[26]
¿Habían escuchado alguna vez lo deliciosa que era la leche de plátano muggle? Probablemente no. Era de esperarse en un mundo de magos, donde la mayoría ignoraba por completo las maravillas muggles. Pero Min Jungkook podía dar testimonio de lo increíble que era justo en ese momento. Se tomaba su tiempo, saboreando cada sorbo con deleite, como si fuese un lujo reservado para él solo.
"Los muggles son afortunados," pensó con una sonrisa de satisfacción en los labios.
— Hyung, ¿puede moverlo más rápido?
El sonido vibrante y las risas apagadas que venían desde la habitación de su hermano mayor rompieron su burbuja llena de leche de plátano. Sabía que Yoongi prefería la calma y el silencio, por lo que era bastante inusual escuchar bulla saliendo de su cuarto. La curiosidad comenzó a hacerse cada vez más fuerte, y aunque normalmente no se consideraba alguien entrometido, las risas y los pequeños gritos de emoción no coincidían con la personalidad tranquila y reservada de su hermano. ¿Qué estaba ocurriendo ahí dentro?
Con la cajita de leche en la mano, abrió lentamente la puerta de madera. Sus ojos se posaron de inmediato en la escena: Yoongi estaba de pie, controlando su patronus, que se movía con gracia y precisión de un lado a otro, mientras Jimin, el chico rubio de su curso, le daba indicaciones, completamente emocionado.
Jungkook frunció el ceño.. Yoongi solía preferir la compañía silenciosa y detestaba la bulla, aunque curiosamente era amigo de Joo-hyun quien es una chica increíblemente irritante a los ojos de Jungkook y de cualquier persona en realidad, pero ella era un caso aparte. Lo que le sorprendía ahora era verlo, aparentemente disfrutando de la presencia de alguien tan energético y ruidoso como Jimin, además de ver la leve sonrisa que adornaba el rostro de su hermano mayor. ¿Desde cuándo había empezado a sonreír con tanta facilidad?
Decidió no interrumpir de inmediato y se quedó observando desde la puerta. Ahora Jimin estaba intentando imitar a Yoongi y como era de esperarse, fallo. No es como si Jimin pudiera hacer maravillas como todos esperaban al ser hijo de los Park, Entonces ¿En qué pensaba su hermano en enseñarle algo claramente complicado a alguien con poca experiencia en la magia? No lo sabía, su hermano era un gran misterio. Dejando eso aparte, lo que realmente le inquietaba de todo este asunto era: ¿Desde cuándo esos dos se habían vuelto tan cercanos? Hace un mes podía ver a su hermano sentado como el tipo aburrido que era, leyendo un libro de herbología y ahora ese mismo chico le daba clases a Jimin y no solo eso, parece que este se convirtió en el primer amigo que hacía por cuenta propia.
De repente, Jimin giró la cabeza, sobresaltándose al notar la figura de Jungkook en la puerta. Sus ojos se abrieron con sorpresa y, al mismo tiempo, algo de vergüenza.
Yoongi, al notar que Jimin había dejado de prestar atención, también giró la cabeza hacia la puerta y arqueó una ceja.
— ¿Jungkook?
El mencionado entró en la habitación con total naturalidad, balanceando ligeramente su cajita de leche de plátano.
— Quería invitarte a probar esta delicia muggle, pero parece que estás algo ocupado. —Miró a Jimin con una sonrisa—. Hola, Jimin.
Jimin movió la cabeza en un leve saludo, claramente incómodo. No tenía mucha confianza con el hermano menor de Yoongi, y la memoria del incidente antes de la competencia de quidditch aún lo avergonzaba. Había algo en Jungkook que lo intimidaba, una mezcla de confianza y una ligera indiferencia que hacía que le fuera difícil entablar una conversación con él. Dudaba si alguna vez lograrían ser amigos.
— Yoongi hyung —dijo Jimin, llamando la atención de Yoongi una vez más—. Creo que me iré por hoy. Nos vemos después.
