MAGIC SHOP
"Has Que te sientas mejor"
Era una noche pesada. Esta vez pude salir del trabajo más temprano, pero el llegar a mi pequeño apartamento en la completa soledad a echarme en el sofá y ver cualquier estupidez en la televisión no era una opción favorable.
Fui a casa solo para darme una ducha y cambiarme por ropa más limpia y tal vez salir a alguna parte. Yugyeom llamó.
-Eh! Jungkook, estamos en el bar del centro, ¿vienes?, la rumba está mejor que la de la vez pasada.
-No creo que sea buena idea ahora Yugyeom, no estoy de ánimos—suspiré algo cansado mientras fregaba mis mano por los ojos.
-De acuerdo hombre, descansa ¿sí? Te oyes algo agobiado—la llamada se cortó después de un, que la pasen bien, de parte mía. Ciertamente no estaba para fiestas, ni para estar en un lugar con mucha gente fuera de sí. De nuevo pasé las manos por mi rostro, tomando las llaves y dejando el celular apagado encima de la encimera de la sala para salir un poco y despejarme. Busan, a veces era una ciudad ruidosa, pero puedo agradecer que en el lugar donde me había empeñado a comprar mi apartamento era un lugar pacifico, no habían problemas, ni vecinos maleducados, ni nada por el estilo, por eso el caminar un poco por los alrededores podría bajar el estrés que tenía en mi cuerpo.
El aire fresco que acariciaba mis mejillas me relajaba al caminar, los faroles de las calles y el suave sonido de los árboles danzar con el viento eran mi única compañía, lo que más quería, solo tranquilidad, hasta que me topé con un lugar curioso...
Iba a seguir de largo pero sabía muy bien que ese lugar no pertenecía ahí. Normalmente cuando pasaba por este sitio había un callejón para salir a la avenida cruzando por las escaleras y un poco más de casas más al fondo, pero este lugar no lo había visto.
-¿Lo acabaron de hacer?—me pregunté asomándome por las ventanillas que poseía la puerta de roble. Todo parecía abandonado allá adentro, estaba vació como si hasta ahora lo estuvieran arreglado. Solo subí mis hombros sin darle importancia y me fui retirando calmadamente hasta que de repente...
Se encendió la luz...
Giré lentamente... y me acerqué
Lo dudé un segundo...
Pero como dicen "la curiosidad mató al gato"
La ventana de la puerta yacía tapada con una cortina de seda ahora, miré entre ella sin tener éxito en mi objetivo y solo... abrí la puerta...
...
El ligero sonido de una campana fue lo que me recibió al pasar al recinto, como por igual el hermoso hombre que estaba en la recepción de aquel lugar.
-Bienvenido a Magic Shop—mencionó con una voz suave y algo ronca que me erizó la piel y me motivó a mirarlo a los ojos. El joven me pasó educadamente una tarjeta que decía:
—"Has Que te sientas mejor"—
Me invitó a sentarme mientras me miraba con ferocidad, o eso fue lo que creí. Y me atrevo a decir que no podía evitar observar en ciertos momentos a aquel hombre que parecía el legendario Hermes, mensajero de los Dioses, al pasarme aquella tarjeta como parecía ser habitual en ese sitio; pero por momentos al divisar sus ademanes coquetos y su mirar miel en mi persona parecía más al Dios Eros, Dios del amor o en su vulgar nombre "Cupido", dándome varias sonrisillas descaradas.
Una luz particular se encendió al lado de la puerta que se hallaba a mi derecha, el chico se dirigió con rapidez a ella indicándome que podía entrar ya. Para ser sincero ni sabía por qué estaba ahí, pero le seguí el paso adentrándome a la habitación que se ocultaba tras esas dos puertas, el chico antes de cerrar me dedicó un "Fighting" mientras yo solo seguía mi camino y saludaba con una reverencia al joven que se hallaba adentro.
Sin perder el tiempo me incitó a jugar, él tuvo que cambiar sus gafas de lujo porque las rompió en un tirón algo torpe y se puso unas más sencillas dejando ver sus ojos oscuros desafiándome. El chico se veía muy animado a ganarme pero por la fuerza que parecía tener no le era muy factible en esta cuestión; la cosa era extraña, tras sus maniobras extraños y las veces que perdió eran, lo que yo creía, para hacerme sentir bien.
