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[07]

Jimin mordisqueaba distraídamente su tostada, apenas registrando las voces de sus amigos a su alrededor. Sus párpados pesaban y sus pensamientos iban y venían como un río lento. Frente a él, el libro de Namjoon, "Historia de hombres lobo", permanecía abierto, sosteniéndose precariamente contra una jarra de leche, pero Jimin no le prestaba demasiada atención.

—Jiminie—una voz suave lo llamó desde su lado, despertándolo del ensueño—. Te ves cansado. ¿Cómo te fue en las clases con Yoongi ayer?

Jimin asintió perezosamente y cubrió un bostezo con la mano—Mmmh... bien—dijo mientras sus ojos se cerraban por un momento—. Fue... bien, él es un buen profesor.

Recordar la clase privada con Yoongi hizo que su mente revolviera los eventos del día anterior. Al principio, había estado nervioso, inseguro de cómo sería estar a solas con él, pero Yoongi lo había sorprendido. Resultó ser un maestro paciente, con un talento especial para explicar incluso los temas más difíciles de manera simple y accesible. Cada vez que se detenía a preguntar si Jimin había entendido o si tenía alguna duda, su voz baja y grave lo tranquilizaba más de lo que debería haberle permitido. La calma de Yoongi lo arrullaba de una manera casi hipnótica.

Había algo en esa voz que le había gustado más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Antes de que pudiera reflexionar más, la voz de Namjoon interrumpió sus pensamientos.

—El correo llegará pronto—dijo mientras cerraba su libro con un suave chasquido y lo colocaba en su regazo—. ¿Asistirán al día de convivencia familiar?

—¿Qué es eso?—preguntó Jimin, frunciendo el ceño.

—Es cuando los estudiantes pueden ir a reunirse con sus familias cada dos semanas—explicó Seokjin mientras untaba mantequilla en una rebanada de pan—. Los que no pueden o no quieren participar se quedan en el castillo.

—Oh. —Jimin asintió, intentando no parecer demasiado afectado por la noticia. Pero por dentro, la realidad lo golpeó como un balde de agua fría: no tenía familia que viniera a buscarlo. Todos sus amigos tendrían a alguien con quien pasar el día, menos él. La sensación de vacío en su pecho era tan familiar como dolorosa.

Volvió a centrarse en su tostada con mermelada, ahora menos apetitosa. No estaba seguro si era la tristeza o el cansancio lo que le apagaba el ánimo, pero cuando estaba a punto de dejar el plato de lado, un estruendo familiar llenó el Gran Comedor. Un torbellino de plumas inundó el aire cuando el centenar de lechuzas volaron por encima de las cabezas de los estudiantes, lanzando cartas y paquetes a diestra y siniestra.

Una lechuza marrón volaba de manera errática, claramente luchando por mantenerse en el aire, mientras una segunda, una esbelta lechuza blanca, la seguía de cerca. La marrón, sin embargo, pareció perder el control por un momento y cayó de bruces en un tazón de avena justo frente a Seokjin, lanzando una nube de plumas y avena por toda la mesa.

—¡Nial!—exclamó Seokjin, alarmado, atrapando a la desorientada lechuza con ambas manos—. ¿Estás bien?

Namjoon sacó un paño amarillo de su bolsillo y lo extendió hacia Seokjin—Usa esto para limpiarlo.

Seokjin aceptó el gesto, un tanto sorprendido, y comenzó a secar las plumas mojadas de Nial mientras murmuraba palabras tranquilizadoras. Taehyung, por su parte, observaba la escena con una mezcla de frustración y diversión, mientras veía cómo su desayuno era destrozado.

—Maldita lechuza—refunfuñó, mirando su tazón de avena ahora arruinado—. Deberíamos decirle a papá que la cambie.

—Taehyung, la avena no es más importante que Nial—dijo Seokjin, molesto—. ¡Podría haberse lastimado! Y no necesitamos otra lechuza.

Jimin dejó escapar una pequeña risa, pero su humor cambió abruptamente cuando su propia lechuza, que rara vez recibía algo, se posó sobre la mesa y dejó caer una carta justo frente a él. Parpadeó, confundido. En todo el tiempo que llevaba en la escuela, nunca había recibido una carta. ¿Sería un error?

Taehyung, notando la confusión en el rostro de Jimin, le sonrió cálidamente y le guiñó un ojo—Ábrela, Jiminie.

