01 | Ahoga, aprieta.
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Desde que tiene uso de razón, Pablo siempre ha conocido lo que es el amor,el amor que le da su familia o el amor que le demuestran sus amigos cada día. Pero jamás había conocido lo que era amar, es decir, claro que quería a sus seres queridos y a sus amigos, pero no era la mismo manera de amar.
Todo eso se esfumó en el momento en el que su vida se vio alterada por Pedri, todo comenzó cuando Koeman lo presentó como nuevo jugador y que les acompañaría durante toda la temporada, era joven, de cabello castaño y de ojos color miel, lo que cautivó en el primer instante al sevillano.
Todos sus compañeros se fueron a presentar así que Pedri hizo lo mismo.
— Hola, soy Pedri, encantado.
— Pablo, pero me suelen decir Gavi.
Su conexión fue instantánea, como si solo hubiese bastado un "click" para comenzar una de las amistades más puras, no solo fuera del campo, sino que dentro de él, Pedí y Gavi pasaron a ser uno solo, la magia que ellos provocaban en cada jugada no tardó en llamar la atención de todos los aficionados, afirmando que se trataba de los nuevos Xavi e Iniesta.
Tal era la conexión que cuando uno faltaba se notaba, era la misma sensación que cuando un agapornis pierde a su pareja, no es el mismo.
Y eso mismo pasó en el momento en que Pedri sintió que su pierna empezaba a doler hasta el punto en que tuvo que sentarse en el césped esperando a que la asistencia médica fuese a atenderlo. Sintió como si algo de él se perdía, sabía perfectamente que esto no sería algo leve, que su continuidad esta temporada dependía de un hilo muy fino que estaba a punto de romperse.
Por otro lado, Gavi observaba desde lejos, pudo sentir que algo no iba bien, que le faltaba el número ocho, tan pronto como pudo lo buscó entre todos sus compañeros hasta encontrarlo en el suelo sentado, le acarició la cabeza, pero no recibió una respuesta. La mirada del canario estaba fija en el horizonte, parecía que había perdido su brillo.
— ¿Estás bien?
— Lo estaré. - Pedri le miró por primera vez, sonrió levemente con el fin de calmar al contrario.
Y por primera vez, Pablo empezó a sentir esas mariposas que solo llegan cuando la amistad se convierte en algo más, fue en el momento exacto en que se lo llevaban fuera del campo cuando supo que la preocupación por Pedri era más que por el echo de que era su amigo, supo que esos ojos marrones empezaron a cobrar sentido.
Esa misma noche, Pedri lloró todo lo que no pudo en su visita al médico, de pronto todo comenzó a sentirse vacío, estaría dos semanas sin poder pisar un campo de fútbol, si todo iba bien, claro. El club emitió su comunicado médico y su móvil comenzó a sonar sin parar, no tenía ganas de hablar con nadie, su familia le había dicho que todo iría bien y que le mandaban miles de besos. Eso, le hizo sentirse un poco mejor.
La pantalla de su móvil se ilumina dejando ver el nombre del sevillano, Pedri lo coge al instante.
"¿Que tal, estás?"
— Sinceramente, mal, ya sabes como llevo esto de las lesiones.
"Vas a estar bien, casi vamos a sufrir más nosotros que no vamos a tenerte."
— ¿Tanto me vais a echar de menos?
"Los otros no sé, pero yo si."
— Tú lo que vas a echar de menos es que alguien te lleve a todos lados.
Pedri escucha como el sevillano se ríe levemente, musica para sus oídos. Porque si algo sabía Pedri desde hace tiempo era que la risa de Gavi era como un respiro para él. Todo el caos que sentía en ese momento se esfumó de pronto, dejando el reinado de la calma.
Por un instante el silencio se hizo presente, pero, no era un silencio incómodo sino más bien el disfrute de la compañía del otro. Pedri aprovechó ese momento para ponerse cómodo para irse a dormir quedándose tan solo con el pantalón del pijama. Siempre solía dormir así.
— Pon la cámara, que quiero verte el careto anda.
Gavi hizo caso encendiendo la cámara dejando ver la habitación que tanto se conocía ya Pedri.
Pero, para Gavi, no fue como si las mariposas revoloteasen en su estomago sino más bien como si una estampida de rinocerontes pasase por encima de su cuerpo, ver a Pedri, sin camiseta fue una de las sensaciones más extrañas que pudo haber sentido jamás. Por primera vez sintió como sus mejillas se tornaban de color carmesí y como el calor iba incrementándose.
Siempre le habían gustado los chicos, pero joder.
Pedri era otro mundo.
"Qué eres, ¿Más de helado de fresa o de chocolate?"
— De fresa, ya lo sabes.
"Rarito"
Pedri suelta una carcajada.
Lo que no se espera es que Gavi está en el supermercado comprando helado de fresa. Bastante helado de fresa.
Sabía que a Pedri le gustaban cosas como la playa, las croquetas de su madre, Tegueste...Gavi sabía que las cosas pequeñas hacían feliz a Pedri, esos pequeños detalles.
Y es por eso mismo que Pablo estaba cogiendo un taxi ahora mismo para ir a la casa del mayor, porque sabía lo mucho que le costaba estas cosas.
El timbre resuena por toda la casa, Pedri se levanta sin gana alguna, camina despacio debido al dolor que siente en su pierna, la puerta parece pesar mil kilos cuando la abre, pero todo eso se esfuma cuando Gavi es el que espera tras la puerta con varias bolsas y una sonrisa que Pedri podría jurar que radiaba una luz mágica.
— ¿Que haces tú aquí?
— ¿Consolar a mi mejor amigo?
Pedri sonríe. Cada vez que pasa tiempo con su mejor amigo, sonreír es algo que no cuesta, es una de sus cosas favoritas de Pedri
El canario deja pasar a su invitado.
Lo que no sabe es todo lo que ha provocado con tan solo abrir una puerta, si para Gavi ya era difícil mirarle sin camiseta por videollamada, en persona era un infierno, y es que en poco tiempo Pedri se había vuelto una debilidad para Gavi.
Ambos se sientan en el sofá y deciden ver algo en la tele mientras comen helado de fresa en silencio. Ninguno de los dos presta atención a la película, más bien intentan disimular la atención recíproca. Gavi no quiere mirar demasiado el torso de Pedri y Pedri no quiere mirar demasiado al menor, era su mejor amigo.
¿Realmente lo sentía así?
Es decir eran muy cercanos, siempre lo habían sido, se daban muchos abrazos, tenían mucho contacto físico. Incluso Gavi muchas veces le daba besitos en la cabeza, pero ¿Cuanto reflejaba eso que era nada más una amistad? Pedri apoya su cabeza en el cabecero del sofá ausente de todo lo demás mientras le da vueltas en su cabeza a esto último, nunca le había gustado un chico, y mucho menos su mejor amigo, en cambio sabía que a Pablo le han gustado los chicos desde siempre, y, parece tan seguro de si mismo que a Pedri le asusta, le aterra el no estar a la altura de alguien como él, siempre tan...firme con sus ideas y tan seguro de si mismo.
Sin embargo Pablo no era ni la mitad de seguro, es más nunca había estado tan nervioso, jamás se sintió así, es cierto que no es su primera vez enamorado de un chico, ni mucho menos, pero Pedri le hacía sentir miedo, miedo al rechazo. Por Pedri era mucho, para lo poco que Gavi se sentía.
— ¿Alguna vez has tenido novia?
— Claro que he tenido novia alguna vez, todos lo hemos hecho.
— Yo nunca he tenido pareja, Pedri.
Pedri se sorprendió al escuchar eso.
— Te conozco de hace dos años casi y me parece imposible que con lo guapo que eres no hayas tenido pareja nunca.
Gavi miró por primera vez en la noche a su mejor amigo, solo le bastó una mirada para que el de Canarias supiese que no estaba mintiendo a lo que Pedri se incorporó mirándole incrédulo.
— Ni si quiera he dado mi primer beso.
Gavi sintió sus mejillas arder otra vez, le daba vergüenza admitir eso, y más si es con Pedri.
— ¿Quieres que te ayude?
Pablo se quedó helado por un instante.
— ¿Me vas a buscar a un tío para que me bese? - responde en un tono burlón.
— No coño, te decía que podía dártelo yo, por si te sientes más cómodo.
Gavi se quedo sorprendido, y lo decía tan ancho, Pedri estaba relajado, demasiado para lo que acaban de soltar, pero, fue como si saliese solo.
— Está bien, quiero hacerlo.
Pedri arque una ceja mientras mira burlonamente a su amigo. Se acerca poco a poco acortando la distancia que los separa, Pablo no puede evitar sentir como todo su cuerpo tiembla, nunca había estado en un a situación así, y mucho menos con un amigo. Pedri coloca su brazo en uno de los extremos del sofá, quedando por encima de Gavi, por primera vez su mirada no es la de siempre sino que parece la de un felino acechando a su presa, Pablo podría jurar que jamás le había visto de esa manera.
Pedri moja sus labios y no duda ni un segundo para unirlos con los de su mejor amigo, el beso es algo suave, lento, el mayor de ambos no quiere incomodar al otro. Pablo no sabia nada de lo que estaba haciendo, pero la cantidad de sentimientos estaba teniendo era sin duda un caos para su mente.
Ese beso quizás duro más de lo que debería, pero ninguno de los dos se quejó acerca de eso.
Después de lo ocurrido ambos se fueron a dormir, como si no hubiese pasado nada, pero quien les diría que esa noche ninguno podría dormir porque estaba pensando en el otro.
Los meses pasaron y ni fue sorpresa para ninguno que los dos chicos comenzaran a salir, Pedri no podía sacarse de la cabeza ese beso y Pablo, bueno Pablo seguía en la misma nube desde que se dieron ese beso. Fue el mayor de los dos quien le preguntó a Gavi si quiero a ser su pareja a lo que él le respondió que si, llevaba enamorado de él meses, esta era su oportunidad de estar con el chico que amaba.
Los primeros seis meses fueron mejor que nunca.
El primer mes de relación fue de aceptación, más bien de la aceptación de Pedri hacia su orientación, pero con ayuda de Gavi se sintió mucho más cómodo al hablar de ello.
En los entrenamientos tonteaban, se echaban miraditas y algún que otro roce, pero nunca nada más allá de lo normal, al llegar a casa era otra cosa, no se cortaban en demostrar todo lo que se querían, en la intimidad Pablo era de Pedri y Pedri era de Pablo.
Todo iba perfecto, incluso se había presentado formalmente como pareja ante sus familias, todo iba mejor que nunca. Hasta que dejó de ir.
Era el último partido que Pedri estaría en el banquillo, y últimamente había notado que Ferran estaba más pegado a él que de costumbre, cosa que le extrañaba, Ferran había sido siempre un mimoso, si, pero no a tales maneras de no dejar casi ni respirar, en los entrenamientos no le dejaba estar casi con Pablo y eso le hacía preguntarse si pasaba algo, Ferran era muy buen amigo de Gavi.
El partido iba normal, tampoco es que Pedri lo estuviese observando detenidamente, desde hace un rato siente que le duele mucho el cuello, incluso está empezando a tener un poco de tos seca, se lamenta el no haberse abrigado lo suficiente estos días y que por eso ahora tenga que aguantar unos días resfriado.
El partido termina, victoria para el Barça, sus compañeros celebran, están a un partido menos de ser campeones de liga. Pedri decide ir al baño, luego se reunirá con Gavi.
Lo que no se espera es ver como una pequeña flor crece de su cuello, al instante se la arranca a pesar de que duela, sale del baño en estado de pánico, ¿Como es posible? Pedri nota un leve mareo, pero le resta importancia, se reúne con todos sus compañeros que le preguntan como está y todo ese rollo a lo que el canario solo puede sonreír y decir que cada vez queda menos. Todo cambia cuando se acerca hacia Gavi para darle un abrazo el cual el sevillano recibe con mucho gusto.
Ambos abandonan el estadio en silencio, hace mucho que no hablan como solían hacerlo, las cosas habían cambiado, pero ellos estaban bien, bueno, por lo menos eso es a lo que se aferraba cada noche. Por otro lado, Pablo so sabía como decirle lo que llevaba ocultando por tanto tiempo, era Pedri, lo comprendería, lo haría ¿verdad?
La casa de Gavi está en frente de ambos chicos, que se despiden con un corto beso. Nada más ver que Gavi entra en casa, Pedri arranca para irse a la suya, el dolor de cuello sigue presente, incluso vais diría que ahora le duele más.
Lo ignora completamente y se va a dormir.
Se arrepiente, se arrepiente de haberlo dejado pasar, Pedri no para de mirarse al espejo y ver como todo su cuello está lleno de flores, tantas que le es imposible hablar, decide arrancarse todas, a pesar del dolor que le causa, no le contará nada a nadie, prefiere ir primero al médico antes de alertar nada.
Como siempre Gavi le espera en la puerta con una sonrisa, hasta hoy, el menor ni siquiera le mira, Pedir siente una pequeña punzada, sentía como poco a poco se iba alejando de su novio, de su mejor amigo.
