Se te pasará en unas horas. Los omegas lo han tenido difícil hoy —dijo Taehyung mientras acariciaba el cabello rubio de su amigo.

De repente, una voz baja y firme interrumpió el momento.

—Suéltalo.

Los dos Gryffindors se miraron, confundidos, y luego observaron a Yoongi, quien seguía escondido en la curvatura del cuello de Jimin.

—Su aroma está en todos lados, apesta —respondió Yoongi, su tono sincero pero algo brusco, haciendo que los ojos de Taehyung se abrieran más. Se olfateó disimuladamente, como si no entendiera de qué hablaba Yoongi—. No me gusta cómo se combina con el tuyo.

—¿Disculpa? —respondió Taehyung, indignado, cruzándose de brazos.

Yoongi levantó la cabeza lentamente, mirando a Taehyung con una expresión aburrida y de pocos amigos que nunca antes le había mostrado.

—No me gusta tu olor, vete —dijo Yoongi con franqueza antes de volver a esconderse en el cuello de Jimin, esta vez aferrándose con fuerza a su cintura.

Taehyung no podía creer lo que acababa de escuchar.

—Pero qué alfa grosero.

Jimin sonrió nervioso. Yoongi no solía comportarse así, sabía que la poción estaba haciendo estragos en él. Apretó suavemente la cintura de Yoongi, como intentando reconfortarlo, pero también para que se calmara un poco.

—Hyung, no es para tanto... —murmuró Jimin en voz baja, mientras sentía el calor que emanaba del cuerpo de Yoongi, aún aferrado a él.

Taehyung, todavía sorprendido por las palabras de Yoongi, no pudo evitar soltar una risa nerviosa.

— ¿Por qué todos los Min son tan raros? — susurro Taehyung, cruzándose de brazos mientras miraba a Yoongi— No lo reconozco.

—Ya sabes que no es él —intentó explicar Jimin, dándole una mirada suave a su amigo pelirrojo—. Está bajo el efecto de la poción, Tae.

—Eso espero, porque nunca pensé que Yoongi me tratara asi de feo —respondió Taehyung, aunque con una sonrisa divertida.

—No me gusta su olor... —murmuró Yoongi, apenas levantando la cabeza del cuello de Jimin para lanzar otra queja.

Qué grosero. Su olor era esquicito, ¿a quién no le gustaba la leche y maní?

—Hyung —susurró Jimin, acariciando de nuevo el cabello de Yoongi—, solo estás un poco desorientado. El olor de Tae no es tan malo.

— ¿Cómo que no es TAN malo?

Yoongi frunció el ceño, sin soltar a Jimin.

—No me gusta cómo se mezcla con el tuyo —dijo en un tono más bajo, como si eso explicara todo.

Taehyung soltó una risa y luego tomó el libro de Jimin para apuntar algo y mostrárselo.

"aprovecha :b"

Jimin chaqueó la lengua en cuanto leyó eso mientras le decía que ya se vaya.

Todos salieron de la clase de pociones con reacciones variadas. Lo único bueno fue que las clases se cancelaron por el resto del día debido a los efectos que la mayoría de los de primer año habían sufrido... casi todos, porque Hoseok estaba más que bien. Decidió que podía aprovechar e ir a comer algo mientras los demás se iban a descansar a sus dormitorios. Sin embargo, cuando vio a sus amigos, supo que no podía dejarlos solos.

Por eso, ahora todos estaban invadiendo la ridícula mini casa privada de los ridículamente ricos hermanos Min.

¿Por qué no podían ser normales y estar en el dormitorio de Slytherin? Hoseok pensaba mientras luchaba con su propia irritación. Sabía que la poción tal vez le había afectado, porque tanto él como su lobo estaban más irritables de lo normal.

—Este niño... —murmuró, viendo la escena que se desarrollaba frente a él.

Taehyung se divertía acercando la mano a Jimin, solo para escuchar cómo Yoongi gruñía cada vez. Luego, la retiraba y volvía a acercarla, sonriendo como si fuera un juego.

—Déjalo en paz o Yoongi te va a saltar encima y arrancarte los brazos —dijo Hoseok, metiéndose unas papas a la boca—. Y no es broma.

—No lo haría —respondió Taehyung, desafiando a Yoongi con la mirada.