Jimin rompió el sello de la carta con dedos temblorosos y leyó en voz baja para sí mismo:

"Estimado Park Jimin,

Sabemos que el Día de la Familia es este sábado, y Taehyung y Seokjin nos comentaron que probablemente te quedarías en el castillo. Por eso, queremos invitarte a pasarlo con nosotros. Serás muy bienvenido en nuestra casa.

- Atte: Kim Young-mi."

Jimin parpadeó, sorprendido y sin saber qué decir. Levantó la mirada y vio a Taehyung y Seokjin sonriéndole de oreja a oreja, como si hubieran planeado esto desde el principio.

—¿Qué dices, Jimin?—dijo Seokjin, inclinándose un poco hacia él—. Si no tienes otros planes, podrías acompañarnos. Nuestra madre está muy emocionada de recibirte en casa, y nosotros también.

—Me encantaría—respondió Jimin, tratando de contener la emoción que comenzaba a burbujear en su pecho—. Muchas gracias, chicos.

Antes de que Taehyung pudiera decir algo, Namjoon soltó una maldición por lo bajo, lo que hizo que todos en la mesa lo mirarán con sorpresa. Estaba mirando su propia carta con el ceño fruncido, claramente disgustado.

—¿Estás bien?—preguntó Seokjin, alzando una ceja mientras observaba cómo Namjoon doblaba su carta con un gesto frustrado.

—No—respondió Namjoon secamente, suspirando profundamente—. Tendré que pasar el Día de la Familia con los Min, junto con mi prima. Y no es que no me guste Yoongi o sus hermanos... Adoro a mi prima, y los estimo a ellos, pero estar en una cena con sus padres es... ugh.

Jimin intentó no sonreír, pero ver la expresión de frustración de Namjoon era bastante gracioso. Seokjin intercambió miradas con Taehyung, y ambos decidieron no presionar más el tema.

—Bueno, siempre puedes escapar antes de la cena—sugirió Taehyung con una sonrisa traviesa.

Namjoon lo miró con desdén antes de responder—Desafortunadamente, no creo que eso sea posible. Pero gracias por el consejo, Tae.

El desayuno siguió, pero Jimin aun miraba la carta en su mano, la invitación de los Kim... le recordaron que, aunque no tuviera una familia de sangre a la cual visitar, había encontrado un lugar donde se sentía querido.

Aquella tarde clara y ventosa, a las cuatro en punto, Jimin corría apresuradamente hacia el parque, deseoso de asistir a su primera clase de vuelo. Su respiración se entrecortaba por la emoción mientras se imaginaba volando por los cielos del castillo. Cuando llegó, vio que varios estudiantes ya estaban allí, incluido Taehyung, quien hablaba animadamente con otro Gryffindor que, por su vestimenta y porte, parecía ser alguien importante. Las escobas estaban alineadas en el suelo, y Jimin no pudo evitar recordar los comentarios que había escuchado en la clase de transformaciones. Algunos compañeros se habían quejado de las escobas del colegio, diciendo que estaban viejas, vibraban demasiado al volar alto, o que eran lentas. Sin embargo, Jimin seguía emocionado. No importaba que las escobas no fueran de última generación; lo importante era que hoy volaría.

—¡Jiminie! —exclamó Taehyung al verlo llegar, moviendo la mano con entusiasmo— Te estaba esperando. Hoy la clase es solo con Gryffindor y Slytherin. Ah, y este es Nick —Taehyung señaló al chico que estaba a su lado, un Gryffindor, con el cabello rubio y despeinado— Está en segundo año. Es el capitán del equipo de Quidditch.

—Es un placer —dijo Nick con una sonrisa torcida, mirándolo con curiosidad—. Tú no necesitas presentación, eres el famoso Park Jimin.

Jimin sonrió, un poco incómodo, rascándose la nuca. Desde su llegada, su nombre parecía estar en boca de todos, y no estaba seguro de cómo sentirse al respecto.

—Estaré por aquí cazando nuevos talentos para el equipo de Gryffindor —agregó Nick con entusiasmo antes de posar su mirada en Jimin—. Si necesitas ayuda con algo, no dudes en decirme, precioso.

Jimin abrió la boca para responder, pero se quedó en silencio cuando vio llegar a la profesora Luna, quien avanzaba hacia el grupo con paso firme. Era una mujer bajita, de cabello lacio y negro, y sus ojos verdes resplandecían como esmeraldas.

—Bien, no me gusta perder el tiempo —dijo con una voz clara y autoritaria—. ¡Todos al lado de sus escobas! Vamos, rápido.

Los estudiantes se apresuraron a seguir sus órdenes. Jimin se colocó junto a una escoba vieja y desgastada, mientras observaba a Nick, que se posicionaba al lado de la profesora.

—Nick, cariño, quédate aquí conmigo. Vas a hacer una demostración para los demás —le indicó la profesora Luna.

—¡Arriba! —gritó Nick con confianza, y su escoba saltó del suelo inmediatamente, flotando en el aire antes de que él la atrapara con agilidad.

—Ahora es su turno —dijo la profesora Luna, recorriendo la fila con la mirada—. Quiero que extiendan la mano derecha sobre la escoba y digan "¡Arriba!" con fuerza y claridad. A ver cómo les va.

Jimin tragó saliva, nervioso pero emocionado. Extendió la mano y, tomando una respiración profunda, gritó—¡Arriba!

Para su sorpresa, la escoba se elevó rápidamente, y él la atrapó con facilidad. Sonrió, sintiéndose aliviado. Parecía que tenía un talento natural para esto. Sin embargo, no todos tuvieron tanta suerte. A lo lejos, vio a Charlie spring, que gritaba "¡Arriba!" una y otra vez, pero su escoba no hacía más que temblar débilmente sobre el suelo, y por ello, Nick se acerco a ayudarlo. A su derecha, Will parecía completamente frustrado, ya que su escoba ni siquiera se movía, mientras que a su izquierda, Taehyung sonreía orgulloso con la suya en mano.

Jimin echó un vistazo rápido y disimulado, buscando a Yoongi entre los estudiantes. Lo encontró al final de la fila, sosteniendo su escoba con una expresión aburrida. A su lado, su hermano también parecía poco impresionado con la situación.

La profesora Luna les indicó cómo subirse correctamente a las escobas, ajustando sus manos en el lugar adecuado. Mientras caminaba por la fila, corregía la postura de cada estudiante, asegurándose de que todo estuviera en orden. Jimin se sobresaltó al ver cómo corregía con firmeza a un chico de Slytherin que había cometido un error. La profesora no parecía tener mucha paciencia para los descuidos, por lo que Jimin se aseguró de seguir sus instrucciones al pie de la letra.

Cuando fue su turno, Luna le echó una mirada rápida y asintió con aprobación antes de seguir su camino. Jimin soltó un suspiro de alivio. 

— ¡Cuando escuchen mi silbato, se subirán a sus escobas! — anunció la profesora Luna, elevando la voz para que todos la escucharan con claridad — ¡Sujétense bien, manteniéndolas firmes! Se elevarán sólo un metro o dos y, escuchen bien, quiero a cada uno de vuelta en tierra inmediatamente después. ¿¡Listos!?... uno... dos...

Pero algo salió terriblemente mal.

— ¡Hey, Park! — gritó la profesora molesta, agitando los brazos — ¡Vuelve aquí ahora mismo!

La escoba de Jimin, descontrolada y rebelde, decidió elevarse antes de tiempo, y no precisamente a uno o dos metros. Jimin, algo sorprendido al principio, logró tomar el control con dificultad y, para su sorpresa, comenzó a disfrutar el viento que agitaba su cabello rubio y la túnica que ondeaba tras de él. La sensación de volar era inigualable, y una sonrisa de pura alegría se formó en su rostro.

En ese momento, Jimin se dio cuenta de algo: volar en escoba era algo que podía hacer sin necesidad de que Yoongi o nadie más se lo enseñara. Era fácil, era fantástico. El entusiasmo lo invadió, y fingiendo torpeza, empujó la escoba para volar aún más alto. A lo lejos, juraba escuchar los gritos desesperados de la profesora Luna, quien pedía, casi suplicaba, que encontrara una manera de bajar.

Nick, que lo observaba con atención, no era tonto. Sabía que Jimin estaba fingiendo un poco de descontrol, y eso solo le dio más ganas de ponerlo a prueba. Con una sonrisa astuta, sacó de su túnica una pequeña pelota transparente adornada con detalles dorados.

— ¿Qué planeas hacer? Vas a lastimarlo — dijo una voz firme detrás de él.

Era Min Yoongi.

— No lo lastimaré — respondió Nick, agitando la pelota en su mano —. Estoy seguro de que va a atraparla.

— ¿No ves que apenas puede mantenerse en su escoba? — replicó Yoongi con brusquedad, frunciendo el ceño — ¿De verdad crees que va a atrapar esa estúpida pelota? ¿Tan desesperado estás por encontrar un nuevo buscador para Gryffindor?

Nick, ignorando los comentarios de Yoongi, lanzó la pelota al aire con un gesto decidido.

— ¡HEY, JIMIN! — gritó Nick, llamando la atención de todos, incluido el propio Jimin, que bajó la mirada desde las alturas — ¡ATRÁPALA, ES ALGO IMPORTANTE POR FAVOR!

Jimin vio cómo la pequeña pelota dorada volaba en su dirección antes de perderla de vista. Decidido, se inclinó hacia adelante, apuntando el mango de su escoba hacia abajo para ganar velocidad. Los gritos de los que lo observaban se hicieron más fuertes, pero Jimin apenas los escuchaba. Su enfoque estaba en la pelota. Con un movimiento rápido, extendió su brazo lo más que pudo y, justo a unos metros del suelo, atrapó la pelota con precisión. Enderezó su escoba y comenzó a descender suavemente, aterrizando con gracia y la pelota de Nick firmemente en su mano.

En cuanto sus pies tocaron tierra, Taehyung corrió hacia él, emocionado.

— ¡Eso fue increíble, Jiminie! — exclamó, con una gran sonrisa.

Nick, por su parte, sonrió satisfecho y se volvió hacia Yoongi.

— Ahí lo tienes, Min. Sabía lo que hacía — dijo con tono burlón —. El nuevo buscador de Gryffindor es Park Jimin ahora.

— ¡PARK JIMIN! — gritó la profesora Sun-Hee, que había presenciado todo. Se acercó a Jimin con pasos apresurados, y si hubiera podido, habría echado humo por las orejas — ¿¡CÓMO ES POSIBLE, MUCHACHO!?

— Profesora Sun-Hee... — intentó intervenir Nick.

— ¡Silencio, Nick!

— Pero profesora, fue mi culpa, yo solo quería...

— ¡SUFICIENTE! — lo interrumpió, claramente enfadada — Jimin, pudiste haberte lastimado. Y tú, Nick, ¿cómo se te ocurre lanzarle una pelota en medio de su primer vuelo?

— Pero la atrapó — respondió Nick con una mezcla de nervios y emoción. — Déjeme decirle, profesora, Jimin tiene un talento natural. Nunca había visto algo así. Tal vez... podría unirse al equipo de Quidditch como nuestro buscador. ¿Qué opina?

La profesora Luna permaneció en silencio, evaluando la situación con sus ojos verdes brillando bajo la luz. Mientras tanto, la profesora Sun-Hee fruncía el ceño, aunque se notaba que estaba pensando en lo que Nick había dicho. Finalmente, suspiró con resignación.

— Admito que fue sorprendente — dijo después de un momento —. Jimin, ¿es esta tu primera vez en una escoba?

Jimin asintió rápidamente, sin atreverse a decir una palabra. Su corazón latía con fuerza, y sentía que hablar podría empeorar las cosas.

— Profesora — intervino Taehyung, dando un paso adelante —. Lo hizo con una sola mano, y su vuelo fue de aproximadamente quince metros. Lo revisé, está completamente ileso.

— Fuimos aplastados por Slytherin en el último partido — agregó Nick con urgencia, recordando el doloroso recuerdo —. Ningún Gryffindor pudo mirarle a la cara al profesor Choi sin que él te devolviera esa mirada de superioridad. Fue humillante. Jimin sería nuestra arma secreta.

La profesora Luna asintió levemente, mostrando su acuerdo con Nick. La profesora Sun-Hee observó a Jimin en silencio, analizándolo con una mirada intensa, claramente debatiendo en su interior. Finalmente, habló.

— Está bien, ustedes ganan — dijo por fin, provocando una oleada de alegría entre los estudiantes, sobre todo en Nick, que casi saltaba de emoción —. Jimin, tendrás que practicar mucho. Nick te ayudará con eso. Esfuérzate, porque si no lo haces, cambiaré de opinión. Y recuerda que debería estar castigándote por esto.

Luego, una sonrisa algo traviesa se dibujó en el rostro de la profesora Sun-Hee.

— Bienvenido al equipo, Park Jimin.

Era la hora de la cena, y el rumor de que Park Jimin había sido seleccionado para el equipo de Quidditch de Gryffindor se extendió por toda la escuela como fuego en un campo seco. Apenas había entrado al Gran Comedor cuando cinco personas ya se le habían acercado para felicitarlo. A pesar de sentirse algo abrumado, Jimin les agradecía con su habitual sonrisa tímida, manteniendo la compostura.

