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[32]

— Queda poco para que Slytherin termine — dijo Akane palmeando sus piernas, ansiosa.

Solo quedaba faltaba que el grupo de Slytherin terminara para que sea turno de Gryffindor y Jimin podía jurar que el tiempo pasaba cada vez más lento mientras escuchaba a la multitud gritando el nombre de Yoongi.

Oh, Yoongi.

Jimin esperaba que él estuviera bien, aunque según lo que Akane decía, era el grupo que más se estaba demorando en coger los cofres y eso era de esperarse si es que les tocaba combatir en el agua. Se preguntaba cuál era el plan que Yoongi había usado.

— ¡Min Yoongi es un mago muy osado! — el grito del presentador alertó a Jimin y Akane, ambos oyeron un bramido espantoso y un gran chapoteo — ¡DEJÓ FUERA DE COMBATE AL DRAGÓN D'EAU!

La multitud contuvo la respiración.

— Nuevamente Min ha demostrado ser el mejor mago de su generación y, damas y caballeros, ¡El grupo Slytherin ya tienen sus dos cofres!

Los aplausos se escucharon por todo el lugar. Slytherin había acabado, y aquél sería el turno de Gryffindor.

Jimin no se sentía muy bien, su cuerpo temblaba y estaba más frío de lo que era habitual. Se quitó los agradables guantes que Yoongi le había prestado y llevó su mano a su corazón, notando con claridad la rapidez a la que le bombeaba. El miedo siempre fue una emoción muy común para él... pero, deseaba que no lo fuera.

Se levantó con lentitud y tomó la mano de Akane que se extendía hacia él

— Vamos a esforzarnos juntos ¿sí? — le sonrió.

Jimin asistió tímidamente ante la amabilidad de la chica.

Ambos respiraron profundamente. Aguardaron y luego se oyó el silbato. Salieron de la tienda.

El menor sintió cómo el pánico se apoderaba rápidamente de todo su cuerpo. Miro hacía el público al sentir que lo miraban cientos y cientos de rostros. Se relajo cuando visualizo a sus amigos saludando hacia su dirección.

Akane llamó su atención para que mirara al dragón. Y allí, frente a ellos, estaba un dragón rojo sentado sobre unas llamas y con las alas medio desplegadas y mirándolos con sus malévolos ojos color zafiro. Dio un largo gruñido dejando relucir su cola llena de escamas. La multitud comenzó gritar más fuerte, pero Jimin no se preocupó en saber si eran gritos alentadores o no.

— Ya vi el cofre dorado, iré hacia la derecha y tú a la izquierda. Distráelo mientras tanto — dijo Akane, desapareciendo.

Jimin apenas pudo procesar la información cuando el dragón rugió mientras escupía fuego ¡Maldición! Comenzó a correr hacia donde la muchacha le había indicada, siendo perseguido por el dragón.

Corrió lo más rápido que pudo hacía donde las llamas no estaban tan fuertes y vio como Akane cerraba los ojos y se lanzaba hacia la pared de fuego, donde al otro lado estaba el cofre. Ahogó un grito al igual que la multitud.

El dragón no perdió tiempo y levantó su cola para luego dejarla caer fuertemente a su costado, ocasionando que se tropezara por el impacto y que su varita saliera disparada.

Cerró los ojos por el dolor.

¡Tu varita, Jimin! oyó en la multitud ¡Úsala!

Pudo jurar que ese había sido Taehyung.

Ignorando a su dolorida espalda, corrió hacia donde su varita se encontraba y la tomó. Vio una gran roca y se escondió tras ella. Era el momento de hacer lo que había estado planeando.

— "Escucha, tienes que alzar la varita al aire y gritar el encantamiento con todas tus fuerzas" — le dijo Yoongi — "Concéntrate y confía en lo que harás"

Concentrarse.

Bien, tenía que hacerlo entera y absolutamente porque esa era lo que constituía su única posibilidad. Levantó la varita.

— ¡Accio Nimbus 200!

Aguardó, confiando y rogando con todo su ser. En caso de que no funcionará, si la escoba no acudía a su ayuda... no... Debía pensar en positivo antes de que el dragón acabara con él.

