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[16]

Yeonjun, quien había permanecido al lado de la cama de Soobin desde que llegó, exhaló aliviado cuando su amigo comenzó a recobrarse. Sin embargo, Soobin, aún débil, no pudo evitar rodar los ojos ante el nerviosismo de su amigo.

— Yeonjun, de verdad, ya me siento mejor. No es necesario que sigas aquí todo el tiempo — dijo mientras le arrebataba el plato de comida de las manos. — Y tampoco hace falta que me alimentes, no soy un bebé.

Yeonjun soltó un suspiro al escuchar esto, y antes de que pudiera responder, Taehyun, que acababa de llegar, se metió en la conversación con una sonrisa traviesa.

— Se preocupa por ti, Soobin, no seas tan duro — intervino Taehyun, con un tono burlón, y luego tomó el plato que Soobin había arrebatado. — Yo te daré de comer, abre la boca, bebé~ — canturreó con una sonrisa pícara, alzando el tenedor.

— ¡Yah! ¡Taehyun! — exclamó Soobin, entre risas y frustración, tratando de apartar el tenedor que Taehyun le acercaba juguetonamente.

La escena ligera y llena de humor contrastaba con la preocupación que aún se veía en los ojos de Yeonjun, que a pesar del ambiente relajado, no podía apartar la seriedad de su rostro.

— Soobin, ¿todavía no recuerdas lo que pasó antes de que te desmayaras? — preguntó Yeonjun, su voz temblando ligeramente mientras mantenía las manos en su regazo, nervioso. 

Soobin se quedó en silencio unos segundos, mirando hacia el techo con el ceño fruncido mientras intentaba recordar. Luego, negó con la cabeza, frustrado.

— No, por más que lo intento, mis recuerdos de esa noche están en blanco. Solo recuerdo que me sentía raro, pero después... nada.

Jimin observaba la escena desde una esquina de la enfermería, intrigado por lo que escuchaba. Desde que Yeonjun había llegado con suma preocupación por Soobin, la atmósfera en la sala había cambiado. Poco después, otro chico, Taehyun, había aparecido para acompañarlo. Jimin había oído que los tres, junto con otros dos chicos, formaban parte del grupo de estudiantes seleccionados para asistir a Hogwarts un año antes de lo previsto. Aunque no conocía los detalles, estaba claro que algo más había sucedido la noche en que Soobin colapsó.

De repente, la puerta de la enfermería se abrió de golpe, interrumpiendo el silencio tenso. Nick irrumpió con su escoba en la mano, apoyándose en ella mientras jadeaba. Su uniforme de Gryffindor estaba desordenado, como si hubiera venido corriendo desde el campo de Quidditch. Detrás de él, Alison apareció en un estado igualmente desaliñado, quitándose el sudor de la frente.

— ¡Ya los encontré, están aquí! — exclamó Nick.

— ¿Qué ocurre? — preguntó Jimin, sorprendido por la interrupción.

— ¡Hoy hay entrenamiento! — respondió irritado el capitán de Quidditch de Gryffindor, señalando con su escoba. — ¡Faltan poco para el primer campeonato y ustedes dos no pueden faltar! 

— Pero- — comenzó Taehyung, dudando si debía quedarse o irse al entrenamiento.

— Estoy bien chicos, su entrenamiento es más importante, de verdad — dijo Seokjin desde su camilla, sonriendo suavemente al ver la preocupación de sus amigos. — Me enojaré si no van.

Nick, que aún no se había calmado por completo, asintió bruscamente — Los veré en el campo de Quidditch, vayan por su uniforme y sus escobas muchachos.

Se dio vuelta y le lanzó una mirada rápida a los chicos que estaban en la camilla más alejada. Sus ojos se entrecerraron ligeramente mientras intentaba recordar de dónde les conocía. Entonces, una sonrisa traviesa apareció en su rostro.

¡Claro! Recordaba haber visto a esos dos estudiantes en el equipo de Slytherin. De hecho, uno de ellos era el mismo al que Taehyung le había lanzado un inocente hechizo de cosquillas durante la última práctica. Recordar la cara de ese chico retorciéndose de risa bajo el hechizo era tan divertido que apenas pudo contener una risa.

Pero algo captó su atención de inmediato: el chico de la camilla tenía una venda en el brazo. Parecía estar lesionado. 