—No lo retes —intervino Jungkook desde el sofá contrario, sin apartar la vista de una carta que le había dejado su padre.

—No lo hará —insistió.

Jungkook levantó la vista un momento, luego la bajó rápidamente, tomando una respiración profunda. Sin embargo, se arrepintió al instante al inhalar ese molesto aroma de leche y maní que le nublaba los sentidos.

— Y se supone que tambien soy alfa — murmuro Jungkook.

— Tae – advirtió Hoseok.

Hoseok arrugo la nariz, demasiados olores le mareaban y tener cuatro alfas a su alrededor no lo mejoraba.

— Los alfas son posesivos. Yoongi no controla a su lobo, no está acostumbrado, y por eso no suelta a su alma gemela.

Sorpresa, sí, al parecer el lobo de Yoongi y Jimin eran almas gemelas. Fue la única explicación que le dio Choi antes de irse y dejar a Hoseok con toda la responsabilidad.

— Nos ve a todos como una amenaza —respondió Namjoon desde su rincón, abanicando a Seokjin con una expresión resignada.

—Más fuerte, tengo calor —se quejó Seokjin, acomodando su cabeza en el regazo de Namjoon como si fuera lo más normal del mundo.

—Eres un dolor de cabeza, ¿sabes? —respondió Namjoon mientras seguía abanicando con más fuerza, aunque con una sonrisa en los labios.

Seokjin se levantó del regazo de Namjoon, mirándolo fijamente.

—¿Soy un dolor de cabeza para ti? —dijo con un tono ofendido.

Namjoon suspiró y negó con la cabeza, abanicando aún más fuerte.

—No, no, ya mejor duerme un rato, ¿sí? —intentó calmarlo, pero no parecía surtir efecto.

—No, ya no quiero nada si te molesto tanto.

—Tu lobo es un dolor de cabeza, tú no, Seokjin.

Seokjin lo miró con incredulidad.

— ¡Es una parte de mí!

—No lo quise decir así —respondió Namjoon rápidamente, pero Seokjin ya estaba demasiado alterado. Hoseok, desde su lugar, se llevó una mano al rostro.

Taehyung, ya cansado, bostezó y acomodó su cabeza en el hombro de Jimin, buscando algo de comodidad. Sin embargo, apenas sintió el gruñido de Yoongi, saltó hacia atrás con los ojos muy abiertos. El alfa no tardó en levantar la cabeza, mirando a Taehyung con furia contenida, lo que hizo que el pequeño lobito de Tae retrocediera asustado, y corriera directo hacia Jungkook, quien seguía enfrascado en su lectura.

—Pff —Jungkook apenas pudo contener una risa, llamando la atención de Taehyung, quien lo miró con los ojos entrecerrados.

—¿Qué te hace gracia? —preguntó Taehyung, cruzándose de brazos, aunque el susto aún era evidente en su expresión.

—Te asustó... —respondió Jungkook con una sonrisa, sin apartar la vista de su libro —Te dije que no lo molestaras.

—No fue con intención esta vez... —murmuró, todavía un poco tenso.

Jungkook palmeó un lugar a su lado en el sofá —Siéntate aquí, entonces.

— No quiero.

— Haz lo que quieras —dijo Jungkook, volviendo a concentrarse en su lectura. Sin embargo, dejó escapar un poco de su aroma, lo suficiente para calmar a Taehyung, quien se relajó de inmediato.

—¡Bien! Me sentaré aquí —cedió finalmente Taehyung, tomando una almohada y acomodándose en el suelo justo al lado de Jungkook, usándola para apoyarse.

—Como quieras —murmuró Jungkook, sonriendo levemente mientras seguía leyendo.

Taehyung, ya más relajado, se acomodó en el suelo mientras abrazaba la almohada, suspirando profundamente. Jungkook lo observó de reojo con una ligera sonrisa en los labios, satisfecho de haberlo calmado sin mucho esfuerzo.

—Yoongi, por el amor a la Luna, ya suéltalo —intervino Hoseok, mirando al alfa que aún seguía aferrado a Jimin.

Yoongi lo miró brevemente, sus ojos oscuros y penetrantes, pero no dijo nada. Hoseok, imperturbable, continuó masticando sus papas como si no hubiera una nube de tensión flotando sobre todos.

