LA AZOTEA ESTABA VACÍA COMO DE COSTUMBRE PERO, SE SENTÍA DIFERENTE, COMO SI REALMENTE FUERA UN LUGAR HECHO para ambos.

—Realmente me siento cómoda contigo—admitió mientras caminaban para sentarse en el suelo en el típico lugar de siempre.

Ambos se sentaron y Katherina simplemente se acostó en las piernas de Ren, cerrando los ojos apenas el chico por inercia comenzó a acariciar su pelo sedoso y suave con lentitud.

—Yo también me siento cómodo contigo, desde que nos vimos en el avión—admitió.

—¿Y sigues dibujando?

—Todos los días dibujo... ¿quieres verlo?

Negó suave, con una sonrisa tan tímida como ella lo era— quiero que me enseñes, así podemos hacernos retratos mutuamente—abrió los ojos para mirarlo desde abajo.

Nunca lo había analizado a detalle porque quizás nunca se había dado el momento en que el rostro de Ren era perfilado y sus ojos brillaban dándole un aire adorable, su cabello castaño peinado de manera elegante con puntas que se levantaban de manera rebelde... pero sobre todo, el aura triste que le acompañaba, nunca lo supo hasta que conectaron miradas. Ambos eran como lobos solitarios, viviendo sus dolores en silencio mientras que veían a los demás vivir sin temores.

—¿Quieres dibujarme?—su voz la trajo a la realidad— ¿por qué?

—Porque con el sol contrastando tus ojos, merece ser retratado en óleos—confesó, con las mejillas rojas.

Ren sonrió soltando una risita suave, mirando a otro lado para esconder el rubor de sus mejillas.

—Bueno, puedes tomarme una fotografía—sugirió volviendo a mirarla.

Y lo hizo, tomó su teléfono buscando la iluminación perfecta para tomar la fotografía y admirarla con cariño.

—¿Puedo verla?

—Cuando me enseñes a dibujar, te dejaré verla y te la obsequiaré en un cuadro

—Bien—asintió— ¿somos amigos, verdad?

—Claro que sí, ¿por qué?

—¿Crees que los amigos podrían gustarse?

—Mmm... bueno, dicen que los matrimonios que más triunfan son los que surgen de mejores amigos—admitió— así que, si, creo que sí, ¿te gusta una amiga?, ¿un amigo?

—Solo quería saberlo...

REN ESTABA ABURRIDO EN AQUEL SALÓN CON SUS CUATRO AMIGOS, ESCUCHANDO COMO THYME se quejaba sobre que su madre hablaba de que Anong y él debían casarse, cosa que no quería, y también sobre Gorya, la cual estaba evitándolo a toda costa.

—¿Y si buscas a alguien de igual importante que Anong y dejas eso atrás?—Sugirió Kavin— su padre siempre dijo que Kim y ella eran tal para cual y lo creo

—¿Crees que alguien que no sean esas dos, van a soportarlo?—MJ soltó una risita.

—¿Tu universitaria ya te dejó por otro?—él de animal print gruñó.

—Realmente eres despreciable, Thyme

—¿Y por qué estás tan callado?—el mencionado miró a Ren— hace días que no te vemos ni sabemos de ti

—¿Y qué sucedió con Mira?—alzó una ceja MJ.

—Nada, decidimos dejarlo y eso fue lo más sano que pudimos hacer—comentó, dibujando en una esquina de la hoja a la chica en sus piernas.

—¿Y por qué andas taaaan desaparecido?—Kavin curioseó— ¿es guapa?

—Creo que deberías enfocarte en tu niña

—No porque guste de Hello Kitty y tenga 17 significa que sea una infante—se quejó el de gafas— saben, los odio a todos

Y Ren soltó una risita, realmente quería a sus amigos, pero por primera vez quería amar en silencio, sin saber que le costaría caro.

KATHERINA CAMINABA POR LOS PASILLOS BUSCANDO ALGÚN QUIOSCO PARA COMPRAR algo de comer, no había podido desayunar por culpa de Sarah y realmente su estomago estaba matándole.

Estaba perdida hasta que pudo llegar al comedor, buscando que poder comprar aunque sea un pan.

—Disculpe, buenos días—saludó— ¿podría venderme algo de comer?

—Mi niña, no vendemos nada que no sea almuerzo—le habló la mujer mayor.

—Oh bueno... pensé que... olvídelo—soltó una risita avergonzada.

—Puedo darte de mi colación—sacó de detrás del mesón una caja de jugo de durazno y unas galletas con chips de chocolate— ¿te parece bien?

—Muchas gracias—dijo metiendo la mano a su monedero.

—No me des dinero, estoy bien con que lo disfrutes—sonrió la mayor.

Tomó las cosas, haciendo una pequeña reverencia y salió abriendo el paquete, echándose una galleta a su boca algo distraída, caminando por los pasillos para volver a perderse y chocar con alguien, cayendo al suelo.

—Lo siento, no fue mi intención—se disculpó avergonzada.

—¿Eres ciega o no ves por dónde andas?—escuchó la agresividad de la otra persona, haciéndole jadear bajito, asustada.

Si fuera una nutria, probablemente le mostraría su cría para mostrar clemencia y dar pena, pero como no podía porque era humana y apenas tenía 18 años, solo le miró con ojos brillantes de cachorrito y un pucherito.

—Yo lo siento mucho...

Y el chico frente a ella tragó saliva, sintiéndose culpable de cierta manera por hablarle así a una chica tan delicada y bonita, llamando por completo su atención.

—No te preocupes, yo debería disculparme—le extendió su mano.

Katherina la tomó para impulsarse y levantarse, disfrutando de la suavidad de aquella mano ajena.

—¿Eres nueva?

—Si, llegue hace una semana más o menos—calculó mentalmente— soy Katherina, ¿y tú?

—Mucho gusto, soy Thyme—el chico sonrió con los labios cerrados.

Y sin saberlo, había pactado con el diablo de la manera más inocente.

Thyme 🤝 MJ
Gustar de la chica
de sus mejores amigos