[04]
— ¿Amo Min?
La voz suave de Molly, la elfa doméstica, interrumpió la tranquilidad del desayuno de Yoongi. Levantó la vista de su taza de café, encontrándose con la pequeña criatura que hacía una reverencia perfecta en la puerta, su rostro reflejando una mezcla de nerviosismo y determinación.
— Molly, ¿qué sucede? —preguntó, extrañado por la agitación visible en la elfina.
— Molly lo siente mucho, Amo Min, pero una señorita está insistiendo en entrar a verlo. Sé que le diste órdenes a Molly de no dejar que nadie interrumpa su desayuno, pero esa chica es muy insistente —se excusó rápidamente, mordiéndose el labio inferior con ansiedad.
— Está bien, respira. ¿De quién se trata? —preguntó Yoongi, aunque ya tenía a alguien en mente.
Al no percibir señales de enojo en el rostro del joven mago, Molly se enderezó, sonriendo suavemente al saber que no sería castigada. Agradecía que su amo no fuese igual a su temido padre, que había llegado a golpearla por la falta más mínima.
— Es la señorita Bae. Dijo que estarías feliz por su visita —respondió finalmente.
Yoongi suspiró pesadamente, volviendo la mirada a su libro, que aún permanecía abierto sobre la mesa.
— Dile que en este momento estoy en algo importante. No puedo verla ahora.
La elfa asintió rápidamente, retirándose de inmediato.
Después de un momento de silencio, Yoongi dejó su libro a un lado, dispuesto a terminar su desayuno. Con un movimiento ágil, guardó su varita debajo de la túnica que lucía con orgullo, la insignia verde de Slytherin destacándose, mostrando una serpiente que parecía cobrar vida. Entonces, como si presintiera la inminente interrupción, cruzó los brazos, preparándose.
— ¡Yonnie! —exclamó una voz femenina, azotando la puerta con fuerza. La pobre Molly tiró de la túnica de Yoongi, rogándole que saliera — Ella no me quiso dejar entrar.
— Yo... en verdad lo siento, Amo Min. E-ella... —balbuceó Molly, sus ojos grandes y preocupados.
— No te preocupes. Sé lo insistente y caprichosa que puede llegar a ser —respondió Yoongi, ignorando la mirada de indignación que la chica le lanzó. — Puedes retirarte.
Molly se disculpó nuevamente y se retiró en silencio, cerrando la puerta tras ella.
— Esas criaturas ya no sirven para nada —dijo Joo-hyun, sentándose en el sillón frente a Yoongi con un leve gesto de desdén. — El problema es que ya nadie los castiga como antes. Papá tiene mano dura con Winky, por eso es disciplinada.
— ¿Para qué venías, Joo-hyun? —interrogó Yoongi, ignorando por completo lo que la chica había dicho.
Ella sonrió, sus ojos brillando con un entusiasmo casi infantil. — Quería saludarte. Pero no te vi en el comedor, así que le pregunté a uno de tus hermanos y me dijo que estabas aquí. ¡Al parecer somos de la misma casa! Eso es grandioso, ¿no crees?
Yoongi tomó un sorbo de su café, intentando evitar soltar un comentario sarcástico que pudiera herir los sentimientos de la chica y, a su vez, atraer la ira de su padre. No quería problemas.
— Claro. —respondió de manera seca.
— ¿Y qué es todo esto? —preguntó Joo-hyun, frunciendo el ceño. — Que yo sepa, todos los estudiantes deben estar en el comedor ahora.
— Mi padre habló con el director. Por ser un Min, tengo el privilegio de quedarme aquí tranquilo, sin la interrupción de nadie —dijo, subrayando lo último con un ligero tono de arrogancia. — Además, tú no deberías estar aquí.
— Lo sé, pero no soportaba que todos tuvieran el mismo tema de conversación —bufó, enrollando su dedo índice en su cabello de diferentes tonos de morado. — Park Jimin esto, Park Jimin aquello. ¿Puedes creer que no se presentó en el comedor? No me sorprendería que se crea la gran cosa ahora.
Eso logró captar la atención de Yoongi, quien recordó al pequeño chico rubio. Aun le sorprendía la insinuación del sombrero al sugerir colocarlo en Slytherin, cuando todos sabían que no tenía raíces en esa casa.
— Volviendo al tema. Nuestros padres deben estar contentos por los resultados —continuó Joo-hyun, sin mirarlo. — Así las cosas podrían tomar un curso más rápido.
— Deberías volver. Las clases están por empezar y a quien castigarán es a ti, no a mí —le recordó con frialdad.
Joo-hyun hizo un puchero, sus labios formando una línea delgada. — ¿Por qué siempre evitas ese tema?
— Te lo he dicho varias veces: no estoy interesado. —Se levantó y rodeó su sillón, dirigiéndose hacia su escritorio, desechando la conversación.
— Lo siento —se disculpó de inmediato, su voz cargada de sinceridad. — Mi intención no era hacerte enojar. Al contrario, Yoonie, ¿qué piensas de ir los dos juntos a nuestras clases?
— ¿Cuándo dejarás de llamarme por ese apodo? —preguntó, su frustración evidente, aunque ella no parecía notarlo.
— Nunca. Es muy lindo —dijo acercándose, sus ojos brillantes de alegría. — ¿Nos vamos?
Asintiendo, Joo-hyun se aferró al brazo de Yoongi, guiándolo hacia la puerta. Al salir, se encontraron con Molly en una esquina, frunciendo el ceño. La pequeña elfa se preguntó si tendría que soportar siempre a Joo-hyun al lado de su amo, sintiendo una mezcla de preocupación y resignación.
Mientras se alejaban, la risa de Joo-hyun resonó en el aire, llenando el pasillo con un aire de ligereza que contrastaba con el ambiente tenso que había dejado la conversación. Yoongi, aunque molesto, no pudo evitar que una pequeña sonrisa se asomara en sus labios.
Después de todo, era su amiga.
Jimin despertó con una cálida sensación recorriendo todo su cuerpo. Se sentó en la cama color vino y observó su alrededor, aún intentando acostumbrarse a su nueva realidad. En el orfanato, compartía un pequeño cuarto frío con otros dos niños, y su cama era apenas una estructura blanca y modesta. Pero ahora, en esta nueva vida, le habían asignado una habitación espaciosa, que además compartía con Taehyung y un chico de cabello azul llamado Yeonjun.
El silencio de la habitación fue interrumpido de golpe por un grito de Yeonjun, que sobresaltó a Jimin y despertó a Taehyung.
— ¡Joder, hyungs! — gruñó Yeonjun mientras se levantaba apresuradamente en busca de su uniforme. Notando las miradas de sus compañeros, exclamó desesperado — ¡Llegamos tarde! ¡No hemos ido al desayuno! ¡Levántense o nos quitarán puntos!
Jimin abrió los ojos de par en par. Se apresuró a quitarse las sábanas y corrió hacia su uniforme, que había dejado sobre una silla la noche anterior.
Taehyung, por otro lado, bufó y se volvió a meter bajo las cobijas. — Ya para qué... Digamos que estábamos enfermos.
Esa actitud solo provocó más frustración en Yeonjun, quien se acercó a grandes zancadas hacia el bulto que formaban las sábanas sobre Taehyung.
— ¡Levántate ya! — exclamó mientras sacudía al somnoliento chico — ¡Hyung! Si perdemos puntos por tu culpa, juro que te perderé todo el respeto que te tengo.
— ¡Bien, bien! — refunfuñó Taehyung, al fin levantándose. — Pero al menos... ¿podemos comer algo?
— No tenemos tiempo, apresúrense. — Yeonjun abrió la puerta, y antes de salir, lanzó una última advertencia — Los esperaré afuera, pero no tarden.
Jimin soltó una risa ligera al ver a Taehyung, todavía medio dormido, arrastrándose con su uniforme en la mano hacia el baño. Mientras lo esperaba, se sentó nuevamente en la cama y volvió a mirar la habitación. Todo en su vida había dado un giro increíble, y aunque aún tenía muchas dudas sobre sus padres, estaba decidido a investigar más tarde.
Minutos después, Taehyung salió ya listo, y ambos tomaron sus cosas para salir apresurados. Se sorprendieron al encontrar a Yeonjun aún esperándolos en el pasillo, recostado contra la pared y leyendo un libro. Al verlos, cerró el libro y se puso en marcha junto a ellos.
Corrían lo más rápido que podían hacia la clase de pociones, pero fueron detenidos abruptamente cuando una escalera cambió de dirección, desviando su camino. Sin embargo, Yeonjun, con seguridad, los guió por un atajo que finalmente los condujo a la puerta de la clase.
— Sean silenciosos — susurró mientras giraba lentamente la perilla de la puerta, intentando no hacer ruido.
Para su mala suerte, el profesor Choi abrió bruscamente la puerta desde adentro, con una expresión severa.
