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Hacía calor, o por lo menos Pablo sentía que iba a estallar. Se supone que entrenar todos los días con el chico que te gusta debería ser ilegal, sobre todo cuando ese chico es el mismísimo Pedro González. Ojos marrones, piel morena y una sonrisa que cautivaría a cualquiera.
Si Pablo bien sabía que ser gay le supondría un problema, ahora podía comprobarlo.
Ni siquiera le hicieron falta días para darse cuenta de que el canario sería su perdición, de que aquel chico proveniente de Las Palmas iba a revolver todos sus esquemas para después hacerlos una bola de papel y tirarla a la basura.
Para Pablo, Pedro era luz, como los rayos del sol que entran por tu ventana cuando estás durmiendo, él es como el atardecer mientras que Pablo es solo lluvia de medianoche, Pablo es todo lo contrario, él era...oscuridad. Y quizás es por eso que se niega a soñar un futuro juntos. Porque era demasiado perfecto.
Una vez terminado el entrenamiento, todos los jugadores deciden salir un rato a tomar algo.
- Gavi, cuando termines de prepararte, ¿Podrías venir un momento a mi coche?
Pedri se está secando el pelo con una toalla.
- Si, claro.
Pedri sonríe levemente para después marcharse. Gavi le ve marcharse, no puede evitar sentir que sus mejillas se vuelven de color de carmesí, se estampa su propia camiseta en la cara para ocultar la vergüenza que siente. Termina de colocar sus cosas, cierra su taquilla y se cuelga su bolsa al hombro.
Pedri está apoyado sobre el capó, se le hace estríalo no ver el característico mini verde, pero, ni Pedri volverá a tener ese coche ni Pablo volverá a ser su copiloto. En cierto modo, Gavi echa de menos eso, lo que eran ellos en ese entonces, es decir, siguen siendo muy buenos amigos, pero ya no pasan tanto tiempo juntos. Pablo amaba con toda su alma ir al piso del canario después de un entrenamiento o incluso de un partido, y sinceramente le duele que,ascosas ya no sean así.
Pedro mira al más pequeño y sonríe para después abrir la puerta del copiloto y sacar de ella un ramo de flores.
- Feliz santo, Pablito.
Si antes estaba rojo ahora mismo parecía un volcán en erupción. Hoy 29 de junio, San Pablo, pero jamás se hubiese imaginado que Pedri se lo tomaría tan a la ligera. Pasan varios segundos hasta que Gavi reacciona, coge el ramo y lo mira detenidamente, son nenúfares, sus favoritos.
Poca gente sabe que sus flores favoritas son los nenúfares, más bien, poca gente se interesa lo suficiente como para saber cuáles son sus flores favoritas de verdad.
- Pedri esto es...no hacia falta de verdad.
- Son pequeños detalles que importan, eres una de mis personas favoritas, así que si que hacia falta.
Pablo se queda de pie, como si por un instante se olvidase de donde estaba, como si no conociese ya como es su ejercicio amigo.
- Te llevo yo a la fiesta, ya vendrás mañana a por el coche.
Y con eso, Pablo se montó en el coche de su amigo sin rechistar, porque todos sabíamos que jamás se negaría a cualquier cosa que el castaño le pidiese. Era su kriptonita. El trayecto pasó en silencio, ninguno de los dos tenía que decir, o quizás era la falta de tiempo lo que no les daba tema de conversación. Sin quererlo, Gavi se quedó dormido mientras el otro conducía, Pedri estaba seguro de que lo haría en cuanto se subiese al coche, a veces le asombraba la facilidad que tenía el sevillano para dormirse en cualquier lado.
Por alguna extraña razón a Pedri le encantaba eso, el verlo dormir.
El coche se para, han llegado al bar done han quedado, el tinerfeño mueve levemente a su copiloto, al principio no responde, pero poco a poco va abriendo los ojos.
— Despierta, hemos llegado.