El entrenamiento fue bien, ya no sentía molestias ni malestar aunque el dolor de cuello había pasado a ser un dolor agudo en la garganta. Ferran le estaba esperando a la salida, con su mirada de siempre, esa que le decía que sabía algo que no estaba dispuesto a contar. Fue entonces cuando Pedri empezó a toser, tanto que tuvo que pararse un momento, se llevó su mano a la boca, una flor, Ferran mira a su mejor amigo asustado, sin preguntar dos veces lo agarra y lo lleva directo al médico, no está dispuesto a perder a nadie más.
Una vez llegan al médico, Pedri es atendido de inmediato, Pedri siente cómo si en vez de saliva tragase fuego en su lugar, quiere llorar, llorar hasta que el dolor se esfume.
— Paciente 31037, necesita de atención inmediata.
Las luces suben y bajan mientras que Pedri siente que cada vez tiene más y más sueño, escucha voces a su alrededor, pero no entiende ninguna de ellas. Cierra los ojos, y por primera vez en mucho tiempo, el ruido cesa.
Poco después se despierta en una cama de hospital, al ver todos los tubos que le conectan se asusta e intenta quitárselos, pero Ferran que está a su lado se lo impide intentando tranquilizarlo. Un médico entra en la habitación poco después.
— ¿Pedro González?
Pedri asiente porque es lo único que puede hacer.
— Seré breve y conciso, ¿A notado usted que su pareja le haya estado evitando u ocultando cosas recientemente?
Pedri asiente de nuevo, sus mejillas empiezan a calentarse, no puede evitar sentir vergüenza, pero Ferran coloca una mano en su hombro lo que le da un poco de tranquilidad.
— La enfermedad de Hanauso es muy poco común, sobre todo en gente joven, hacia mucho tiempo que no tenia un caso como este.
Los nervios inundan el cuerpo de Pedri que se mueve inquieto en la cama, no es capaz de pronunciar algo sin que sienta como le quema y le desgarra la garganta.
— ¿Que enfermedad es esa, doctor? - pregunta Ferran.
— Está enfermedad trata del crecimiento de flores por todo el cuello debido a que la pareja de la persona que padece esta enfermedad le ha traicionado o le está mintiendo, ¿Me equivoco, Señor González?
Pedri juega con la cabeza.
— La cura a esta enfermedad es que la pareja se sincere o que a el paciente deje de importarle, sino...el desenlace será fatal, cada vez crecerán más flores hasta el punto de ahogarlo.
El doctor abandona la habitación dejando a Pedri peor de lo que estaba. No sabe que le da más miedo, el morir, o saber que Pablo le ha estado mintiendo todo este tiempo.
— No quería ser yo el que te lo dijese, de verdad que no, Pedri.
Ferran saca su móvil para después enseñarle algo. Cada foto que va pasando se siente como una puñalada directa al corazón, Pablo con un chico, no una vez sino muchas, todas en diferentes días.
— Es vecino de Eric, les ha visto varias veces...bueno, ya sabes.
Pedri no quiere seguir escuchando, a la vez que siente como su cuello se llena de más y más flores sus ojos no paran de llorar, por eso Ferran había estado tan pegado a él últimamente, quería protegerlo, acto seguido Pedri le pide su móvil para escribir algo.
"No quiero volver a verlo"
Ferran mira a su mejor amigo envuelto en lágrimas, temblando, entonces supo lo que tenia que hacer.
Pasaron las semanas y Pablo dejó de recibir noticias de su novio, en los entrenamientos ni siquiera se acercaba a él, ya no le llevaba a todos lados y mucho menos pasaban tiempo en su apartamento como lo solían hacer siempre.
Una tarde, después de una larga ronda de entrenamiento Gavi recibe algo, es una caja negra, al abrirla se encontró con miles de fotos suyas con Javier y un bote de helado de fresa. En la tapa había una nota que decía:
"Puede que fuese tu primera relación, pero espero que sea tu última, Pablo, no tenías derecho a hacerme tanto daño cuando yo te lo di todo, ¿Acaso no fui suficiente? No esperes que nos volvamos a ver, no quiero hacerlo.
Espero que te guste, por tu culpa ahora odio el helado de fresa."
¡Espero que os guste! Es mi primera vez haciendo esto, así que no seáis muy malos. 😭
Pronto más y mejor, lo juro
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