— Primer día y ya llegan tarde. Choi, tu clase está al lado — dijo, señalando la salida para Yeonjun. Luego, dirigiéndose a Jimin y Taehyung, agregó — En cuanto a ustedes dos, que esta sea la última vez. Si se repite, habrá castigo. Entren.
Avergonzados, Jimin y Taehyung hicieron una reverencia y entraron en silencio. Mientras caminaban hacia los asientos, Taehyung intentó evitar la mirada reprobadora de su hermano, que compartía pupitre con Namjoon.
— ¡Esperen! — llamó el profesor antes de que pudieran sentarse — No pueden sentarse juntos. Gryffindors deben compartir pupitre con Slytherins.
Antes de que Jimin pudiera reaccionar, Taehyung ya había encontrado su asiento. Desesperado, Jimin buscó rápidamente un lugar libre y, sin prestar atención a quién estaba al lado, se sentó en el primer pupitre disponible detrás de su amigo.
— En esta clase, nadie va a agitar sus varitas ni hacer encantamientos estúpidos — comenzó el profesor Choi con voz firme, caminando al frente del salón — Soy el profesor Choi, y yo les enseñaré pociones. Desde la más inofensiva hasta la más mortal que hará que sus enemigos mueran de la manera más dolorosa imaginable.
De repente, el profesor detuvo su mirada en Jimin, que estaba distraído escribiendo algo en su cuaderno. El silencio que siguió fue incómodo, y todos los ojos se posaron en él.
— Pero parece que algunos creen que ya tienen las capacidades necesarias para no prestar atención — dijo el profesor con un tono frío y autoritario, subrayando la última frase mientras miraba fijamente a Jimin.
Al ver que Jimin seguía sin prestarle la más mínima atención, el profesor Choi estrelló su mano contra el escritorio con fuerza, haciendo que todos en la sala saltaran en sus asientos. La tensión en el aire era palpable.
— Joven Park, nuestra nueva... celebridad — dijo con una mirada cargada de juicio, arrastrando una silla hasta sentarse justo al frente de Jimin. La palabra "celebridad" fue pronunciada con una mezcla de desdén y sarcasmo que puso a Jimin aún más nervioso. — Dime, ¿a dónde irías si tuvieras que buscar un bezoar? — preguntó con tono desafiante, esperando una respuesta.
¿Bezoar? ¿Qué era eso? Jimin estaba completamente perdido. Era su primera clase, ¿cómo se suponía que supiera algo así? Miró a su alrededor, esperando encontrar alguna pista. Namjoon, que estaba sentado unos pupitres más adelante, agitó su mano en el aire, claramente sabiendo la respuesta.
— Baja la mano — dijo el profesor fríamente, sin siquiera mirarlo — no es a ti a quien le estoy preguntando.
Namjoon bajó la mano, visiblemente avergonzado, mientras Jimin tragaba saliva. ¿Por qué le hacían preguntas tan complicadas?
— ¿No lo sabes? — continuó el profesor, con una ceja levantada y tono burlón. — Muy bien. Entonces dime, ¿cuál es la diferencia entre acónito y luparia?
— Y-yo lo siento, no lo sé, señor — respondió Jimin, su voz apenas un susurro.
— Hmmm... Eso nos da una lección, ¿no? — Choi se levantó, lanzando una última mirada reprobatoria a Jimin. — Es más que claro que la fama no lo es todo. — Luego, girándose hacia el chico que estaba sentado junto a Jimin, dijo — Joven Min, ¿qué obtendría si agrego polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?
— Una poción para dormir conocida como Filtro de Muertos en Vida — respondió Yoongi sin levantar la vista de su libro, con total seguridad.
— ¿Y la diferencia entre acónito y luparia?
— No la hay. Son la misma planta.
— Correcto. 5 puntos para Slytherin, y 10 menos para Gryffindor, cortesía de su querido amigo Park Jimin — dijo con una sonrisa torcida. Luego, mirando a toda la clase, ordenó — Abran sus libros en la página 35. Quiero esos ejercicios completos antes de que termine la clase. Empiecen.
El salón quedó en silencio mientras los estudiantes abrían sus libros y comenzaban a trabajar.
Pasaron unos veinte minutos desde que el profesor había dado la tarea, y Yoongi ya había terminado. Pero en lugar de concentrarse en otra cosa, no podía evitar mirar disimuladamente al rubio que tenía al lado. Jimin parecía completamente atascado, frunciendo el ceño ante la primera pregunta.
Había algo en los ojos desesperados de Jimin que hizo que Yoongi tomará una decisión impulsiva. Escribió la respuesta en un pequeño papelito, sabiendo que si lo descubría podría meterse en problemas, pero no le importaba.
Con cuidado, Yoongi deslizó el papelito en la mano de Jimin.
Jimin, extrañado, lo desdobló y leyó en silencio: "Los efectos de una dosis de poción multijugos duran una hora, aunque una dosis más grande prolonga los efectos."
Levantó la vista y se encontró con los ojos serenos de Yoongi, quien seguía enfocado en su cuaderno como si nada hubiera pasado. Agradecido, Jimin rompió un trozo de papel de su propio cuaderno y escribió rápidamente una respuesta. Con la misma discreción, dejó el papelito en la mano de Yoongi.
Cuando Yoongi leyó el agradecimiento, se levantó tranquilamente y dejó su cuaderno en el escritorio del profesor Choi. Jimin asumió que la conversación había terminado, pero cuando Yoongi volvió a su asiento, dejó otro papelito en la esquina del pupitre de Jimin.
Jimin lo desdobló, leyendo las palabras que lo hicieron sonrojar: "Estudia más la próxima vez."
Mientras todos disfrutaban su almuerzo en el Gran Comedor, Jimin miraba a YeonJun con curiosidad antes de hacer la pregunta.
— Entonces, ¿estudiaste mucho para poder asistir? — preguntó justo antes de meterse un gran pedazo de carne en la boca, su voz un poco distorsionada.
YeonJun asintió con la cabeza, explicando entre bocados de su propia comida.
— Este año, Hogwarts decidió darle la oportunidad a cinco magos de asistir antes de la edad indicada, pero solo si demostraban tener las capacidades necesarias. Estudié intensamente por tres meses y pasé el examen de inicio — respondió con una sonrisa modesta, sin querer presumir.
Jimin lo miró sorprendido — Wow, eso es impresionante-
YeonJun se rió tímidamente, y justo cuando Jimin iba a continuar con su almuerzo, algo más llamó su atención. Sus ojos captaron una escena que no pudo evitar mirar con cierta curiosidad: Min Yoongi, su compañero de pupitre, caminaba por el comedor con una chica colgando de su brazo.
Jimin seguía sintiendo gratitud hacia Yoongi por haberlo ayudado en clase esa mañana, pues Yoongi no solo lo había ayudado con la primera pregunta, sino que prácticamente había hecho toda la actividad por él, intercambiando papeles con una facilidad que impresionó a Jimin. Al principio, se había sentido avergonzado por pedirle ayuda, pero Yoongi no se mostró ni molesto ni distante. Al contrario, lo había hecho de buena gana, lo que solo añadía más a esa extraña mezcla de admiración y curiosidad que el rubio sentía por él.
Antes de que pudiera procesar más esa sensación, Taehyung interrumpió sus pensamientos.
— Oigan, mi hermano viene hacia acá — dijo con urgencia, sus ojos abiertos como platos. — Rápido, vámonos de aquí antes de que me suelte otro de sus sermones sobre por qué no debo llegar tarde a clase. No lo soporto.
Jimin se echó a reír, su humor elevándose de inmediato ante la cara de pánico de Taehyung. Sin pensarlo dos veces, se levantó de la mesa, siguiendo a su apresurado amigo. Yeonjun, quien estaba terminando de comer, se unió rápidamente, sin perderse de la divertida dinámica entre ellos.
— ¿Qué tan malos son los sermones de tu hermano? — preguntó Yeonjun, claramente disfrutando del momento.
— Oh, no tienes idea — respondió Taehyung entre risas y susurros dramáticos. — Es como escuchar un pergamino completo sobre la importancia de la puntualidad y la responsabilidad. Ya sé lo que va a decir antes de que lo diga. Es un arte, en serio.
Mientras se alejaban apresuradamente, entre risas y bromas, ninguno de los tres notó que alguien más los observaba desde la distancia. Yoongi, que acababa de despedirse de Bae, los seguía con la mirada. Había algo en la forma en que Jimin reía, tan despreocupado, que llamó su atención más de lo que le hubiera gustado admitir.
"Solo estudia más" pensó Yoongi, recordando el último papelito que le había pasado a Jimin en clase. Pero, por alguna razón, no pudo evitar una leve sonrisa al ver cómo el chico rubio desaparecía junto con sus amigos por los pasillos del castillo.
Denle la bienvenida a Bae Joo-hyun o mas conocida como Irene.
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