[21]
La mañana del sábado amaneció brillante, con un sol resplandeciente que parecía anunciar el gran día del campeonato de Quidditch. El Gran Comedor estaba lleno de risas y el bullicio típico de los fines de semana. Las bandejas flotaban sobre la mesa principal, cargadas de tostadas, salchichas, y huevos revueltos que se servían casi mágicamente.
Taehyung comía de manera ansiosa, sus manos temblaban levemente mientras devoraba cualquier cosa que tuviera frente a él. Era evidente que los nervios le estaban ganando, y su forma de distraerse era comiendo más de lo habitual. Al otro lado de la mesa, Jimin parecía aún peor. No había dicho ni una palabra desde que se levantó, y se negaba a comer. El nudo en su estómago le impedía siquiera pensar en probar bocado.
—¡Taehyung! —Seokjin lo miró con severidad, arrebatándole la salchicha que estaba a punto de llevarse a la boca—. Si sigues comiendo así, vas a vomitar sobre tu escoba antes del primer vuelo.
—Pero... necesito comer algo —se quejó el pelirrojo, intentando recuperar su desayuno.
—Jimin, tú también tienes que comer algo —intervino Hoseok, quien había estado observando a su amigo con preocupación—. No puedes ir al campo de Quidditch con el estómago vacío.
—No tengo hambre, Hoseokie —respondió Jimin con voz baja, casi como si estuviera disculpándose—. Estoy bien, de verdad.
Pero todos sabían que no lo estaba. A pesar de haber entrenado duro durante semanas, Jimin se sentía inseguro. Este era su primer campeonato como buscador, y la presión le pesaba como una losa. No había dormido bien la noche anterior y el miedo al fracaso le nublaba la mente.
—Vamos, necesitas fuerzas —insistió Hoseok con una sonrisa—. Tus huevos revueltos están tristes porque no los comes.
Jimin no pudo evitar reír ante el comentario, agradecido de que su amigo intentará animarlo. Aunque aún no se sentía del todo listo, al menos el pequeño chiste de Hoseok había aligerado un poco la atmósfera.
—Tienen razón, Jimin —agregó una voz firme. Todos levantaron la mirada para ver al profesor Choi, quien había estado observando la conversación—. La posición de buscador es la más importante. No puedes permitirte estar débil por no desayunar.
Jimin parpadeó sorprendido. El profesor Choi rara vez mostraba tanta amabilidad. Era conocido por su seriedad y su carácter distante, así que esta inesperada muestra de preocupación lo dejó sin palabras por un momento.
—¿Gracias?.... profesor Choi —respondió finalmente, aunque su voz sonaba algo insegura.
—Mucha suerte hoy, Jimin —añadió el profesor, dándole una ligera palmada en el hombro antes de marcharse.
— ¿Acaso el profesor Choi se enfermó? Parece menos amargado hoy —preguntó Hoseok en un susurro, mientras todos observaban al profesor alejarse —. Habrá desayunado algo especial esta mañana.
—Sea lo que sea, no quiero saberlo —bromeó Taehyung, mientras deslizaba algunas salchichas en el plato de Jimin—. Vamos, come algo. Necesitas estar en forma para el partido.
—Gracias, TaeTae —Jimin le sonrió débilmente, tomando un pequeño bocado de los huevos revueltos.
El ambiente en la mesa parecía calmarse, al menos por un momento. Todos intentaban mantenerse tranquilos antes del gran partido. Seokjin, que había estado callado, suspiró frustrado.
—¡Todavía no han traído el platillo especial que pedí para ustedes! —exclamó mientras se levantaba de la mesa—. Iré yo mismo a buscarlo. Esto no puede seguir así.
—¿Platillo especial? —preguntó Taehyung, arqueando una ceja.
—Ventajas de que nuestra sala común esté al lado de las cocinas —murmuró Hoseok con una sonrisa cómplice.
Antes de que pudieran comentar más sobre ello, una chica de Ravenclaw, con el cabello cuidadosamente peinado, se acercó a la mesa con una caja de regalo en sus manos. Nerviosa, agachó la cabeza ligeramente en saludo antes de tomar asiento en el lugar que Seokjin había dejado libre.
