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[09]

Oh mi dulce recuerdo tormentoso, ¿Por qué vuelves de nuevo a mi? 

...

La risa suave y juguetona de dos niños tomados de las manos mientras bailaban al ritmo de la música, rescontraba por todo el amplio salón. La hermosa niña soltó las manos de su acompañante para dar giros por su cuenta, de un momento tropezó cayendo al frio suelo de mármol pero en vez de soltar un llanto, solo hizo que su risa aumentara contagiando al pequeño niño castaño. 

— Debes tener mas cuidado — le regaño, ofreciéndole su mano para que pueda levantarse pero la traviesa niña agarro su mano para atraerla a ella haciendo que caiga a su lado — ¡Oye! eso dolió.

La dulce niña le sonrió divertida — A veces eres un poco aburrido... pero te quiero así, aunque siempre estés leyendo todos los libros de la biblioteca de tu padre. 

El corazón del pequeño niño se calentó al oír a su amiga decir que lo quería.

— Yo también te quiero, aunque siempre estés así de inquieta — le dijo con sinceridad — Ahm... quería preguntarte algo.

— ¿Sobre que? — cuestiono curiosa.

— Sobre el baile de invierno — se mordió el labio nervioso — me pregunta si es que querías ir conmigo, ¡como amigos por supuesto!

Rayos, ¿por que tenia que ser así de tonto? Era obvio que irían como amigos ¿por que tendrían que ir de otra forma?

— Oh, ¿era eso? ¡pero por supuesto que me encantaría ir contigo! — exclamo emocionada — no tenias que preguntármelo, pensaba ir contigo de todas maneras. Papá me dijo habría pudin de chocolate ¡comeremos juntos pudin de chocolate! 

Nuevamente, el corazón del niño se acelero ante la ternura que desbordaba su amiga. ¿Era correcto que sintiera eso por ella? no lo sentía con nadie, su inocente corazón solo latía así de rápido por la pelinegra.

— Claro, te guardare el mejor pudin de toda la fiesta — dijo alzando su pequeño dedo meñique, la niña entendió y imito a su amigo Te lo prometo — entonces, entrelazaron sus  pequeños dedos para luego soltar suaves risitas inocentes. 

Y después, el escenario cambio. 

Dos Jóvenes bailando sonrientes dejándose llevar por la suave melodía olvidando a los cientos de ojos que los miraban en esa gran fiesta.

Y de nuevo, el escenario cambio.

Una muchacha corriendo junto con un apuesto chico que la seguía.

 — ¡No me atraparas! — grito para luego esconderse atrás de un árbol siendo atrapada enseguida. 

Todo se volvió borroso y todo volvió a cambiar.

— Y-yo... no se hacer, eres la única persona en quien confió... por favor, ayúdame, te lo suplico — pidió al borde de las lagrimas — Cometí un terrible error... y-yo... estoy desesperada... solo te pido una cosa para que mi corazón este tranquilo...

La figura masculina sin poder evitarlo, con delicadeza cogió ambas mejillas y limpio sus lagrimas — Lo hare. Haría cualquier cosa por ti dijo susurrando lo ultimo, oprimiendo otra vez los sentimientos de su dañado corazón.

El escenario cambio, pero esta vez solo escuchaba el llanto de un bebe y después una luz verde lo segó...

Y luego, despertó.

Jimin abrió los ojos de golpe acostado boca arriba, jadeando, estaba sudado y confundido, acababa de tener el sueño mas raro, pero que de alguna manera se sintió real. Se incorporó en la cama con una mano en el pecho intentando regular su respiración. Vio a Taehyung y Yeonjun durmiendo plácidamente en sus camas y agradeció internamente no haber despertado.

Todo estaba en completa oscuridad, miro a su ventana donde la resplandeciente luna estaba ahí, dedujo que aun era de madrugada. 

Suspirando, volvió a acostarse deseando no soñar con nada mas en todo lo que quedaba de la noche.

Jimin no había compartido con nadie lo inquietante de su sueño. Aunque podía tomarlo como un simple sueño extraño, como los que cualquier persona tiene de vez en cuando, algo en su interior no le dejaba estar en paz. Sentía que había algo más, pero por más que intentaba descifrarlo, su mente quedaba en blanco. ¿Qué significaba? Era un misterio que prefería no abordar por ahora.

En el gran comedor, la fuente voladora repleta de pastelillos de diversos sabores se deslizaba suavemente por encima de las mesas. Algunos estudiantes aprovechaban para tomar un bocado dulce, mientras otros, ya llenos, simplemente la dejaban pasar. Taehyung no dudó en atrapar dos pastelillos de fresa. Se detuvo al ver que su amigo Jimin seguía absorto en su desayuno de huevos con tocino, sin levantar la vista.

Con una sonrisa traviesa, Taehyung tomó otros dos pastelillos, esta vez de vainilla, y los dejó con cuidado al lado del plato de Jimin.

—Jimin —lo llamó mientras movía un pastelito frente a él—. Conseguí estos para ti. Estabas tan distraído que no notaste cuando la fuente pasó justo frente a tus ojos.