—No aguantan nada.

—Hyung... —murmuró Jimin, acariciando suavemente la nuca de Yoongi en un intento de calmarlo. Podía ser que se estuviera aprovechando un poquito de la situación, pero no podían culparlo.

El contacto pareció ayudar, ya que Yoongi relajó ligeramente los hombros, aunque seguía pegado a Jimin como si fuera su única ancla en el mundo.

—¿Quieres comer algo? —preguntó Jimin, tratando de distraerlo. El alfa negó con la cabeza, sin moverse de su lugar. —Tenemos que ir al comedor después, no tienes que estar así conmigo todo el tiempo... es raro.

—Me gusta estar así —respondió Yoongi, mirándolo directamente a los ojos— ¿A ti no?

Jimin quería morirse de la vergüenza en ese momento. ¿Cómo se suponía que debía responder a eso?

Hoseok, sin embargo, solo rodó los ojos con exasperación.

—Me aseguraré de que sepan lo que hicieron —murmuró, aunque nadie le prestó atención— ¿Cuánto más va a durar esto? Porque si tengo que seguir viéndolos voy a perder la paciencia.

—Deberías agradecerme, Yoongi. Gracias a mí, ahora tienes una excusa para estar pegado a Jimin todo el día. Te lo puedo quitar en cualquier momento.

Yoongi soltó un resoplido, pero antes de que pudiera responder, Jimin se apresuró a intervenir.

—Tae, por favor, no lo empeores.

—No lo estoy empeorando, solo estoy señalando lo obvio —respondió Taehyung, sonriendo con picardía mientras se estiraba en el suelo.

—A veces me pregunto si te gusta provocar solo por diversión —Jungkook comentó sin levantar la vista de su carta.

—¿A veces? —Hoseok intervino—. Lo hace siempre.

Taehyung se encogió de hombros, pero antes de que pudiera responder, Jimin soltó un gritillo, llamando la atención de todos. Cuando voltearon a ver, vieron a Yoongi dejando una serie de besos lentos y deliberados en el cuello de Jimin.

—Listo, hasta aquí —dijo Hoseok, levantándose de golpe y separando a Jimin de Yoongi—. ¡No me gruñas! Taehyung, llévatelo, lejos, muy lejos de aquí.

—Pero... Yoongi-hyung —protestó Jimin, mirando al alfa como si lo hubieran arrancado de su lugar favorito.

—¿Tu lobo también te afectó la cabeza, Jim? No pueden seguir juntos ahora. Llévenselo antes de que hagan... sus cosas raras.

—¿Sexo? —preguntó Taehyung con una sonrisita.

—Kim Taehyung, tú también lárgate de aquí —gruñó Hoseok, completamente exasperado.

Jungkook, que había estado observando en silencio hasta ese momento, levantó la vista de su libro y miró a Taehyung.

— Vámonos, tonto —dijo, levantándose lentamente.

Taehyung lo miró, algo indignado.

—¡No hice nada malo!

—No, pero quiero hablar contigo —respondió Jungkook, mientras pasaba al lado de Taehyung—. Vamos, antes de que Hoseok enloquezca.

Taehyung suspiró, pero accedió. Mientras Yoongi seguía quejándose y Namjoon lo miraba con diversión, Taehyung y Jungkook salieron fuera de la habitación, dejando a Jimin y Hoseok atrás.

—¿A dónde vamos? —preguntó Taehyung.

— Quiero hablar contigo. Vamos a la torre de astronomía —respondió Jungkook, sin mirarlo directamente.

—¿Tan lejos? Ya va a anochecer. Si nos ve un prefecto, nos bajarán puntos, y no quiero más problemas con la profesora Sun-he, dice que soy el que más puntos le quita a la casa...

Jungkook sonrió, aunque mantuvo un tono tranquilo.

—Es gracioso que te preocupe eso y no el venir conmigo a la torre... —dijo, mirándolo finalmente de reojo—. Me has estado evitando desde el baile.

—No es cierto —respondió Taehyung rápidamente, pero la tensión en sus hombros lo delataba.

Jungkook no dijo nada por un momento, solo siguió caminando, y el silencio entre ellos se sintió denso. Caminaron hasta que la torre apareció frente a ellos. Misteriosamente, Taehyung no reprochó ni dijo nada, y Jungkook agradeció eso.

