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Las personas cercanas a Kim Taehyung podían asegurar que él no era alguien problemático, más bien, lo describen como una persona tranquila que evitaba los problemas a toda costa. Su hermano, Kim SeokJin, también se caracterizaba por tener muchas cualidades de su personalidad que lo hacían ver alguien agradable y que sin lugar a duda te gustaría plantar una amistad.

Los señores Kim siempre presumían con orgullo lo afortunados que eran por tener dos hijos tan maravillosos. Pero como se dice, nadie es perfecto, y Taehyung lo sabía mejor que nadie. El pelirrojo tenía un defecto, uno que lo había metido en más de una mala situación, justo como ahora.

Después de haberle lanzado un hechizo de cosquillas a Min Jungkook, la profesora Sun-Hee los había ordenado a ambos que la siguieran hasta su despacho. Estaba visiblemente molesta, murmurando por lo bajo: "¿Cómo puede ser posible?". Taehyung no sabía qué le esperaba en ese despacho, pero rogaba que no le enviaran una carta a su madre, informándole que su querido hijo había "herido" a un compañero.

Y es que, al parecer, el "idiota" de Jungkook se había lastimado la pierna izquierda por el impacto de la caída y ahora caminaba a su lado cojeando dramáticamente de vez en cuando. Taehyung podía jurar que el castaño fingía para que él recibiera el peor castigo. ¡Por favor! ¡El hechizo no había sido tan malo! Si hubiera querido, lo habría dejado en la enfermería, pero solo pretendía darle una lección con un toque de cosquillas.

Lo que más le irritaba era la actitud de Jungkook, caminando con la cabeza baja, acariciando su brazo como si también estuviera lastimado. Cada vez que un estudiante curioso pasaba cerca, el castaño levantaba la mirada con expresión de mártir, como si dijera: "Yo soy la víctima aquí". Nadie le había caído tan mal como él.

Pero, al final, Taehyung sabía que su propia imprudencia lo había llevado a esta situación. A veces no pensaba dos veces antes de actuar, y esa era una de las cosas que más sacaba de quicio a su madre, ya que siempre le había causado problemas a lo largo de su vida.

— ¡Adentro! — ordenó la profesora Sun-Hee, abriendo una puerta en medio del corredor.

Taehyung entró al despacho temblando ligeramente, mientras Jungkook entraba cojeando y soltando un ligero sollozo, claramente exagerado. La profesora cerró la puerta detrás de ellos y se giró con una mirada severa.

— Así que — comenzó, mirando a ambos detenidamente —, ¿creen que el campo de quidditch es el lugar adecuado para duelos de magia?

Ambos negaron rápidamente con la cabeza, sabiendo que negar cualquier cosa en ese momento era inútil.

— ¿No? Entonces, ¿por qué encontré al joven Min revolcándose de la risa por un hechizo lanzado por usted, joven Kim?

— Profesora, él insultó a mi equipo, además que...

— Eso no es una razón suficiente, Taehyung — lo interrumpió con frialdad Sun-Hee —. Heriste a Jungkook, y sabes perfectamente que está prohibido lanzar cualquier tipo de hechizo a un compañero.

— No está lastimado... — murmuró Taehyung, mirando de reojo al castaño.

— Estoy muy decepcionada de ti. Lamentablemente, tendré que quitar diez puntos a Gryffindor por esto — dijo, mientras Jungkook apretaba los labios para no soltar una carcajada triunfal —. También le quitaré cinco puntos a Slytherin.

— Pe-pero, profesora ¡Él me lastimó! — respondió Jungkook con furia, señalando acusadoramente al pelirrojo —. Si alguien debería ser castigado aquí, es él.

— Y lo será — replicó Sun-Hee fríamente —. Al igual que tú.

Jungkook bufó, resignado. Al menos sabía que Taehyung se llevaría la peor parte del castigo.

Sun-Hee levantó su varita y, apuntando hacia su escritorio, conjuró un botiquín con un suave "¡plop!".