Jimin levantó la mirada y le dedicó una sonrisa agradecida, aunque algo cansada.

—Lo siento, Tae, no dormí muy bien anoche. Muchas gracias —respondió, tomando uno de los pastelillos—. Además, olvidé por completo la tarea de pociones. Me acordé esta mañana cuando desperté. Me la pasé tan bien en tu casa que se me fue de la cabeza.

Taehyung parpadeó, incrédulo.

—Yo también olvidé la tarea... —admitió, provocando una carcajada en Jimin—. ¡Ahora entiendo por qué Seokjin hyung estaba tan pegado a su libro esta mañana! ¡Maldición!

—Cuidado con tu lenguaje —lo regañó Jimin con una sonrisa divertida—. Tranquilo, seguro que encontramos una solución. Nuestra clase de pociones es la última del día, así que tenemos tiempo...

Pero antes de que pudiera terminar su idea, Taehyung alzó la voz:

—¡Oye, Lalisa! —gritó, dirigiéndose a una chica sentada a unos metros—. ¿Puedo ver tu tarea de pociones? ¡Por favor!

Lalisa, sin siquiera mirarlo, frunció el ceño y negó con la cabeza.

—¿No la hiciste? ¡Ni lo sueñes, Taehyung! Aprende a ser más responsable —respondió tajante antes de continuar con su desayuno.

Jihyo, la prefecta de Gryffindor, se sumó a la conversación tras escuchar el intercambio.

—Como prefecta, te advierto que no es correcto pedirle a tus compañeros que te presten la tarea. Si me entero de que copiaste, le quitaré puntos a Gryffindor —dijo con seriedad, lanzándole una mirada que dejó claro que hablaba en serio.

Taehyung soltó un largo suspiro, resignado. No le quedaba otra que aceptar el castigo que le aguardaba en la clase del profesor Choi. Jimin le dio una palmada en el hombro en señal de apoyo.

De repente, las lechuzas comenzaron a volar por el gran comedor, como de costumbre, llevando cartas y paquetes a los estudiantes. Pero esta vez, algo inusual captó la atención de todos: seis lechuzas blancas volaban juntas, cargando un paquete largo y delgado que se dirigía directamente a la mesa de Gryffindor. Jimin levantó la vista, intrigado. Cuando las lechuzas dejaron caer el paquete justo frente a él, su plato de huevos con tocino se volcó en el proceso. Por suerte, Taehyung fue lo suficientemente rápido como para salvar sus pastelillos.

—¿Qué...? —murmuró Jimin, confundido, mirando el paquete.

Justo cuando estaba a punto de abrirlo, una séptima lechuza aterrizó sobre su cabeza, dejando caer una carta encima del paquete. Jimin tomó el sobre con curiosidad y comenzó a leer en voz baja:

Estimado Jimin.

¡Caramba Jimin! hace unos días profesora Sun-Hee me había comentado que habías sido escogido en el equipo de gryffindor. ¡Eso es estupendo! pero me temía que aun no hayas conseguido una escoba por lo que decidí que yo mismo te compraría la escoba más exclusiva para ti (Baekhyun me ayudo un poco). El paquete contiene tu nueva Nimbus 2.000 ¡Es la mejor escoba que hay! con esa estoy seguro que serás el mejor buscador. 

La profesora Sun-Hee ya está al tanto de todo esto, y me pidió que te dijera que Nick te estará esperando en el campo de Quidditch a las cinco para tu primera sesión de entrenamiento.

¡Entrena duro y disfruta tu escoba nueva!

Con cariño, Chanyeol.

Los ojos de Jimin se abrieron de par en par al leer las últimas líneas.

—¡¿Una Nimbus 2000?! —exclamó Taehyung, quien había estado leyendo por encima de su hombro—

Antes de que los estudiantes cercanos pudieran rodearlos de curiosidad, Taehyung, con rapidez, cogió el paquete y tiró de la mano de Jimin.

—Vámonos antes de que todos quieran probar tu escoba —dijo con una sonrisa traviesa, arrastrándolo fuera del comedor.

Jimin apenas podía procesar lo que acababa de suceder. Una Nimbus 2000... ¿cómo era posible que tuviera una escoba tan increíble? Aún con su corazón acelerado por la emoción, se dejó llevar por su amigo, deseando poder probarla lo antes posible.

Aproximadamente a las cinco en punto, Jimin salió del castillo, sintiendo una ligera brisa fresca que acariciaba su rostro mientras caminaba hacia el campo de Quidditch. Nunca había estado en ese estadio, y lo que encontró lo dejó maravillado. Las gradas se elevaban majestuosamente alrededor del campo, con cientos de asientos desde donde los espectadores podrían disfrutar del emocionante espectáculo. A lo lejos, al final de cada extremo del campo, los tres imponentes pilares dorados con aros en la parte superior brillaban bajo la luz del atardecer, como guardianes de un juego que aún no comprendía del todo, pero que ya lo emocionaba profundamente.