Yoongi asintió, acercándose a Jimin con un gesto que sorprendió incluso a Jungkook. El mayor le acarició la cabeza con suavidad, dando pequeños golpecitos afectuosos. Era un gesto tan natural, pero completamente inesperado viniendo de alguien tan distante como su hermano. Jungkook abrió los ojos con sorpresa, observando la escena con incredulidad.
— Está bien, ve con cuidado —respondió Yoongi.
Jimin esbozó una pequeña sonrisa, tímido por la cercanía inesperada de Yoongi. Recogió rápidamente sus pertenencias y con un gesto torpe de la mano, se despidió de Jungkook. El hermano menor apenas levantó la mirada, respondiendo con un leve movimiento de cabeza antes de que el rubio saliera de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
El silencio que siguió fue lleno de esa incomodidad que solo podía existir entre hermanos que se conocían demasiado bien. Jungkook,, permaneció en silencio por unos segundos más de lo habitual, sabiendo que su hermano mayor odiaba este tipo de situaciones. Yoongi, por su parte, ya anticipaba lo que venía. Podía sentir la mirada inquisitiva de su hermano clavada en él, como si en cualquier momento fuera a soltar lo que había estado pensando durante todo ese tiempo.
— Oye.
Y ahí estaba.
— ¿Desde cuándo te llevas así con Jimin? ¿Uh? — La voz de Jungkook estaba cargada de curiosidad, y Yoongi, ignorando el tono grosero de su hermano menor, simplemente encogiéndose de hombros con desinterés.
— ¿A qué te refieres?
— Me refiero a que lo tratas como si lo conocieras de toda la vida, algo extraño viniendo de ti — replicó Jungkook, como si fuera lo más obvio del mundo—. Además, acaricias a las personas como si fueran tus mascotas.
Si el comentario de Jungkook causo algo en Yoongi, no se lo dejo saber, se mantuvo siempre con su característica cara de poker aunque por su mente un deja vu apareció al recordar la expresión que puso el menor de los Min's cuando intento ser un poco más afectivo con él.
Beomgyu lo había mirado con una mezcla de sorpresa y desconcierto, como si no supiera qué hacer con ese gesto de cariño. Después de eso, nunca volvió a intentarlo y sus hermanos no pudieron estar más de acuerdo. Pero hey, Tampoco lo pueden culpar, no es como si hubiera recibido mucho cariño de niño.
— Jimin me parece agradable, es todo — respondió al final.
Jungkook lo observó con una ceja levantada, claramente no convencido por la respuesta de su hermano.
— Tú nunca me diste clases por cuenta propia — siguió reprochándole, como un verdadero hermano celoso — Pero, me alegra que al fin tengas un amigo.
Yoongi volteó a mirarlo, visiblemente confundido.
— Tú también eres mi amigo.
Jungkook lo miró, y por un segundo sus ojos se suavizaron antes de soltar una risa baja. Su hermano, siempre tan inteligente, siempre tan capaz de desentrañar complejos hechizos y aprender cosas imposibles en un abrir y cerrar de ojos, era increíblemente ingenuo cuando se trataba de las relaciones humanas. Especialmente cuando esas relaciones incluían a él.
— Soy tu hermano, tonto — Hizo una pausa, tomando otro sorbo de su leche de plátano —. Claro, también soy tu amigo si quieres. Pero lo que quería decir es que... Al fin hiciste un amigo solito. Aunque sea alguien tan diferente a ti. Jimin es como... — buscó las palabras adecuadas—. Como una chispa. Y tú... tú eres más como... una roca.
— Me gustaría ser una. —respondió — Y sabes, no te haría mal tratarme con respeto, soy mayor que tú.
Jungkook soltó una carcajada genuina, aunque algo baja.
— Ya juntarte con Jimin incluso te cambio. Ya lo tienes a él para que te trate así, no molestes, "hyung".