En la mesa de Gryffindor, Seokjin prácticamente brincaba en su asiento de la emoción, casi más entusiasmado que el propio Jimin. Apenas Jimin se sentó, Seokjin lo recibió con una sonrisa enorme.

— ¡Esto se debe celebrar! — exclamó, golpeando suavemente la mesa con las palmas de las manos. — ¿Hoy tienes que ir a tus clases privadas con Yoongi?

Jimin suspiró, dejando caer los hombros, el agotamiento pintado en su rostro.

— Todos los días — respondió, alargando las palabras con cansancio. — Voy a tener que organizarme mejor. Entre el estudio, los entrenamientos, las tareas y las clases privadas con Yoongi... no sé cómo voy a hacer.

Taehyung, que estaba sentado a su lado con una sonrisa relajada, le dio un golpecito en el brazo.

— Tranquilo, Jiminie. No estás solo en esto — dijo con tono optimista. — Para eso estamos tus amigos. Podemos sobornar a Namjoon para que te haga las tareas.

Jimin se echó a reír, sacudiendo la cabeza. La idea era absurda, pero el simple hecho de imaginar a Namjoon accediendo con su habitual gesto de "solo por esta vez" le alegraba el ánimo.

— Creo que Namjoon ya tiene bastante con sus propias cosas — comentó Jimin entre risas, mientras picaba su comida.

— En serio, no te preocupes tanto, Jimin. Te acostumbrarás a todo. Todos hemos estado en esa situación al principio — le dijo SeokJin, intentando aliviar un poco su tensión.

— Además — añadió Taehyung con una sonrisa traviesa — si Yoongi te da clases todos los días, quizá puedas convencerlo de que te haga un pequeño favor y te deje un poco más de tiempo libre.

— No lo sé — murmuró Jimin, revolviendo su comida con la cuchara — Yoongi es muy serio cuando se trata de magia. Dudo que me deje pasar tan fácilmente.

— Es muy serio, que miedo. 

Jimin negó, pero antes de que pudiera decir algo más, una voz interrumpió la conversación.

— ¡PARK JIMIN!

Todos se giraron hacia la fuente de la voz, encontrando a Nick, el capitán de Quidditch de Gryffindor, caminando con paso decidido hacia la mesa.

— ¡Felicidades, Park! — exclamó con una sonrisa que dejaba ver su entusiasmo. — Te haremos volar como un profesional en un par de semanas. ¡Prepárate para ganar!

— Gracias, Nick — respondió Jimin con una sonrisa, aunque no pudo evitar sentir una pequeña presión en el pecho al pensar en los entrenamientos. Tendría que estar a la altura de las expectativas.

Cuando Nick se fue, Jimin volvió a centrar su atención en su plato, pero no pudo evitar pensar en lo rápido que su vida había cambiado en tan poco tiempo. Apenas unas semanas antes, había llegado a la escuela sintiéndose algo fuera de lugar, pero ahora era el centro de atención, tanto en su equipo de Quidditch como en sus estudios de magia avanzada con Yoongi.

Al terminar la cena, Jimin decidió que necesitaba un momento para despejar su mente antes de su clase privada con Yoongi. Se excusó de la mesa, prometiéndoles a Seokjin y Taehyung que les contaría todo más tarde.

Caminando hacia los jardines, el aire fresco de la noche lo envolvió. Cerró los ojos un momento, dejando que el suave viento despeinara su cabello, y se permitió sonreír. A pesar de las nuevas responsabilidades y la incertidumbre, estaba emocionado. Algo en su interior le decía que estaba exactamente donde debía estar.

Sin darse cuenta, sus pasos lo llevaron al aula vacía donde tendría su clase privada con Yoongi. Entró, y lo primero que vio fue a Yoongi, apoyado contra el escritorio, con los brazos cruzados, observándolo con esa mezcla de interés y calma que solo él parecía tener.

— Llegas a tiempo — comentó Yoongi con voz baja y suave.

— Lo siento, estaba... — comenzó Jimin, pero Yoongi lo interrumpió con una leve sonrisa.

— No te preocupes. Hoy haremos algo diferente — dijo, acercándose lentamente. — Nos enfocaremos en la teoría.

Jimin lo miró con curiosidad, sintiendo una ligera decepción. Había algo en las clases prácticas que lo emocionaba más de lo que le gustaba admitir, pero no podía quejarse.

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