—¿Puedo ayudarte en algo? — pregunto directo el pelirrojo. La chica, visiblemente sonrojada, asintió tímidamente.
—M-mi nombre es Shin Eunbyeol —dijo en voz baja, casi tartamudeando—. Quería saber si Hoseok... si te gustaría salir conmigo este sábado.
Hoseok, quien en ese momento había estado bebiendo un jugo, comenzó a toser bruscamente, completamente sorprendido por la confesión. Taehyung, por su parte, dejó caer su tenedor, observando la escena con incredulidad.
—¿Estás bien? —preguntó Eunbyeol, mientras le daba unas suaves palmadas en la espalda, intentando aliviar su tos. Sus mejillas estaban tan rojas como el cabello de Taehyung—. Lo siento, quizás fui demasiado directa. Pero me gustas mucho, Hoseok.
Se quedó estático sin saber cómo reaccionar, una chica lo estaba invitando a salir y luego le confiesa sus sentimientos, necesitaba a su hermana justo ahora.
Con un gesto tímido, Eunbyeol extendió una pequeña caja hacia él—. Me gustaría que aceptaras esto, Hoseok... para que nos conozcamos mejor.
Taehyung, al ver lo incómodo que se encontraba su amigo, no pudo evitar comentar en voz baja—. Vaya, parece que Hoseok tiene una admiradora secreta.
—Y mira cómo está de rojo —agregó Jimin con una risita, intentando disimular su propio nerviosismo ante el partido.
—TaeTae —Jimin lo llamó de nuevo, su tono más serio esta vez.
—¿Sí?
— Ayer por la noche me dijiste que tenías algo importante que decirme, pero cuando regrese ya estabas en tu segundo sueño — entrecerró sus ojos — Deja el misterio y cuéntame ya.
Taehyung lo miró confundido. No recordaba haberle dicho nada importante. De hecho, sus recuerdos de la noche anterior eran algo borrosos. Tal vez había sido el cansancio del entrenamiento.
— No tomar desayuno te afecto, tontito — rió al ver la expresión de Jimin al ser llamado de esa manera — No tengo nada que contarte.
—¿Seguro? —insistió Jimin—. Ayer estabas actuando raro con Yeonjun, como si estuvieras molesto.
Taehyung frunció el ceño, intentando recordar, pero sus pensamientos estaban demasiado dispersos. Ayer en la noche...
—No lo recuerdo bien, pero seguro no fue nada. Yeonjun es mi amigo —respondió finalmente, tratando de convencerse a sí mismo de que no era importante. Justo en ese momento, vio a Yeonjun acercarse desde la otra punta del comedor.
—Vengo a desearles suerte en el partido —sonrió Yeonjun.
¿Por qué se sentía así de extraño? Algo en la sonrisa de Yeonjun lo estaba empezando a incomodar, se veía demasiado falsa. Aún no olvidaba el actuar que había tenía con él tiempo atrás, ¿cómo era posible que de la noche a la mañana todo estuviera bien?
—Nos vemos en el campo, hyung's —dijo Yeonjun antes de marcharse, dejando a Jimin con más preguntas que respuestas.
Demasiado extraño.
A las tres en punto, el cielo estaba despejado y el viento soplaba suavemente sobre el campo de Quidditch. Todo el colegio se encontraba reunido alrededor del campo, las gradas elevadas vibraban de emoción mientras los estudiantes se acomodaban para presenciar el partido. Aunque las gradas mágicas permitían una vista impresionante desde cualquier ángulo, había algo en la adrenalina del momento que hacía que incluso los asientos más altos parecieran estar a solo un paso de la acción.
En la parte más alta, dos figuras destacaban entre la multitud: los padres de los mellizos, ondeando orgullosamente una enorme pancarta que decía: «¡Vamos Taehyung y Jimin!» en letras doradas que brillaban bajo el sol. A su lado, Seokjin y Hoseok agitaban su propia pancarta, que mostraba un gran león de Gryffindor rugiendo ferozmente. Namjoon había lanzado un encantamiento sobre ella, de modo que la pintura parecía salir del papel en ondas de color escarlata y dorado. Los gritos de ánimo eran tan ensordecedores que el campo entero retumbaba con la energía de la multitud.