— Taehyung, por favor cura a Jungkook — ordenó —. La enfermería está lejos y yo debo asistir a clases, además de escribir una carta a tus padres.

Taehyung sintió que su mundo se derrumbaba. Estaba perdido.

La profesora les lanzó una última mirada severa antes de salir del despacho y cerrar la puerta detrás de ella.

Taehyung se giró hacia Jungkook, intentando contener las ganas de lanzarle un hechizo que lo hiciera fingir de verdad. Pero se detuvo al ver cómo el castaño cojeaba hasta una silla, levantaba un poco su túnica negra y revelaba su pantalón rasgado, mostrando una herida en la pierna que claramente sangraba.

Vaya... al parecer, el idiota no estaba fingiendo del todo.

Jungkook sacó su varita para atraer el botiquín y curarse él mismo, pero la voz de Taehyung lo detuvo.

— Yo te voy a curar — dijo el pelirrojo, en voz baja pero firme.

Jungkook lo miró incrédulo — No. Puedo hacerlo yo solo. Vete.

— Escucha, lamento lo que te hice. Me dejé llevar — murmuró Taehyung, manteniendo su mirada en la herida de Jungkook. El corte en la pierna no parecía tan grave a primera vista, pero estaba claro que necesitaba atención. Con un suspiro, se acercó al escritorio, tomó el botiquín y luego se arrodilló delante del castaño, dispuesto a curarlo.

— Te dije que puedo hacerlo yo. No necesito tu ayuda — insistió Jungkook, con tono firme, aunque algo molesto. El orgullo de Slytherin brillaba incluso en ese momento de vulnerabilidad.

— No seas terco. Lo haré yo — respondió Taehyung, sacando un algodón del botiquín junto con un frasco de alcohol. Vertió un poco del líquido en el algodón, su olor picante llenando el aire —. No te muevas mucho, o dolerá más.

Con delicadeza, comenzó a limpiar los bordes de la herida, dando pequeños toques para no agravar el dolor. Pero cuando el algodón se acercó al centro, donde el corte era más profundo, Jungkook se removió en la silla soltando un sollozo, sus labios temblando por el escozor.

— ¡Ve más despacio! — se quejó, apretando los dientes.

— ¡Lo hago! — replicó Taehyung, un poco irritado —. Tengo que limpiarte bien la herida, solo aguanta un poco.

Pasó el algodón nuevamente, esta vez con un poco más de firmeza, lo cual provocó que Jungkook se encogiera ligeramente en la silla, soltando un suspiro frustrado.

— Todo esto no hubiera pasado si tú y tu amiguito no me hubieran atacado. Salvajes... — murmuró Jungkook con resentimiento.

Taehyung, sin perder la oportunidad, presionó el algodón un poco más fuerte en la herida, provocando otro gemido de dolor de Jungkook.

— ¡Arde! — exclamó, mirándolo con el ceño fruncido.

— Te recuerdo que tú y el tonto de tu capitán insultaron a mi equipo — replicó Taehyung con calma, mientras sacaba otro algodón limpio y lo empapaba en alcohol —. Incluso llamaron sangre sucia a mi compañero — agregó, su voz cargada de molestia mientras continuaba con su trabajo —. Además, tú me apuntabas con tu varita. Así que no vengas a hacerte la víctima.

Jungkook apartó la mirada, incómodo.

— Solo lo hacía para intimidarte... — murmuró entre quejidos, sus ojos fijos en el suelo —. No pensé que tendrías el valor de lanzarme un hechizo... no pensaba atacarte ni nada por el estilo...

Las palabras del castaño tomaron por sorpresa a Taehyung, pero no lo suficientemente fuerte como para arrepentirse de lo que había hecho.

— Te lo buscaste — dijo finalmente —. Veamos si la próxima vez piensas dos veces antes de insultar a alguien de mi equipo. Porque te advierto, la próxima vez no serán cosquillas lo que te espere.