—Sube —dijo Jungkook, deteniéndose al pie de la escalera que llevaba a lo alto de la torre.

El pelirrojo suspiró y, sin decir nada más, comenzó a subir. Finalmente, alcanzaron la cima, y las estrellas brillaban intensamente en el cielo nocturno. El paisaje era impresionante, lleno de una tranquilidad que contrastaba con la tensión que ambos sentían. Era hermoso.

—¿Sabías que las luciérnagas aparecen por aquí cuando cae la noche? —comentó Jungkook, rompiendo el silencio.

—No —respondió Taehyung, viendo cómo algunas luciérnagas comenzaban a aparecer, danzando en el aire—. ¿Cómo lo sabes?

—Leo mucho.

Taehyung rió suavemente. Nunca fue fan de leer sobre esas cosas.

—Te dije que quería hablar de lo que pasó... lo que pasó en el baile —dijo Jungkook, esta vez con un tono más serio.

Taehyung hizo una mueca, aún mirando las luciérnagas mientras volaban alrededor.

—No hay nada que hablar —intentó sonar despreocupado—. Solo olvidémoslo y sigamos odiándonos como siempre.

—Yo no te odio —respondió Jungkook con calma.

—Lo sé, Min. Yo tampoco te odio, es solo una broma.

Jungkook suspiró y, tras un momento de silencio, dijo:

—Quiero disculparme. No debí besarte.

Taehyung lo miró de reojo, su expresión entre divertida e incómoda.

—No me besaste —dijo, girando la cabeza hacia el otro lado—. Fue un roce... y duró 5 segundos.

—¿Los contaste?

—No molestes o me voy —dijo Taehyung, cruzando los brazos, pero una pequeña sonrisa también asomó en sus labios.

Jungkook dejó escapar una risa suave y se apoyó en la barandilla, mirando al cielo.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó Taehyung finalmente

El castaño pareció meditarlo un momento, mirando las estrellas antes de responder.

—¿Impulso? No lo sé...

—Entonces, ¿si lo hiciste por molestarme?

—No lo diría así —respondió Jungkook, girando la cabeza para verlo—. Actué sin pensar, solo seguí mis impulsos. Por eso te quiero pedir perdón.

Taehyung lo miró por un largo momento antes de suspirar.

—Ya te dije que no es para tanto... pero si te importa tanto, entonces te perdono —dijo con un tono algo resignado—. Supongo.

Jungkook sonrió de lado.

—Mira... tal vez sienta algo de atracción por ti...

—No me gustas —respondió Taehyung rápidamente.

—Qué cruel eres —dijo Jungkook, mirando el rostro serio de Kim—. Tú tampoco me gustas, rojito.

—¿Entonces?

—¿Entonces qué?

—Eres un imbécil raro —dijo Taehyung, volviendo su atención a las luciérnagas—. Uno que huele a tierra húmeda.

—Me tocó un olor raro.

Taehyung no dijo nada más, y Jungkook solo lo observaba en silencio, viendo cómo su cabello rojizo bailaba con el viento y sus ojos brillaban bajo la luz de la luna. Era imposible no notar lo condenadamente atractivo que se veía.

—Deja de mirarme.

—Eres guapo —soltó Jungkook, sin rodeos.

El pelirrojo rodó los ojos.

—¿No me vas a decir nada?

—No sé qué más esperas que te diga. Ya te dije lo que siento por ti.

—No me gustas, así que no te adelantes, bobo —Jungkook lo pensó un poco antes de continuar—. Pero no me molestaría gustar de ti de esa manera.

Taehyung soltó un pequeño sonido, escondiendo su cabeza en sus brazos apoyados en el barandal. De verdad pensaba que Jungkook estaba mal de la cabeza.

—Solo no me apartes —murmuró Jungkook.

—Si sientes atracción por mí, sería raro hablar contigo, así que lo haré.

—Eres difícil, eh.

—No quiero que tu... "no-gusto" por mí aumente —dijo Taehyung, manteniendo la mirada en las luciérnagas.

—Solo quiero ser tu amigo, así que tranquilízate. Parecemos que en verdad no nos soportamos, así que empecemos por ahí.