Una sonrisa se formó lentamente en el rostro de Nick mientras pensaba en la ventaja que eso significaba para su equipo. Si ese chico no se recuperaba a tiempo, Slytherin estaría en problemas para el próximo partido. ¡Incluso podrían ser descalificados, y Gryffindor ganaría automáticamente!

¡Tenía que contarle a todos la buena nueva! 

Pero de repente sus ánimos bajaron, no había pensado que tal vez un hechizo lo podía curar de forma instantánea y además no pudo evitar sentirse mal por alegrarse de la posible futura desgracia de sus enemigos, no era una persona mala, deseaba que el chico se recuperara, pero claro, si era después del partido mejor para él.

— Chicos, tengan cuidado donde pisan — comentó Nick con una mirada significativa, sus ojos dirigiéndose hacia la camilla donde estaba el chico vendado. — No quiero que nadie en nuestro equipo se lesione antes del partido. — Luego, les lanzó un guiño, claramente disfrutando la situación.

Jimin asintió lentamente, pero no pudo evitar notar cómo Jungkook, que estaba cerca de la puerta, comenzaba a fruncir el ceño con furia. Sabía perfectamente que la indirecta de Nick estaba dirigida a Slytherin y, más específicamente, a él, ya que también formaba parte del equipo.

Nick, con una última mirada de superioridad hacia los chicos de Slytherin, salió de la enfermería con la cabeza en alto, orgulloso de su pequeño golpe de suerte. ¡Se sentía tan bien hacer eso! Tenía que hacerlo en frente de Kim presumido Jong-in

Jimin y Taehyung se miraron mutuamente, no lo habían pensado antes, Jungkook estaba lesionado y eso se significa problemas para Slytherin.

— Esta vez Nick se pasó con el entrenamiento, ¡me muero de hambre! — se quejó Taehyung, agitando su escoba — Con suerte, aún queda un poco de budín... ¿Jimin?

El mencionado salió de su trance de golpe y observó a su amigo en silencio, como si hubiera olvidado momentáneamente dónde estaba.

— Estás raro desde que fuiste al baño... ¿Pasó algo? — Taehyung lo miró con preocupación, inclinando la cabeza.

Jimin negó rápidamente, esbozando una sonrisa forzada.

— También estoy cansado, eso es todo. Vamos a comer algo, y luego dormir hasta mañana.

Caminaron juntos por los pasillos, mientras bromeaban sobre la caída épica que Nick había sufrido durante el entrenamiento. Todo por ver a un chico de Slytherin con una cámara escondida, tratando de tomarles una foto antes de salir corriendo.

— Estoy seguro de que este año la copa será de Gryffindor — dijo Jimin con una sonrisa esperanzada, rodeando los hombros de Taehyung en un abrazo entusiasta.

Pero justo en ese momento, Jimin se detuvo en seco. Algo lo hizo paralizarse por completo.

—... Jimin... morir... matar...

El eco de una voz fría y susurrante flotaba en el aire. Esa misma voz. La que había escuchado en el baño esa tarde. Era gélida, aterradora, y cargada de malicia.

— ¿Jimin? — Taehyung frunció el ceño, preocupado.

Jimin alzó su mano, colocando el dedo índice sobre los labios de su amigo, pidiéndole silencio. Sus ojos se movían rápidamente, escudriñando la penumbra que los rodeaba.

— ¿Qué está...? — Taehyung comenzó a preguntar.

— Shh... Es esa voz otra vez... ¿La escuchas? — susurró Jimin, sin apartar la mirada de las sombras.

—... El tiempo ha llegado... poder... quiero venganza...

— ¡Ahí está otra vez! — exclamó Jimin, mirando fijamente a Taehyung. Pero este lo observaba inmóvil, su expresión desconcertada.

—... verdades... Es hora de revelar lo que fue enterrado hace 15 años...

La voz comenzó a desvanecerse, pero Jimin podía sentirla alejándose, ascendiendo hacia algún lugar más alto en el castillo.

— ¡Sígueme! — gritó, sin esperar una respuesta, y salió corriendo escaleras arriba con determinación.

Taehyung, sin más opción, se lanzó tras él. Sentía el pulso acelerado en su pecho, algo extraño estaba ocurriendo, y no podía ignorarlo.

— Jimin, ¿qué estamos...? — comenzó a preguntar de nuevo, pero la señal de Jimin, llevándose un dedo a los labios, lo hizo callar.

