Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[29]

"Yoongi"

Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían, su respiración agitada llenando el aire frío que cortaba su rostro. La voz femenina que lo llamaba con insistencia le taladraba los oídos. No importaba qué obstáculos encontrara en su camino, tenía que llegar hasta ella.

"¡Yoongi!"

Escucho otra vez.

El sonido se intensificaba, ahora teñido de desesperación.

"¡YOONGIi"

Eso era un grito de ayuda.

Vio un balcón y como Sun-ah intentaba liberarse de alguien quien intentaba tirarla. Sin mucho éxito de poder llegar hasta ella y poder ayudarla, se le corto el aliento cuando en un pestañeo la silueta de su amiga bailaba en el borde del balcón.

— ¡SUN-AH! — gritó con todo el aire que le quedaba en los pulmones.

Y como si nada, se lanzó.

Yoongi se quedó inmóvil, con los ojos abiertos de par en par, su mente negándose a aceptar lo que acababa de presenciar. Pero, antes de que pudiera hacer o decir algo más, todo desapareció.

Despertó de golpe, su corazón latiendo desbocado, su respiración entrecortada. Sintió algo cálido envolviendo su cuerpo, y al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba abrazado a Jimin, quien lo miraba con preocupación.

— ¿Hyung? ¿Está bien? —preguntó el rubio con suavidad, sin soltarse de él.

El peligris asistió, pero sin despegarse del cuerpo de Jimin alzó la vista observando a sus compañeros de clase a su alrededor mirarlo preocupado y a su fantasmal profesor, Dai Vernon, volando a su alrededor curioso. Vio a Jennie suspirar mientras se acercaba con un vaso con agua y una pastilla para luego dejarla sobre su mesa. Su ceño fruncido delataba que, aunque probablemente estuviera molesta por haber sido sacada de su clase, también estaba genuinamente preocupada por su hermano.

— Tomalá y no vuelvas a asustar al pobre chico — dijo.

Hoseok se sintió levemente atacado ya que él había sido el primero en correr tras la hermana de Yoongi cuando este comenzó a temblar y murmurar en sueños. Bueno, él solo había seguido la orden de Jungkook, eran hermanos, suponía que esa era la mejor opción.

—Bueno... eso ha sido... —el profesor Vernon voló lentamente hacia su escritorio, sacudiendo la cabeza—. Extraño, sí, muy extraño. Joven Min, esto es lo que le pasa por quedarse dormido en clase. Las carpetas son tan incómodas que causan pesadillas.

Yoongi, aún sintiendo el agitado latido de su corazón, tomó la pastilla que Jennie le ofreció y bebió un sorbo de agua para tragársela. No tenía idea de para qué era, pero estaba bastante seguro de que era una de esas medicinas muggle que su hermana siempre llevaba consigo, a escondidas de sus padres.

— Ya se puede separar de Park, a menos de que quieras tomar la clase abrazado y aferrado a él como un bebé

Jimin sonrió con timidez y se apartó suavemente, mientras Yoongi se enderezaba, aún algo perdido en sus pensamientos. El sueño había sido inquietante, más de lo que quería admitir, y hacía tiempo que no soñaba con Sun-ah. Y haberlo hecho justo ahí, en la mazmorra, rodeado de sus compañeros, le dejaba un sabor amargo en la boca.

Miró de reojo a Jimin, preguntándose cómo había llegado a aferrarse a él. La calidez del rubio aún parecía quedarse pegada a su piel.

Justo cuando Yoongi se dispuso a levantarse para pedir permiso para ir al baño y despejar su mente, la puerta de la mazmorra se abrió de golpe. Era Jihyo, entrando con una sonrisa ligera, dirigiéndose directamente hacia el escritorio del profesor.

—¿Qué sucede, Jihyo, querida? —preguntó el profesor Vernon, su tono algo más dulce que de costumbre.

— Disculpe, señor. Tengo que llevar a Park Jimin y Min yoongi.

La sonrisa del profesor se desvaneció casi al instante.

— A ellos le queda otra hora más de clase — contestó. Odiaba que se perdieran su clase —. Se los podrá llevar cuando la clase haya acabado.