Yoongi solo lo miró por un momento, dejando que las palabras de su hermano resonaran en su mente. No sabía si Jimin lo estaba "cambiando", pero sí sabía que, de alguna forma, el chico le traía una sensación de calma y compañía que hacía tiempo no experimentaba. Tal vez Jungkook tenía razón, después de todo.
— ¿Vas a quedarte ahí molestando o me vas a invitar esa leche muggle? — dijo Yoongi, rompiendo finalmente el silencio con un pequeño atisbo de diversión en su tono.
Jungkook sonrió, extendiéndole la cajita sin pensarlo dos veces.
— Es todo tuyo, hyung.
— ¿Por qué todos están mirándome así? — preguntó Jimin, visiblemente incómodo, mientras caminaba a través del patio, sintiendo como las miradas de los estudiantes se clavaban en él, siguiéndolo como sombras. Incluso notó un grupo de chicas susurrando entre ellas, mirándolo con ojos acusadores, sin siquiera molestarse en disimular.
— No lo sé. — Namjoon respondió despreocupadamente mientras pegaba otro cartel en la pared con un encantamiento. — Tal vez porque, desde que llegaste, parece que todo lo raro te pasa a ti. — Luego añadió en tono divertido — Solo falta que un demonio aparezca y empiece a repetir tu nombre por los pasillos.
"Oh, por favor, Namjoon, no le des ideas al destino..." pensó Jimin, frunciendo el ceño.
Las palabras de su amigo resonaron en su mente, y Jimin no pudo evitar reflexionar. No es como si él buscara meterse en ese tipo de situaciones extrañas. Desde que había descubierto que era un mago, su vida se había vuelto un torbellino de cambios inesperados. No se quejaba, claro. Había dejado atrás su vida en el orfanato, había hecho amigos que jamás imaginó tener, y había encontrado un lugar en este nuevo mundo. Pero ni siquiera él podía explicar por qué las cosas más extrañas siempre parecían suceder a su alrededor. Un día estaba desmayado por un ataque de dementores y al siguiente, pegando carteles para la fiesta de Halloween como si nada hubiera pasado.
— Oye, despierta — Namjoon chasqueó los dedos frente a él, sacándolo de sus pensamientos. — Tenemos que terminar de pegar todos estos carteles para ir al comedor. Además, necesito ir a la biblioteca a estudiar para los próximos exámenes.
— Deberías relajarte un poco, siempre tienes tiempo para estudiar — respondió Jimin con una sonrisa despreocupada, aunque Namjoon frunció el ceño al ver cómo el cartel que Jimin estaba encantando se convertía en cenizas ante sus ojos. — Ay, rayos...
— Justo por eso es mejor empezar a estudiar antes. Estás demasiado distraído — dijo Namjoon, mientras flotaba cinco carteles a la vez y los pegaba perfectamente en la pared con movimientos fluidos de su varita. — Por cierto, ¿y Yoongi? ¿Te está enseñando bien?
— Sí, mis calificaciones han mejorado un poco — admitió Jimin mientras se concentraba en encantar un nuevo cartel, esta vez con éxito. — El profesor Choi ya no me persigue tanto para recalcar mis errores. — Hizo una mueca al recordar las severas críticas del profesor. — Ahora Yoongi hyung está tratando de ayudarme a aprender a hacer un patronus.
Namjoon levantó una ceja, impresionado. — ¿Un patronus? Probablemente no lo sepas, pero hacer un patronus requiere un nivel que ni yo he alcanzado todavía. Yoongi debe estar consciente de eso.
— Sí, él me lo explicó. Sé que no es algo que logre de inmediato, pero no pierdo nada con intentarlo — replicó Jimin mientras encantaba una pequeña calavera que decoraba uno de los carteles de Halloween. Sonrió, satisfecho al ver que lo había hecho bien esta vez. — Me toma más tiempo aprender los hechizos que al resto, lo sé. Pero al final, lo consigo, y eso es lo que importa.