Pablo se estira en su sitio y sale del vehículo, el ambiente de la noche es frío, por una vez agradece el ir con sudadera a todos los lados. La música se puede escuchar desde fuera, este bar es exclusivo para gente famosa, futbolistas, cantantes, etc, siendo sinceros Pedri odia este tipo de sitios, pero no quiere dejar a Gavi solo con los animales que tiene por compañeros de equipo.
Pero, nada más entrar en el cubículo se arrepiente de haber accedido, olor a alcohol, personas de compañía y sustancias que un deportista no tendría ni que tocar, todo lo que hace que a Pedri se le revuelva el estomago.
— Voy a por algo de beber, ¿cojo algo para ti? - Pablo lo mira con esos ojos color miel que tanto le gusta, pero niega con una sonrisa.
Ve como Gavi se funde con la multitud. Siente que alguien le toca el brazo, una chica de mas o menos su edad le mira sonriente mientras le acaricia el brazo.
— Tengo una habitación dónde podemos jugara un juego.
— No gracias, estoy esperando a alguien.
— Estaré por ahí, ya sabes guapo.
La chica se va y Pedri siente un escalofrío. Odia las fiestas, odia el alcohol, odia el tabaco.
Dieron, las doce, la una y las dos, pero Pablo nunca volvió con él, el ambiente estaba tan cargado que necesitaba salir, esperaría a Pablo fuera. la noche estaba nublada, tanto que no dejaba ver la luna. Pedri se abraza a si mismo, hace demasiado frío para él, extraña el calor de su tierra.
Sus ojos se cierran poco a poco, está cansado, pero tiene que esperarse para llevar al más pequeño a su casa, al fin y al cabo no ha traído el coche, le envía un mensaje a pablo para saber cuando quiere marcharse, no obtiene respuesta alguna. Le llama, tampoco responde.
El canario bufa y e sienta apoyando la espalda en la pared del establecimiento. Cayendo dormido en menos de diez minutos.
...
Alguien lo mueve levemente.
Pedri abre los ojos y se encuentra con un chico que parece ser un trabajador del bar.
— Vamos a cerrar, es el ultimo en marcharse.
— ¿No queda nadie?
— No, hace varias horas que sus compañeros se marcharon.
Pedro se levanta y le da las gracias al chico, perfecto, ha pasado toda una noche durmiendo en la calle, está tan refriado que no podrá jugar en el partido de está tarde y se quedó por culpa de alguien que ni siquiera se ha molestado en avisarle que se marchaba. Por primera vez está enfadado, enfadado de verdad.
Se sube en su coche y llama a Xavi, el entrenador comprende lo que pasa y le desea una pronta recuperación, Pedro cuelga y se marcha a su casa.
Aún enfadado acaba yendo al Montjuic a ver a sus compañeros. Pablo le saludo desde lejos del túnel con una sonrisa, pero el más mayor lo único que hace es ignorarlo. Gavi frunce el ceño y decide acercase.
— ¿Qué te pasa?
— ¿Qué me pasa? Por tu culpa no puedo jugar hoy, porque ayer tuviste una de tus pataletas por quien sabe que, me quedé esperándote toda la noche afuera del bar solo para llevarte a casa, y lo que me molesta no es que el frío, lo peor es que no has tenido ni la decencia de decirme que te ibas con otro.
Pablo siente toda la culpa del mundo caer sobre él, debería de haberlo avisado a pesar del ataque de celos que sintió por verle hablar con esa chica rubia.
— Lo siento. - Gavi agacha la cabeza.
— ¿Sabes? Serás muy listo en el campo, pero en cuanto a señales no tienes ni idea Pablo, te encierras en que no eres suficiente para nadie, pero quien te esperaría toda la puta noche para llevarte a casa y aun así no recriminártelo, dime, ¿Quien?
Gavi no dice nada, no le salen las palabras, ¿El chico del que está enamorado le acaba de confesar que le gusta también? ¿Tan obvio ha sido?