Jimin se detuvo de repente, agudizando su oído. Todo estaba en silencio salvo por el débil eco de sus pasos. Un pitido persistente resonaba en sus oídos, como si estuviera a punto de escuchar algo aún más aterrador. Y entonces, una voz sibilante y débil le llegó, casi susurrando directamente en su mente:

"...Park Jimin... ¡ESTE ES SOLO EL COMIENZO!"

El corazón de Jimin dio un vuelco. El miedo lo atravesó como una corriente fría, pero no se detuvo. Aceleró el paso, recorriendo a toda velocidad el segundo piso. Taehyung jadeaba detrás de él, tratando de seguirle el ritmo, claramente agotado por la carrera.

No se detuvieron hasta doblar la esquina de un largo corredor vacío.

— Jimin, ¿me puedes explicar qué está pasando? — preguntó Taehyung, secándose el sudor de la frente, respirando pesadamente. — Yo no logro oír nada...

Jimin apenas estaba a punto de responder cuando, de repente, Taehyung dio un grito ahogado.

— ¡Cielos, Jimin!

Delante de ellos, algo brillaba intensamente en la pared de piedra. Un resplandor rojo vivo, tan brillante que parecía pulsar con vida propia, iluminaba el corredor. Taehyung avanzó hacia el muro, lentamente, como si no pudiera apartar la mirada. 

Jimin se aproximó detrás de él, con el pulso acelerado, mientras los dos leían con incredulidad:

"¡TEMAN! PORQUE LO QUE CREYERON MUERTO HA REGRESADO. SUPLICARÁN PIEDAD A QUIEN CREYERON DERROTADO. Y CAERÁ EL NIÑO INDESEADO."

Taehyung temblaba mientras sus ojos recorrían las palabras brillantes en la pared. Cada letra parecía arder, iluminando el oscuro pasillo con un tono carmesí que le daba a todo un aire de peligro inminente. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, y su boca se secó de repente. Dio un paso atrás, asimilando el significado de ese mensaje.

—Jimin... — su voz apenas era un susurro, pero el miedo que la impregnaba era palpable.

Jimin, parado junto a él, no apartaba la vista de las letras. Su expresión era dura, el ceño fruncido y los labios apretados. Había algo en esas palabras que lo aterraba, pero también lo enfurecía. El niño indiciado... ¿Qué niño? ¿Y qué demonios significaba "caerá"?

— ¿Quién escribió eso? — cuestionó Jimin, su voz temblando ligeramente mientras sus ojos permanecían fijos en las palabras en la pared —. Esto... tiene que ser una broma, ¿verdad?

Taehyung, incapaz de ocultar su propio nerviosismo, negó lentamente mientras se mordía el labio inferior.

— No lo sé... — respondió, aún aturdido, mientras intentaba procesar todo lo que acababa de suceder. Pero había una cosa que no podía ignorar: él no había oído la voz. Jimin sí, y eso lo preocupaba más de lo que quería admitir. — Pero lo que sí sé es que no deberíamos quedarnos aquí. Necesitamos decirle a alguien... a un profesor, a alguien que pueda entender esto.

— ¿Qué es eso de allá?

En la penumbra, donde las sombras se mezclaban con la poca luz que las antorchas proyectaban, la figura de una persona se dibujaba vagamente. Era una silueta estática, apenas perceptible en la distancia.

Los dos chicos se acercaron con cautela, sus varitas en alto, la luz titilante guiando su camino. Pero mientras avanzaban, Jimin casi perdió el equilibrio al resbalar en algo viscoso que cubría el suelo. Taehyung lo atrapó justo a tiempo.

— ¿Qué... qué es esto? — murmuró Jimin mientras se inclinaba hacia el charco rojizo.

El líquido que había en el suelo era oscuro y espeso... sangre. Jimin tragó con dificultad, su estómago revolviéndose ante la idea. Taehyung también lo vio y palideció.

— ¿Pero qué rayos...? — Taehyung no pudo completar la frase. Lo que tenían frente a ellos era peor de lo que esperaban.

El chico que antes había interrumpido su práctica de Quidditch ahora flotaba en el aire, como suspendido por alguna fuerza invisible. Su cuerpo estaba rígido, inmóvil, como si fuera una marioneta cortada de sus hilos. Su rostro pálido y vacío era una máscara de terror congelado. De su pierna, varias gotas de sangre caían en silencio al suelo, evidenciando que había sido herido.

La cámara que llevaba colgada en su cuello —la misma que había usado para tomarles fotos durante el entrenamiento— yacía ahora destrozada en el suelo, como si hubiera sido aplastada por una fuerza descomunal. Los pedazos estaban esparcidos alrededor de sus pies.