Los segundos pasaban, esa escoba tenía que apurarse antes de que el dragón fuese por él.

De repente, oyó como su escoba atravesaba el aire para ir a su encuentro. Se dejó ver tras la roca llamando la atención de la criatura, pero antes de que pueda ir por él la agarró y se subió tal y como su profesora Luna le había enseñado en sus clases de vuelo. La multitud se alboroto al momento de que ascendió y aún más cuando el locutor gritó algo los oídos de Jimin no escucho. Ahora no era importante escuchar.

Al elevarse y sentir el aire fresco golpeando su cara, al ver los cuerpos del público convertirse en pequeños palitos y el dragón adquirir el tamaño de un pequeño animal, entendió que allá arriba todo era más fácil porque su miedo había desaparecido. Al fin estaba en lo que más sabía hacer: Volar.

Respiro tres veces para concentrarse. Tenía que pensar en el quidditch, que solo era un partido... sí, así era. El dragón era el enemigo y el cofre plateado la snitch dorada.

Se lanzó hacia abajo justo cuando el dragón agacho la cabeza, pero mala suerte la suya cuando al estar cerca el animal abrió la boca para lanzar fuego. Esquivó las llamas, pero el fuego le había rozado tan cerca de su brazo que le dejó una quemadura. La túnica quedó destrozada.

Le dolía. La multitud gritaba, pero la herida no había sido profunda, aunque sí dolorosa.

— AKANE HINATA YA TOMÓ EL COFRE DORADO

Jimin miró hacia donde estaba su compañera, que se aferraba al cofre tirada en el suelo y con la túnica rasgada.

Al parecer eso había alterado al dragón que sin pensarlo fue hacia donde estaba Akane y Jimin tomo eso como una oportunidad para volar hasta el cofre. El animal se alertó y dio la vuelta hacia el rubio rugiendo y alzando la cola para derribar su escoba. Le faltaba poco... solo un poco para alcanzar el cofre y antes de que el dragón hiciera añicos a su escoba, se lanzó al suelo... y cogió el cofre.

El impacto le había dolido demasiado, pero como pudo se levantó y miro sus manos, satisfecho por haber conseguido el cofre.

El silbato sonó y el dragón se quedó estático y luego se desmayó.

Había pasado la primera prueba... estaba vivo.

Akane fue a su encuentro, al igual que la profesora Sun-hee y Chanyeol. Aún en la distancia podía ver sus sonrisas. Los tres se alarmaron al ver la herida en su hombro y lo mandaron a la enfermería mientras que Akane se quedó con los dos cofres a ver su puntuación.

— Hey, Jimin.

Yoongi estaba afuera de la carpa, con una ligera sonrisa. Jimin se la devolvió con una felicidad por el reciente hecho ocurrido.

— Yoongi hyung...

— ¿Qué te dije de quedarte sentado? — exclamó molesta la enfermera hacia Yoongi, para luego fijar su vista a Jimin — ¡Dragones! — volvió a exclamar en tono de indignación.

Tirando de Jimin hacia dentro de la carpa de auxilios y obligándolo a sentarse en la camilla. La señorita enfermera examinó el hombro del rubio y chasqueo la lengua — Primero los dementores y ahora dragones... ¿Qué traerán al colegio ahora?

Jimin jadeo al sentir un líquido limpiar su herida para luego cerrarse luego de unos segundos.

— Ya está. Ahora quédate sentado y quieto. ¡Sentado, Park! Luego podrás ir a ver tu puntuación. — miro a Yoongi y preguntó — ¿Estás mejor?

Yoongi asistió. Solo se había ahogado unos segundos, no era para tanto.

La enfermera hizo aparecer dos paletas de fresa y limón. Yoongi recibió la de fresa y Jimin la de limón. Luego de eso, se retiró.

Jimin miró de reojo la paleta de Yoongi haciendo un ligero puchero. A él le gustaba la de fresa, pero no haría un berrinche por ella. La desenvolvió y cuando estuvo por metérsela a la boca, una paleta roja apareció frente suyo.

— ¿Quieres la mía? No me gusta mucho este sabor.

— SÍ — Yoongi sonrío ante el grito eufórico de Jimin y aceptó inmediatamente cambiar los sabores.

— Logre ver tu participación cuando me escape unos minutos de la enfermera — dijo Yoongi de repente — Estuviste realmente bien, fuiste rápido. Estoy feliz por ti.

A Jimin se le iluminó el rostro cuando escuchó aquello — Es gracias a ti hyung, estoy muy agradecido con uste- contigo.

El rubio se sonrojo y a los ojos de Yoongi no era más que una escena adorable de ver.

— No te preocupes, de todos modos, sabía que pasarías la prueba.

— Estoy aliviado ahora — suspiro volviéndose a meter la paleta — pego todgvia fagta mag pruegbas.

Yoongi asistió divertido al escuchar al chico.

— Supongo que, la preocupación de todos ahora será el baile de invierno — se encogió de hombro — Da igual, aún con eso no se olvidaran de la competencia.

Jimin se sacó la paleta para preguntar — ¿Por qué?

— El baile es algo importante para la escuela, sobre todo para los campeones que serán los que den inicio a la celebración con un baile.

— Hmm... Baile de invierno...Suena a algo muggle — bromeo.

Min sonrió divertido.

— Casi... supongo que la parte de conseguir una pareja para ir lo es.

El rubio lo miro frunciendo el ceño — ¿No íbamos a hacer una coreografía todos los campones para presentarla?

— ¿Qué? No, no — Yoongi cubrió su boca para parar su risa. La cara de Jimin era un poema.

Lo que Jimin no sabía era que la expresión de Park no era solo por la reciente noticia, sino porque por primera vez ve como Yoongi reía tan libremente como lo estaba haciendo ahora. Él había provocado eso. Se sentía bien.

— Veo que te diviertes a pesar de tener una puntuación de 8,5.

Los dos chicos se tensaron al oír a la mujer que estaba en la puerta con una mirada filosa en Yoongi.

— Madre.

Jimin jadeo sorprendido. La madre de Yoongi era hermosa. Piel pálida, unos preciosos ojos color avellana y su lacio cabello negro que lo mantenía hasta los hombros y se notaba que su atuendo era costoso, justo como la ropa "casual" que los hermanos Min's lucían los domingos. Todo en ella gritaba que provenía de una familia poderosa.

La señora Min camino hacia su preciado hijo, haciendo resonar sus tacones. Jimin trago grueso al tenerla de cerca. Podía decir con seguridad que la belleza y elegancia que Yoongi heredó fue gracias a ella

Yoongi hizo una reverencia hacia su progenitora cuando la tuvo enfrente.

— Mis llamadas han sido ignoradas, ¿Me dirás el motivo?

— Lo lamento — nuevamente, otra reverencia — Todo mi tiempo lo a consumido la competencia y los estudios.

"Y yo..." quiso decir Jimin, ya que Yoongi le ayudaba a estudiar.

— Ya veo, te has estado esforzando — Yoongi asistió — No te conformes con un 8,5, hijo. Ya lo sabes, llevas la sangre Min en tus venas y nosotros somos ganadores.

— Lo sé...

Yoongi suspiro, siempre era lo mismo.

La mujer por fin posó su vista en el rubio, quien tenía planeado huir desde hace rato sin ser visto. Fallo.

— Min Hana — se presentó

Jimin hizo una reverencia algo torpe — U-un gusto, Park Jimin.

Las cejas de la femenina se alzaron con curiosidad.

— Eres un jovencito muy apuesto, Jimin.

— Madre.

— Uhm... Gracias.

— Y con muchas agallas para romper las reglas y querer participar a la fuerza en el torneo — Hana ignoró la mirada fugaz que le lanzó su primogénito y siguió — Conocía a tu madre, ella era así de... imprudente. Toda acción tiene sus consecuencias, pero ella nunca logró comprender eso y por eso murió enfrentando a "tú ya sabes quien"

Jimin apretó los labios. ¿Cómo se atrevía a hablar mal de su madre en frente de él?

— No te lo tomes a mal, muchacho — se acercó, deteniendo su mirada en su cabello — ¿Lo pintaste tú?

— No.

Hana entrecerró sus ojos.

— Ya veo — Hana sonrió — Te pareces mucho a tu madre, aun sin su cabello castaño. Admito que era hermosa. A pesar de todo, lamento la perdida de los Park's.

— Con mucho respeto-

— Estamos muy cansados y este no es el lugar ni en momento para conversar del pasado, en especial sobre tema tan delicado para Jimin como lo es la muerte de sus padres — Yoongi de un pequeño empujón, lo posiciono detrás de él para enfrentar a su madre.

Ya había sido suficiente.

— Agradezco tu visita, madre.

Hana levantó su mano y dio una sutil caricia en el cabello desarreglado de su rebelde hijo.

Gracias a eso Jimin pudo ver el anillo en forma de serpiente con una piedrita verde que brillaba al final de la cola.

— Te veré luego, Yoongi. No ignores mis llamadas.

Luego de decir aquello, le dio una última mirada al rubio y se retiró.

Yoongi volteo a verle, con una mueca de disgusto en su pálido rostro. Estaba realmente apenado. Aunque no era su culpa, Jimin deseaba que no se disculpara por las acciones de su progenitora.

— Está bien — sonrío — No te disculpes, por favor.

— Mi mamá no debió de ser así de grosera, per-

— Lo entiendo, no te disculpes o le diré a la señorita enfermera que no estás sentado — Yoongi arrugó la nariz — Solo bromeo.

— Espero que sí, es algo molesta — dijo, refiriéndose a la enfermera.

— JIMINIE

Taehyung, que, por supuesto no tuvo ni una pizca de intención de quedarse quieto y esperar a reencontrarse con Jimin en el castillo, abrió la carpa.

— Eres un impaciente — dijo Jungkook detrás de él.

El pelirrojo le saco la lengua tal cual niño

Jimin se puso de pie para asomarse a la puerta, pero antes de que llegara a ella una persona corrió detrás de él para abrazarlo a toda prisa: Taehyung.

— ¡Jimin, has estado genial! — le dijo con voz chillona. Tenía su cabello revuelto y temblaba ligeramente por el frío — ¡Asombroso! ¡De verdad!

Pero Jimin en este instante miraba a los padres de su amigo, que se acercaron a él para felicitarlo.

— Tus padres estarían tan orgullosos, no lo dudes ni por un instante — dijo la dulce señora Kim, acariciando la cabellera de Jimin.

— Felicidades, muchacho — esta vez fue el turno de su esposo.

— Oh, ¿mañana pueden salir del castillo, no es así? ¿Qué te parece venir a la cena que estamos organizando? Todos están invitados — Taehyung iba a decir algo, pero su madre siguió — Jungkook, Yoongi, si no es que no tienen un compromiso ya con su familia, pueden acompañarnos.

Jungkook miró a su hermano dudoso. Sabía que sus padres harían una fiesta para Yoongi y que faltar sería despertar la ira de ambos.

— Sus hermanos pueden venir, por supuesto — hablo el señor Kim.

— Uhm... tendríamos que preguntarle a beomgyu, en especial a Jennie — murmuró.

Aunque Jungkook estaba seguro de que su hermana pasaría la noche debajo de un puente comiendo un ramen muggle con tal de no estar cerca de los abuelos.

Bueno, no, pero todo era mejor para ella que eso.

El castaño estaba por disculparse con ambos señores, pero su hermano fue más rápido.

— Por mí, encantado — hizo una reverencia — Muchas gracias por la invitación.

— Yoongi...

— Jungkook también está de acuerdo.

El mencionado abrió la boca para protestar, pero cuando sus ojos se posaron en aquel bonito pelirrojo que miraba la escena como si sus padres hubiesen invitado al mismo satanás a su casa. Sonrío.

— Les agradezco mucho, estaremos ahí.

Taehyung se recostó en el hombro de Jimin al pensar que el idiota de Min Jungkook iba a pisar su casa.

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