Pero no lo logró.
-¿Y cómo te fue?—al salir de la sala me topo con aquel bello hombre tan cerca de mi dándome un brinco por lo repentino que fue; negando a su pregunta con la misma expresión que creía tener desde esta mañana. El chico resopló en negación yendo a su puesto mientras yo me volvía a sentar, pasado unos minutos él volvió a ofrecerme otro tema adentrándome de nuevo en aquella habitación donde todo había cambiado, dejándome ver un colchón en el suelo lleno de cobijas de peluche, almohadas, sábanas y tapetes dándole un acogedor ambiente de descanso en el que el pálido chico parecía aprovechar; me invitó a estar en su cama incluso atreviéndose a cruzar mi espacio personal para acomodarse como un gato lo haría. El chico parecía muy tierno el verlo dormir, pero vaya que tenía un sueño pesado y claramente yo no tenía la idea de acostarme y hacer lo mismo porque osino lo hubiera hecho ya hace tiempo en mi propia cama.
De nuevo salí encontrándome con la mirada esperanzada de aquellos iris miel. Volví a negar a su pregunta no realizada, él volvió a hacer una mueca dándome una vista tierna por el hecho de que intente hacerme sentir mejor. Pronto estuve devuelta en la habitación comiendo con un tipo bastante carismático, me ofreció vino y una cena bastante selecta. No me apetecía beber ahora y mucho menos con los nervios crispados, así que solo dejé la copa allí y seguí mi camino, cuando regresé a la habitación un chico bastante bien parecido empezó hacerme gesto para que sonriera, una foto no hace mal a nadie pero yo no soy para fotos, si vieran las fotos de mi galería en mi celular no encontrarías ni una de mi, ni siquiera en la de mis amigos, no me gustan. El chico me retiró de la silla y empezó a posar intentando que yo le siguiera, tal vez él hace esto muy seguido y las personas que vienen no necesitan de todo esto solo para tomarse una foto y divertirse, pero ese no es mi estilo.
Entré de nuevo encontrando a un chico que bailaba bastante bien, haciendo piruetas y dejando a los profesionales que yo conocía como "los mejores" en calzones ante semejante bailarín. Se animó a invitarme a bailar y a demostrarme como debía hacerlo, se veía bastante festejo y bullicioso, y ciertamente era lo que había tratado de evitar esa noche.
Volví a aquel sillón de cuero echándome en él con todo el cansancio del mundo en mis hombros, él chico del mostrador se veía bastante preocupado y desesperado por no poder satisfacer a su cliente, hasta los chicos que trataron de subirme el ánimo hace ya creo que unas horas, intentaron ayudar hasta que todos se detuvieron girándose a verme, yo los miré por igual algo confundido.
Los chicos empezaron a retirarse del salón dejándome con aquel joven de cabellos purpura claro sentándose a mi lado.
-Siento si te incomodé, pero solo quería que te sintieras bien—me miró de una forma que me causó un escalofrío tan placentero, lo vi tragar saliva y alejar un poco su mirada hacia otra parte hasta volver a verme—ya probé que todos los chicos del lugar hicieran lo posible...
-Excepto tú—le corté--¿Qué tienes para mí?—no sé cuánto tiempo pasó al quedarnos mirando el rostro del otro, como observando cada detalle que nos caracterizaba, de repente su mano acaricio mi cara con un sutil toque bajo mis labios.
-Me encanta el lunar que tienes aquí—mencionó más cerca de mí, sentí su cálido aliento junto al mío y sin evitarlo tomé su muñeca y lo acerqué más cortando la distancia entre ambos, él se sorprendió, lo noté porque era yo el único que movía sus labios, hasta que respondió abriendo su boca y profundizando el beso, lo recosté contra el brazo del sofá desatando aquel kimono que llevaba puesto alejándolo de donde quería llegar.
-Agh—se mordió su labio inferior dejando de besarme, lo miré con una sonrisa complacida haciéndolo sonrojar pero sonreír por igual con picardía. Se levantó del sillón y cerró con seguro la tienda apagando la luz y llevándome a aquella habitación cambiante donde yacía ahora la mesa de juegos donde entré primero, se giró con rapidez dándome la vista de pronto que no tenía más que solo aquella tela de seda cubriendo su desnudez, se sentó con elegancia en la mesa, llamándome con un dedo mientras yo admiraba el como caía con gran habilidad en todo lo largo del mueble dejándome a la vista su abdomen melocotón arqueado con sensualidad su cuerpo, digno de un Dios de la lujuria.
Me encimé en su cuerpo lamiendo con gusto su deliciosa piel notando las ligeras marcas en su abdomen dándome a entender que él por igual se ejercitaba, su boca pomposa dejaba libre suspiros y gemidos dejando ver un poco de vaho entre la ligera luz que nos iluminaba.
La habitación cambió dejándonos caer como si fuera en un abismo hasta lo que parecía el salón de baile que había estado por último. Pero extrañamente no se sintió el cambio tan drásticamente como pensé. El chico frente a mí se rió cerrando sus ojitos curiosamente dándome la vista más magnifica del mundo. Me dio un casto beso alejándome un poco con su pequeña mano para poder voltearse y gatear en el blanco suelo provocándome con semejante panorama tan exquisito.
-Ven aquí—le halé del tobillo causando una risilla para de nuevo cubrir su cuerpo con el mío besándole, comiéndole la boca, saboreando el dulce néctar que portaba este hombre en esos pecadores labios rosados. Moví mis caderas friccionando mi hombría contra su formidable trasero haciéndonos gemir a ambos con deleite tomé su cuello con una de mis manos mientras la otra cautivaba su mano más chica mientras seguía frotándome contra él con necesidad, como un perro en celo, ahogando sus gemidos roncos en nuestras bocas. La habitación volvió a cambiar haciéndonos caer en la mesa donde yacían un montón de bandejas con sus alimentos llenos hasta el tope pero regándose en el suelo al cambiar de posición, me dejó caer en la silla acariciando con sus pies mi entrepierna, incitándome, agarre de nuevo su pie como él tomó mi mano para atraerlo hacia mi dejándolo en mi regazo.
-Jungkook ah—suspiró
-¿Cómo sabes mi nombre?—pregunté aun tan cerca de su rostro
-Todo el que entra en Magic shop es conocido, como no voy a saberlo—sonrió con ternura, atraje su mano a mi boca y le besé mordisqueando luego su cuello sacándole un suspiró más delicado.
-No me parece justo que conozcas mi nombre
-AH!
-Y yo no—con mi dedo en su estrecha entrada lo estimulé, él abría su boca sacando suspiros silenciosos como el que cuenta un secreto, mientras sus ojitos se cerraban y apretaban disfrutando de la sensación.
-Jimin ahj...me llamo Jimin—mencionó con un gemido, ahora como quisiera que gimiera el mío sin piedad. El cuarto de nuevo había cambiado hallándonos en la habitación de fotografía dándome cuenta que la cámara nos grababa, entrecerré mis ojos y besé a Jimin de nuevo tomando su miembro que se restregaba en mi abdomen haciéndolo gemir con más fuerza.
-Jungkook ah...—tragó saliva y me quitó lo que le interrumpía de un tirón, y ahora con el torso desnudo y mis tirantes a un lado él volvió a tomar las riendas de este juego besando mi cuello, arañando mis hombros, mi espalda y estrellando su deliciosa hombría con la mía—Kookie—la habitación no duró mucho por lo que llegamos a la que faltaba, aquel lugar donde yacía aún el colchón con un montón de cojines que yo rechacé hace varias horas pero que ahora estaba gustoso de usar, Jimin me acostó con fuerza dándome la vista más fantástica para una pintura, que daría lo que fuera para ponerla en el techo de mi cuarto para poder siempre recordar este momento cuando me acueste o me despierte.
-Ahj si—mencioné en un gemido gustoso subiendo mi cadera al mismo tiempo que Jimin bajaba, si esto se sentía solo entre roces no me puedo imaginar cómo será estar dentro de él.
-¿Estás limpio?—preguntó recostando su sexy cuerpo en mi mientras lo tomaba de las caderas. Yo asentí ante su pregunta—yo igual—dijo respondiendo a la duda que formulaba mi cabeza—sonrió divertido pero tan bellamente que cautivaba mi corazón—entonces que esperas—retó coqueto, su mano posada en mi pecho su frente contra la mía y su cuerpo encima era lo más grato que le podía pedir a la vida.
