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| Capítulo 29 : Final |

•⊱ ☪ ⊰•


Las piedras rúnicas se convirtieron en una sola. La magia y el poder de todos los que ahí se encontraban ayudó a restablecer la energía de las piedras. El nuevo cristal se alzó en el aire, brillando intensamente, los jóvenes estaban algo débiles por compartir su magia, pero con la nueva fuente de energía, todo se restableció.

El cristal emitió varias ondas de energía tan grandes llegando a toda la isla, incluyendo los mares que la rodeaban, curando así a los heridos, reviviendo a los afectados y devolviéndole la carga a las runas que cada portador tenía y haciendo que estos volvieran a controlarse, ellos quedaron atónitos con lo que había pasado, lo recordaban. Pero la cosa no acaba ahí, puede que el orden entre los habitantes haya sido devuelto, y la isla se haya detenido, pero el portal que separaba a ambas dimensiones seguía abierto.

Los líderes salieron del bosque hacia la playa para ver como seguían las cosas... y estaban peor que antes, si no hacían algo lo más rápido posible, el caos del choque de las dimensiones sería catastrófico. 

— Okay, definitivamente esta es la peor cosa que hemos enfrentado. — dijo la sirena al ver el desastre. — Aurora, necesito a toda la comunidad de hadas elementales, a los kitsunes, dragones, hechiceros y brujas, muchos cristales aún siguen afuera y hay que recuperarlos.

— ¿Y con las personas de allá? Obviamente, vieron todo eso y a los que salieron de aquí, y pudieron haber tomado cristales. — decía Erick.

— Las sirenas y tritones nos encargaremos de su memoria.

Todos los acudidos llegaron a la playa, las hadas se encogieron y fueron las primeras en salir de la isla a buscar los cristales, los hechiceros y brujas fueron los siguientes, iban montados en los dragones para facilitar la tarea, siendo acompañados por los kitsunes. Las sirenas salieron de su dimensión nadando a toda velocidad mientras cantaban, obligando a quienes escucharan a olvidar los sucesos anteriores. Allá todo parecía relativamente en calma, pues el mal clima había cesado, pero las ciudades estaban hechas escombros.

Se les dio la orden a las brujas de ayudar a las personas, de reconstruir lo que se pudiera en el menor tiempo posible. Los hechiceros y las hadas se dispersaron por todo el continente en busca de los cristales, fue un arduo trabajo encontrarlos, pero lo lograron al poco tiempo. Las sirenas también buscaban en el mar, y algunas se encargaban de borrarle la memoria a las personas, esa fue una tarea difícil, pues eran más de mil personas que habían visto a las criaturas sobrenaturales esa noche, pero el único recuerdo que les quedó fue un desastre natural, nada más.

Mientras se arreglaban los desastres allá, Christopher se dirigía al Templo BlackMoon a confrontar el problema que había empezado todo, siendo perseguido por su omega, pues él estaba furioso, mucho más que eso, con la hermana de su pareja, por lo que había hecho.

•⊱ ... ⊰•

Stephanie Graham acababa de recuperar la conciencia y yacía en el suelo frente al lugar donde estaba la antigua runa licántropa, algo desorientada, pensó que su plan había funcionado y se levantó despacio a buscar a su hermana para salir de allí, pero fue detenida inmediatamente por el alfa que estaba de lo más enojado con ella por lo que hizo... y eso se notó en los ojos negros y plateados del chico.

Christopher se estaba comenzando a dejar llevar por el enojo, que se convertía poco a poco en odio, caminaba hacia la chica mientras ella retrocedía al verlo de esa manera, Chris estaba intentando con todo su ser controlarse, pero lo que esa chica había hecho era algo imperdonable. La joven chocó con la pared, mirando fijamente a los ojos del alfa frente a ella, las garras de él ya se asomaban.

— ¿No te atreverías, o sí? — retó la joven, eso solo lo estaba incitando.

— Lo que hiciste amerita esto y mucho más, Stephanie. — habló con voz ronca, clavó sus garras en la pared cerca de su rostro. — No tienes ni la mínima idea de lo que provocaste allá afuera, de cuantas vidas se perdieron por tu culpa, afortunadamente pudimos resolverlo a tiempo, pero no es la base. — sus garras se deslizaban por la pared, dejando una marca profunda en esta.

La chica ya temblaba de miedo, no sabía de lo que el alfa era capaz de hacerle, en ese momento, para buena fortuna de ella, no se enfrentó a la furia de un alfa... Pues Delancy intervino.

— Chris, tranquilo. — tomó delicadamente su hombro para que el mencionado volteara a verla, los ojos de su pareja volvieron a su color normal, pero aún tenían esa furia en su mirar, quitó sus garras de la pared, retrocediendo. — Pero tienes razón.