—Señor... La señorita Torino quiere que vayan ahora mismo —dijo—. Tienen que estar presentes todos los campeones. Creo que les quieren hacer unas fotos y hacerles algunas preguntas. Especialmente a Jimin....

Jimin dejó escapar un suspiro cansado. Ya podía imaginarse el porqué del interés en él. Sin decir nada, se levantó de su asiento y comenzó a recoger sus cosas, sabiendo que aquello no sería una conversación corta.

Dai Vernon rodó los ojos con fastidio, agitando una mano etérea en el aire.

—Bien, bien, váyanse —dijo, claramente disgustado por la interrupción—. Pero asegúrense de volver la próxima clase, no habrá excusas.

Yoongi, todavía con la mente algo embotada por su reciente pesadilla, metió sus cosas en la bolsa y se levantó junto a Jimin. Ambos salieron de la mazmorra en silencio, siguiendo a Jihyo.



— Aun lo encuentras extraño, ¿no, Jimin? — comentó Jihyo en cuanto cerró la puerta — Sobre quién puso tu nombre en el cáliz, probablemente eso aparezca en la portada.

— ¿La portada...? — repitió Jimin, frunciendo el ceño mientras comenzaba a subir las escaleras que conducían a la planta de arriba. — ¿Para qué quieren las fotos y preguntas?

— Pues, es obvio que para "El Profeta"

Al ver la cara de confusión de Jimin, Yoongi habló — El Profeta es un periódico mágico.

— Genial — soltó Jimin con un bufido, sintiendo que la última cosa que necesitaba era más atención. Sin embargo, notó la expresión seria de su compañero, lo que le hizo preocuparse un poco más. — Por cierto, Hyung, ¿te encuentras bien?

— Perdón por preocuparte, lo estoy — Yoongi tragó duro, como si las palabras le costaran salir. — Soñé con Sun-ah. Tal vez mi mente se dejó llevar y pasó todo esto.

Tal vez Yoongi no quiera hablar de ello por el momento, así que Jimin solo le sonrió cálidamente, como de costumbre, y dio ligeras palmadas en el hombro de Min en señal de que todo estaba bien y que él estaría ahí para él.

Cuando ya habían llegado a su destino, Jihyo abrió la puerta y entraron.

Al llegar a su destino, Jihyo abrió la puerta con un gesto elegante y entraron en el aula. Era un espacio amplio y luminoso, decorado con una temática vibrante que hacía eco de la competencia. Todos los pupitres habían sido retirados, dejando un vasto espacio en el centro, pero se habían dejado tres de ellos frente a la pizarra, cubiertos con un terciopelo mostaza que brillaba sutilmente bajo la luz.

Lejos de lo que Jimin imagino, todos estaban hablando con naturalidad, excepto, en un rincón, el chico Ravenclaw, Kenma, se mantenía apartado, observando en silencio, esquivando a su pareja de competencia, Chloe, que intentaba llamar su atención sin éxito. Sugawara y Mina eran los que más animadamente conversaban, con gestos y risas contagiosas, mientras Nilam y Akane mostraban un entusiasmo desbordante, sus ojos brillando con emoción.

Cuando Seojoon vio a Jimin y Yoongi, se levantó rápidamente, como si su presencia iluminara la habitación.

— ¡Ah, aquí están! ¡Solo faltaban ustedes! Entren, Jimin, Yoongi... No hay de qué preocuparse, no es más que la ceremonia de comprobación de la varita y algunas fotos. Los demás miembros del tribunal llegarán enseguida...

— ¿Comprobación de la varita? — repitió Jimin mientras sacaba la suya y la miraba.

— Nuestras varitas son las herramientas más importantes con las que nos enfrentaremos. Ellos quieren comprobar que están en perfectas condiciones y que no den ningún problema — explicó Yoongi, haciendo comillas con los dedos, su tono cargado de sarcasmo. — O sea, que no las hayamos alterado para hacer trampa.

"Ohh" fue lo único que dijo Jimin, comprendiendo.

— El experto estará aquí en unos momentos. Luego habrá una pequeña sesión fotográfica. Esta es Sofia Skeeter — añadió Seojoon, señalando a la bruja que estaba de pie cerca, observándolos con interés — Va a escribir para un pequeño artículo sobre el Torneo.