Jungkook frunció los labios, pero no dijo nada más. El dolor en su pierna era suficiente distracción, y la humillación de haber sido derrotado frente a todos sus compañeros de Slytherin lo mantenía en silencio. Su orgullo estaba herido más allá de lo físico. ¿Cómo podía haber perdido tan fácilmente frente a un Gryffindor? Pensó en lo estúpido que había sido al subestimar a Taehyung, deseando haber actuado más rápido, haber lanzado algún hechizo defensivo. Ahora, no se sentiría en paz hasta que tuviera su revancha.

— Listo — dijo Taehyung tras unos minutos, levantándose y limpiándose las manos como si la tarea hubiera sido un simple trámite —. Tu herida ya está curada. Lamento lo que pasó... de verdad — agregó, aunque su tono sonaba más neutral que arrepentido.

Jungkook asintió, incómodo, su orgullo aún magullado —. Yo también lo siento... gracias.

Hubo un breve silencio, antes de que Taehyung extendiera la mano.

— Kim Taehyung — dijo, presentándose de manera oficial.

Jungkook parpadeó, sorprendido. Por un momento, pensó en rechazar el gesto, pero finalmente decidió estrecharle la mano.

— Min Jungkook — respondió.

A pesar de que Taehyung ya conocía su nombre desde antes, le dedicó una sonrisa cordial, como si fuera la primera vez que lo escuchaba. Ambos salieron del despacho en silencio, sabiendo que aunque habían llegado a una especie de tregua, el futuro prometía más de una revancha.

Al día siguiente, Taehyung caminaba hacia el Gran Comedor con una sonrisa despreocupada, aunque sabía que no todos compartían su buen humor. Al sentarse junto a Seokjin, el mayor lo saludó con un frío "buenos días". Taehyung suspiró, sabiendo que su hermano aún le reprochaba lo que había sucedido con Min Jungkook la noche anterior, y especialmente por la carta que la profesora Sun-Hee había enviado a sus padres. Por suerte, Jimin lo saludó con entusiasmo, quitándole un poco de peso de encima.

— Anoche, Yoongi me contó que su hermano se había enojado con él por no ayudarlo — comentó Jimin mientras untaba mermelada de fresa en una tostada — No paraba de mencionarte. Taehyung esto, Taehyung lo otro. Parece que aún está resentido.

Taehyung soltó una pequeña risa, pero rápidamente cambió de tema. No tenía ganas de hablar de Jungkook.

— Parece que tú y Yoongi se llevan muy bien — dijo, intentando sonar casual.

— Oh, bueno, no diría que tanto — respondió Jimin con una sonrisa modesta — Me cae bien, pero no somos realmente amigos. Solo me está enseñando.

El desayuno continuó en calma hasta que, como era costumbre, una bandada de lechuzas irrumpió volando sobre las cabezas de los estudiantes, dejando caer cartas y paquetes. Un sobre cayó frente a Jimin, quien sonrió al reconocer la letra de Chanyeol. Pero un segundo después, la lechuza de los hermanos Kim aterrizó torpemente sobre el plato de tostadas de Taehyung, causando un desastre.

— ¡Nial! — exclamó Seokjin mientras rescataba a la lechuza y la apartaba cuidadosamente — Esta lechuza tiene una fijación con los desayunos ajenos.

— No es eso lo que me preocupa... — murmuró Taehyung, señalando el sobre que la lechuza había dejado caer. Era rojo.

— ¿Y eso qué tiene de especial? — preguntó Jimin, mientras Seokjin ponía cara de comprensión, sabiendo bien lo que le esperaba a su hermano.

— Es un vociferador — susurró Taehyung, su rostro pálido.

— Será mejor que lo abras antes de que sea peor — le dijo Seokjin, con una sonrisa apenas contenida.

— ¿Qué es un vociferador? — preguntó Jimin, confundido.

Pero no hubo tiempo para respuestas. El sobre empezó a humear, y antes de que Taehyung pudiera reaccionar, se abrió de golpe y la voz amplificada de su madre resonó en todo el Gran Comedor, captando la atención de todos los presentes.

— ¡NO LLEVAS NI TRES MESES EN HOGWARTS Y YA ESTÁN MANDANDO CARTAS A CASA DICIENDO QUE LE LANZAS HECHIZOS A TUS COMPAÑEROS!

