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[20]

Taehyung masticaba distraído un dulce muggle, una gomita de azúcar de esas que Chanyeol le había comprado mientras reposaba su cabeza en el hombro de su amigo.

— Jimin, deja de robarte mis dulces — le dio un manotazo en la mano cuando vio cómo su amigo intentaba agarrar otra gomita.

Jimin le sonrió con esa inocencia característica, logrando escabullir su mano una vez más de la bolsa.

— Taehyungie, solo una más, lo prometo. Será la última — aseguró mientras mordía la gomita triunfante.

— ¡No! — protestó el pelirrojo con una mueca, resguardando el paquete con más firmeza.

Chanyeol, quien había estado observando la escena con una sonrisa divertida, negó con la cabeza mientras sacaba otro paquete de gomitas de su bolsillo y se lo ofrecía a Jimin.

— Estás siendo un poco egoísta, Taehyung — comentó y el pelirrojo lo miró indignado. Luego le extendió las gomitas a Jimin —. Aquí tienes, Jiminie, no te preocupes.

— No tengo dinero ahora, Hyung — respondió Jimin, apenado, devolviendo el dulce —. Puedo regresar luego a comprarle.

Chanyeol soltó una risa suave, empujando las gomitas de vuelta hacia él.

— Tómalo como un regalo — le dijo, revolviendo el cabello de Jimin con afecto —. Te has estado esforzando mucho, es solo una pequeña recompensa.

— Muchas gracias, Hyung — Jimin sonrió, claramente emocionado mientras abría el paquete con rapidez y se llevaba una gomita a la boca.

Chanyeol observó la escena, su sonrisa se volvió melancólica por un breve momento. Aquellas gomitas eran las favoritas del padre de Jimin, un detalle que guardaba en lo más profundo de su memoria. El padre de Jimin solía comerlas a diario, y ahora, ver al pequeño rubio disfrutarlas le trajo una ola de nostalgia. Decidió ir a su pequeño puesto de comida, donde estaba seguro que Baekhyun lo esperaba, probablemente con la nariz enterrada en algún libro aburrido, como siempre. Pero antes de ir a interrumpirlo, se prometió contarle ese detalle, de cómo Jimin era la viva imagen de su padre en ese instante.

Taehyung, por su parte, hizo un puchero mientras miraba a Chanyeol con un toque de celos.

— Yo también quiero ser tu favorito, Chanyeol Hyung — refunfuñó, inflando las mejillas.

Chanyeol solo le lanzó una sonrisa divertida.

— No seas celoso, Tae. Además, tú eres el favorito de Jimin, ¿no? — le guiñó un ojo y luego se retiro.

— Por cierto — Lo llamo Jimin —, ¿no ibas a contarme algo importante ayer? — le preguntó mientras entrecerraba los ojos, recordando que Taehyung había mencionado que tenía algo serio que decirle.

Taehyung se removió incómodo en su silla. Sabía que tenía que hablarle a Jimin sobre Yeonjun y todo lo que había descubierto, pero no encontraba el momento adecuado. O tal vez simplemente no quería preocupar a su amigo, al menos no todavía.

Antes de que pudiera decir algo, una voz resonó en la distancia.

— ¡Chicos, presten atención aquí!

Era Nick, el capitán del equipo de Quidditch.

Era 12 de octubre, una fecha que para Jimin, en otros tiempos, no significaba gran cosa. Si aún estuviera en el orfanato, probablemente sería un día más. Pero en Hogwarts, octubre tenía un significado muy distinto: era el mes en el que iniciaban las competencias de Quidditch, el evento más esperado del año para muchos estudiantes.

Jimin miró a su alrededor, notando el bullicio. Los profesores estaban por todas partes, decorando los terrenos de la escuela con los colores vibrantes de cada casa, varitas en alto mientras colgaban banderas y estandartes. Chanyeol, por supuesto, estaba ocupado preparando su puesto de dulces, una parada obligada para muchos que querían disfrutar de sus exquisitos postres. Estudiantes vendían accesorios de sus casas, bandanas, bufandas y demás, todo para apoyar a su equipo. Y en medio de todo el caos, Nick parecía a punto de perder la cabeza.

— Hoy es nuestro último día de entrenamiento antes del partido — gritó Nick, con el ceño fruncido —, y vamos a compartir el campo con Slytherin, así que ¡tomemos esta oportunidad para intimidarlos un poco! Porque los que perderán serán...

— ¡NOSOTROS! — interrumpió Kyung-soo, completamente distraído.

Hubo un silencio incómodo. Todos giraron para mirarlo, mientras él se encogía bajo la intensa mirada de su capitán, quien parecía a punto de estallar.

— ¿Dije algo malo...? — preguntó Kyung-soo con una sonrisa nerviosa.

Nick suspiró, claramente irritado.

— Ugh, no están lo suficientemente concentrados hoy. Vamos, chicos, enfóquense en todo lo que hemos practicado, sobre todo con las... — hizo una pausa y miró hacia el fondo del campo, donde vio a dos chicas de equipo haciendo de todo menos prestándole atención —. ¡Emma, Eunbi, dejen de jugar con esa cosa muggle!

Las dos chicas se miraron entre sí, culpables, y en silencio guardaron el bote infinito de burbujas que Chanyeol les había regalado como agradecimiento por ayudarlas en su puesto de comida.

Jimin hizo un puchero decepcionado ante eso, él y Taehyung también se estaban divirtiendo reventando las burbujas cuando estas volaban a su lado. 

— Cálmate un poco, Nick. Estás demasiado tenso, y nos estás poniendo nerviosos a todos — lo regañó Alison, dándole un leve golpe en la cabeza con la palma de la mano.

Nick frunció el ceño y luego suspiró, frotándose la nuca.

— Lo siento. Sé que esto también debería ser divertido, pero... — exhaló con frustración, sus hombros caídos.

— Tenemos que ganarle a Slytherin — completó Jimin, levantando una ceja como si fuera lo más obvio del mundo.

Nick lo miró, y de inmediato una sonrisa se extendió por su rostro.

— ¡Exacto! Lo entendiste todo, Jimin. ¡Perfecto! — exclamó, levantándose de un salto y tomando su escoba con entusiasmo renovado —. ¡Vamos! ¡Dejen de perder el tiempo y andando! Tenemos una competencia que ganar.

Mientras el resto del equipo se preparaba, Taehyung se dirigió hacia donde había dejado su botella de agua, con Jimin a su lado, todavía disfrutando alegremente de las gomitas que Chanyeol le había regalado. La felicidad de Jimin era casi contagiosa, pero su expresión cambió tan pronto vio la botella de agua de su amigo.

— Uhm... Taehyung, esto tiene un color extraño — señaló la botella con el ceño fruncido. Lo que antes había sido un agua cristalina ahora tenía un color marrón turbio que no inspiraba mucha confianza —. ¿Le echaste algo? 

Taehyung tomó la botella con una mueca de desconcierto, dándole vueltas entre las manos.

— No, claro que no. Tal vez sea otra de las bromas de Emma y Eunbi — murmuró, abriendo la tapa para oler el contenido. Apenas el olor llegó a su nariz, la alejó rápidamente, torciendo el gesto —. Huele horrible, como el pollo que hizo papá la Navidad pasada.

Jimin se inclinó un poco más cerca, olfateando el aire y apartándose con una mueca similar.

— Uf... sí. Mejor compremos otra botella, deja esa ahí — dijo Jimin, haciendo una mueca de disgusto. El olor era fuerte, algo ácido, definitivamente nada que una broma inocente pudiera haber causado.

Taehyung asintió, aún mirando la botella con suspicacia.

— Algo me dice que esto no fue una broma de las chicas — comentó Jimin, preocupado. Aunque Emma y Eunbi solían gastar bromas, ninguna de ellas involucraba algo tan desagradable o tan... extraño.

El rubio se quedó pensativo unos segundos, mirando de reojo a su amigo mientras se alejaban del lugar. Un nudo de inquietud comenzó a formarse en su estómago.

— ¡Hyungs, llegaron! Les traje té de limón con cupcakes de vainilla — anunció Yeonjun alegremente, dejando una bandeja en la mesita del centro. — No pudieron ir al comedor por el entrenamiento, pero tienen que alimentarse bien.

Taehyung entró a la habitación rodando los ojos, claramente desinteresado en lo que el menor había dicho. En cambio, Jimin, con su característica dulzura, agradeció con una sonrisa.

— Muchas gracias, Yeonjun — dijo Jimin, tomando uno de los cupcakes y dándole un pequeño mordisco. — ¡La vainilla es mi favorita! — exclamó, su sonrisa iluminando su rostro.

— Me alegra que te guste — respondió, con una mirada que casi parecía nerviosa. Jimin, por su parte, notó algo extraño en esa sonrisa, pero lo dejó pasar.

— Taehyungie, ¿quieres probar uno? Está delicioso — Jimin le ofreció un pastelito, levantándolo en dirección a su amigo.

Taehyung negó con la cabeza, su ceño fruncido ligeramente. Luego, de manera algo brusca, le quitó el cupcake de la mano y lo devolvió a la bandeja sin una palabra.

— No comas eso, Jiminie — dijo con seriedad —. Vamos, tenemos que reunirnos con el equipo.

— Pero... tengo que ir a mis clases con Yoongi, no puedo quedarme — respondió Jimin, intentando tomar nuevamente el cupcake, pero Taehyung lo bloqueó rápidamente, su expresión imperturbable.

— No seas terco, Jiminie — insistió Taehyung, su voz más firme que de costumbre —. Nick se encargó de que el equipo tenga una cena increíble después del entrenamiento. No necesitas esto.

Jimin lo miró confundido, entrecerrando los ojos. Era evidente que algo estaba molestando a su amigo, pero no entendía por qué tanto drama por un simple postre.

— De verdad no puedo quedarme, pero tal vez Yeonjun pueda acompañarte al comedor. No creo que a Nick le importe — sugirió, tratando de calmar la situación.

— No quiero ir con él — respondió Taehyung de inmediato, con una frialdad que incluso Jimin notó.

Jimin le dio un codazo disimulado, lanzándole una mirada de advertencia por ser tan grosero. Yeonjun, que había notado la tensión, intentó suavizar la situación.

— Está bien, Jimin hyung. Vaya a sus clases, no quiero retrasarlo — dijo Yeonjun con una risa nerviosa, rascándose la nuca.

Antes de que Jimin pudiera irse, Taehyung se inclinó hacia él, susurrando en su oído de manera que Yeonjun no pudiera escucharlo.

— Cuando regreses, quiero hablar contigo sobre algo importante.

Jimin asintió lentamente, su curiosidad despertada por el tono serio de su amigo. Le lanzó una última mirada a Yeonjun antes de salir de la habitación, todavía un poco desconcertado por la atmósfera extraña entre ambos.

Cuando Jimin se fue, el ambiente se volvió tenso. Yeonjun, sin perder la compostura, se sentó al lado de Taehyung, ofreciéndole con una sonrisa la taza de té de limón.

— Hyung, debería probar el té de limón. Dicen que trae buena suerte en los exámenes — comentó, como si nada estuviera fuera de lugar.

Taehyung lo miró con desconfianza, sus instintos diciéndole que algo no estaba bien. Se alejó sutilmente, incómodo por la cercanía repentina de Yeonjun.

— No, gracias. Estoy muy cansado. Tal vez mañana en el desayuno — respondió, intentando sonar educado pero con la clara intención de acabar con la conversación.

Sin embargo, Yeonjun no se dio por vencido. De repente, su tono cambió, volviéndose más serio.

— Hyung... Sé que me vio esa noche.

Taehyung lo miró, sorprendido. No esperaba que Yeonjun abordará el tema de manera tan directa. Su mente comenzó a correr en círculos, recordando esa noche en la que lo había visto hacer algo que no debería haber hecho. Algo que lo había puesto en alerta.

— No sé de lo que me hablas — intentó evadir, levantándose lentamente —. Mañana es el campeonato de Quidditch. Me voy a dormir.

— Sabe exactamente de lo que le estoy hablando — continuó Yeonjun, sin perder su compostura —. Y le prometo que le contaré toda la verdad.

Taehyung se detuvo en seco, girando lentamente para mirarlo a los ojos.

— ¿Me dirás todo? — preguntó, su voz baja, cargada de desconfianza.

Yeonjun asintió, pero antes de que pudiera decir algo más, volvió a insistir.

— Pero antes, hyung, tómese el té de limón. — La insistencia era extraña, casi desesperada.

Taehyung miró la taza. El té parecía normal, pero la insistencia de Yeonjun lo ponía nervioso. Sin embargo, intentando no levantar sospechas, tomó la taza de porcelana y la levantó hacia sus labios. Dio un pequeño sorbo, apenas lo suficiente para mojar su lengua.

— ¿Y bien? — dijo, con un tono irónico —. Ahora cuéntame qué demonios has estado haciendo.

Una sonrisa se formó en los labios de Yeonjun, pero no era una sonrisa amigable.

— No creo que pueda, hyung — dijo Yeonjun, levantándose lentamente bajo la atónita mirada de Taehyung.

Taehyung se puso en guardia de inmediato.

— ¡Me prometiste que me dirías la verdad! — exclamó, sintiendo cómo la frustración crecía en su pecho —. Le diré al profesor SeoJoon sobre lo que has estado haciendo. Diré que alguien te está mandando a hacer esas cosas — lo amenazó, su voz temblando de rabia.

— Tampoco creo que pueda hacer eso, hyung — respondió Yeonjun, cruzando los brazos con una mirada calculadora, como si estuviera esperando algo.

Taehyung estaba a punto de replicar, pero de repente, un dolor agudo le atravesó la cabeza. El mundo a su alrededor comenzó a dar vueltas, sus piernas se sintieron débiles y cayó de rodillas al suelo.

— ¿Qué... qué le pusiste al té? — preguntó, su voz apenas un susurro mientras su visión se desvanecía.

Yeonjun se agachó junto a él, su rostro imperturbable.

— No te preocupes, hyung. Nada malo — dijo con una calma aterradora —. Solo quiero que sepas que no hago esto por diversión.

Antes de que pudiera decir algo más, Taehyung perdió el conocimiento, su cuerpo cayendo sin fuerzas al suelo.

Yeonjun lo levantó con cuidado, como si fuera solo una tarea más. Lo dejó sobre la cama, asegurándose de que estuviera cómodo.

— Mira el lado positivo, hyung — murmuró en voz baja, mientras se acomodaba el abrigo —. Ahora no estarás en peligro por meterte en cosas que no te incumben.

Y con eso, Yeonjun salió de la habitación, dejando a Taehyung en la oscuridad.






































Dato ramdon: El cumpleaños de su querida autora es el 12 de octubre.

Hola 💕 espero estén teniendo un hermoso día.
Hora de la publicidad.
Tengo una nueva historia llamada "cigarrillo" vayan a darle amor 😭 solo me falta un capitulo para terminarla, es cortita.

¡Los amo! ♡

Aureus

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