Se escucho una pequeña risa — Nah, le aseguro que pequeño no será — apuntó Sofia mirando a Jimin. Tenía el cabello azul oscuro, largo y todo de ella gritaba ser una mujer sofisticada; llevaba un collar de piedras preciosas celestes y azules que combinaban con su vestido azul marino. Jimin podía asegurar que esa mujer tenía algo con ese color.

— Me pregunto si podría hablar un ratito con Jimin antes de que empiece la ceremonia — le dijo a SeoJoon con un ligero puchero — Él es el más joven de los campeones, ya sabes... Me gustaría saber cómo se siente.

— Me parece bien, pero, Yoongi también es el más joven de igual forma, llévalo contigo también — aceptó el director y Sofia hizo una mueca que Jimin no supo descifrar — Es decir, si ellos no se sienten cómodos...

— Uh... — vaciló Jimin nervioso.

— Como sea, me los llevare a ambos entonces — exclamó Sofía.

Sin perder un segundo, Sofia agarró a ambos jóvenes por el brazo con sorprendente fuerza, arrastrándolos fuera del aula mientras sus corazones latían al unísono de la ansiedad.

— Me gustan los lugares tranquilos, ahí hay mucha gente — explicó— . Haber... ¡Ah, sí, este sitio está bien!

Era el armario de la limpieza. Jimin miró a Yoongi, quien le devolvió la mirada, incómodo al ver que los forzaban a sentarse en dos sillas empolvadas y desiguales al frente de ella.

— Bien... — Cuando Sofia abrió su cuaderno, una pluma voladora salió de este con un leve zumbido, y un rollo de pergamino se mostró ante ellos. La pluma tembló, como si estuviera ansiosa, y se posicionó sobre el pergamino, lista para capturar cada palabra.

— Mi nombre es Sofia, periodista de El Profeta y hoy voy hacerle... ah, hacerles una entrevista a los campeones más jóvenes — Jimin no apartó la vista a la pluma. En cuanto Sofia Skeeter empezó a hablar, de inmediato la pluma se puso a escribir y eso lo dejo embobado. La mujer carraspeo y inclinó hacia Jimin — Bien, Park Jimin, ¿qué te decidió a entrar en el Torneo?

— Eh... — El rubio intentaba hablar, pero la pluma lo distraía, moviéndose a una velocidad que parecía sobrepasar la lógica. Al inclinar su cabeza, pudo distinguir las palabras que se formaban en el pergamino:

"El terrible pasado de los Park's, recuerdos del trágico pasado, hacen cometer locuras en Park Jimin, cuyo cabello también fue afectado por su rebeldía...

— No mires a la pluma — le susurró Yoongi, suspirando. Jimin desvió la mirada por fin. 

— Bien, ¿qué te decidió a participar en el Torneo?

— Yo no decidí participar, fue todo un error — repuso — No sé cómo llegó mi nombre al cáliz, pero yo no lo puse mi nombre ahí. Sofía asistió con una sonrisa burlona.

— Jimin, querido, no me engañas; sé muy bien que tú querías participar y buscaste una manera muy astuta de hacerlo. Es sorprendente.

— Pero es que no fui yo — repitió cansado — Nunca quise...

— ¿Cómo te has sentido últimamente? — lo interrumpió Sofia, sus ojos fijos en él, como un halcón esperando su presa. — ¿Estás emocionado? ¿Nervioso? ¿Tienes miedo?

— Realmente... sí, supongo que estoy nervioso, demasiado — admitió, jugando con sus dedos, sintiendo la presión de la mirada de la mujer. — La verdad es que es una competencia de alto rango y yo... bueno...

— ¿Sabes que algunos de los campeones murieron en el torneo? ¿No? — preguntó, siguiendo con su interrogatorio, mientras mantenía su atención fija en Jimin. — ¿Pensaste en eso?

— Bueno, eso fue en el pasado y este año habrá mucha más seguridad — contestó Jimin mirando a Yoongi de reojo.

El peliplateado lo miraba con el ceño fruncido hacia Sofia, sintiéndose completamente ignorado y no la culpaba. Desde el principio, ella había dejado claro que su único interés era Jimin, y sólo lo había llevado a él por petición de SeoJoon. Aun así, esperaba que lo entrevistaran a él también, porque Jimin se veía cada vez más incómodo.