Namjoon asintió en silencio, dándole la razón. No dijo nada más mientras seguía encantando los carteles con habilidad. Jimin tenía razón en que, aunque no siempre le resultaba fácil, nunca se rendía. Y eso, en el mundo de la magia, era lo que realmente contaba.
Cuando terminaron de colgar los carteles, ambos se dirigieron al comedor, donde una mesa llena de comida deliciosa los esperaba. Sus estómagos rugieron al unísono, y tras despedirse, cada uno fue a su mesa correspondiente. Jimin avanzó rápidamente hacia la mesa de Gryffindor, donde lo esperaban sus amigos, Hoseok, Taehyung y el hermano de este último. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jimin mientras se apresuraba a tomar asiento al lado del pelirrojo.
— Chicos, ¿otra vez se escabulleron a la mesa de Gryffindor? — preguntó Jimin divertido — ¿No tienen miedo de que los prefectos los descubran?
— Para nada — respondió Hoseok, con una sonrisa traviesa, bajando la voz —. Solo nos cuidamos de los prefectos. ¡Y mira! Convertimos nuestras corbatas en rojo. — Su tono era de niño que acababa de hacer una travesura particularmente ingeniosa.
— Además, la comida de Gryffindor es deliciosa — añadió con entusiasmo mientras se servía un trozo de pastel de calabaza.
— Nos dan lo mismo que a los demás, ¿no es así, Tae? — dijo Jimin, mirando a su amigo pelirrojo, que se limitó a encogerse de hombros mientras mordía una pata de pollo — Yo pienso que cocinan igual para todos, sería lo justo
— Lo que no es justo es que tengamos elfos domésticos trabajando aquí. No lo he olvidado, y planeo hacer algo al respecto después. — agregó Taehyung.
Jimin sonrió al ver la determinación en los ojos de su amigo.
— Bueno, mientras no empieces una revolución a mitad del año escolar, creo que estamos bien — bromeó SeokJin, aunque sabía que si alguien podía empezar una revolución por la causa de los elfos domésticos, ese sería Taehyung.
Lo siguiente que Jimin escuchó fue a Hoseok estar de acuerdo con Taehyung y prometer que lo apoyaría en cualquier plan que tuviera en mente respecto a los elfos domésticos. Pero su atención pronto se desvió hacia la mesa de Slytherin, donde Yoongi parecía debatir entre qué plato escoger primero para comer. Lo que realmente capturó su interés fue que Yoongi estaba solo. Jimin frunció el ceño, confundido.
Siempre había supuesto que Yoongi tenía amigos. Al fin y al cabo, Joo-hyun siempre estaba cerca de él, y Jimin había asumido que eso significaba que Yoongi tenía más compañeros con quienes socializar. Sin embargo, ahora que lo pensaba, nunca lo había visto interactuar de manera amistosa con nadie más, excepto con su hermano Jungkook, quien probablemente en ese momento estaba ocupado con su equipo de Quidditch. Sin Joo-hyun ni Jungkook, parecía que Yoongi hoy comería solo.
— ¿Qué estás mirando, Jimin? — preguntó Seokjin, notando la dirección de la mirada del rubio hacia la mesa de Slytherin. — ¿Pasa algo con Yoongi?
— ¿Eh? Oh, no, no es nada... — respondió rápidamente Jimin, volviendo su atención a sus amigos. — Solo que... hay algo que me inquieta de Yoongi...
— ¿Por qué? — interrumpió Taehyung, con una ceja arqueada en alerta. — ¿Te hizo algo? Si te hizo algo, dime y le daré lo mismo que a su herma- ¡Ay! — se quejó, interrumpido cuando Seokjin le dio un manotazo en la cabeza.
— Naie le lanzará hechizos a los Min hoy — Taehyung refunfuñó, haciendo que SeokJin rodando los ojos ante sus exageraciones.
Jimin se rio, pero su mirada se suavizó de nuevo mientras pensaba en Yoongi. — No, no me hizo nada, Tae. Solo... me preguntaba por qué come. Me parece un poco extraño, pero no es nada importante.
— ¿Entonces por qué no lo invitas a comer con nosotros? — propuso Hoseok — Digo, no lo conozco, pero si es tu amigo, no veo el problema.
Taehyung hizo un gesto exagerado de negación con las manos. — Hoseokie, somos un grupo cerrado, no dejamos entrar a cualquiera — bromeó. Sin embargo, ante la mirada severa que le lanzó su hermano mayor, Taehyung suspiró y añadió — Relájense, era una broma. Si quieren que venga, no me opondré.
— Ni yo — añadió Seokjin con una sonrisa tranquilizadora. — Anda, Jiminie, invítalo.
La propuesta tomó a Jimin por sorpresa. Él solo había comentado su curiosidad sobre la vida social de Yoongi, no esperaba que sus amigos sugirieran invitarlo a comer. No era una mala idea, claro, pero no estaba seguro de cómo se sentiría Yoongi al respecto. Sabía que el peligris no era precisamente una persona que disfrutara de la compañía ruidosa y bulliciosa, y Jimin no quería incomodar a su reciente amigo.
— No sé si le gustaría... — comenzó a decir, inseguro, planeando compartir sus dudas con el grupo. Pero antes de que pudiera seguir, sintió una presencia a su lado. Alzó la vista y se encontró con los bonitos ojos rasgados de Yoongi, que lo miraban con una mezcla de curiosidad y calma. Al parecer, Hoseok había tomado la iniciativa al ver la indecisión en el rostro de Jimin y había llamado a Yoongi antes de que él pudiera objetar.
— Bueno, hola, Yoongi. Soy Jung Hoseok — se presentó el pelirrojo, rompiendo el silencio incómodo y ofreciendo una amplia sonrisa.
— Lo sé. Estamos en el mismo salón — añadió, mirando brevemente a cada uno de los amigos de Jimin. — Conozco sus nombres, somos compañeros de clase, después de todo.
Hoseok volvió a sonreír, pero esta vez lo hizo para camuflar su incomodidad. Ahora solo deseaba que Min Yoongi no los tome por tontos.
— Oh, claro... bueno, de todos modos, es un placer verte aquí.
Seokjin fue el siguiente en hablar, tratando de aligerar el ambiente. — Hey, Yoongi, te vimos solo y pensamos que sería buena idea invitarte a comer con nosotros. No queríamos molestarte ni nada — explicó con una sonrisa amigable. — Pero no te sientas presionado. Si prefieres estar solo, lo entendemos completamente.
Yoongi se encogió ligeramente de hombros, manteniendo su expresión neutra. — No es que me moleste. Solo que... no soy muy bueno relacionándome con las personas. Por eso prefiero comer solo la mayoría del tiempo.
— Hombre, ¡Oh, no te preocupes! — intervino rápidamente Hoseok — Puedes sentarte con nosotros siempre que quieras. No te vamos a molestar, y seguro que nadie aquí tiene problema con que te unas. ¿Verdad, chicos?
— Claro que no, estás más que bienvenido, Yoongi — dijo Seokjin, asintiendo, seguido de Taehyung, que, aunque algo más reservado, hizo un gesto de aprobación con la cabeza.
— Está bien — contestó Yoongi, aceptando la invitación después de unos segundos de reflexión. — No quiero incomodarlos, pero gracias por la invitación — añadió, tomando asiento junto a Jimin.
Al principio, la conversación entre el grupo continuó de manera fluida, con todos comiendo y charlando de manera ligera. Sin embargo, Yoongi, no acostumbrado a ese tipo de situaciones, empezó a sentirse algo fuera de lugar. No estaba seguro de cómo integrarse a una conversación tan casual y animada. Estar rodeado de personas tan naturalmente sociables le resultaba un poco abrumador, pero no quería parecer maleducado ni un jodido asocial. Decidido a intentarlo, pensó en algo que pudiera decir. Quizás un halago sería apropiado, aunque no estaba acostumbrado a hacer comentarios de ese tipo, ni siquiera con sus hermanos.
