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⭐Capítulo 22⭐

— Sabes que estaremos en contacto...

— No es lo mismo—abrazó a la chica con fuerza. Lina correspondió el abrazo de Beth odiando que las despedidas fueran tan seguidas en su vida, suspiró sonriendo de lado.

— Vamos, Beth, yo debería ser la que debe estar triste...

— ¿No quieres volver a Corea con nosotros? —propuso mirándola— ¿Conmigo? El departamento se siente muy vacío...

— Tal vez vuelva, pero no ahora, necesito acabar mis estudios—explicó. Ambas estaban en el centro comercial, habían salido a caminar un rato y el tema salió cuando la mayor se puso a sollozar—Quizás vaya en invierno.

— Falta mucho para eso.

— El tiempo pasa volando, Beth.

— ¡No! ¡No quiero esperar!

— ¿Estás haciendo un berrinche? —bromeó. Abrazó a su amiga de nuevo—No desapareceré de nuevo, lo prometo.

Beth acarició su espalda suspirando, ella también detestaba las despedidas, esa chica se había ganado su amistad y ahora era difícil soltarla sin más.

[...]

— Estás pasando más tiempo allá que aquí en casa—escuchó decir a su madre del otro lado de su celular. Lina estaba en el balcón de la habitación con sus brazos apoyados en el barandal mirando la ciudad iluminada en la noche.

— Ya déjala, mujer, ¿No entiendes que quieren privacidad?

— Papá—Lina restregó sus ojos sonriendo de lado. Sus padres eran un caso perdido, pero los quería con sus locuras.

— ¿Estás bien? —ahora su madre sonaba más preocupada—Tu hermano me dijo que esos chicos se irán en unas semanas, no has hablado con nosotros...

— No me gusta hablar del tema—resumió pasando su mano por el cabello—Cuanto más lo pienso, más lo extraño...

Hija, ¿Por qué no vuelves allá?

— Porque comenzaría desde cero de nuevo—chasqueó la lengua en signo de frustración—Mamá, quiero terminar mis estudios aquí, quiero seguir trabajando aquí y...

— ¿Por qué no le pides ayuda a tu chino?

Lina ni se molestó en recordarle que no era chino.

— A eso voy, no quiero que él crea que estoy aprovechándome de su fama o algo así.

JungKook salía del baño con una bata blanca y el cabello rojo mojado por la ducha. Fue a una de sus maletas buscando algo cómodo para dormir, pero se detuvo a escuchar sin evitarlo.

— No creo que él piense eso, Lina—aclaró su padre—No te aprovecharías de él...

— Papá, JungKook tiene cosas más importantes en las que preocuparse, nuestra relación es...normal de a ratitos, su rutina es diferente a la mía—interrumpió con cierto tono cortante—Él tiene sus problemas, no voy a sobrecargarlo con los míos.

JungKook se sintió algo herido ante eso, ¿Lina creía que a él le molestaría que le contara sus problemas? ¡Pero si eso es lo que quiere! Dicen que todo tiene un límite, pero Kookie está seguro de que no han quebrado ninguno.

— Lina, lo siento, no quise...—su padre guardó silencio. Ella había comenzado a sollozar.

¿Recuerdas lo que me dijiste cuando tenías diez años? —preguntó su madre. Ella limpió sus lágrimas sin saber porque lloraba exactamente—Dijiste que si llegabas a llorar por un chico que te golpeara.

— Sí—Lina rio tristemente—He dicho muchas cosas...

— ¿Y recuerdas lo que te hemos dicho desde siempre? —guardó silencio. JungKookie fue acercándose sin hacer ruido—Es inevitable enamorarse.

— Él sabe que voy a extrañarlo, lo quiero a él y a los demás—su voz flaqueó—Mamá...yo...—fue interrumpida cuando unos brazos rodearon su cintura. Lina sintió un nudo en la garganta cuando el rostro del chico se hundió en su cuello. Aseguró a su madre que la llamaría por la mañana y colgó.

— ¿Hay alguna despedida en la que no terminemos llorando?

- Debes pensar que soy una llorona.

— Pienso que eres lo mejor que me ha pasado en la vida—admitió besando su cuello causándole un escalofrío agradable—No eres una molestia o estorbo para mí.

— Escuchaste—sonrió de lado girándose para verlo. Ambos entraron a la habitación cerrando la ventana del balcón, eran las once de la noche— ¿No me odias por no volver contigo a Corea?

— Respeto tus decisiones—acomodó algunos mechones de su cabello.

[...]

Lina no podía dormir y el chico tampoco, ambos se miraban fijamente en aquella cama, sus manos estaban entrelazadas, JungKook adoraba lo frágil y pequeña que se sentía en sus dedos, daba la sensación de que se rompería en pedazos con cualquier gesto o movimiento. En semanas se separarían, ¿Por qué no aprovechar ese momento juntos?

Se acercó a sus labios besándolos con algo de intensidad, la chica colocó sus manos en su cuello mientras las manos de él acariciaban su cintura atrayéndola más a su cuerpo. Con la luz de luna entrando por la ventana...el momento fue más que perfecto.

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