— Desde luego, tus padres se han enfrentado a todo tipo de peligro, seguro eres un prodigio igual que ellos ¿no? — prosiguió Sofía, mirando atentamente al rubio — ¿Crees estar al mismo nivel que sus oponentes?

— Eh...

— ¿Piensas que la ausencia de tus padres te haya dejado un trauma y puede haberte empujado a la rebeldía? ¿Tal vez intentas estar a la altura de tu apellido? ¿Te presionaste a ti mismo a poner tu nombre en el cáliz porque...?

— ¡Yo no puse mi nombre en ese cáliz! — la interrumpió Jimin, abrumado, sintiendo cómo la frustración se acumulaba en su pecho.

— ¿Recuerdas algo de tus padres?

— No.

— ¿Cómo crees que se sentirían ellos si supieran que vas a competir en el Torneo? ¿Orgullosos?, ¿preocupados?, ¿enfadados? Aunque... después de todo, ellos no te criaron...

¿Qué tipo de preguntas eran esas?

Jimin no respondió, su enojo iba en aumento. ¿Cómo demonios podría saber cómo se sentirían sus padres respecto al torneo? ¿Acaso eso importaba ahora? Intentó relajarse, pero cuando sus ojos se posaron en las palabras que la pluma acababa de escribir, explotó.

— ¡Eso no es cierto!

Cuando nuestra conversación aborda el tema de sus padres, sus ojos se cristalizan como un niño pequeño. La ausencia de sus padres hace que cometa locuras ¿atención? ¿Qué es lo que Park Jimin intenta lograr con este torneo?

— ¡Mis ojos no están cristalizados! — dijo casi gritando.

— Ay cariño, es solo para ponerle un poco de sabor al asunto — sonrió como si nada y eso solo hizo que Jimin enfureciera más — Tranquilo niño, mejor cuéntame si consideras que puedes superar a tus padres.

Antes de que pueda responder, Yoongi se levantó — Ya fueron suficientes preguntas. Le pido que se detenga, está haciéndolo sentir incomodo — dijo encarando a la mujer que lo miraba sorprendida — Nos vamos.

El peliplateado lo tomó de la mano para encaminarse hasta la puerta y por fin salir de ese sofocante lugar.

— E- Espera, ¡aún faltan tus preguntas, Yoongi!

— Estoy bien así, gracias — respondió, abriendo la puerta con una determinación que hizo eco en la habitación. Pero nuevamente fue detenido.

— ¡Pero aún no termino con Jimin! — exclamó Sofia, llena de frustración.

— Yo también estoy bien así — hizo una pequeña reverencia — Nos vemos luego.

Hubiera querido decir que estaba agradecido por las preguntas, pero eso sería mentir, y las hermanas del orfanato le habían enseñado que eso era malo.

— Muchas gracias Hyung, ya empezaba a atormentarme — le sonrió.

La felicidad de liberarse de Sofia Skeeter lo envolvió como una cálida manta, tanto que Jimin se apresuró a volver al aula, aún agarrado de la mano de Yoongi. El peligris asumía que el rubio no se había dado cuenta de su agarre, pues caminaba con una naturalidad que irradiaba confianza, como si su mano entrelazada fuera la cosa más común del mundo.

— Jimin.

— ¿Sí? — lo miro.

Yoongi dudó, sin saber bien cómo expresar lo que pasaba por su mente. Sin embargo, el contacto de sus dedos entrelazados con los de Jimin le otorgaba una extraña sensación de comodidad, como si toda la tensión del día se disolviera en un instante.

— No, nada. Creí haber visto algo —finalmente murmuró, intentando disimular su confusión.

Jimin asintió, sin saber si debía sentirse aliviado o intrigado. Al llegar al aula, soltó la mano de Yoongi y se posicionó al lado de su compañera, Akene. Las sillas estaban ocupadas por los otros campeones, todos con sus varitas en mano, listos para la revisión.