— ¿Qué? ¿Ibas a dejar que me lastimara? — replicó su hermana.

— No, pero lo que hiciste lo merece, hasta más. — decía la omega, su hermana la veía con miedo. — No ignoraré nada de lo que hiciste aquí, y por eso debes irte, algunas especies pueden ser más rencorosas que otras y no quiero que te lastimen.

— Aunque lo tenga merecido. — agregó Christopher.

— ¿Por qué lo hiciste? — preguntó Delancy su hermana dudó en responder. — Stephanie, solo responde. — se acercó a ella y su hermana comenzó a llorar.

— No podía aceptar que te había perdido y que ahora te quedaras aquí, no puedo... No quiero que me dejes, hermanita. — dijo entre sollozos para luego tirarse a los brazos de su hermana, quien correspondió casi al instante. — No quiero irme sin ti.

— Ya te dije que eso no será posible, fue mi decisión quedarme. — dijo para luego romper el abrazo. — Pero no me perderás, estaremos juntas siempre, te visitaré como Chris lo hizo conmigo, no nos vamos a separar nunca. — un nuevo abrazo se formó, uno melancólico y probablemente el último que se darían en un largo tiempo.

•⊱...⊰•

Los cristales habían sido recuperados y todos volvían a su dimensión lo más rápido posible antes de que el portal se cerrara.
Una vez en su dimensión fueron camino a su hogar a dejar los cristales en la cueva donde estaba el nuevo cristal, los colocaron alrededor de este y luego se marcharon, tenían cosas que arreglar en sus reinos. Dylan se acercó a dónde habían dejado las gemas y tomó un rubí para llevárselo con él, tenía una cosa pendiente.

Pasaron unos minutos y el vampiro buscaba por doquier a su novio, debía darle el anillo para que fuera más fácil controlar su sed de sangre, no sabía cómo comenzar ahora que ya lo había convertido, no sabía si seguía siendo el mismo. Fue a su lugar favorito, a través del bosque hacia el acantilado, donde ambos se registraban en la hierba a mirar las nubes, pasando un buen rato.

Y ahí estaba Daniel, sentado en el césped de espaldas a Dylan, el mencionado estaba nervioso.
Daniel sintió una presencia detrás de él, supo de inmediato de quien se trataba.

— ¿No querías convertirme? — preguntó, Dylan se sobresaltó. — ¿Por qué, eh? — giró su cabeza para ver a su novio ahí parado. Dylan suspiró para luego caminar hacia él y sentarse a su lado.

— No quería obligarte, y... No quería alejarte de tus amigos por estar conmigo. No le malinterpretes, si quiero estar contigo para siempre, pero no así. Pero no había muchas opciones en ese momento, y no te iba a dejar morir. — confesó, bajó su mirada al suelo con pesadez, sintiéndose, en parte, culpable.

Daniel se apresuró a abrazarlo con fuerza, sorprendiéndolo, a los pocos segundos Dylan correspondió el abrazo. Se quedaron así un rato, luego se separaron lo suficiente como para verse y luego juntar sus labios en un tierno beso.
Daniel no consideraba lo que Dylan había hecho como algo malo, y quería que él lo supiera. Le demostraría que también fue su decisión el convertirse, después de todo se lo iba a pedir luego.

Se separaron y se dedicaron sonrisitas tímidas, ahora tenían todo el tiempo del mundo para demostrarse cariño mutuo. Dylan por fin se sentía seguro al tener a un chico que amaba tanto a su lado, sin preocuparse por lastimarlo, y Daniel finalmente se sintió realmente querido, ya no estaban jugando.

— Te tengo algo. Lo mandé a hacer mientras te buscaba. — dijo Dylan, sacó una cajita negra del bolsillo delantero de su pantalón y se la entregó a su novio, al abrir la caja Daniel sonrió feliz. — Con ese anillo, serias oficialmente un vampiro.

Daniel no perdió el tiempo y se colocó el anillo en su dedo anular derecho, volvió a besar a su chico para agradecerle y él lo aceptó gustoso.

Luego de unas horas, todos los humanos se encontraban en la playa frente a su yate, guardando sus cosas en este, pues ya era hora de partir. Daniel se reunió con su mejor amiga Angie en un abrazo, la chica lloró de felicidad al ver a su amigo con vida, bueno... Más o menos con vida. Vio como Dylan lo abrazaba por la espalda cuando ambos se separaron y la manera en que se sonreían, supo lo que pasaba al instante, se acercó al vampiro de forma intimidante y le dijo:

"Cuídalo bien, si no te juro que te mato yo misma". Le dijo haciendo un profundo contacto visual.

"Sí, señora". Las risitas de Daniel no se hicieron esperar con esa escena, se dieron su último abrazo para que luego la chica subiera al barco.

El BFS se despidió de dos de sus integrantes, pero sabían que estarían bien, el yate partió de la playa hacia el portal, siendo guiados por Melody y Erick. Al momento que el portal se abrió, los hermanos del mar cantaron para así hacer olvidar a los que estaban en el barco lo que habían visto durante esos cinco meses, dejándoles como explicación quedar varados en una pequeña isla en medio de la nada.
Obviamente, Stephanie, sus amigas y los de su hermana no olvidarán nada de lo sucedido.

— ¿A dónde deberíamos ir? ¿A Honduras o Miami? — pregunto Cristian.

— A Honduras, allá veremos que hacer. — dijo la chica Graham con notoria tristeza.

— Hey, no te sientas mal, tu hermana está bien. — animó Dayana, mientras se acercaba a Stephanie. — Solo diles la verdad.

Fue una buena decisión llegar a la nación hondureña, pues sus familias estaban ahí, tristes, pero ahí estaban. El yate llegó a la playa de Puerto Cortés, sorprendiendo a los salvavidas que vigilaban la playa en la madrugada. Alertaron rápidamente a las autoridades al ver a los jóvenes que llegaron en el barco y ellos llamaron a sus familias.
Los niños ahora estaban en la estación de policía esperando a sus padres, los adultos al ver a sus hijos no lo podían creer, de milagro habían sobrevivido según ellos, fueron unos emotivos encuentros.

Cuando llegó el de la familia Graham, el matrimonio corrió feliz a abrazar a su hija mayor, la abrazaron con fuerza y los llantos ya se presentaban junto con los innumerables "Te amo tanto", "Me alegra que estés a salvo".
Luego del emotivo encuentro, se percataron que su hija menor no se presentaba.

— Stephanie, ¿dónde está tu hermana? — preguntó Valery, la mencionada no sabía qué decir, así que se quedó callada. — ¡Stephanie! ¿Dónde está Delancy? — gritó exasperada.

— Ella... No... No quiso volver. — respondió con los nervios a mil.

— ¿Cómo qué "no quiso volver"? — cuestionó su padre. — Deja de jugar y contéstame con la verdad.

— Sé que no me creerán, pero es lo menos que puedo hacer por ella, les contaré la verdad y no mentiré. — habló decidida.

Aunque si les dijo todo lo que pasó, era más que obvio que no le iban a creer, por lo que al día siguiente se divulgó la noticia de que Delancy Graham había fallecido en el mar, junto con Daniel Jones.

─── •✧ ✦ ✧• ───

Muchas cosas cambiaron, otras para bien y otras para mal en mi caso, para bien.
Estaba feliz con mi nueva vida como mujer lobo y más aún con mi novo, Christopher, oh, vaya, nunca pensé que diría eso.
Aprendía cada vez más sobre las distintas especies ahora que vivía ahí. Eliza me enseñó como hacer el hechizo espiritual para visitar a mi hermana y mis amigos las veces que quisiera, era la forma en que nos contactábamos.
Hablando de mis amigos, Daniel y Dylan ahora son pareja, finalmente lo veo con una mejor expresión, él se fue a vivir al Castillo Negro junto con su novio, debía aprender a controlar su instinto, pero tenía un increíble maestro para ello.

Y algo curioso del caso, tal parece que ambos tuvieron al mismo chico como novio... Cuando Daniel se enteró de que Enzo era un kitsune y que fingió su muerte para venir aquí, se sintió engañando, había sufrido por ese chico, desde siempre tuvo un espíritu bromista. Dylan se quedó sorprendido, no se esperaba ese dato.

Ya había dominado perfectamente mis poderes de licántropa y los disfrutaba. Lo que más amaba era pasar todo el tiempo con mi novio, corriendo a todas horas y por todos lados, acariciándonos, durmiendo juntos, esos besos tan hermosos que compartíamos... Un sueño, la verdad que sí.

No cambiaría nada, mi vida era más que perfecta, la que siempre quise, las personas que estaban conmigo eran las mejores y más verdaderas amistades. Sé que las cosas allá van a mejorar con mi familia. Mi abuela no le afecto tanto el hecho de que yo no regresara, pues ella ya sabia que esto pasaría. Ahora ella y Stephanie compartían más tiempo juntas, era la única, aparte de mis amigos y las suyas, que sabían que estábamos bien.

Y ahora yo me sentía en completa libertad, si es cierto extraño un poco mi vieja vida, pero aquí definitivamente soy feliz. Con mis nuevos amigos y mi encantador novio. ¿Qué más puedo pedir?

El año terminó, los problemas también y era momento de continuar nuestras vidas, aquí y allá. Ya no había nada de que preocuparse... Creo...

FIN

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