El silencio cayó sobre el salón. Los estudiantes miraban hacia todas partes, tratando de identificar al desafortunado destinatario de aquel grito ensordecedor. Taehyung deseó poder desaparecer bajo la mesa, su cara tan roja como su cabello.

— ¡NO TE HEMOS CRIADO PARA QUE TE COMPORTES ASÍ! — continuó la voz — ¡Y NI SE TE OCURRA PENSAR QUE NO ME DI CUENTA DE QUE ESTÁS EN EL EQUIPO DE QUIDDITCH! ¡SIN AVISARNOS! ¡TE LO ADVERTÍ, TAEHYUNG! ¡TE DIJE QUE NO TE QUERÍA EN EL EQUIPO HASTA SEGUNDO AÑO!

Jimin se tapó los oídos, mientras las palabras de la señora Kim perforaban el aire con una intensidad casi irreal. Algunos estudiantes empezaron a reír por lo bajo.

— ¡... Y NO OLVIDES LO DE TEÑIRTE EL CABELLO DE ROJO SIN CONSULTARME! — el vociferador seguía, haciendo que Taehyung quisiera derretirse en su asiento.

Finalmente, la carta concluyó con una advertencia más severa.

— ¡SI VUELVES A METERTE EN PROBLEMAS, TE SACAREMOS DEL COLEGIO! — y con eso, el sobre se incineró en el aire, dejando un montón de cenizas sobre la mesa.

Hubo un momento de silencio, roto sólo por las risas de algunos estudiantes y los cuchicheos que llenaban el comedor. Taehyung, avergonzado, hundió la cabeza entre sus brazos. Su rostro era un espectáculo de vergüenza y frustración.

— Bueno, eso fue... — comentó Jimin con una mueca, mientras Seokjin apenas lograba contener la risa.

En la mesa contraria, Jungkook, que había escuchado cada palabra del vociferador, soltó una carcajada tan fuerte que casi se atraganta con su jugo.

Joo-hyun caminaba de un lado al otro, sus pisadas resonando con impaciencia en la habitación. ¡Habían pasado ya dos horas desde que esperaba su preciada carta, y esta aún no llegaba! Cada minuto que transcurría la irritaba más, y en su mente ya planeaba redactar una nueva misiva para quejarse del retraso.

Finalmente, una lechuza de plumaje marrón entró por la ventana, soltando el sobre que cayó suavemente en las manos de su dueña. Joo-hyun exhaló con alivio.

— Muy bien, Lina — felicitó a la lechuza mientras acariciaba suavemente su cabeza —. No te vayas todavía, tendrás que enviar otra carta a la misma dirección.

La lechuza obedeció, esperando paciente mientras Joo-hyun sacaba unas semillas como recompensa. El animal las devoró con gusto mientras su dueña se aseguraba de que estaba completamente sola antes de abrir la carta.

Sus ojos recorrieron las líneas con creciente satisfacción. A medida que avanzaba en la lectura, una sonrisa se dibujaba en su rostro. Todo iba exactamente como lo había previsto. Sabía perfectamente cuál sería su próximo paso; no había lugar para errores.

— Recuérdalo, Joo-hyun — murmuró para sí misma —. Lo único que te impulsa a hacer todo esto es que, al final, la recompensa será inigualable.

Se acercó a la chimenea, y sin titubeos, arrojó la carta al fuego. Observó cómo las llamas consumían el papel hasta reducirlo a cenizas. No dejaría rastro alguno.

— Que comience el plan — susurró, con la determinación brillando en sus ojos.




























¿Qué estará haciendo Joo-hyun ahora? Esa chica parece que nunca puede estar tranquila

¡Hola! ¿Cómo han estado? ¿Qué tal fue su 14 de febrero? El mío fue igual que todos los años

¿Ya dije que los quiero? Bueno, lo diré otra vez. Los quiero! 💜

No olviden su hermosa estrellita ^^

Aureus❄

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