La revisión de varitas y, sobre todo, las fotografías llevaron más tiempo del que Jimin había anticipado. Afortunadamente, las varitas de todos fueron aprobadas y estaban listas para la competencia. Sin embargo, el proceso de las fotografías se volvió un verdadero tormento. No importaba dónde se colocara, Sofia siempre encontraba algo que criticar, incluso llegó a culparlo por su baja estatura, como si eso fuera un obstáculo para cumplir con su capricho de hacer que Jimin sobresaliera. La frustración le crecía en el pecho.

Luego pidió o, mejor dicho, exigió que se tomaran fotos individuales de los campeones y por fin pudieron irse, aunque Sofía lo jalo de inmediato para tomarse unas fotos con él y eso irritó más al rubio que ya quería ir a su descanso y estar al tanto de las tareas de los cursos en donde faltó esa mañana.

Cuando fue libre, Yoongi lo estaba esperando en la puerta para ir juntos a buscar a sus amigos que seguro se encontraban en el patio del oeste y así fue y tal como paso en el comedor, los dos "nuevos integrantes" de su grupo los acompañaban, pero se sorprendieron al ver a Hoseok haciendo volar a un gran cartel, a Taehyung escribiendo en el con su varita mientras, mientras Jungkook le hablaba sin parar, lo que parecía molestar a ambos. Namjoon y Seokjin estaban rodeados de libros, totalmente concentrados.

— Tae, ¿Qué estás haciendo? — preguntó el rubio cuando estuvo a su lado. Yoongi ya se había ido a hablar con Hoseok.

— ¡Jiminie, ya llegaste! —exclamó Taehyung sin apartar la vista del cartel—. Te dije que el asunto de los elfos domésticos no se quedaría ahí, así que decidí hacer una asociación contra el maltrato a estos.

— Es una ridiculez, díselo a Jimin —replicó Jungkook, con un suspiro resignado.

— ¡Tú eres ridículo!

— Solo digo que los elfos domésticos nacieron para servir a los magos y están bien con eso. ¡Los elfos en la cocina de Hogwarts están contentos! —Jungkook argumentó.

Taehyung dejó lo que estaba haciendo y encaró al castaño, acercándose peligrosamente a él.

— Puede que ellos sí, ¿Pero los otros? ¿Tú estarías bien al trabajar diariamente para magos idiotas que te pagan un sueldo miserable y que por si fuera poco recibas humillaciones y maltratos, pero sabes que no puedes huir porque ese es tu destino? ¿uh?

Jungkok bufo al no saber qué responder.

— ¿Lo ves? —Taehyung insistió.

— Lo que veo es que estas muy cerca, rojito — de inmediato, Taehyung retrocedió apenado — y mis hermanos y yo tratamos bien a nuestra elfina, no somos magos idiotas.

— Pues que bueno — dijo, volviendo a hacer lo que hacía antes — ¿Quieres que te aplauda o qué?

El castaño chasqueó la lengua, frustrado. Era imposible tratar con Taehyung.

— Por cierto, Jiminie.

El mencionado se sobresaltó al ser incluido en la conversación otra vez e hizo un ruido de que lo estaba escuchando.

— Chaeyeol Hyung fue a un viaje hoy muy temprano por la mañana y me pidió que te dijera que cuando vuelva mañana por la noche, fueras a verlo a su cabaña —le explicó Taehyung—. Ah, y que puedes llevar a Yoongi contigo porque también le ayudará.

Jimin lo miro confundido.

— ¿Por qué quiere verme en primer lugar? ¿Y porque puedo llevar a Hyung conmigo?

— No lo sé Jim, se veía apurado y no pude responder nada porque se fue muy rápido... ¡Oye, deja eso ahí! — regaño Taehyung cuando Jugkook intentó tocar una caja que estaba en el suelo — Es un regalo de Chae hyung para Jimin. Tomalá Jim.

El rubio recogió la caja del suelo y la observó con atención. Era hermosa, adornada con piedras rojas en los bordes que brillaban a la luz.

— Es para que lo uses cuando vayas a verlo —explicó Taehyung, recordando lo que Chaeyeol le había dicho antes de marcharse a toda prisa—. Cuánto misterio, tienes que contarme luego.

Jimin asistió, por supuesto que iba a contarle a su mejor amigo, pero antes, debía hablar con Yoongi al respecto.








Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro