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Note que hay muchos lectores fantasmas, comenten y voten sin pena, me gusta leer sus reacciones.
Ahora si, el capitulo.
SeokJin, en el poco tiempo que llevaba en Hogwarts, ya se había ganado el cariño de sus compañeros de primer año. Con su aspecto encantador y su actitud siempre atenta, era conocido por su disposición a ayudar a todos con una sonrisa en el rostro. Se podría decir que tenía una habilidad natural para agradar a las personas, lo que le había permitido forjar amistades rápidamente.
Bueno... casi con todas.
— Namjoon, no es correcto lo que estás agregando a la poción — dijo SeokJin, señalando con el dedo índice el libro de recetas abierto sobre la mesa. — Aquí dice: "Añadir 5 gotas de ajenjo al caldero". Tú solo estás agregando cuatro.
Sin embargo, no obtuvo respuesta. Namjoon, enfocado en su tarea, ahora buscaba cuernos de unicornio entre los ingredientes.
— ¡Namjoon! — exclamó, llamando la atención del castaño, que parecía más interesado en su propio mundo. — Mira a tu alrededor, todos los calderos tienen el mismo color, excepto el nuestro.
— Eso significa que lo estamos haciendo mejor que el resto — respondió Namjoon con una tranquilidad desconcertante, mientras le pasaba un cuerno de unicornio entero a SeokJin. — Tritúralo, por favor; yo me encargaré de este.
SeokJin frunció el ceño al revisar nuevamente el libro. Efectivamente, lo que tenía entre manos era un cuerno de unicornio entero, no molido.
— ¿Por qué no le echas un vistazo a lo que dice aquí? — insistió, aunque su compañero lo ignoró de nuevo. — ¡Lo digo en serio, no quiero reprobar!
Namjoon suspiró, deteniéndose en su actividad.
— Leí en la biblioteca prohibida otra manera de hacer la poción, está todo ordenado.
— ¡Fuiste a la biblioteca pro—! — comenzó SeokJin, pero no terminó la frase; Namjoon había puesto su dedo índice en sus labios, pidiéndole silencio.
— ¿Y si lo que leíste es todo falso? — insistió SeokJin, su voz cargada de preocupación. — Insisto en que deberías ver lo que está escrito aquí.
— ¿Por qué no puedes confiar en mí? — replicó Namjoon, un atisbo de frustración en su voz.
— Confío en lo que he aprendido de alguien con experiencia en pociones — respondió SeokJin, buscando debajo de su mesa otro caldero. — Haremos la actividad por separado.
— SeokJin, no podemos hacer eso; tienes que escucharme.
En ese momento, la voz profunda del profesor Choi resonó en el aula, interrumpiendo la discusión.
— ¿Qué está pasando allí al fondo? — preguntó, sus ojos fijos en ellos. — ¿Por qué los miro parlotear en vez de estar trabajando?
— Lo sentimos, profesor, solo que tenemos un-
— Menos cinco puntos para Ravenclaw y Hufflepuff — sentenció el profesor, dándose media vuelta con una expresión de desaprobación.
SeokJin contuvo un suspiro. ¿Por qué el profesor Choi disfrutaba quitarle puntos a todo aquel que no fuera de Slytherin? No, por supuesto que no... ¿Dónde se había visto eso?
— Y no se tomen la molestia en presentarme su trabajo — añadió antes de marcharse.
— Joder... — murmuró Namjoon, claramente molesto.
Al final de la clase, Namjoon estaba de muy mal humor, y SeokJin se sintió culpable, aunque sabía que había hecho lo correcto.
— No es raro que por eso no les salgan fácilmente los hechizos. Te aseguro que su hermano es mejor que él — dijo Namjoon mientras caminaban por el pasillo junto a sus dos amigos de Ravenclaw. — Es una pesadilla estudiar junto a él, lo digo en serio.
De repente, alguien chocó contra Namjoon. Era SeokJin. Su rostro se iluminó por un instante, pero Namjoon se sorprendió al ver que las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Antes de que pudiera decir algo, SeokJin salió corriendo como si el suelo se estuviera abriendo bajo sus pies.
— Creo que te ha oído — susurró uno de sus amigos.