— Vámonos de aquí, Jimin — susurró Taehyung, casi implorándole. Sus manos temblaban ligeramente mientras aferraba a su amigo por los hombros. Sus ojos suplicantes se encontraron con los de Jimin —. Esto no está bien... lo mejor será que nadie nos encuentre aquí.

Jimin abrió la boca, queriendo decir algo, pero las palabras parecían atascadas en su garganta. Aún estaba en shock, incapaz de procesar lo que tenía frente a él.

— ¿No deberíamos... llamar a alguien? — dijo al fin, aunque su voz apenas era un hilo.

— ¿Qué? ¿Estás loco? — Taehyung abrió los ojos como platos — ¡Esto es grave, Jimin! Algo está pasando y no podemos simplemente...

— Tae...

— ¡Hazme caso! — insistió Taehyung, su voz más firme esta vez — No necesitamos estar aquí cuando lleguen los demás.

Pero ya era demasiado tarde. El sonido de risas y conversaciones bulliciosas llenó el corredor desde ambos extremos. El eco de los pasos apresurados indicaba que la cena había terminado, y los estudiantes estaban regresando a sus salas comunes. El ruido alegre de sus voces se apagó poco a poco cuando llegaron al corredor, hasta que un silencio sepulcral se hizo dueño del lugar.

Jimin y Taehyung se quedaron congelados en su lugar, rodeados por las miradas atónitas y horrorizadas de los estudiantes que, al ver la escena, se agruparon en la entrada del pasillo, susurrando entre ellos.

— ¿Qué... qué es lo que le hicieron? — gritó una chica de Slytherin, llevando una mano a su boca para contener un grito.

"Debimos salir de aquí lo antes posible", pensó Taehyung, sintiendo cómo la tensión le subía por la espalda. 

De entre la multitud, Jihyo avanzó con paso firme, mirando a su alrededor con una mezcla de preocupación y cautela.

— ¡No los puedes acusar sin pruebas! — exclamó en voz alta, mirando a la chica de Slytherin antes de dirigir su atención a Jimin y Taehyung. — Estoy segura de que ellos no hicieron nada... ¿Verdad? — preguntó, buscando una explicación en los ojos de los dos chicos.

— ¡Solo pasábamos por aquí! — respondió Jimin rápidamente — ¡Lo juro!

La tensión se mantuvo en el aire mientras las miradas se centraban en ellos.

— Yo no estaría tan seguro — una voz baja y fría se escuchó desde la multitud. Jong-in, se abrió paso hasta quedar en la primera fila. Cruzó los brazos sobre su pecho, una sonrisa burlona asomando en sus labios.

— ¿disculpa?

— ¿No atacaste a un miembro de Slytherin antes, Kim? — Jong-in inclinó la cabeza, observando a Taehyung —. Eso dice mucho de ti. Pero me sorprende verte aquí también, Jimin. Con razón dicen que las apariencias engañan.

Jimin sintió cómo su corazón latía con fuerza en sus oídos, pero antes de que pudiera defenderse, una nueva voz se hizo presente.

— O simplemente... podrían haberse encontrado en el lugar equivocado en el momento menos oportuno. — Yoongi apareció de entre la multitud, caminando relajadamente hacia el cuerpo flotante. Sus manos estaban metidas en los bolsillos de su túnica, y su expresión era calmada.

— Ningún estudiante de primer año puede lanzar un hechizo de petrificación — continuó Yoongi, observando con detenimiento al chico levitando —. Es un hechizo avanzado.

— ¡Pero alguien tuvo que haberlo hecho! — gritó una chica de Hufflepuff, desesperada —. ¡Esto es una locura! ¿Qué está pasando aquí?

El murmullo entre los estudiantes crecía a medida que más de ellos se daban cuenta de lo que había sucedido. Todos comenzaban a lanzar miradas acusatorias, mientras el ambiente se volvía más tenso.

— Alguien... alguien tiene que decirle a los profesores — susurró Jihyo, pero su voz temblaba.

Taehyung y Jimin intercambiaron una miradas.

— ¿Qué está pasando aquí?

La voz firme y resonante del profesor SeoJoon llenó el corredor, acallando por completo el murmullo de los estudiantes. Como si el mismo aire se hubiese congelado, todos los presentes se volvieron hacia él. SeoJoon llegó acompañado por varios otros profesores, atraídos por el bullicio y el pánico que se había desatado en los pasillos. Los estudiantes se apartaron rápidamente, formando un pasillo para que los profesores pudieran acercarse a la escena.

Sun-hee, dio un pequeño grito ahogado al ver al estudiante de Slytherin flotando inmóvil en el aire, su pierna sangrando. El color se le fue del rostro al reconocer a su alumno.

— ¡Dios mío...! — murmuró con la mano sobre su pecho, claramente afectada por la visión.

SeoJoon, manteniendo la calma, sacó su varita sin titubear. Con unos simples y fluidos movimientos, pronunció unas palabras en un tono apenas audible. El cuerpo del chico comenzó a descender lentamente, como si una fuerza invisible lo hubiera soltado. La caída fue suave, y SeoJoon lo recibió con cuidado en sus brazos, asegurándose de que no sufriera más daño.

— Solo está petrificado — murmuró el profesor, dejando escapar un suspiro de alivio que, sin embargo, no alivió la tensión en el ambiente —. La herida en su pierna... no es grave, pero es preocupante.

Se volvió hacia los demás profesores, quienes intercambiaban miradas de preocupación.

— ¡Perfectos, lleven a todos a sus respectivas casas! — ordenó con firmeza, su voz cortante, dejando claro que no toleraría ninguna objeción. — Excepto ustedes dos — agregó, señalando directamente a Jimin y Taehyung, que seguían paralizados en su lugar, sintiendo cómo las miradas de todos se clavaban en ellos.

El silencio entre los estudiantes fue palpable por unos segundos antes de que la multitud comenzara a moverse, cada uno dirigiéndose en la dirección correspondiente. Las risas y el bullicio que habían acompañado la cena eran ahora un eco lejano, reemplazados por susurros inquietos y miradas curiosas.

Yoongi, que había permanecido callado durante todo el tiempo, lanzó una última mirada a Jimin y Taehyung antes de girarse y caminar hacia la fila de Slytherin, que comenzaba a dispersarse.

— Joven Min, necesitaré de tu ayuda, quédate un momento por favor — dijo el profesor Choi, acercándose a Yoongi. 

El mencionado asintió, sin una sola palabra. Había aceptado su destino como el estudiante más talentoso de su casa.

Mientras tanto, Taehyung, con el corazón latiendo desbocado, desvió su atención hacia la fila de Gryffindor. Fue entonces cuando vio a Yeonjun, el pelirrojo que había llamado su atención en más de una ocasión, de pie, mirando fijamente al suelo. Sus manos temblaban, y su rostro, normalmente vivaz, parecía ahora consumido por el miedo.

Taehyung frunció el ceño, preguntándose por qué Yeonjun se comportaba de forma tan extraña. No era la primera vez que lo veía así. Desde que Jimin lo había encontrado llorando en la sala común, algo en él había cambiado. No lo entendía del todo, pero había una inquietud en el ambiente que no podía ignorar. Solo podía suponer que el incidente con el chico de Slytherin lo había afectado profundamente. Era como si la oscuridad que rodeaba la escuela hubiera comenzado a influir en él también.

Unos segundos después, uno de los compañeros de Yeonjun lo tomó del brazo y lo condujo lejos, alejándolo de la escena. Taehyung lo observó, sintiendo un nudo en el estómago, aunque no estaba seguro de por qué.

— ¿Qué demonios está pasando? — murmuró para sí, con la mandíbula apretada, mientras miraba de reojo a Jimin, quien aún estaba en shock, con la respiración entrecortada.

La profesora Sun-hee no podía apartar la vista del mensaje tembloroso y amenazante que adornaba el muro. Un escalofrío recorrió su espalda, una inquietante sospecha se instalaba en su mente. Intentaba convencerse de que no era lo que temía, pero al observar la expresión tensa de SeoJoon, supo que ambos compartían el mismo terror. Su corazón latía más rápido, y el silencio que se había instaurado en el corredor se hacía cada vez más pesado, casi asfixiante.

— Yo me puedo encargar de la poción para el muchacho. El joven Min me ayudará — intervino de repente el profesor Choi, rompiendo la quietud con su voz firme.

SeoJoon asintió, pero no sin antes soltar un suspiro largo y cargado de preocupación.

— Díganme, ustedes dos — comenzó Choi, sus ojos fríos fijos en Jimin y Taehyung —. ¿Por qué no estaban en el comedor?

Taehyung se apresuró a responder antes de que el silencio se volviera aún más incómodo.