Mientras tanto, en los vestuarios, los nervios se palpaban en el aire. El equipo de Gryffindor se estaba preparando para el partido. Las túnicas escarlata de Quidditch colgaban en las perchas, listas para ser puestas, y el olor a cuero de las escobas recién pulidas llenaba el pequeño espacio.
Nick aplaudió dos veces para pedir atención y silencio.
— Bueno, chicos. Hoy es el día. Seremos el mejor equipo que Gryffindor haya visto en muchos años. Vamos a ganar.
Les lanzó una mirada que decía claramente: «Si no, estarán muertos todos» Aunque nadie se lo tomaba tan en serio como Nick, su pasión era contagiosa.
— ¡Yah! — dijo Alison, una de las cazadoras, con una sonrisa pícara —. Haremos nuestro mayor esfuerzo, pero tampoco te pongas dramático, Nick.
Nick, con un puchero infantil.
— ¡Mis padres están aquí! — Dijo, levantando las manos al cielo como si eso explicara todo —. Además, compré un pastel para celebrarlo después. ¡Me costó toda mi mesada del mes! Tenemos que ganar, no hay otra.
El equipo estalló en carcajadas, la tensión del ambiente se rompió un poco, y hasta Jimin no pudo evitar soltar una pequeña risa.
— Está bien, Nick — respondió Jimin, sonriendo —. Ganaremos, por ti y por ese pastel.
Nick le dio una palmadita en el hombro y rió.
— Bien dicho, Jiminie. Ahora vamos, ya es hora.
Mientras todos salían del vestuario y se dirigían al campo, Nick lo detuvo un segundo, sus ojos más serios ahora.
— Jimin, tienes la posición más importante — dijo Nick, susurrando para que nadie más lo escuchara. Jimin asintió, sintiendo cómo el peso de la responsabilidad se asentaba sobre sus hombros —. Sé que estás nervioso, pero Min estará volando detrás de ti, no dejes que eso te distraiga. Tú solo concéntrate en la snitch. La tomas, y se acaba el juego. Es todo lo que necesitas hacer.
Jimin tragó saliva, sus nervios aún a flor de piel, pero la sinceridad en la voz de Nick le daba cierta calma.
— Lo sé — respondió con una pequeña sonrisa —. No quiero decepcionarte.
— No lo harás — Nick le revolvió el cabello con una sonrisa —. Solo mantente enfocado. Ahora sí, vámonos.
Saliendo al campo, Jimin sintió como si las piernas le temblaran. El rugido de la multitud lo envolvía, y por un momento, todo lo que podía escuchar era el sonido de su propio corazón latiendo en sus oídos. Pero al ver la pancarta que los padres de sus amigos habían hecho y la sonrisa de Taehyung señalándola con entusiasmo, sintió una oleada de calidez y valentía. Tenía a su familia, a sus amigos, y a todo el equipo apoyándolo. Iba a estar bien.
La profesora Luna, quien actuaba como árbitro, esperaba en el centro del campo. Con su inconfundible serenidad, los miró a todos y levantó su varita.
— Quiero un juego limpio. Si noto alguna trampa, me aseguraré de que ninguno de ustedes vuelva a tocar una escoba en su vida — amenazó cuando todos estaban a su alrededor.
Los jugadores tragaron saliva, sabiendo que, aunque Luna parecía dulce, su advertencia era más que sería.
Taehyung, tocó el hombro de Jimin y señaló hacia donde estaban sus padres, Namjoon, Seokjin y Hoseok. Jimin le devolvió la sonrisa, sintiendo que ese pequeño gesto le daba la fuerza que necesitaba. Estaba listo.
— Sobre sus escobas, por favor — ordenó Luna, mientras los jugadores tomaban posición.
Pero justo antes de que la profesora diera la señal de inicio, Jimin sintió una presencia a su lado. Era Yoongi, quien al pasar junto a él, susurró suavemente, su aliento rozando su oreja:
— Buena suerte, Jimin.
El tono bajo y confiado de Yoongi hizo que el corazón de Jimin se acelerara por un instante, y se encontró luchando contra una sonrisa tonta que amenazaba con formarse en su rostro.
— Gracias, Hyung — murmuró, pero sabía que en el ruido del campo, Yoongi probablemente no lo había escuchado.
El largo y agudo silbido resonó por todo el campo, y de inmediato catorce escobas se elevaron al cielo. El partido había comenzado.
— ¡Alison de Gryffindor atrapa la quaffle! — gritó William, el comentarista del partido, su voz amplificada mágicamente para que todos en las gradas pudieran escuchar — ¡Qué excelente cazadora es esta joven! — agregó con entusiasmo, mientras el público rugía.
Alison esquivó a dos cazadores de Slytherin y pasó la quaffle con precisión a su compañero, pero antes de que pudieran avanzar más, el capitán de Slytherin, Jong-in, se apoderó de la pelota en un movimiento impecable.
— ¡Oh, ahí va Jong-in! — continuó William, notando el brillo en los ojos del cazador de Slytherin — Puedo sentir los gritos de las chicas enamoradas de Slytherin desde aquí. ¡Qué carismático es este chico!
— ¡William! — lo regañó la profesora Luna desde su puesto de árbitro, haciendo que el comentarista se encogiera en su asiento.
— ¡Lo siento, profesora! — respondió rápidamente, pero con una risita.
Sobrevolando la acción a mayor altura, Yoongi mantenía una expresión concentrada, escaneando el cielo en busca de cualquier destello dorado. La snitch no aparecía, y el buscador de Slytherin comenzaba a frustrarse, mientras abajo el partido seguía a toda velocidad.
— ¡Miren a Dan de Slytherin volando como un águila! ¡Está a punto de marcar, pero... no! — exclamó William mientras Nick, el guardián de Gryffindor, realizaba una brillante atajada que detuvo el avance de Slytherin — ¡Una excelente jugada del guardián! Pero, espera, Slytherin recupera la quaffle y... ¡GOL DE SLYTHERIN!
Los vítores de los de Slytherin inundaron el estadio, opacando momentáneamente los gritos frustrados de los estudiantes de Gryffindor.
Desde las gradas, Chanyeol, antiguo Gryffindor, se unió a los ánimos, gritando desde su puesto de comida, que lamentablemente estaba ubicado justo al lado de los de Slytherin.
— ¡Vamos Gryffindor! — gritó, levantando una mano animadamente. Los estudiantes de Slytherin lo miraron.
— ¡Por si se les olvida, fui Gryffindor en mis tiempos escolares! — agregó con orgullo, aunque eso solo pareció irritar más a los de Slytherin.
En el aire, Jimin se mantenía elevado, observando desde las alturas mientras seguía el consejo de Nick: "Mantente alejado hasta que veas la snitch, no queremos que los golpeadores del otro equipo te derriben".
De repente, algo llamó su atención: un pequeño destello dorado que revoloteaba por la parte alta del campo. Su corazón se aceleró. Era la snitch.
Al mismo tiempo, Yoongi la vio. Los dos buscadores se lanzaron tras ella sin mirarse, como si el resto del mundo hubiera desaparecido. Ambos volaban a máxima velocidad, sus cuerpos inclinados hacia adelante mientras la brisa les azotaba el rostro. Ninguno cedía ni un centímetro.
— ¡Wow! ¡Miren eso! ¡El descubrimiento de Nick, Park Jimin, está demostrando ser mejor de lo que pensábamos! — anunció William — ¡Sin duda lo heredó de su padre! Pero no se confíen, Gryffindor, he oído que Min Yoongi es muy rápido y astuto...
Jimin chasqueo la lengua cuando la snitch volvió a perderse y Yoongi pareciera sentir la misma frustración. Sin embargo, el destello dorado volvió a mostrarse frente a ellos, como si se estuviese burlando de ambos.
— ¡Y ahí va Kim Taehyung! — gritó el comentarista — ¡Lanzando una bludger hacia el equipo de Slytherin! Oh, esperemos que acierte...
— ¡William! — lo regañó la profesora de nuevo.
— Es solo una pequeña broma, profesora — dijo William con una risita — Pero volviendo a nuestros buscadores...
Jimin y Yoongi se mantenían en una feroz competencia, la snitch dorada danzaba frente a ellos, apenas a unos metros. De pronto, una bludger lanzada con precisión por Jungkook se dirigió directamente hacia Jimin. En un abrir y cerrar de ojos, Taehyung apareció, golpeando la bludger y desviándola justo antes de que alcanzara a su amigo.
— ¡Kim Taehyung salva a Park Jimin de ser derribado! ¡Gran movimiento Kim! — exclamó William mientras el público rugía de emoción.
Pero los golpes no paraban. Jungkook y Taehyung continuaban lanzándose la bludger mutuamente, como si estuvieran en una batalla propia en medio del caos.
— ¡Jimin! — le gritó Nick desde abajo — ¡Ahí arriba, mira!
El rubio voló con todas sus fuerzas hacia el lugar que le había señalado su capitán, persiguiendo el destello dorado. Pero Yoongi estaba justo detrás de él, su mano extendida hacia la snitch. Los dos estaban a la par, sus escobas subían a gran velocidad, el viento zumbaba a su alrededor y el ruido del estadio desaparecía.
Jimin sintió la adrenalina correr por sus venas cuando sus dedos rozaron las pequeñas alas de la snitch. Estaba tan cerca, podía sentirlo. Pero entonces, una bludger lo golpeó de lleno.
— ¡La escoba de Jimin ha sido impactada por la bludger! — gritó William, su voz reflejando la sorpresa general.
La escoba de Jimin comenzó a girar sin control, lanzándolo en espirales. Apenas podía sostenerse, y en un último giro brusco, quedó colgando solo con una mano de la escoba, el suelo parecía estar cada vez más lejos.
— ¡Vamos, Jimin! — murmuró SeokJin desde las gradas, apretando los puños.
— No puedo mirar... — dijo Hoseok, cubriéndose los ojos mientras miraba por entre sus dedos.
El estadio parecía detenerse. Aunque el partido seguía, todos los ojos estaban puestos en Jimin. Nadie podía hacer nada, las reglas eran claras: durante el partido, cualquier intervención externa estaba prohibida.
Reuniendo toda la fuerza que le quedaba, Jimin intentó subirse de nuevo a su escoba. Entonces, algo zumbó cerca de su oído: la snitch volaba justo frente a él.
En ese instante, Yoongi también se lanzó hacia ella. Jimin supo que era su única oportunidad. Con un último esfuerzo, soltó su escoba.
— ¡Oh, por la diosa Luna! — gritó William — ¡Park Jimin se ha soltado de su escoba!
— ¡Está completamente loco! — se oyó la voz de un chico de Slytherin desde las gradas.
Por primera vez en su vida, Jimin estaba haciendo algo realmente temerario. Sabía que si se lo contaba a Jackson, no le creería ni una palabra. Sabía que algún profesor lo ayudaría. Cerró los ojos, preparándose para el impacto, pero... nunca llegó.
Abrió los ojos y se dio cuenta de que unos brazos fuertes lo sostenían firmemente en el aire. Yoongi lo había salvado, sujetándolo justo antes de que cayera.
Desde las gradas, SeoJoon y Sun-hee soltaron el aliento que habían estado conteniendo, dejando caer sus varitas. No tuvieron que intervenir con magia esta vez.
Jimin, aún temblando por la adrenalina del juego, miró a Yoongi mientras se sostenía en sus brazos.
— ¡Ay dios! — exclamó Jimin, una sonrisa brillante iluminando su rostro. — ¡Pensé que iba a caer!
Yoongi soltó una leve risa, todavía con los brazos alrededor de Jimin.
— No esperaba que hicieras algo tan arriesgado. La próxima vez, trata de no volar tan cerca de la muerte, ¿sí? — dijo, un poco más serio, aunque con una sonrisa traviesa.