Pedri le dedica una mueca de dolor y se marcha a su asiento, mientras que Pablo se queda en el medio del túnel, estático sin saber que hacer, por un momento odia ser como es, tan impulsivo, pero no tiene mucho tiempo para pensarlo porque Xavi le dice que saldrá en el once. El estadio de La Cerámica jamás le había parecido tan grande, se sentía diminuto, porque por primera vez el canario no estaba a su lado, ni siquiera miraba en su dirección, en lugar de eso estaba mirando el móvil.
Le debe este partido, y una disculpa en condiciones.
El árbitro pita el comienzo y Pablo se propone dar lo mejor de sí mismo, aunque la posibilidad de jugar contra uno de sus menores de la infancia le quita parte de esas ganas.
El Villareal parece que quiere empezar el juego con intensidad ,bloqueando lamayoria de los intentos de llega a la portería por parte del conjunto blaugrana. Gavi empieza a sentir esa frustración por no conseguir pasar lamitac del campo, aunque las entradas por parte del otro equipo tampoco están siendo las más sutiles.
Minuto 12, una única oportunidad.
El palaciego chuta con la pierna derecha haciendo que el balón entre directamente en la escuadra.
Los aficionados que se han trasladado hasta allí saltan en vítores y celebraciones mientras corean el nombre de Pablo Gavi, él por impulso se besa el escudo del club de su vida mientras señala hacia arriba. Luego, sin saber muy bien porque hace un gesto ya conocido por los culers, se lleva las dos manos a los ojos formando unas gafas.
Pedri parece darse cuenta de ello, puede ver que lucha por no sonreír lo que le hace estar más contento sabiendo que el mayor no está tan enfadado como parecía.
Sabia que hacer esa celebración le dejaría claro que lo siente, al fin y al cabo Pablo siempre ha tenido una manera muy peculiar de pedir disculpas y, eso Pedro lo sabe mejor que ninguno, y aun así le sigue queriendo igual.
Porque Pedri siempre ha pensado que su pareja en un futuro sería una mujer, pero fue ver esa actitud agresiva, esos ojos color miel y esas botas sin atar, que acabó echizado, como los príncipes que conocen a sus princesas, como en los cuentos.
Desde el primer gol, el Barça ha tomado el control total del partido, desde la impecabilidad de Ter Stegen hasta el talento de Frenkie de Jong pasando por la finalizacion de Ferran Torres que tras pasar una mala racha estaba recuperando su brillo. Pablo estaba seguro de que estaba rodeado por la gente correcta, en el lugar correcto.
El partido acaba con otros tres goles más por parte de ambos equipos, que tras un duro partido le da la victoria al grupo catalán.
Nada más terminar el partido, Gavi sale en busca de Pedri, lo busca en todos lados, los baños, el túnel, en el aparcamiento, pero no lo encuentra en ningún lado, seguramente se haya marchado sin esperarlo, tampoco puede culparlo.
Pablo resopla y se va hacia el vestuario para recoger sus cosas, es el ultimo en marcharse, ha estado todo el tiempo buscando al tenirfeño que no se ha dado cuenta de la hora.
Pero para su sorpresa hay alguien esperándolo, Pedri está sentado mirando su móvil jugueteando con las correas de la mochila de Pablo.
— Pedri.
El recién nombrado levanta la mirada y sonríe.
Gavi se acerca poco a poco quedando en frente de Pedri mientras piensa mil maneras de pedir disculpas sin sonar demasiado intenso, el canario le mira sentado desde su sitio.
— Mira lo siento, soy un rebujo de nervios y pensé que esa chica era tu novia, luego está que me gustas y no puedo verte con alguien más, pero es normal que quieras tener pareja, al fin y al cabo no somos nad...
Pedri no deja que el otro hable más cuando acorta su distancia tirando de la camiseta de Pablo y uniendo sus labios en un beso. En ese instante ambos sienten una estampida de mariposas llenando su estómago, ambos fueron testigos de la magia del amor y del perdón que este supone.
— Cállate Pablo, te perdono.
Pablo enrolla sus brazos alrededor del cuello del otro y lo abraza, como si necesitase ese contacto físico para aceptar que era cierto, que le perdonaba.
— ¿Por fin voy a poder llamarte mío?
— Tuyo y de nadie más.
...
Desde ese día, las cosas están yendo mejor que nunca, Pedri ha vuelto al campo tras el resfriado y su lesión posterior, han sido partidos duros sin él, eso sumándole que Frenkie también se había lesionado, el club blaugrana lo había pasado bastante mal.
Pero ahora que los están de vuelta han sido unas jornadas impecables, porterías limpias y bastantes goles de diferencia.
Todo iba como debería ser, esa mañana Pablo había quedado con Pedri para desayunar antes del entrenamiento de hoy. Habían sido dos meses perfectos, desde ese partido en el estadio de La Cerámica todo había cambiado, ahora Pedri era su Pedri, y no importaba nada más que eso.
— ¿Porqué quieres quedar a desayunar si no podemos comer la mitad de las cosas por la dieta? - Pedri estaba en frente mirándolo con una sonrisa burlesca.
— Para ver tu fea cara.
El mayor de lleva una mano al pecho mientras finge que está dolido, pero no tarda mucho en comenzar a reírse.
Terminan desayunando nada más que un café y una tostada de tomate, tampoco tienen mucho tiempo para más, en nada comienza su entrenamiento.
Pedri le comenta a Pablo que él hoy estará dentro haciendo ejercicios individuales, no quiere que en el partido de hoy haya factores que le hagan abandonar el campo. El sevillano asiente y hace el amago de montarse en el coche del otro, pero recuerda que tiene su coche propio, quizás sea la costumbre, quizás no.
Al llegar allí ya hay varios compañeros en el vestuario, todos comienzan a hablar animadamente hasta que llega su hora ejercitarse.
El entrenamiento transcurre rápido, debido a las nuevas incorporaciones de Joao Felix, Cancelo y un ya recuperado Iñigo Martínez, todos tiene algo de lo que hablar, de lo que preguntar.
El tiempo pasa tan rápido que ninguno se da cuenta de que ahora mismo queda un minuto para salir a jugar, es la primera vez en mucho tiempo que la dupla dorada sale como titular ya que en los partidos anteriores nunca se ha coincidido como titulares.
Y en cierto modo eso alivia a Pablo, saber que le tiene a su lado ahí fuera. Y teniendo en cuenta lo que supone un Clásico para él.
Pero, nada salió como querían, los goles no llegaban, las jugadas se quedaban a medias y el balón siempre iba de blanco, ¿Lo Peor? Que Gavi fue sustituido en el minuto 40, todo por dios sabe que.
Lo peor de todo, el empate, gol de Pedri y gol de Vinicius Jr, a pesar del gol Pablo sentía que el canario no había hecho nada por mejorar el partido y eso hacía que los nervios se le subiesen a la cabeza, estaba enfadado, enfadado por ese resultado que podría haber sido más.
Lo peor es que se le veía tranquilo, bueno, siempre estaba así.
Pablo se acerca a paso rápido hasta el más mayor de los dos, Pedri reconoce al instante que está enfadado.
— Pablo no te puedes enfadar por eso.
— Si, si que lo hago, se supone que si uno de los dos es cambiado el otro tiene que dar lo mejor por los dos.
— Estás sobreactuando, Gavi. - Pedri se aleja un paso hacia atrás.
— ¡Has estado todo el maldito partido parado, ni siquiera una pequeña carrera hasta la pelota!
Pablo se gira y se va a por sus cosas, no quiere seguir porque sabe que va a acabar mal, pero no puede calmar su ira así que opta por marcharse cuanto antes.