— Hueles bien, como a galletas... algo dulce — dijo de repente, dirigiéndose a Hoseok. La mesa entera quedó en silencio, todos mirándolo.
Hoseok se sonrojó hasta las orejas, sin poder evitar bajar la cabeza, evidentemente abrumado por el comentario inesperado.
Yoongi parpadeo, ¿Había dicho algo malo?
Por otro lado, Hoseok disimuladamente se olfateó, dándole la razón a Min. ¿Es acaso que su aroma no se podía controlar aunque sea un poco? Bien, cambió de opinión sobre invitarlo a comer. Min Yoongi es un chico sin pelos en la lengua y Hoseok necesitaba un poco de paz mental con respecto a su condición.
Hoseok, recuperándose poco a poco, se olfateó discretamente. — Bueno... creo que es mi perfume. No me había dado cuenta de que era tan evidente... — murmuró, todavía sintiéndose un poco cohibido.
— ¡Ah, sí! Hoseokie siempre huele bien. Usa un perfume que es muy dulce como para ser de chico — Yoongi pareció entender y volvió a prestarle atención a su plato de comida.
— ¡Oye! — exclamó Hoseok, ofendido. — Los chicos también pueden oler dulce, es una estrategia para atraer a las chicas. No lo entenderías, Taehyung.
— No eres el único, Hoseok. — Yoongi intervino de nuevo, esta vez mirando a Jimin. — Jimin huele a vainilla. Igual de dulce que tú.
Jimin se sonrojó intensamente, sorprendido por el comentario de Yoongi. No sabía si sentirse halagado o avergonzado, pero antes de que pudiera responder, Taehyung se acercó de manera exagerada, olfateando el aire alrededor de él como si quisiera comprobar lo que Yoongi había dicho. Jimin retrocedió, visiblemente incómodo.
— ¡Déjame, Tae! — protestó, sonrojándose aún más.
— ¡Es verdad! — exclamó Taehyung con un brillo travieso en los ojos, mientras Seokjin soltaba una carcajada y Hoseok disimulaba una sonrisa detrás de su mano.
Yoongi, por su parte, volvió a centrarse en su plato de comida — No sabía que servían katsudon aquí. En Slytherin no suelen ofrecer comida japonesa... está bastante bueno — comentó después de probar un trozo de su plato, cambiando drásticamente el tema.
— ¡Oh! ¿También lo notaste? — dijo Taehyung, aprovechando el cambio de tema. — Aunque toda la comida es buena, la de Gryffindor tiene ese toque especial. A veces parece que nos dan un trato preferencial.
— Tienen suerte — comentó Yoongi, con su tono neutral, pero sin quejarse.
Hubo una pausa breve antes de que Taehyung, curioso como siempre, decidiera lanzarse con una pregunta. — Oye... ¿es cierto que en Slytherin solo hay sangre pura?
Yoongi lo miró durante un segundo antes de responder con calma. — La gran mayoría, sí. Aunque hay algunas excepciones.
Eso fue todo lo que necesitó Taehyung para seguir hablando. El pelirrojo aprovechó la oportunidad para hacerle preguntas sobre la vida en Slytherin, y aunque Yoongi no era precisamente alguien que disfrutara de largas conversaciones, respondió con paciencia a todas sus preguntas. Cuando finalmente la cena terminó, Taehyung salió del comedor pensando que Yoongi no era tan mal chico como había imaginado al principio.
Por su parte, Jimin se sentía sorprendentemente feliz de haber incluido a Yoongi en su grupo. Tanto así que, al regresar a los dormitorios, permitió que Taehyung se colgara de su cuello, todavía intentando olfatearlo y comprobar por sí mismo lo que Yoongi había mencionado sobre su aroma a vainilla.
— ¡De verdad hueles a pastel! — bromeó Taehyung, mientras Jimin rodaba los ojos, pero sonreía suavemente, contento de cómo había resultado todo.
Pasaron 300 años....
Juro no volver a desaparecer por meses.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro