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[39]

Taehyung tarareaba con los ojos cerrados la canción que escuchaba a lo lejos mientras movía sus pies al ritmo de la música. No había nadie en los jardines, lo que le daba una sensación de tranquilidad que no había experimentado en toda la noche. La brisa nocturna acariciaba su rostro, y el suave murmullo de las hojas proporcionaba un fondo sereno para sus pensamientos. Sin embargo, esa calma se rompió cuando escuchó las pisadas de alguien acercándose.

Abrió los ojos y, para su desgracia, vio a Min Jungkook caminando hacia él con una expresión que Taehyung no podía descifrar. Jungkook se sentó en uno de los banquitos de piedra con una actitud relajada, pero sus ojos tenían un brillo inusual.

—¿Qué miras, rojito? —preguntó Jungkook, con burla en su tono.

Taehyung frunció el ceño, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Lo feo que eres —respondió sin pensarlo demasiado.

Jungkook soltó una risa baja, que hizo eco en el silencio de la noche.

—¿Estamos en la primaria? Respondes como un niño de 5 años.

—No me molestes... por eso Woo se fue a bailar con nosotros, aburrido —dijo Taehyung. El comentario salió más amargo de lo que había planeado, pero la presencia de Jungkook lo ponía nervioso.

Jungkook alzó una ceja y se encogió de hombros.

—Es mi culpa, no debí venir con ella si no quería.

—¿Y por qué lo hiciste? —preguntó Taehyung, su voz cargada de irritación—. Eres un insensible.

Jungkook suspiró, su mirada se perdió en las sombras de los árboles.

—No lo sé. A ella le gusto y es linda, supongo que pensé que sería diferente... que tal vez sentiría algo. Pero no fue así.

Taehyung rodó los ojos mientras bufaba.

—Eres un idiota, Min Jungkook. No juegues con los sentimientos de las personas, en especial con los de una chica.

—¿Y qué sabes tú de eso, rojito? —respondió Jungkook, levantándose y acercándose un poco más a Taehyung.

El pelirrojo frunció el ceño, la atmósfera entre ellos se volvía cada vez más cargada. Taehyung se levantó sacudiendo su pantalón y lo miró.

—Sé que eres un imbécil que solo piensa en sí mismo —dijo Taehyung y volteó con intención de irse, pero la mano de Jungkook sostuvo su muñeca.

—Suéltame, imbécil —espetó zafándose del agarre.

Jungkook no respondió, solo dio un paso hacia él haciendo que el espacio entre ellos se redujera aún más. La cercanía hizo que Taehyung sintiera una oleada de emociones encontradas que estaban jugando con sus sentidos.

—Quizás tengas razón. Pero... —Jungkook se detuvo, su mirada se suavizó al mirar a Taehyung—

Taehyung parpadeó, sorprendido por el tono de voz de Jungkook. La tensión era palpable, y la cercanía hacía que sus sentidos se agudizarán. La música desde el interior del salón parecía más distante, como un eco lejano.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Taehyung, su voz temblorosa mientras miraba los ojos intensos de Jungkook.

—No lo sé —murmuró Jungkook, su aliento cálido acariciando el rostro de Taehyung — Solo... no lo sé.

"Apártate."

La voz interior de Taehyung le gritaba que empujara al idiota que tenía al frente y corriera a buscar a Hoseok, pero sus piernas no se movían.

La mirada de Jungkook era intensa, casi hipnótica. Taehyung sintió que su respiración se volvía irregular, el alcohol parecía amplificar sus emociones y hacer que Jungkook se viera de una manera completamente diferente.

—Eres tan irritante, ¿sabes? —susurró Jungkook, sus ojos reflejaban una mezcla de deseo y frustración.

"Apártate."

—Y tú eres un arrogante —dijo Taehyung, intentando mantenerse firme a pesar de los nervios.

Jungkook levantó una mano y la dejó caer, dudando. Taehyung podía ver la lucha interna en su rostro. La atmósfera entre ellos estaba cargada de una energía que ninguno podía ignorar. Taehyung estaba completamente atrapado en el momento, incapaz de apartar la mirada.

—¿Qué carajos te está pasando, Min? —susurró Taehyung.

—No lo sé... —respondió con sinceridad Jungkook, su rostro tan cerca del de Taehyung que podía sentir el calor de su cuerpo.

—Idiota — dijo el pelirrojo, su voz apenas audible mientras sentía una extraña atracción intensificándose—. Aléjate de mí.

Jungkook dejó escapar un suspiro, sus ojos buscaban respuestas en el rostro de Taehyung. El silencio entre ellos era abrumador, lleno de una tensión palpable. La brisa de la noche movía las hojas alrededor, creando un ambiente aún más cargado.

En el instante donde Taehyung se movió con intención de irse, Jungkook se inclinó lentamente hacia adelante, estampando con fuerza sus labios con los contrarios. El contacto fue breve pero intenso, un roce que hizo que ambos contuvieran la respiración. Taehyung sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo, el calor del momento era casi insoportable.

El beso, aunque fugaz, fue suficiente para desencadenar una avalancha de emociones en Jungkook, emociones que no quería aceptar. Taehyung se quedó parado, estático como una piedra, con los ojos muy abiertos y el corazón latiendo desbocado.

—¿Qué demonios...? ¿Jungkook? —La voz de Yoongi los sacó del trance.

Jungkook empujó a Taehyung alejándolo bruscamente, su rostro enrojecido por la vergüenza y la confusión.

—No es lo que parece —dijo rápidamente, su rostro enrojecido.

—¿Y qué se supone que es entonces? —preguntó Jimin, cruzando los brazos.

Jungkook miró a Yoongi, luego a Jimin, y finalmente a Taehyung. Sus ojos reflejaban una mezcla de emociones que ninguno de ellos podía identificar del todo.

—Yo... solo... no sé qué pasó —dijo Jungkook finalmente, bajando la mirada.

Taehyung, aún recuperándose del impacto del beso, miró a Jungkook con una mezcla de rabia y confusión.

—Nada, Jimin. No es nada —dijo Taehyung finalmente, su voz firme pero su mirada traicionaba la tormenta de emociones que sentía.

— Pero ustedes... estaban.

— Jimin, basta, por favor — pidió su mejor amigo.

El silencio se hizo pesado entre ellos, hasta que Yoongi lo rompió.

— Tenemos problemas más grandes ahora. Encontré a Jennie en el pasillo casi inconsciente, ya está en la enfermería, pero el que lo hizo probablemente siga por aquí.

El color desapareció del rostro de Jungkook.

—¿Qué? ¿Está bien?

—Está estable, pero necesitamos mantenernos alerta —respondió Yoongi—. Los profesores están tomando medidas, pero no sabemos quién le hizo eso.

Taehyung asintió lentamente, todavía en shock por lo que había pasado.

—Vamos a encontrar a Hobi y asegurarnos de que todos los demás estén bien —dijo Jimin, tomando la iniciativa.

—Iré a ver a mi hermano —dijo Taehyung alejándose, pero Jungkook tomó su mano con fuerza.

—Disculpa...

—Suéltame.

Taehyung fulminó a Jungkook con la mirada, con su voz cargada de ira. Jungkook sintió cómo su corazón se hundía al ver el odio en los ojos de Taehyung, pero no aflojó su agarre inmediatamente, incapaz de aceptar el rechazo.

—No quise... —comenzó Jungkook, pero Taehyung se soltó bruscamente, con una expresión de asco en su rostro. Sin pensarlo, tomó la mano de Jimin y caminó hacia el salón, dejando atrás a los dos hermanos.

Yoongi observó a los dos amigos alejarse y luego miró la expresión miserable de su hermano.

—¿Te gusta Taehyung? —preguntó Yoongi, sus ojos escudriñando el rostro de Jungkook en busca de respuestas.

Jungkook se tensó, su mirada evitaba la de Yoongi.

— No. —Se mordió el labio, su voz apenas audible—. No lo sé... solo sé que no sé por qué hice eso, solo sentí...

Yoongi arqueó una ceja, incrédulo ante la respuesta vaga de su hermano.

— Ahora hablas como el mago Aristóteles, "sólo sé que nada sé"

Jungkook escondió su rostro en sus manos.

—Luego hablaremos de la tontería que hiciste —dijo Yoongi con un tono cortante, sus palabras llenas de reproche.

—Es que yo... —Jungkook suspiró con frustración, pasándose una mano por el cabello—. Vamos a ver a Jennie, quiero ver qué tal está.

—No podemos salir. Esperemos a que el baile termine y tendremos que ir en la mañana —Yoongi se cruzó de brazos, su mirada fija en la puerta del salón—. Este lugar es una locura, ya entiendo por qué Jennie no quería venir aquí.

Jungkook asintió, sus pensamientos un torbellino de emociones – Maldita sea, matare al infeliz que se atrevió a hacerle eso a mi hermana.

— Mírate, le contaré esto a Jen.

El castaño rodó los ojos — No podemos pasar un día tranquilo y normal, ¿verdad?

—Somos magos, ¿te parece eso normal? —respondió Yoongi.

—Como sea... fue una noche de terror.


Yoongi no hizo más que darle la razón, su mente llena de preocupaciones y preguntas sin respuesta. Los dos hermanos se quedaron en silencio, observando la puerta del salón donde el bullicio del baile continuaba ajeno a lo que había sucedido fuera.

La mañana llegó demasiado rápido para Taehyung, quien comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza cuando despertó. El sol se filtraba por las cortinas del dormitorio, bañando la habitación con una luz suave. Taehyung abrió los ojos, sintiendo un peso en el pecho que no tenía nada que ver con el cansancio. Se sentó en su cama, recordando la noche anterior y el estúpido beso que Jungkook le había robado.

Lo iba a matar.

Jimin ya estaba despierto, arreglando su propia cama y mirándolo con una expresión de preocupación.

—Buenos días —dijo Jimin suavemente, observando a su amigo con atención.

—¿Buenos? —respondió Taehyung, con sarcasmo—. Me siento horrible, Jim.

Jimin suspiró, sabiendo que Taehyung necesitaba desahogarse. Se acercó a la cama de su amigo, sentándose a su lado.

—¿Quieres hablar de ello? —preguntó Jimin, dándole a Taehyung la oportunidad de iniciar la conversación.

Taehyung dejó escapar un suspiro frustrado y se pasó una mano por sus rojizos cabellos desordenados.

— Ese idiota de Jungkook... —empezó Taehyung, apretando los puños—. ¿Cómo se atreve a besarme así?

— Si bueno... eso fue raro... parecías una estatua ahí — dijo sonriendo ligeramente cuando recordó la expresión de su amigo en medio del beso.

— ¡Fue mi primer beso, Jimin! Y me lo robó.

Jimin asintió, mientras le daba palmaditas en su espalda

—Lo sé, Tae, lo sé... pero, ¿sabes por qué lo hizo?

—¡Porque es un imbécil, por eso! —exclamó Taehyung, levantándose y comenzando a pasearse por la habitación—. Siempre está molestándome, provocándome. Pero esto... esto fue demasiado.

Jimin lo siguió con la mirada, tratando de calmar a su amigo.

— Lo voy a reportar por pervertido, ire con el director SeoJoon para que lo manden lejos de aquí, a otro colegio, en otro continente.

El rubio comenzó a reírse mientras Taehyung le lanzaba la almohada más cercana.

— deja de reírte

—Quizás... —empezó Jimin, eligiendo sus palabras con cuidado—. Quizás Jungkook siente algo por ti y no sabe cómo manejarlo.

Taehyung se detuvo en seco, mirándolo con incredulidad. Su mente trataba de procesar lo que Jimin acababa de sugerir, pero algo en su interior se resistía a aceptarlo.

—¿Algo por mí? ¿Tú crees que...? —preguntó Taehyung, con la confusión reflejada en sus ojos.

Jimin esbozó una pequeña sonrisa, observando con cuidado la reacción de su amigo.

—Es posible —respondió Jimin, con un tono suave pero seguro—. A veces, cuando alguien te molesta tanto, es porque no sabe cómo manejar lo que siente. Es como si estuviera intentando acercarse, pero de una manera completamente torpe.

Taehyung bufó, su ceño fruncido mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. El enojo se mezclaba con la incertidumbre, creando un torbellino de emociones en su interior.

—Bueno, pues puede guardarse esos sentimientos para sí mismo. Yo no estoy interesado. Y aun así, ¿quién se cree que es para robarme un beso? —Su voz salió cargada de indignación.

—Yo no creo que lo haya hecho solo para molestarte, Tae —dijo Jimin, encogiéndose de hombros—. Conozco a Jungkook, y creo que hay algo más detrás de todo esto.

Taehyung soltó un suspiro exasperado, girando sobre sus talones para volver a su cama. Se dejó caer en ella con un suspiro, mirando al techo como si intentara encontrar respuestas en las grietas de la pintura.

—Como sea... —murmuró, cambiando de tema con un tono más ligero—. Yoongi bailó contigo anoche.

Jimin se tensó ligeramente al recordar la noche anterior. Había habido tanto caos con lo de Jennie que apenas había tenido tiempo de pensar en sus propios sentimientos.

—Ah, sí... —respondió Jimin, tratando de sonar despreocupado—. Ya sabes lo que pasó con Jennie.

—Lo sé, Jim, pero hablo de otra cosa... —Taehyung se giró para mirarlo directamente—. Ya sabes, Yoongi y tú...

Jimin sintió su corazón acelerarse ante la mención de su nombre y el cambio en el tono de Taehyung. Evitó la mirada de su amigo, concentrándose en un punto invisible en el suelo.

—¿Saber qué? —intentó hacerse el desentendido, pero la voz le tembló ligeramente.

Taehyung se incorporó un poco en la cama, apoyándose en los codos.

—Jimin, ya sabes a lo que me refiero —insistió—. Tú y Yoongi... hay algo ahí, ¿verdad?

Jimin dejó escapar un suspiro, sintiendo cómo las palabras se agolpaban en su garganta. Había intentado ignorar sus sentimientos durante tanto tiempo que ahora, frente a la pregunta directa de Taehyung, se sentía expuesto, vulnerable.

—Sí, bueno... creo que me gusta —admitió finalmente, su voz apenas un susurro, como si decirlo en voz alta lo hiciera más real, más aterrador.

Taehyung lo miró en silencio por un momento, procesando la confesión de su amigo. Aunque ya lo sospecha, no creía que Jimin aceptara sus sentimientos más rápido de lo que había planeado

— ¿Nunca te ha gustado nadie en el orfanato?

Jimin hizo una mueca de disgusto.

— No, ni siquiera tenía amigos asi que...

El pelirrojo, finalmente, dio un suave asentimiento de cabeza que demostró su apoyo.

—Min Yoongi... —murmuró Taehyung, mirando de nuevo al techo—. No es mal chico, me cae bien. Y siempre te ha tratado muy bien, Jim.

Jimin esbozó una sonrisa triste, sintiendo el peso de su propio conflicto interno.

—Sí, pero no creo que le guste, Tae —dijo, con una mezcla de frustración y resignación—. Siento que me trata como uno más de sus hermanos, y eso me duele. Porque, por más que lo intente, no puedo verlo solo como un amigo.

El silencio cayó entre ellos, pero era un silencio lleno de comprensión.

—Oye, Jim —dijo Taehyung suavemente, acercándose para abrazarlo por los hombros. Su toque era reconfortante, una mezcla de calidez y apoyo incondicional—. No te rindas tan fácilmente. Yoongi es un poco difícil de leer, pero creo que, si de verdad te gusta, vale la pena intentarlo.

Jimin sintió que las palabras de Taehyung se filtraban en su corazón, llenándolo de una reconfortante sensación de esperanza. La presencia de su amigo a su lado lo hacía sentir menos solo en medio de toda la confusión que estaba experimentando. Una sonrisa genuina se dibujó en su rostro mientras inclinaba la cabeza hacia el hombro de Taehyung.

—Gracias, Tae —murmuró, sintiendo cómo la calidez del momento lo envolvía—. De verdad, gracias.

Taehyung le devolvió la sonrisa, un brillo juguetón en sus ojos mientras acariciaba el hombro de Jimin.

—Sí, bonito, no te preocupes —respondió Taehyung, su voz suave y llena de afecto.

Sin embargo, Jimin de repente hizo una mueca, arrugando la nariz como si acabara de oler algo desagradable.

—¿Qué? —preguntó Taehyung, confundido por la reacción de su amigo.

Jimin se apartó un poco, con una expresión de ligero disgusto en su rostro.

—No te has lavado los dientes, apártate —se quejó Jimin, empujando a Taehyung ligeramente mientras intentaba contener una risa.

Taehyung soltó una carcajada, divertido por la situación, pero también un poco avergonzado.

— Eres malo —dijo Taehyung, tocándose la boca y haciendo una mueca exagerada.

El pelirrojo se levantó de la cama, estirándose perezosamente mientras su sonrisa se ensanchaba. Jimin lo observó, su corazón sintiéndose un poco más ligero después de la breve distracción.

—Pero, hablando en serio —continuó Taehyung, su expresión volviéndose un poco más seria mientras volvía a mirar a su amigo—. Concéntrate en la competencia. La segunda prueba es mañana, y no has pensado en lo que vas a hacer para respirar bajo el agua.

Jimin soltó un bufido, dejándose caer de nuevo en la cama, enterrando la cara en la almohada.

—Quiero dormiiiiir —murmuró, su voz ahogada por la tela de la almohada. La presión de la competencia y la confusión sobre sus sentimientos hacia Yoongi lo estaban agotando.

Taehyung sonrió con ternura, se acercó a la cama y comenzó a tirar de la manta.

—Levántate, perezoso —dijo Taehyung, su tono más firme pero aún afectuoso—. Sé a quién preguntarle para resolver ese problema.

Jimin levantó la cabeza lo suficiente para mirarlo con un ojo entrecerrado, una mezcla de curiosidad y agotamiento en su expresión.

—¿A quién?

Taehyung se inclinó un poco, con un brillo de determinación en sus ojos.

—Alguien a quien no sé porque no se te ocurrió preguntarle. Pero primero, necesitas levantarte — dijo, tirando un poco más fuerte de la manta — podemos ver a Jennie más tarde.

Jimin suspiró, lentamente se incorporó, con el cabello desordenado y una expresión de resignación en su rostro.

—Está bien, está bien... —cedió finalmente, estirándose de nuevo —. Pero, si me vuelvo un pez, será tu culpa.

—Si te vuelves un pez, serás el pez más adorable del lago —bromeó, guiñándole un ojo.

Jimin no pudo evitar sonreír, sintiendo una chispa de esperanza mezclada con el agotamiento. A pesar de todo, sabía que no estaba solo en esto.

Jennie permanecía en silencio, su mirada perdida mientras la enfermera la examinaba con delicadeza. El viento se filtraba por las ventanas, y Jennie, aún en estado de shock, se abrazó a sí misma, intentando encontrar algo de consuelo. Sus hermanos la observaban desde la distancia, sus rostros tensos de preocupación. El ambiente en la habitación era denso, cargado de una mezcla de temor e incertidumbre.

¿Pensó en que personas serian capaz de lastimarla... acaso ella...?

No.

Sus padres no lo permitirían.

—¿No recuerdas nada más? —preguntó Sun-hee, con voz cargada de preocupación mientras buscaba algún indicio en los ojos de Jennie.

Jennie negó suavemente con la cabeza, su expresión abatida.

—Solo caminaba... y de repente sentí un destello que me empujó. Me golpeé contra la pared... y luego todo se volvió borroso —murmuró, su voz quebrándose ligeramente al final, como si cada palabra le costara esfuerzo.

El profesor SeoJoon, que había estado observando desde una esquina de la habitación, se levantó con un suspiro profundo. Su rostro reflejaba la seriedad de la situación y la gravedad de lo sucedido.

—Señorita Min, mi recomendación es que se quede a descansar hasta después de la segunda prueba —dijo con tono firme pero comprensivo—. Me temo que no podrá ver a su hermano competir.

Jennie asintió lentamente, mientras apretaba las sábanas debajo de ella. El hecho de que no podría estar allí para proteger a Yoongi en la competencia la hacía sentir aún más impotente. Pero sabía que no tenía otra opción. Se abrazó más fuerte a sí misma, como si eso pudiera protegerla del miedo que se cernía sobre ella.

—Tomaremos medidas, no se preocupen —añadió Sun-hee antes de salir junto con el director, dejando un silencio pesado en la habitación.

En ese momento, Molly, su elfina doméstica, entró con una bandeja entre sus pequeñas manos, tropezando ligeramente en su prisa por ser útil. Beomgyu, se acercó rápidamente y tomó la bandeja con cuidado.

—Puedes retirarte, Molly —dijo Beomgyu con una suave sonrisa, intentando no mostrar la preocupación que lo carcomía por dentro.

La elfina asintió rápidamente, casi tropezando de nuevo en su apuro por salir de la habitación. Una vez que se fue, Beomgyu colocó la bandeja junto a la cama de Jennie, sus manos temblaban ligeramente. Jennie, aún en su estado de debilidad, notó la tensión en su hermano.

—Beomgyu, siempre estás con tus amigos por ahí... pero tienes que tener más cuidado. No te vayas a lugares solitarios —le advirtió Jennie, su voz suave pero firme, llena de la preocupación propia de una hermana mayor.

Beomgyu asintió con seriedad, acercándose más a ella y tomando su mano en un gesto de apoyo.

—Encontrarán al que te hizo eso —dijo.

Jennie forzó una sonrisa, intentando transmitirle seguridad. Sabía que Beomgyu estaba aterrorizado por dentro, y quería hacer todo lo posible por tranquilizarlo. Con suavidad, revolvió el cabello de su hermano, como solía hacer cuando eran más pequeños.

—Por cierto, ¿Manoban se fue? —preguntó Jennie, tratando de desviar la conversación hacia algo más.

—Sí, sus amigas la llevaron de vuelta a los dormitorios —respondió Yoongi, quien había estado observando en silencio.

—Quería agradecerle... —murmuró.

—Lo harás cuando estés mejor —respondió.

Jennie asintió, sus ojos vagaron por la habitación, buscando algo en qué enfocarse, y finalmente se posaron en Jungkook, quien estaba luchando por abrir la gelatina que Molly había dejado.

—Abre grande... —dijo Jungkook con una sonrisa traviesa, acercándose a Jennie con la cuchara llena de gelatina, intentando levantarle el ánimo con un gesto juguetón.

Jennie hizo una mueca, apartándose un poco.

—Ugh, aléjate, esa cosa debe saber horrible —protestó, aunque su tono reflejaba más cansancio que disgusto.

—No seas quisquillosa, hermanita —respondió Jungkook, sin dejarse intimidar por sus quejas mientras insistía en darle la gelatina. Su insistencia, aunque un poco molesta, estaba llena de cariño.

Algo raro viniendo de Jungkook.

Yoongi, que había estado observando en silencio, decidió romper la tensión con un comentario que sacudió a todos en la habitación.

—Si no lo haces, mañana moriré ahogado —dijo con su característico tono neutral, pero con un brillo travieso en los ojos que solo Jennie pudo captar.

—Estás demente, idiota —replicó Jennie, aunque no pudo evitar abrir la boca para que Jungkook le diera la gelatina. A pesar de todo, no podía evitar preocuparse por su hermano.

—Pero no hablas en serio, ¿verdad? —preguntó Beomgyu, su preocupación reflejada en cada palabra. A pesar de la broma, el temor por la seguridad por su hermano mayor no lo abandonaba.

Yoongi asintió con una sonrisa ligera, intentando calmar los ánimos.

—Claro que no, ya tengo una idea de qué hacer. Solo espero que Jimin encuentre una hoy —respondió, mientras sus pensamientos vagaban hacia el chico de cabellos dorados. Sabía que Jimin también enfrentaba una prueba difícil, y no podía evitar preocuparse por él.

—Jimin esto, Jimin lo otro —murmuró Jungkook mientras tomaba otro poco de gelatina, tratando de ocultar una sonrisa.

—¿No lo has ayudado con eso? —preguntó Jennie, arqueando una ceja — Tambien me gustaría disculparme con él...

—Tranquila, no fue tu culpa. Iré a verlo después. Taehyung debe saber dónde está —dijo Yoongi, mientras desviaba la mirada hacia Jungkook con un gesto de complicidad, como si compartieran un secreto—. Por cierto, tengo que contarte algo.

Jungkook tosió, su incomodidad evidente.

—Ni se te ocurra, Yoongi —advirtió, sus ojos fulminantes—. Juro que haré que las sirenas te aten y no te dejen salir de ese lago.

Beomgyu observó la interacción entre sus hermanos, la confusión evidente en su rostro.

—¿De qué hablan? —preguntó, sintiéndose fuera de lugar, como si se estuviera perdiendo algo importante.

—Lo mismo quisiera saber —añadió Jennie, su ceño fruncido en desconcierto.

—Mejor ve a ver cómo está Jimin. Seguro que su compañera ya encontró una forma de aguantar bajo el agua —sugirió Jungkook, intentando cambiar el tema con rapidez.

—No lo subestimes, tal vez le esté yendo bien —comentó Yoongi, tratando de mostrar confianza en su amigo.

Mientras tanto, en otra parte de la escuela, Seokjin sacudía a Jimin con desesperación, intentando despertarlo. La situación estaba descontrolada, y la preocupación en su rostro era más que evidente.

—¡Kim Namjoon, lo mataste! —exclamó Hoseok con un tono de pánico, mirando a Jimin, cuyo cuerpo yacía inerte en el suelo.

—¿Eh? —Namjoon se giró rápidamente, su expresión pasando de la calma habitual a la confusión y el miedo en cuestión de segundos.

—¡Hoseok, deja de bromear y ayúdame a levantarlo! —ordenó Seokjin, su voz temblando de urgencia mientras intentaba reanimar a Jimin, que no daba señales de despertar.

Hoseok, que al principio pensó que todo era una broma más, se acercó rápidamente al darse cuenta de la gravedad de la situación. Se agachó junto a Seokjin, sintiendo la creciente tensión en el aire.

—Busca algo en tu libro, Namjoon —gritó Taehyung, dirigiéndose a Namjoon mientras revisaba frenéticamente entre las cosas que habían "tomado prestadas" del almacén del profesor Choi.

Taehyung sabía que Namjoon era un genio, siempre presumiendo de los libros que había leído y de las soluciones que encontraba en ellos. Fue por eso que sugirió ir con él para averiguar cómo hacer que Jimin pudiera respirar bajo el agua el tiempo necesario para la segunda prueba. Después de todo, Namjoon siempre encontraba una solución. Sin embargo, jamás imaginó que terminarían en esta situación. Y claro, no ayudaba que Taehyung se sintiera un poco culpable por haber convencido a los demás de robar en el almacén del profesor.

Namjoon, con los nervios a flor de piel, comenzó a hojear frenéticamente el libro que tenía en las manos, buscando alguna respuesta.

—¡No tiene sentido! —gritó Namjoon, golpeando la mesa con frustración—. Hice la poción con Seokjin; no debería haber ningún error... ¡Hicimos todo bien!

Taehyung le arranco el libro.

— Tomar 2 cucharadas.

— Creo que le di demasiado... —admitió Namjoon al recordar que le dio tres.

Seokjin lo fulminó con la mirada, su paciencia al límite.

—¡¿Cómo que le diste demasiado?! ¡Ahora no puede ni moverse! —vociferó, el pánico apoderándose de él al ver que Jimin no reaccionaba.

Justo en ese momento, Hoseok notó algo extraño. Un brillo azulado comenzaba a cubrir el cuerpo de Jimin, extendiéndose desde sus manos hasta su rostro.

—¡Chicos, miren! —exclamó Hoseok, su voz llena de asombro.

Todos se giraron hacia Jimin, viendo cómo el destello se intensificaba y su piel adquiría un tono azulado iridiscente. Escamas delicadas aparecieron en sus brazos, y pequeñas branquias comenzaron a formarse a los lados de su cuello.

— Inspire et respirare sub aqua — dijo Namjoon —. Es una poción que transforma temporalmente al bebedor en una criatura capaz de respirar bajo el agua, otorgándole características de un pez. Aunque no dice sus efectos.

—Eso es... asombroso —dijo Taehyung, observando la transformación con ojos abiertos de par en par.

—Pero ¿cómo lo despertamos? —preguntó Seokjin, aún preocupado por la falta de respuesta de Jimin.

observaron cómo las branquias de Jimin se movían ligeramente, indicando que estaba comenzando a respirar... pero no en el aire.

Namjoon, volvió a tomar su libro y reviso, respirando profundo para calmarse, respondió:

—Necesitamos agua. Mucha agua.

Namjoon observó la habitación con ojos rápidos, buscando una solución. No había tiempo para correr a buscar una tina adecuada, y cada segundo contaba. De repente, sus ojos se posaron en una silla grande que estaba cerca.

—¡Atrás, todos! —ordenó, sacando su varita con decisión.

Los demás retrocedieron, dándole espacio. Namjoon se concentró y, con un rápido movimiento de su muñeca, apuntó hacia la silla.

Transforma Sedile —entonó, su voz firme y clara.

Ante sus ojos, la silla comenzó a cambiar de forma, sus patas alargándose y curvándose, mientras el asiento se ensanchaba y profundizaba. En cuestión de segundos, la silla se había transformado en una gran tina, lo suficientemente grande como para sumergir a Jimin completamente.

—¡Eso es, Namjoon! —exclamó Seokjin con alivio, mientras él y Taehyung corrían a llenar la tina con ayuda de sus varitas.

Hoseok, que había estado observando el hechizo con una mezcla de asombro y admiración, sonrió ampliamente y le dio un golpe suave en el hombro a Namjoon.

—Eres un cerebrito, Namjoon —dijo Hoseok con una risa ligera.

El mencionado rodo los ojos soltando y comenzó a ayudar a los mellizos.

El sonido del agua llenando la tina resonaba en la habitación, mezclándose con la respiración acelerada de los chicos. Cuando la tina estuvo llena, Hoseok y Taehyung levantaron a Jimin cuidadosamente y lo sumergieron en el agua.

Al contacto con el agua, las escamas de Jimin brillaron con más intensidad y sus branquias se abrieron por completo. Sus ojos, que hasta ese momento habían estado cerrados, se abrieron de golpe. Un destello dorado cruzó por sus pupilas, y todos contuvieron el aliento, esperando alguna señal de que estaba bien.

Jimin parpadeó varias veces, su respiración estabilizándose mientras sus pulmones se adaptaban al agua. Al principio, parecía desorientado, pero luego, su mirada se enfocó en sus amigos, que lo observaban con una mezcla de alivio y asombro.

—¿Qué... qué pasó? —preguntó Jimin, su voz amortiguada por el agua, pero aún audible gracias a la poción.

—Nos asustaste, eso es lo que pasó —respondió Hoseok, soltando una risa nerviosa mientras se dejaba caer al suelo, aliviado—. Pensé que Namjoon te había matado.

—¡Oye! —protestó Namjoon, aunque una sonrisa aliviada se dibujaba en su rostro—. Solo te di un poco más de la poción para asegurarme de que funcionara. Quizás... solo exageré un poco.

—Exageraste demasiado —murmuró Seokjin, aunque el tono de su voz había perdido la dureza, reemplazada por el alivio de ver a Jimin recuperado—. Pero al menos funcionó. Ahora puedes respirar bajo el agua.

Jimin miró sus manos, que aún estaban cubiertas de escamas relucientes, y movió los brazos, sintiendo cómo se deslizaban con facilidad en el agua. Sus labios se curvaron en una sonrisa de sorpresa y emoción.

—Esto es... increíble —dijo, maravillado por la sensación—. ¿Cuánto tiempo durará?

—Según el libro, la poción dura unas dos horas —respondió Namjoon, volviendo a revisar el texto con atención—. Eso debería darte suficiente tiempo para la prueba de mañana.

Taehyung, que había estado observando en silencio, se acercó y se inclinó sobre la tina, sonriendo ampliamente.

—Te ves genial, Jim —dijo con genuina admiración—. ¡Mírate! Eres como un tritón.

—Un tritón rubio y reluciente —añadió Hoseok, riendo mientras se acercaba también—. Pero en serio, me alegra que estés bien.

Jimin se rió, sintiendo cómo la tensión en la habitación se desvanecía.

—Gracias, chicos. En serio —dijo, mirando a todos con gratitud antes de fijar su vista en Namjoon, quien cerraba su libro con un suspiro de alivio y se sentaba al borde de la tina—. Gracias, Nam.

—No hay de qué —respondió Namjoon con una sonrisa, pero luego su expresión se volvió un poco más seria—. Solo que... hay dos problemas.

—¿Cuáles?

—El primer problema es que probablemente el profesor Choi sabrá que alguien tomó cosas de su almacén, y si descubre que fuimos nosotros, estamos muertos —dijo Namjoon con preocupación.

Taehyung chasqueó la lengua, quitándole importancia al asunto.

—No lo sabrá, tranquilo. Igual vamos a devolver lo que sobró.

—No sé de quién saliste tan responsable... —comentó SeokJin, alzando una ceja con un toque de ironía.

—De papá —respondió Taehyung encogiéndose de hombros con una sonrisa divertida.

—El otro problema —continuó Namjoon— es que el efecto de la poción dura dos horas... así que tendremos que estar aquí dos horas hasta que Jimin vuelva a respirar como un ser humano normal.

Todos se quedaron en silencio por un momento, asimilando la situación. Luego, Hoseok rompió el silencio con una risa suave.

—Bueno, ¿Quieren jugar cartas?

— ¡Yo! — dijo Taehyung emocionado.

— Mañana tomarás la poción 5 minuto antes de que empiece la competencia, la guardaré para ti hasta entonces.

—Gracias, Nam —dijo Jimin, relajándose un poco más en la tina mientras todos se acomodaban a su alrededor.

El mencionado sonrió mientras se apresuraba ir al lado de SeokJin, quien lo miro de reojo con una sonrisa tímida. 

















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