— Veníamos de un entrenamiento de Quidditch — su tono era seguro, casi desafiante. Si estaban buscando una excusa para inculparlos, no la iban a encontrar tan fácilmente.

Pero el profesor Choi no iba a dejarlo pasar tan rápidamente. Lo conocían lo suficiente para saber que no se dejaría convencer con respuestas simples.

— Está bien, venían del entrenamiento... pero, si eso es cierto, ¿por qué no fueron directamente al comedor con los demás? — su tono se tornó más inquisitivo —. ¿Por qué subieron al piso superior? Este lugar está lejos de las áreas comunes.

La pregunta colgó en el aire, pesando sobre los dos chicos como una losa. Taehyung miró rápidamente a Jimin, buscando alguna señal, alguna pista de qué decir. Ninguno de los dos sabía cómo justificar su presencia allí. El silencio era demasiado largo, y cada segundo que pasaba solo aumentaba la sospecha.

— Porque... — Jimin abrió la boca para hablar, pero su voz se quebró antes de terminar la frase. Su corazón latía frenéticamente, como si pudiera escaparse de su pecho en cualquier momento.

Sabía que la verdad no lo salvaría. ¿Cómo iba a explicar que había escuchado una voz que lo condujo hasta allí? Nadie más la había escuchado. Nadie, excepto él. Estaba seguro de que, si lo decía, lo tomarían por loco, o peor aún, por culpable de algo siniestro.

— Porque estábamos muy cansados y queríamos ir a dormir — intervino Taehyung, con un tono lo más relajado posible. Intentaba sonar despreocupado, pero un ligero temblor en su voz lo delataba.

— ¿Sin cenar? — Choi arqueó una ceja, claramente dudando de la excusa que le habían dado.

Jimin se apresuró a continuar la mentira.

— No teníamos hambre — mintió, aunque en ese preciso momento sentía que, con toda la tensión, su estómago se había cerrado por completo. Lo que había comenzado como una pequeña verdad, ahora parecía crecer fuera de control.

— ¿Por qué tengo la sensación de que ustedes dos no están siendo completamente sinceros conmigo? — insistió Choi, acercándose un poco más, su mirada penetrante moviéndose entre ambos chicos —. Quizás... un pequeño castigo les ayude a recordar lo que realmente pasó. Sacarlos del equipo de Quidditch de Gryffindor podría ser una buena idea.

El comentario encendió una chispa de indignación en Taehyung, quien apretó los puños, pero antes de que pudiera protestar, la profesora Sun-hee intervino bruscamente.

— ¡Estás buscando excusas para acusarlos, profesor Choi! No puede culparlos de algo tan grave. Esto es claramente magia oscura avanzada, y ellos solo son estudiantes de primer año.

SeoJoon asintió lentamente, fijando su mirada en Choi.

— Estoy de acuerdo con la profesora Sun-hee. Además — agregó con voz seria —, no veo ninguna razón para que dejen de jugar al Quidditch. No tenemos ninguna prueba de que estos chicos hayan hecho algo malo. Son inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

Jimin sintió un leve alivio al escuchar esas palabras, pero la tensión no desapareció del todo. Sabía que algo no estaba bien. Y alguien más lo sabía también.

Yoongi, que se había mantenido en completo silencio hasta ese momento, observaba atentamente la interacción. Aunque no había dicho nada, había estado analizando cada detalle. Sabía que Jimin y Taehyung no le habían hecho daño a su compañero de Slytherin, pero también estaba convencido de que ambos estaban ocultando algo. El nerviosismo en su comportamiento, las miradas que se lanzaban entre ellos, lo delataban. Había algo que no querían contar.

Yoongi era observador por naturaleza. Notó cómo Taehyung miró a Jimin cuando les preguntaron por qué estaban en el piso superior, como si lo estuviera buscando a él para obtener una respuesta. Era evidente que Jimin había sido quien los guió hasta allí. Y esa mentira, en particular, lo hacía sospechar aún más. Jimin mentía. De eso no había duda.

Desde lejos, un chico observaba toda la escena con los ojos llenos de culpa. No podía apartar la vista de Jimin, quien parecía no haberlo notado entre la multitud. Odiaba lo que estaba haciendo, cada segundo de su silencio lo carcomía por dentro, pero sabía que no tenía otra opción.

— Lo siento, Jimin — murmuró para sí, sabiendo que nadie escucharía esas palabras.



















Volví 😼✋
JWHKAAJA amo es drama, muak.
Aureus

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