EL VIERNES HABÍA LLEGADO Y SOBRE TODO, EL TÉRMINO DE LA JORNADA ESCOLAR HACIENDO A KATHERINA ESTIRARSE Y BOSTEZAR en su lugar, llamando la atención de Gorya.

—Kath, ¿puedo preguntarte algo?—preguntó con nerviosismo.

—Lo que quieras, soy un libro abierto

—¿Qué opinas de Ren?—mordió la cara de su mejilla interna para tranquilizarse.

—Bueno, es un buen chico y sobre todo, un buen amigo—comentó, guardando las cosas en su mochila— también es agradable, ¿por qué?

—Oh... bueno, pensé que...

—¿Qué cosa?—la miró con atención, deteniendo sus acciones— ¿te gusta Ren?

—No—mintió— ¿y a ti?

—Creo que me atrae—admitió con sus mejillas rosadas— realmente si te gustaba iba a hacerme a un lado, no me gusta relacionarme con los chicos que les gustan a mis amigas

Gorya se sintió mal, fuera del hecho de que a Ren le gustará otra persona, sino, porque Katherina era tan honesta y parecía ser la chica ideal para él, haciéndola simplemente sentar cabeza e intentar dejarlo ir.

—¿Y por qué no te gusta y solo te atrae?

—Porque quiero conocerlo bien—admitió para seguir arreglando sus cosas— y bueno, también porque él debe conocerme bien a mi...

REN MIRABA SU CLOSET CON CURIOSIDAD, REALMENTE NO SABÍA QUE LLEVAR NI MUCHO MENOS QUE PONERSE ANTE LA INVITACIÓN A ALMORZAR por parte de la castaña, haciéndole sentir como todo un niño inexperto y nervioso. Al final opto por irse a la segura y elegir ropa que era casual y servía para estar en casa, más que nada, no quería ser muy obvio... no cuando los niños que eran bastante honestos podían delatarle. Luego de arreglar sus cosas y cambiarse, decidió ir a una pastelería y comprar un pie de limón como postre para el almuerzo.

El trayecto había sido agradable, más que nada, le ayudo a relajarse y tomarse todo el tiempo del mundo poder pensar sobre las cosas que podían hacer o hablar, incluso había ensayado diálogos... era demasiado ridículo realmente. Estacionó fuera y bajó con sus cosas junto al postre que lo llevaba con una mano, se aproximó a la puerta y tocó el timbre.

—Bien Ren, solo son tres días y dos noches—se dijo para tranquilizarse.

—¡Katherina, tu novio el feo está aquí!—Sam gritó.

—¡Que no es su novio, sopenco!—Ethan le dio un zape— ¿quieres pasar?

El chico simplemente soltó una risa debido a lo gracioso y adorable que era ese par, los cuales se hicieron aun lado para dejarle pasar y cerrar luego la puerta.

—¿Te gustan los ravioles?—Ethan interrogó.

—Me gustan demasiado, ¿por qué, Katherina hizo?

—No, vamos a comer puré con dino nuggets—Sam soltó una risa, mirando a su gemelo con diversión—¿Qué traes ahí?—apuntó.

—Traje un pie de limón—respondió dejando su bolso sobre el sofá— ¿saben dónde puedo dejarlo?

—Ven—Sam se dio la vuelta para guiarlo a la cocina.

Lo siguió para poder dejarlo dentro del refrigerador, mirando cómo Katherina simplemente bailaba mientras cocinaba y revolvía el puré, haciéndole reír.

—Siempre hace lo mismo, ¿en serio te gusta?—Ethan le jaló el brazo llamando su atención.

—¿Cómo...

—Seremos sonsos pero no ciegos—Sam respondió divertido— no le diremos, tranquilo

—Pero a cambio, vas a darnos de esas palomitas que le diste a Kat

—Hecho

EL ALMUERZO ERA BASTANTE AGRADABLE Y SOBRE TODO GENIAL, ESTABAN LOS CUATRO SENTADOS FRENTE A LA MESITA DE CENTRO DE LA SALA mirando la televisión, la película de Totoro los tenía sumergidos a todos, sobre todo a Ren, a quién le había fascinado aquella criatura peluda.

—¿Qué es eso?—Ren quizo preguntar por la especie del animal.

—Mi vecino Totoro, ¿acaso no lo ves?—Ethan respondió con indignación.

—Creo que se refiere a que criatura es, tonto—Sam negó igual de indignado— no sabemos que es, pero parece un conejo gigante

—Creí que era una especie de oso con orejas puntiagudas—Katherina respondió ante la respuesta del mellizo menor.

—Oh... entiendo—Ren soltó una risita.

Siguieron comiendo en silencio, incluso Katherina se apoyo en su hombro mirando la televisión, disfrutando de la compañía de sus tres personas favoritas del planeta, sobre todo porque estaban disfrutando de un momento agradable y sobre todo, porque el cariño se podía palpar en el aire y también Ren estaba feliz, porque aquel rato que llevaba ahí, podía sentirse parte de un grupo dónde podía ser el mismo, sin competir con nadie para ser visto.