Me volteé dejándolo en las frazadas que le hacían ver como un príncipe de las antiguas escrituras. Lo admiré y toque su cuerpo, grabando cada curva, cada cicatriz, lunar que pudiera estar a la vista, llegando a su miembro que yacía tan duro y alzado con orgullo envidiosamente grande casi como el mío me agaché probándolo de una bocanada haciéndolo arquearse y gemir con sorpresa y deseo, cogió mi cabello impulsando sus caderas embistiendo mi boca, el deseo de tomarlo era monumental, succioné su miembro con fuerza haciendo que apretara su agarre en mi cabellera y las sábanas bajo él.
-AHjk Kook, Sii ahj—mi boca lo liberó para poder poseer su entrada, aquella abertura rosadita que me tentaba contrayéndose con delicia, Jimin alzó sus piernas entregándose a mi persona con vehemencia. Sabía que estaba a punto de correrse por lo que me retiré para poder apreciar lo que había causado en él.
Era un desastre encantador, delicioso.
Ataqué su cuello sin piedad hasta llegar a su boca y distraerlo como fuera para poder entrar en él de una sola estocada. Un quejido salió de su garganta, asfixiándose en el beso que no quería parar pero el aire se nos acababa y nos separamos, quedándonos quietos para recuperar un poco de aliento y que Jimin se acostumbrara a la intromisión.
-¿Estás bien?
-Sí, no te preocupes—me responde con su voz ronca pero suave al mismo tiempo, acaricia mi rostro con sus manos atrayéndome de nuevo en un beso más lento, más dulce, acaricio sus piernas sintiendo la piel como el toque de un pétalo de una flor, tan suave, tan delicado y con un aroma único como nunca, mi lengua lo ataca con más profundidad mientras mis caderas empiezan a moverse, tomo sus piernas y las separo un poco más dándome la posibilidad de hundirme más en su ardiente cuerpo, en su piel, en su corazón.
-Ahj Jungkook—sus ojos cristalinos y sus manos pegadas a mis hombros me demuestran el ansia, su deseo de que lo posea, lo embisto duro pero lento arremetiendo con cada estocada en su próstata haciéndolo prisionero del placer, dándole lo que quiere y permitiéndome satisfacernos por igual—Ahí Kook más...más rápido—me pide con desespero, pero lo hago sufrir un poco más causando que él me voltee y se embista él mismo con rapidez como me lo estaba rogando, cabalgándome con erotismo abriendo más sus piernas mientras subía y bajaba a su antojo.
Fuimos a parar de nuevo a la mesa de juegos causando que la estocada fuera más profunda, Jimin gimió parando sus movimientos, le ayudé moviendo sus caderas en círculos causando un calor tan excitante, hasta que pasamos de nuevo a aquella silla de fotografía, donde lo cargué para guiar sus embestidas deleitándome con sus quejidos y gemidos que cada vez se volvían más agudos. El comedor se hizo presente con todas sus comidas regadas por doquier, Jimin encima de aquella mesa era el aperitivo más apetitoso y yo estaba dispuesto a comerlo con gusto y absolutamente todo.
Salí de él escuchando su quejido y viendo el leve puchero en sus labios, lo besé riéndome y le pedí con voz dulce que se pusiera en cuatro. Lo envolví de nuevo con mi cuerpo entrando de nuevo en él, embistiéndolo con vigor, Jimin suspiro cuando mi mano estimuló su miembro haciendo que su rostro terminara oculto entre sus brazos pero con su trasero a mi total disposición; la habitación de baile era más tranquila que nunca, con el dulce sonido de nuestros cuerpos uniéndose, nuestros besos, sus gemidos, mis gruñidos y suspiros; me deleitaba. Mis dedos invadieron su boca causándome un escalofrío al sentir como los chupaba para mí.
-Jungkook ah—me suplicó con un gesto que no tengo las palabras para expresar lo que sentí. Le di la vuelta consiguiendo lo que él quería, lo besé mientras que pegaba más mi cuerpo al de él abrazándolo, escuché sus gemidos más ahogados, más necesitados cuando me separé de su boquita, le di una nalgada haciendo que sus ojos se apretaran, al igual apretándome con deleite, la cama volvió a estar debajo de ambos en el preciso momento en el que Jimin se corrió entre nuestros abdómenes y yo en su interior.
Había sido lo mejor que había podido pasarme en toda mi vida y quería poder sentir esta calidez todos los días. Su pequeña manita se apretó en la mía para llamar mi atención. Él se veía hermoso sin ninguna duda y con su sonrisa de felicidad que cerraba sus ojitos me arrebataba el corazón. No pude evitar besar todo su rostro causando su risa, como al mismo tiempo parándola al atacar sus labios que eran una tentación.
-Kook—mencionó apartándome un poco de él—ya es muy tarde y supongo que mañana tienes responsabilidades, igual que yo—yo asentí saliendo de su cuerpo probablemente sintiéndonos vacios ante nuestros últimos suspiros en nuestra desunión.
-¿Puedo quedarme?—le pedí en suplica, con ojitos de cachorro regañado específicamente, él me sonrió y acaricio mi cabello como si de un niño se tratara.
-De acuerdo—respondió con una sonrisa, yo igual sonreí cerrando los ojos ya cansado de todo lo que había pasado esa noche, esperando que por la mañana estuviera a mi lado como sentí en ese instante antes de caer en los brazos de Morfeo.
...
Los rayos del sol se colaban por la cortina ligeramente abierta de la habitación causando mi rápido despertar, me acomodé mejor para que estos no me molestaran y pudiera seguir durmiendo en aquella cama. Pero mi mente no tuve la misma idea de seguir echado en esta al recordarme que en aquel sitio no se encontraba ningún estilo de ventana. Me levanté con brusquedad notando que en donde me hallaba era en mi propia habitación. Tomé mi cabeza por el repentino marea al levantarme tan rápido...
¿O será otra cosa?
¿Acaso anoche si había ido con Yugyeom y tenía resaca por beber?
No, estaba seguro que no era eso, la resaca era más fuerte y causaba pena al otro día. No, más bien me sentía relajado más vivo, más tranquilo, como si la carga que tenía en mi espalda se hubiera ido. Mi mente me dio un flash del bello hombre que tomé anoche en las diferentes habitaciones de ese extraño lugar, pronunciando su nombre para que no se me olvidara, porque a pesar de que creía que no era un sueño podría ser olvidado como estos.
Encontré un esfero y una libreta para anotar su nombre sin poder recordar su apellido....no, él no me lo dio, ahora entiendo esa sonrisa picaresca en su rostro cuando mencionó su nombre en medio de gemidos. Suspiro recargándome en la pequeña mesa de la sala y me rió por lo listo que fue, pero no se me escapa claro que no.
-No te voy a dejar libre Jimin. Después de todo necesito devolverte el favor...--tomé mi celular y sonriendo llamé a alguien en particular que podía ayudarme—quiero que te sientas igual de bien.
-Sí, buenas tardes
-Taemin, con Jungkook
-Jeon, que milagro oírte hermano, que necesitas, porque solo llamas por eso
-Necesito encontrar a alguien especial...su nombre es Jimin
Continuara??? jejejeje
Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
Hola mi gente linda, mi gente bella, mi gente de bien.
¿Qué tal, cómo están?
Espero estén estupendamente y que hayan disfrutado mucho de esta historia, se me ocurrió al ver el vídeo de la Magic Shop del concierto de Busan en Youtube, y quise hacer esta historia con lo más parecido posible del vídeo para llegar a nuestro momento Kookmin que amamos.
La historia la iba a hacer con una amiga mía pero mi mente empezó a trabajar tan rápido en esto que no pude esperarla :"v o sino la idea se va rápido, así que quedamos con que ella seguiría la segunda parte así que cuando tenga los detalles les avisaré vale.
Y que no se me olvide. Un agradecimiento grandote para Yudie por pasarme el fanart que usé en la portada. Gracias Yudi-san nwn
Por ahora yo me despido, espero hayan pasado un buen rato, voten y comente que les pareció, acepto cualquier tipo de crítica para mejor y sobre todo si tengo algún mal ortográfico. Recuerden no fumar, no tomar tantas bebidas alcohólicas (como kook en Vlines esta mañana jejejejej), ni tomar drogas porque la vida es corta y es una sola.
Los amo~♥
Ba Bay
Violinblanco cambio y fuera ♪
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