Cerró su mano fuertemente y sintió algo frío en ella, algo que no estaba allí hace un momento.

JungKook se repuso nuevamente y quedó sentado, observando la pequeña llave dorada que reposaba en su blanca y pálida mano.

La acercó hasta poder verla de cerca y leyó algo que había tallado en ella.

Magic Shop

Entrecerró sus ojos y pensó, él había leído algo como eso una vez, le pareció conocido.

Y entonces lo recordó, la tienda, la que tenia el gran cristal que estaba empolvado.

¿Cómo había llegado eso a sus manos?

El castaño caminó de vuelta a la tienda, necesitaba saber qué era lo que estaba pasando.

Al fin, estuvo frente a ella. Estaba todo igual que hace unos días, excepto que ahora, podía ver a alguien allí dentro. Alguien que le estaba sonriendo.

JungKook dio pequeños y lentos pasos hasta que estuvo frente a la puerta. Con su mano la empujó y sintió la pequeña campanita sonar.

Si estaba abierta... ¿para qué era la llave?

Miró hacia todos lados pero no veía a la persona que antes había observado a través del cristal. Ahí ya no había nadie o tal vez, nunca hubo nadie.

Se giró con intención de irse, pero algo llamó su atención.

En una mesa al final, habían pétalos y una flor que jamás había visto.

Al otro lado, un cajón con muchas máscaras agrietadas.

Y frente a él, un espejo que no reflejaba su rostro.