— ¿Y qué? — respondió Namjoon de manera brusca, aunque había una leve incomodidad en su tono. — Ya debe haberse dado cuenta de que a mí no me cae para nada bien.
Hoseok, negó con la cabeza, decepcionado por el comportamiento de Namjoon. Sin esperar más, salió corriendo tras SeokJin. La otra acompañante, una chica bajita con coletas y cabello castaño, lo miraba con una intensidad desafiante. Namjoon se dio cuenta de que su corbata indicaba que era una Hufflepuff.
— ¿Qué carajos te sucede? ¿Eh? — preguntó ella, su mirada llena de enojo. — No sé qué problema tienes contra él, pero será mejor que te detengas. ¡Mira, ya hasta lo hiciste llorar!
— ¿Quién eres tú? — replicó Namjoon, un poco aturdido por la repentina confrontación.
— Kim Ji Woo — respondió la chica, acomodando su flequillo con su varita con un gesto superior. — Eres demasiado grosero al hablar así de él, incluso lo comparaste con su hermano — chasqueó la lengua, disgustada. — Será mejor que vayas a pedirle perdón.
Sin decir nada más, Ji Woo se dio la vuelta y se marchó, dejando a Namjoon con una mezcla de confusión y frustración. Miró a su alrededor, sintiéndose cada vez más culpable por sus palabras. Supuso que, al igual que Hoseok, ella también había decidido ir a buscar a SeokJin.
A medida que avanzaba, se dio cuenta de que sus acciones habían tenido consecuencias. La expresión herida de SeokJin le volvió a la mente, y por primera vez, empezó a cuestionar si había ido demasiado lejos.
Taehyung bromeaba alegremente con Jimin en el Gran Comedor, llenando de pastel de chocolate su cara mientras rogaba que el rubio le prestara su tarea.
— ¡Yah! ¡Cómelo antes de que yo lo haga! —rió nuevamente Jimin, disfrutando del momento, mientras Taehyung le sacaba la lengua de manera infantil—. Le diré a SeokJin que otra vez no hiciste los deberes.
— Sabes que no lo harás —aseguró Taehyung, aunque de repente algo hizo "clic" en su cabeza—. Por cierto, no he visto a mi hermano desde la clase de pociones. ¿Crees que tuvo algún problema?
Jimin reflexionó por un momento y luego negó con la cabeza.
— Ahora que lo mencionas, no apareció en las últimas clases. Eso es extraño. Tal vez se sintió mal y está en la enfermería. Lo buscaremos los dos luego de la cena.
Taehyung asintió con la cabeza, mientras se preparaba para servirse un delicioso pudin que había estado observando desde hacía rato. De repente, una chica de Slytherin, que parecía de un grado mayor, irrumpió en el comedor. Su cabello estaba desordenado, su uniforme sucio y su rostro mostraba una mezcla de terror y agotamiento. Todos la miraron mientras se acercaba a la mesa de profesores, jadeando.
— ¡Arañas! —gritó—. ¡Hay dos horribles, peludas y gigantes arañas en el castillo! C-con suerte logré derribar a una, pero atacó a un chico cerca de los baños y está desmayado en el suelo...
Con un último esfuerzo, la chica cayó de rodillas, agotada por el miedo y la carrera. Un silencio abrumador llenó el Gran Comedor antes de que la mayoría de los estudiantes se levantarán aterrados, sacando sus varitas. El profesor SeoJoon observaba preocupado la escena.
— ¡Prefectos! —exclamó la profesora Sun-Hee—. Lleven a sus grupos a los dormitorios, de inmediato.
Jihyo, una de las prefectas, se levantó de un salto y colocó la punta de su varita en su cuello, haciendo que su voz se escuchara más fuerte.
— ¡Síganme todos los de Gryffindor!
Caminaron fuera del comedor, mientras todos miraban hacia los lados con temor.
— ¡Los de primer año, manténganse juntos, no se separen, por favor! ¡No teman! Ahora, caminen con calma sin hacer alboroto. ¡Háganse un lado, tienen que pasar los de primer año!
— ¿Cómo pudieron entrar arañas gigantes al castillo? —preguntó Jimin mientras subían por las escaleras, sintiendo la adrenalina fluir por sus venas.
— No tengo la menor idea, Jiminie, pero sospecho que alguien las ha traído a propósito —respondió Taehyung, su expresión preocupada—. Son criaturas solitarias, pero nunca desaprovechan una oportunidad de tener más poder o beneficios. Por lo que puedo decir, fueron traídas aquí para atemorizar a los estudiantes a cambio de algo.
Mientras avanzaban, se encontraron con grupos de alumnos que corrían en diferentes direcciones. Cuando pasaron entre un tumulto de confundidos Hufflepuffs, Jimin sintió un tirón en su brazo. Era Hoseok, quien los miraba aterrorizado. Detrás de él, Namjoon mantenía los labios apretados, su rostro lleno de preocupación.
— E-escuchen... hay arañas por el castillo y SeokJin no lo sabe. La última vez que lo vi estaba en los baños y... ojalá no sea así, pero tal vez sea el chico desmayado en los baños. ¡Debemos avisarle a alguien! —dijo Hoseok, su voz llena de pánico.
Namjoon se mordió el labio, sintiéndose culpable.
— Iremos a buscarlo nosotros —pronunció Taehyung, mirando de un lado a otro con determinación—. Si perdemos tiempo buscando a algún profesor, mi hermano estará en más peligro.
Jimin asintió, sintiendo la urgencia en el aire.
— Pero será mejor que nos demos prisa antes de que alguien se dé cuenta de que no estamos.
Se agacharon y corrieron hacia las escaleras que llevaban al tercer piso, directos al cuarto de baño de los chicos.
Al llegar a la puerta, Jimin intentó abrirla, pero estaba con seguro.
— ¡No se abre! —exclamó, frustrado.
— Oh, muévete —ordenó Namjoon impaciente. Sacó su varita, golpeó la cerradura y exclamó—. ¡Alohomora!
La cerradura hizo un "clic" y la puerta se abrió con un chirrido. Allí estaba SeokJin, con sus mejillas húmedas y aspecto de estar a punto de desmayarse. Taehyung soltó un suspiro de alivio al ver que su hermano estaba bien, pero su atención se desvió rápidamente hacia el cuerpo inconsciente que yacía a sus pies.
— ¡SeokJin! —gritó Taehyung, su corazón acelerándose al ver la escena—. ¿Estás bien?
SeokJin levantó la vista, confundido y asustado.
— ¡SeokJin! — exclamó Namjoon, su voz llena de preocupación mientras se adelantaba para revisar su tembloroso cuerpo. — ¿Te encuentras bien? ¡Hey... SeokJin!
— ¿Por qué te importaría cómo me encuentro? — respondió bruscamente. Luego, señaló al chico que yacía desmayado entre sus piernas. — Pueden ayudarme a llevarlo a la enfermería. Fue atacado. Si no fuera por la chica de Slytherin, estaría mucho peor. Creo que tiene fiebre.
— ¡Chicos! ¡L-las a-arañas! — gritó Hoseok, retrocediendo con horror mientras señalaba la puerta, su voz temblorosa.
Todos giraron la cabeza para ver a las dos bestias acercándose lentamente, sus enormes patas peludas se movían con gracia aterradora. Jimin sintió cómo el pánico se apoderaba de él. Las arañas, tal como las había descrito la chica de Slytherin, eran horrendas, con un brillo oscuro en sus ojos y pinzas afiladas que asomaban de entre sus patas delanteras.
Jimin, con manos temblorosas, sacó su varita y apuntó al animal. Sin embargo, antes de que pudiera atacar, un destello de luz lo obligó a cerrar los ojos. Escuchó un chillido lastimero que parecía provenir de las arañas, un sonido que resonó como un eco de su propio miedo.
— ¡No se queden ahí parados, corran, corran! — gritó Yoongi, en medio del caos, mientras él y su hermano le lanzaban rayos a las dos arañas para lastimarlas más.
Con el corazón acelerado, Hoseok se acercó al cuerpo inconsciente que había estado bajo la protección de SeokJin. Sin pensarlo, lo cargó en sus brazos. — ¡Iré a buscar a algún profesor! — exclamó, mientras le lanzaba su varita a SeokJin.
Luego salió corriendo como pudo por el pesado cuerpo.
Las arañas, enfurecidas, se sacudieron y se liberaron del aturdimiento. Una de ellas alzó una de sus patas y empujó a Jungkook, rasguñando su brazo en el proceso. Sin embargo, Taehyung reaccionó rápidamente, sujetándolo antes de que cayera al suelo. Pero la misma araña decidió lanzarse sobre Namjoon, mientras la otra se abalanzó hacia Jimin.
— ¡Arania Exumai! — gritó SeokJin. Sus manos temblorosas sostenían una varita que no era suya, y en el fondo deseaba que el hechizo no le fallara. La araña se estrelló contra la pared, alejándose de Namjoon, quien pudo respirar aliviado.
— ¡Stupefy! — pronunció Yoongi, dirigiendo su varita con precisión. La araña que estaba a punto de abalanzarse sobre Jimin se golpeó contra la pared y cayó inerte al suelo.
— Gracias — murmuró Namjoon, sinceramente agradecido, sus ojos reflejaban tanto el alivio como el arrepentimiento. — SeokJin... lamento lo que te dije, en serio, no quise ser hiriente...
— Ya pasó, déjalo así.
— No, en serio...
— ¡Que ya!
— ¡Kim SeokJin, en serio lo siento! — gritó, con frustración a lo que SeokJin se quedó perplejo — Perdóname...
— Está bien, está bien — lo interrumpió SeokJin, sonriendo a pesar del caos. — Sin rencores.
— Pero de verdad quiero que sepas que todo lo que salió de mi boca es mentira. Pienso que eres un buen mago.
SeokJin asintió, su sonrisa se hizo más amplia, aunque prefirió no decir nada más.
Por otro lado Yoongi corrió hasta donde estaba el rubio y lo levantó cuidadosamente — ¿Todo en orden? Ten, tu varita.
Jimin hubiera agradecido el gesto si es que no hubiera sido interrumpido por el gruñido que dieron las dos arañas incorporándose.
— Mantente detrás de mí — le ordenó, su mirada fija en las arañas que ahora se incorporaban, listas para atacar nuevamente. — No bajes tu varita.
Jimin sintió la adrenalina correr por sus venas, su corazón latía con fuerza en su pecho.
La criatura que había lastimado a Yoongi se acercó peligrosamente a ellos, sus ojos oscuros brillando con una malevolencia inquietante. Con una rápida inspiración, Jimin sintió la adrenalina fluir a través de sus venas. Lo primero que se le ocurrió fue crear una capa protectora que evitaría los ataques de la araña. Un aura brillante rodeó a sus amigos, formando un escudo mágico que los protegía.
Sin embargo, la otra araña, furiosa, levantó una de sus patas peludas y negras, lista para atacar a Jungkook. Pero antes de que pudiera hacer daño, Taehyung alzó su varita y gritó: — ¡Incarcerous!
Cuerdas mágicas surgieron de la varita, sujetando con fuerza a la araña y haciendo que sus patas se retorcieran mientras intentaba liberarse.
Jimin, viendo que la barrera protectora había funcionado, deshizo el hechizo. Con miedo, repitió el hechizo en su mente y, en un grito decidido, volvió a pronunciar: — ¡Incarcerous! — La segunda araña quedó atrapada, retorciéndose en el suelo mientras chillidos de dolor resonaban en la sala.
Poco a poco, la tensión comenzó a desvanecerse y todos relajaron sus cuerpos al darse cuenta de que estaban a salvo. Jimin giró la cabeza y vio a SeokJin, que respiraba con dificultad, con su rostro pálido. Taehyung mantenía su varita levantada, listo para reaccionar si alguna de las arañas lograba escapar.
Namjoon fue el primero en romper el silencio. — ¿Cómo es que llegaron aquí? — preguntó, dirigiéndose a los hermanos Min.
— Vi cómo escapaban de la fila, así que decidimos seguirlos — respondió, caminando hacia su hermano, quien presionaba su brazo herido.
— ¿Decidimos? ¡Tú me arrastraste hasta aquí! ¡Oush! — protestó Jungkook, y se quejó al sentir la presión de su hermano sobre la herida. — ¡Duele! Ay, ay, ¡Yoongi!
— Es profunda... — murmuró Yoongi, su voz llena de preocupación. — Debemos ir a la enfermería antes de que empeore.
De repente, un fuerte portazo resonó en la habitación, seguido de pisadas apresuradas que hicieron que todos se sobresaltaran. En un instante, la profesora Sun-Hee entró con prisa, seguida de Choi y SeoJoon. Sus miradas se fijaron en las arañas capturadas, luego se dirigieron a sus alumnos, atónitos ante la escena.
— ¿En qué estaban pensando? — resopló la profesora Sun-Hee, claramente furiosa. Sus ojos chispeaban con enojo mientras cuestionaba a los estudiantes. — ¿Qué hubiera pasado si los mataban? ¿Por qué no estaban en los dormitorios?
Antes de que alguien pudiera responder, una voz interrumpió la discusión.
— ¡Profesora! ¡Al fin los encuentro! — exclamó Hoseok, recargándose sobre sus rodillas mientras intentaba recuperar el aliento. Había corrido por todo el colegio, el cuerpo inconsciente en sus manos, buscando a un profesor que pudiera ayudar a sus amigos.
— ¿Joven Jeon? ¿Qué hace usted aquí? Debería estar en su dormitorio a salvo — preguntó Sun-Hee, frunciendo el ceño al ver la situación.
— Profesora... vinimos a salvar a SeokJin. Él no sabía que habían entrado arañas y temíamos que algo malo le pasara. Los busqué por todas partes, pero no estaban. ¡Ah! Y no se preocupen por el chico que había sido herido, ya lo llevé a la enfermería — explicó rápidamente, la preocupación dibujándose en su rostro. — ¡Por favor, no nos castiguen!
SeoJoon suspiró, dándole una palmadita en la espalda a Hoseok para tranquilizarlo. — Fue muy riesgoso lo que hicieron hoy, pero tuvieron buenas intenciones. No los castigaré.
— Quiero que todos vayan a sus dormitorios, a excepción de Joven Min, que será llevado a la enfermería — ordenó el profesor Choi. Lanzó una última mirada a Jimin, quien se sentía atrapado en un torbellino de emociones mientras observaba cómo su amigo salía con la ayuda de los profesores.
Los demás comenzaron a salir de la habitación, dejando solo a los profesores que se encargarían de las arañas. Jimin dudo un momento pero fue decidido a lo que iba a hacer.
— Yoongi — llamó Jimin, haciendo que el peli gris se detuviera y le prestara atención — Quería agradecerte por salvarnos — continuó Jimin, con su corazón latiendo con fuerza.
Una sonrisa iluminó el rostro de Yoongi, y Jimin sintió que su estómago se revolvía con calidez. — Está bien — respondió él, con una tranquilidad que contrastaba con la adrenalina de momentos atrás. — Sentí algo de curiosidad al verte a ti y a tus amigos escapando de la fila a lo lejos. Además, me preocupé por si algo malo les pasaba; me sentiría culpable porque yo los vi y no los detuve.
¿Yoongi se preocupo por él? Eso le sorprendió. No, no, ¿Qué estaba pensando? Él no solo se preocupo por él, si no por todos.
— En fin, ya todo pasó — continuó Yoongi — Por esta vez, te dejaré libre esta noche. No tendremos clases. Puedes descansar del susto de hoy.
Las palabras de Yoongi hicieron que una sonrisa genuina brotara en el rostro de Jimin, iluminando su expresión. — Gracias, Yoongi.
Yoongi le devolvió la sonrisa.
Perdón por no actualizar rápido :( Me eh estado sintiendo mal y sin ganas de escribir, lamento eso. Últimamente aparecieron mis tics nerviosos ¡pero estaré bien! Aguantare el estrés.
Mañana regresaré a clases pero seguiré escribiendo, de igual manera no pienso dejar este fic porque tengo grandes planes con él.
Ya escribí el final y epílogo 😗
Los amo, un beso y una nalgada.
Aureus❄
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