14
EL FIN DE SEMANA HABÍA PASADO CON RAPIDEZ, LOS BESOS ROBADOS Y ABRAZOS traviesos habían sido testigos del romance de niños que comenzaban a experimentar ambos jóvenes, incluso, habían hasta dormido juntos bajo los sacos de dormir de ambos, o bueno... espalda con espalda cuenta, ¿no?.
El lunes había llegado y con ello, Ren llevaba en sus manos un pequeño ramo de flores blanquecinas —las cuales, no era ninguna rosa—. Acercó su nariz al ramo y sonrió en grande cuando aspiro el dulce y agradable aroma de estás... era un ramo tan bonito como Katherina.
—¡Ren!—escuchó a sus espaldas y volteó, notando a Gorya correr hacia él, haciéndole esconder el ramo tras su espalda.— lo siento tanto...
—¿Qué?
—Esta mañana vi las noticias y...—miró incomoda sus manos— Mira, yo... te juro que hubiese sabido no te habría hecho correr tras ella
—Gorya... si no fuera por ti, no habría enfrentado mis sentimientos—comentó tranquilo— si, quizás con Mira nos queríamos... se que fuimos felices en un inicio, pero somos tan distintos... se que la hubiese estancado en vez de hacerla avanzar
—No digas eso, si no fuera por ti...—le apuntó— no estaría aquí, ese día... el maldito día de la tarjeta
—¿Estás diciendo que soy util?—alzó una ceja.
Ren era un mar de inseguridades con todo el mundo, incluso, con Gorya, pero pareciera que con Katherina era un hombre diferente, alguien con seguridad que fácilmente podría domar un león.
—Estoy diciendo que vales oro, Ren
El pelinegro sonrió, complacido completamente. Le gustaba oír como Gorya le decía que era una buena persona, quizás, porque cuando ella lo decía no sonaba falso como los demás.
—¿No te afecta lo de Mira?
—Un poco, pero son cosas que debo superar—se encogió de hombros— quizás éramos personas correctas en momentos incorrectos
—¿Puedo...—abrió sus brazos.
—Por favor...
Y se abrazaron. Sin contar que en otra azotea, Thyme los había observado.
KATHERINA ESTABA SIENDO ARRASTRADA POR SUS HERMANOS A SU SALÓN AQUELLA mañana, supuestamente porque era un "acto" para el día de los peces que la misma escuela había hecho, teniendo que quedarse y cumplir el rol de "madre" que no le correspondía.
—¿Cuántos años tienes?—un jovencito se le había por ahí— ¿vas en último año?
—Si, vine a ver a mis hermanos menores—les apuntó— son los que están jugando a los tiburones
—Mi sobrino es el que está disfrazado de calamar—le apuntó— yo salí hace un año de Köcher
—¿En serio?, woah... ¿estás en la universidad?
—Podría decirse que si—sonrió sin abrir los labios— me llamo Mike, ¿y tu?
—Katherina, ¿qué estás...
—¡Lamento la demora, tuvimos un problema con un problema con un pez doctor que se lesionó comiendo un sándwich esta mañana!—la maestra habló.
—¡Se cayó por las escaleras, fue gracioso!—Sam gritó junto a otros niños, haciéndole reír.
Mike la miró maravillado, de cierta manera, recordó las palabras de su amiga Lawan, quién decía que según su horóscopo, esa semana iba a conocer a su alma gemela y al parecer, la había encontrado. Notó como la castaña grababa a su hermanos y fotografiaba, admiró sus facciones delicadas y la sonrisa que adornaba su rostro, incluso, sin siquiera conocerla, quiso sumergir su nariz en aquella cabellera que olería a vainilla o a fresas.
El acto había sido un éxito y con ello, ambos jóvenes habían intercambiado contactos e incluso, Mike le había invitado al bar donde trabajaba para darle un pequeño cóctel de tragos dulces solo para ella.
Mayra le había enviado un mensaje a Ren al terminar el acto sobre que demoraría en llegar debido a la situación, sin saber que la escuela sería un completo desastre por un gran malentendido.
KATHERINA CAMINÓ POR LOS PASILLOS SOLITARIOS MIENTRAS QUE SUSPIRABA AGRADECIDA que su ausencia había sido notificada por su padre, haciéndole respirar más tranquila que minutos anteriores. Nunca en sus años escolares había llegado tarde y gracias a su madrastra, habían sido dos ocasiones... realmente no era algo que le gustaría ver luego en su boleta de calificaciones.
Notó también lo desordenado que estaba todo, incluso, le llegó a producir un escalofrío en su estómago. Caminos hasta su locker, notando que estaba mal cerrado y decidió abrirlo, notando como un sobre caía al suelo y se agachó, abriéndolo para ver fotografías de Gorya y Ren abrazados y luego, ella con el ramo en sus manos, y al final de las fotografías , encontró una nota.
¿Estás segura que él es el correcto?
Yo no lo creo.
La caligrafía masculina la hizo suspirar. Odiaba los chismes y sobre todo, cuando involucraban personas que conocía y a ella.
—No me sorprende que esto haya sucedido...—se habló a si misma.
No, no estaba triste realmente. Quizás se habían adelantado un poco y Ren descubrió que gustaba de Gorya... no era extraño tampoco siquiera pensarlo, aquella chica bajita era hermosa y adorable, incluso, si Kath fuera hombre, quizás habría intentado algo.
—¿Eres nueva?—escuchó a sus espaldas una voz masculina y guardó en su mochila el sobre.
—Soy Katherina, ¿y tu...
—Soy Somchai, volví aquí esta mañana...—sonrió— ¿vas en el salón de Gorya?
—Si, ¿cómo lo...
—Thyme y Ren estaban buscándote—suspiró con una mueca— ¿tienes algo con ellos?
—Am... no realmente, o sea, a Thyme no lo conozco y Ren... supongo que somos amigos—se encogió de hombros.
—Oh bueno... ten cuidado, ¿si?—le sonrió amigable.
Y asintió. Siguiéndolo para ir al aula, mirando curiosa el entorno.
—¿Qué sucedió?
—Thyme expulso a Ren de los F4...—respondió estirándose— encontraron a Ren con Gorya en la azotea con un ramo flores blancas. y al parecer, Thyme gusta de Gorya...
—Pensé que gustaba de Annong, su prometida...—recordó las palabras de Ren.
—Bueno, nadie sabe... Thyme es demasiado extraño
Y la castaña asintió. Después de todo, luego de tantas cosas positivas, no era nuevo que todo se fuera por el caño, ¿no?... porque todo lo que sube, debe bajar en algún momento, y todo mal entendido tiene que resolverse.
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