—No te aguanté antes, no lo hare ahora.

—Pues tú también lo eres —refutó Jungkook —. Pero aún así, quiero ser tu amigo.

Taehyung levantó la cabeza y la apoyó en su mano derecha, observando a Jungkook con más curiosidad que antes.

—Eres muy directo en ese aspecto, ¿no?

—A diferencia de mi hermano, yo sí soy sincero con lo que siento. No niego lo obvio y admito las cosas rápido —dijo Jungkook, mientras Taehyung lo volvía a mirar, intrigado.

—¿Hablas de Jimin?

—Se gustan tanto él y Yoongi que dan náuseas —dijo Jungkook, riendo un poco.

—¿A Yoongi le gusta Jimin? —preguntó Taehyung, sorprendido. Esto lo tenía que saber su amigo.

—No lo sé... pero estoy seguro de que sí. Nunca se lo he preguntado porque seguro me dice que no hable tonterías. Pero le tomará tiempo descubrirlo —dijo Jungkook con una sonrisa torcida—. ¿Y Jimin?

Taehyung negó lentamente.

—Tampoco lo sé —mintió, decidido a no traicionar la confianza de su amigo.

Jimin le había confiado sus sentimientos, y Taehyung no iba a decir nada hasta estar seguro de lo que Yoongi sentía.

Un silencio incómodo los envolvió antes de que Jungkook hablara de nuevo.

—Taehyung —lo llamó con una voz suave—. Todo lo que dije fue en serio.

—Ush...

Jungkook dio un paso hacia él, acercándose, su voz más baja y seria.

—Solo soy honesto conmigo mismo. No me alejes. Quiero ver hasta dónde puedo caer por ti.

Los ojos de Taehyung se encontraron con los de Jungkook, llenos de incertidumbre. Tomó aire profundamente, tratando de calmar el caos en su pecho.

—Lo que sea... pero conste que no estoy interesado en ti. Ni un poquito.

—No me odias, al menos estamos bien en eso.

—Aish, eres tan insoportable...

Jungkook suspiró, acercándose para tomarlo suavemente de los hombros y mirarlo directamente.

—Eres un chico y un mago increíble —confesó Jungkook—. Pero estábamos tan ocupados en no aguantarnos que nunca te lo pude decir.

Taehyung lo miró por primera vez de una manera diferente, viendo los ojos chocolate de Jungkook llenos de admiración hacia su persona. Eso lo desconcertó. Parpadeó, claramente confundido, y bufó, incómodo.

—Sí, sí, gracias. Ya suéltame... y aléjate, por favor.

—¿Y si te doy un pico ahora? —bromeó Jungkook.

—Te rompo la cara.

Jungkook sonrió, soltándolo, y comenzó a caminar hacia las escaleras otra vez.

—Vámonos. A esta hora también sale Buffy, el poltergeist, y es jodidamente molesto.

Taehyung carraspeó y lo siguió, caminando detrás de él.

—Sí, he oído de él, pero hasta ahora no lo he visto.

—Te va a asustar, quieras o no. Luego un prefecto nos escuchará y nos quitarán 150 puntos por venir hasta aquí.

—Es tu culpa igual...

—Tú accediste —se defendió Jungkook, sonriendo de nuevo.

Taehyung pasó por su lado, adelantándose en las escaleras mientras ambos descendían.

—Taehyung —lo llamó Jungkook, con un tono más suave esta vez—. ¿Estamos bien?

El Gryffindor lo miró y asintió despacio.

—Sí, estamos bien.

Jungkook le dedicó una pequeña sonrisa antes de seguir su camino hacia la torre, dejando atrás el cielo estrellado y las luciérnagas, pero sabiendo que algo había cambiado entre ellos.











Holis, nuevo cap!💕

Saben, lo que pasó entre Tae y Jungkook fue algo casi parecido que me paso, pero a mí sí me gustaba esa persona y viceversa. El problema es que yo no nunca me sentí lista y las cosas terminaron al terminar el colegio. Ahora en la universidad a veces nos encontramos, pero nos evitamos por completo JAJAJAJA (😭)

En fin, saque una nueva historia llamada "taste" vayan a leer el prólogo, será algo corta a comparación de Magic y aun me falta que alguien talentoso me haga la portada TT

Los amo!

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