Con su nueva Nimbus 2000 en mano, Jimin no pudo resistir la tentación. Aunque Nick aún no había llegado, el deseo de volar lo invadió. Se subió a su escoba y, con un firme impulso, se elevó del suelo. El aire frío envolvió su rostro mientras ascendía, y una sonrisa enorme se dibujó en sus labios. Era como si toda preocupación se disolviera en el viento mientras volaba cada vez más alto. ¡Cómo había extrañado ese sentimiento! La libertad de estar en el aire, el vértigo de la altura, la sensación de que podía tocar el cielo, incluso las nubes.

De repente, una voz conocida lo sacó de su ensoñación.

—¡HEY, JIMIN! ¡BAJA!

Jimin miró hacia abajo y vio a Nick agitando un brazo con fuerza, mientras con la otra mano sostenía una caja. Rápidamente, aterrizó con suavidad, aunque su corazón aún palpitaba de la emoción de volar.

—Lo sabía —dijo Nick con una sonrisa, acercándose a él—. Eres justo lo que estaba buscando. Realmente tienes un talento natural.

Jimin sonrió, algo sonrojado ante el cumplido.

—Vamos, te explicaré las reglas del Quidditch —continuó Nick—. ¿Alguna vez has jugado?

Jimin negó con la cabeza, aún algo tímido.

—Me lo imaginaba —Nick se agachó y abrió la caja que traía consigo—. Bien, aquí tienes todo lo que necesitas saber. Te prometo que con un poco de práctica serás uno de los mejores. —De la caja, sacó una pelota roja y brillante—. Esta es la quaffle. Los cazadores, que son tres por equipo, la usan para pasarse la pelota y tratar de meterla por los aros que ves allá —señaló los altos pilares dorados que decoraban ambos extremos del campo—. Cada vez que logran pasar la quaffle por uno de esos aros, el equipo obtiene diez puntos.

—Parece un poco como el baloncesto... —comentó Jimin en voz baja, pero rápidamente se corrigió al ver la mirada confundida de Nick—. Ah, olvídalo.

Nick soltó una pequeña risa antes de continuar.

—Cada equipo también tiene un guardián. Su trabajo es evitar que la quaffle entre en los aros que está defendiendo. En nuestro equipo, ese soy yo. —Le guiñó un ojo—. Es bastante divertido, pero te aseguro que requiere concentración y reflejos rápidos.

Jimin asintió, absorbiendo cada palabra. Parecía bastante sencillo hasta ese momento. Pero entonces, Nick sacó dos pelotas negras que, al verlas, hicieron que Jimin diera un pequeño paso atrás. Parecían vivas, agitándose con fuerza dentro de la caja, como si quisieran escapar de las correas que las mantenían sujetas.

—Estas son las bludgers —dijo Nick con una sonrisa traviesa—. Son más peligrosas de lo que parecen. Las bludgers tienen una sola misión: derribar a los jugadores de sus escobas. —Jimin abrió los ojos sorprendido, y Nick asintió con seriedad—. Por eso tenemos a dos golpeadores por equipo. Ellos se encargan de desviar las bludgers hacia el equipo contrario con estos —sacó un bate corto y robusto—. No te preocupes, nuestros golpeadores son muy buenos.

—Wow... —susurró Jimin, impresionado.

—Y ahora, lo más importante —dijo Nick, con un brillo especial en los ojos—. Te voy a mostrar la razón por la que los buscadores como tú son la clave del partido. —Sacó la última pelota de la caja, mucho más pequeña que las otras, pero infinitamente más intrigante. Era dorada, con pequeñas alas plateadas que se movían con rapidez, casi translúcidas—. Esta es la snitch dorada. No te dejes engañar por su tamaño. Es rápida, muy rápida, y se mueve por todo el campo sin seguir un patrón. Tu trabajo, como buscador, es atraparla. Cuando lo hagas, obtendremos ciento cincuenta puntos, y el partido termina. —Nick sonrió ampliamente—. Así que, básicamente, todo depende de ti, Jimin. El juego solo termina cuando tú atrapas la snitch.

Jimin miró la pequeña bola dorada y luego su nueva escoba, sintiendo una mezcla de emoción y responsabilidad. ¿Sería capaz de hacer todo eso?

—¿El partido no acaba hasta que yo atrape la snitch? —preguntó en voz baja, sintiendo el peso de sus palabras.

Nick asintió con firmeza, colocando una mano en su hombro.

—Exactamente. Pero confío en ti. Sé que puedes hacerlo. —Revolvió el cabello de Jimin con afecto, haciéndolo reír—. Los entrenamientos empiezan mañana, tres veces por semana. Soy estricto con el horario, así que no llegues tarde. Y puedes llamarme Hyung si lo prefieres.

—Lo prometo, Hyung —dijo Jimin con una sonrisa más amplia y segura.

—Ah, contigo en el equipo, puedo oler la derrota de Slytherin desde aquí —bromeó Nick, riendo—. ¡La copa de Quidditch será nuestra este año, lo sé!

Jimin lo observó con admiración, contagiado por su entusiasmo. Quizá, después de todo, sí sería capaz de atrapar esa snitch.



















Y aquí una explicación de como funciona el quidditch

¿Mencione que me encanta actualizar rápido? Simplemente estoy muy inspirada.

No olviden sus estrellitas, los quiero 💜  

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