Se tira en la cama boca abajo, ahoga un grito contra la almohada, a veces odia tomarse tan a pecho los partidos y los resultados provocando cosas como estas, que se pelee con gente que quiere por cosas tontas. Se arrepiente al instante de haberle hablado así, mañana se disculparía una vez más.
...
Su teléfono suena, son las tres de la mañana.
Tiene varios mensajes de Pedri.
"¿Sigues enfadado?" ₂₀:₂₃
"Pablo contesta porfavor" ₂₁:₄₅
"Mañana hablaremos de esto,
pero por favor contéstame." ₂₃:₅₆
Ahora se siente mal, sobre todo cuando ve que es Fer el que llama.
— ¿Si?
El móvil se le cae de la mano, coge una chaqueta y sale pitando de su casa. Una vez en el coche se toma un momento para respirar, se culpa, se culpa una y otra vez.
Al llegar la madre de Pedri está sentada junto al padre de este, ambos están desolados.
— Pablo, hijo mío que bien que estés aquí.
Rosa rodea con sus brazos al pequeño, siente alivio, aunque no sabe quién debería consolar a quien.
Se toma la valentía de entrar a la habitación, Fernando está a su lado mientras sujeta la mano de su hermano. No hay ningún tubo conectado, solo está él, tumbado y con los ojos cerrados.
— Se fue mucho antes de que los médicos pudiesen salvarlo.
Pablo se acerca, hay heridas visibles en su cara, varios moretones, pero aún así seguía siendo él.
Recuerda que una vez Pedri le dijo que si algo le pasara a él, ya sea un accidente o un descuido médico, lo único que no podría perdonar sería que le hiciesen parecer alguien que no era. Y ahora, eso se ha cumplido.
— Lo gracioso, todo esto ha pasado porque decidió salir a comprar una maldita tableta de chocolate con almendras para su pareja, porque se "había enfadado por una tontería." No miró bien y un coche se lo llevo de calle.
No, eso no podía ser, no por él.
— Se pasaba todo el día diciendo que estaba muy enamorado y que algún día lo conocería, "mi novio esto, mi novio lo otro."
Gavi no puede contener las lagrimas, todo esto es por su culpa, por ser un niñato inmaduro que no sabe gestionar sus ataques de ira, por ser el más idiota de todos.
— ¿Acaso me hace mala personar odiar a ese novio por esto? - Fer le mira por primera vez, tiene los ojos hinchados.
— No te hace mala persona, ni mucho menos, yo también le odio.
Fer se sorbe los mocos y sale de la habitación, posiblemente porque ni pueda aguantar más viendo a su hermano en ese estado. Muerto.
Pablo se sienta a su lado y toma su manos entre las suyas.
— No hay palabras que puedan describir lo mucho que lo siento, siento no haber sido suficiente, porque tú siempre has sido jodidamente perfecto, y yo solo fui ese chico defectuoso al que amaste.
Gavi nota sus mejillas empapadas.
— Pero, que sepas que mi amor siempre fue verdad, que aunque me negado por estupideces nunca dejé de amarte, y nunca lo haré, ojalá hubiésemos podido descubrir este camino juntos, pero ahora me arrepiento de haberme enfadado, de ser yo.
El sevillano se levanta y se acerca hasta la cara de Pedri, con los ojos cerrados parece tan...tranquilo, incluso más de lo que solía estar. Pablo deja un pequeño beso en la frente del mayor y uno en sus labios justamente después. El último.
— Cuidaré muy bien de ellos, te quiero siempre, Pepi.
Y con el corazón en un puño abandona esa habitación dejando allí una historia sin terminar, millones de sueños y al chico que amó con todo el alma. Ojalá hubiese sido más valiente, ojalá no se hubiese enfadado ayer.
Lo que sí sabía es que lucharía por los dos, por sus sueños y por lo que Pedri no pudo tener, todo eso acompañado de esas gafas, esa celebración que a partir de ahora sería la suya propia.
A partir de ahora sería lo único que le mantendría unido a él.
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