— Prometido. Aunque, si no hubiera sido por ti, probablemente estaría hablando con la snitch en el suelo ahora. — Jimin sonrió y de inmediato recordó. — ¡Tengo la snitch dorada!
La profesora Luna sopló su silbato, indicando que el juego había terminado. De inmediato, al marcador de Gryffindor se le sumaron 150 puntos.
— ¡Y Gryffindor es el ganador! —anunció Willian con entusiasmo desde las gradas.
— ¡Mi Jiminie lo logró! —gritó Nick eufórico, mientras todos descendían al suelo. Sin esperar más, corrió hacia Jimin y lo abrazó con fuerza—. ¡Eres fabuloso, Jimin! ¡Gryffindor está agradecido contigo!
Jimin rió con suavidad, aunque su sonrisa estaba acompañada de un leve gesto de dolor.
— Me duele un poco la espalda, pero valió la pena —respondió con una sonrisa agotada pero satisfecha.
Nick saltó emocionado a su alrededor, incapaz de contenerse.
— ¡Por supuesto que sí! ¡Fuiste increíble! —hizo una pausa, como si hubiera tenido una brillante idea—. ¡Voy a ir a presumirle la copa a Jong-in! ¡No, espera! ¡Mejor celebremos! ¡Alison, saca el pastel!
Con una última sonrisa radiante, Nick salió corriendo hacia donde estaban sus padres, con la copa de Gryffindor en mano, llena de orgullo.
Jimin, mientras tanto, buscó con la mirada a Yoongi. Quería agradecerle por su ayuda durante el partido, pero lo vio a lo lejos, en una discusión acalorada con su capitán. Yoongi parecía frustrado, escuchando en silencio mientras recibía una reprimenda.
— ¡Jiminie! ¡Gran partido! —La cálida voz de la madre de Taehyung lo hizo girarse. Ella llegó hasta él con una gran sonrisa—. ¿Qué te parece si celebramos todos juntos mañana? Están todos invitados.
Jimin hizo una pequeña reverencia, agradecido.
— Muchas gracias, señora. Estaré encantado de asistir.
Mientras en el lado de Gryffindor todo era alegría, en el equipo de Slytherin las cosas no podían estar más tensas. El capitán, Jong-in, echaba humos por las orejas.
— ¡Maldita sea, Min! ¡Solo tenías un trabajo, uno solo! —exclamó furioso—. ¿Por qué demonios salvaste a Park? ¡Podrías haber aprovechado para atrapar la snitch! ¡Idiota!
Jungkook, con el ceño fruncido, dio un paso adelante para defender a su hermano.
— No insultes a mi hermano —amenazó en voz baja, pero clara.
Yoongi, visiblemente molesto, levantó la mano para calmar la situación.
— No soy un estúpido, Jong-in. Jimin ya tenía la snitch en sus manos antes de caer —respondió con frustración—. No podía dejarlo caer desde esa altura. Tengo humanidad, aunque tú no lo entiendas.
Jeongyeon, la cazadora del equipo de Slytherin, asintió, apoyando a Yoongi.
— Yoongi tiene razón —dijo con firmeza—. Al final es solo un juego. Nadie debería arriesgar su vida por esto.
El resto del equipo de Slytherin murmuró en acuerdo, aunque Jong-in seguía reacio a aceptar la derrota.
— ¡Es que yo...! —Jong-in estaba a punto de replicar cuando se quedó sin palabras.
A lo lejos, Nick venía corriendo hacia ellos, dando pequeños saltos de emoción con la copa de Gryffindor en alto y una sonrisa maliciosa en su rostro. Jong-in vio la expresión triunfante del Gryffindor y, sin pensarlo dos veces, salió corriendo detrás de él.
— ¡Antes muerto que dejar que un Gryffindor se burle de mí! —gritó, enfurecido.
El ambiente, tenso hacía solo unos momentos, se disolvió en carcajadas, mientras el resto de los jugadores de Slytherin se quedaban observando la persecución con sonrisas resignadas.
¡Regrese! 💕
Nick al fin pudo ganarle a Slytherin JAAHSAJAJH
Pregunta, ¿Cuál es su casa de Hogwards?
Los quiero <3
Aureus ❄
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