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| Capítulo 28 |

•⊱ ☪ ⊰•

Saliendo al otro lado del plano dimensional donde los Dioses del Olimpo escondieron a toda criatura sobrenatural, el caos se desató por completo. Terremotos, maremotos y una terrible tormenta se desató en el continente americano. La gente de cada país corría buscando refugio de las fuerzas de la naturaleza que atacaban sin piedad la tierra. La Isla de los Dioses amenazaba con salir de su dimensión.

La tierra se movía bruscamente, el cambio de clima repentino bloqueaba la vista de las personas y el bravío mar se elevaba y chocaba con la civilización.
La gente gritaba, corría por sobrevivir al desastre natural y los cristales de las piedras rúnicas se colaban en medio del desastre.
Pará buena fortuna, las personas no se fijaban en ellos, por lo que no corrían peligro de ser robados.

Excepto por un chico.

Y regresando a la isla, había cuerpos ensangrentados por todos lados, por rasguños y demás golpes. Christopher, Delancy, y sus amigos eran los únicos que no habían sido afectados por la energía de las runas quebradas. Al ser Christopher un alfa ya sabía controlar a la perfección su instinto, y Delancy al estar ligada a él, su ira no aparecía, ya que Chris no se lo permitía.

Llegaron corriendo al bosque a ocultarse de la masacre desatada, estaban golpeados, pero ellos sanaban rápido, eso era una ventaja. Se detuvieron en una cueva a recuperar energías y pensar en su siguiente movimiento.

— ¿Qué fue todo eso? ¡¿Por qué están actuando así?! — preguntaba aterrorizada Dayana.

— Eso es lo que no sé, nunca había pasado algo así. — habló desconcertado el alfa BlackMoon.

— Sus runas se apagaron y se volvieron agresivos de un instante, ¿qué causó algo así? — cuestionó Delancy. Chris se quedó pensativo mientras veía sus heridas sanar. — ¿Chris? — se acercó a él.

— Vi a mi hermana atacar a su novio, nunca creí verla así. — dijo aún en shock, su omega lo abrazó por la espalda. — Tal vez fue un efecto de la luna contra nosotros, pero de ser así... ¿Por qué afecto a los demás?

— Chicos, Daniel no estaba con nosotros, y me estoy preocupando por él. — dijo con nerviosismo Angie, se notaba en su expresión y olía a ansiedad.

— Lo último que vi fue que se fue de la fiesta con Dylan. — dijo Cristian. — Y también vi a muchos vampiros volverse locos allá.

— Hay que buscarlo antes de qué... — Delancy escuchó un grito a lo lejos, y un olor a sangre llegó a sus fosas nasales. — ¿Oíste eso?

— Sí. — dijo el alfa. — Hay que ir a ver. — Chris se levantó y salió corriendo, seguido por Delancy y los demás.

Al correr por el bosque siguiendo el aroma metálico a sangre, se encontraron con una sangrienta escena. Dylan estaba devorando a Daniel, drenado toda la sangre de su sistema. El joven humano estaba siendo sostenido por el vampiro mientras se lo bebía. Al sentir la presencia de alguien más, el depredador levantó su cabeza mostrando la parte baja de su cara llena de sangre de su víctima, sus ojos teñidos del rojo más oscuro y brillante, mostrando sus colmillos mientras gruñía, asustando a los demás para que no le quitaran su comida.

Los chicos retrocedieron cuando Dylan gruñó, Delancy reconoció enseguida al chico que Dylan tenía en sus brazos, vio a su amigo prácticamente moribundo; tenía los ojos cerrados, sus brazos ya no se sostenían y la mayor parte de su cuerpo estaba ensangrentada, una imagen aterradora en verdad. El vampiro seguía con el cuello de su novio, ellos no sabían qué hacer.

Abruptamente, lo soltó a no sentir más sangre en el cadáver, se levantó dejando al chico en el suelo casi muerto, volteó a ver a los demás, aún tenía hambre. Se iba acercando a sus nuevas víctimas, pero Chris lo detuvo y comenzaron a forcejear.

— ¡Dylan, reacciona! — le gritaba, pero este no parecía querer entender, solo quería sangre. Chris lo golpeó en el rostro tirándolo al suelto, se levantó de inmediato y les gruñó nuevamente, se abalanzó sobre el hombre lobo queriendo morderlo y nuevamente comenzaron a pelear.

Delancy se unió a la lucha empujando lejos a Dylan mientras mostraba sus colmillos y sus garras, atacándolo, estaba cediendo a su instinto salvaje. Chris los separó y tomó a Dylan del cuello tirándolo al suelo mientras lo abofeteaba.

— ¡Dylan! — una última bofetada lo hizo reaccionar.

— ¿Christopher? — lo vio incrédulo, se levantó con ayuda de su amigo y los demás lo observaban con miedo. — ¿Qué sucede? — preguntó, luego saboreo un poco de la sangre que aún había en sus labios, reconoció de quien era. — No... — dijo asustado, volteó a ver detrás y se encontró con Daniel... muerto. — ¡No no no no, no! — grito aterrado al ver a su novio en ese estado... Por su culpa.

— Dylan, cálmate. — le dijo Chris, pero su amigo ya estaba hecho un manojo de nervios, sus ojos ya desprendían millones de lágrimas, tomó a su chico entre sus brazos con pánico. Todos se acercaron a ellos.

— No, por favor, no, Daniel... perdóname. — habló con la voz quebrada, llorando a cántaros con el cadáver de su nuevo amor entre sus brazos. — Todo esto es mi culpa, no debí traerte, ¡debí controlarme! — se culpaba por lo sucedido mientras seguía llorando.

— Dylan, no te culpes- — el mencionado lo interrumpió.

— ¡¿Y cómo quieres que este?! ¡Lo acabo de matar y no hay nada que se puede hacer! — le gritó alterado. — ¡Lo maté, lo maté, lo maté! — lloró aún más intenso, Daniel ya estaba dando sus últimos suspiros, su alma estaba dejando su cuerpo. Angie y los demás lloraron al ver a su amigo en ese estado. Chris tenía abrazada a Delancy mientras ella lloraba en su hombro.

— Conviértelo. — le dijo Chris a Dylan, este último levantó la cabeza confundido. — Hazlo, conviértelo.

— ¿Estás idiota? No puedo hacerlo, no arruinaré su vida así, Christopher.

— Hazlo, Dylan. — le insistió, pero el vampiro decía que no se podía, que el veneno no funcionaria porque no quedaba la suficiente sangre en su cuerpo. — ¡Dylan, hazlo!

— ¡No puedo hacerlo! ¡No le arruinaré la vida!

— ¡Pues va a perderla si no lo haces! ¡Si tanto lo quieres, conviértelo! — le gritó, los demás quedaron con la mandíbula caída, ¿qué había dicho?

Dylan dudó, no quería hacerlo, pero cada segundo que lo pensaba el chico se desvanecía, no quería obligarlo... Pero tampoco quería perderlo. Sus pensamientos daban vueltas en su mente, el miedo a que no funcionará y lo perdiera lo invadía. Pero lo cierto es que amaba a Daniel, y esta vez no iba a perder a su nuevo amor.

Suspiró y acarició la mejilla del chico en sus brazos, intentaba calmar su llanto, era la única opción si lo quería tener vivo una vez más.

— Perdóname por esto. — mordió nuevamente su cuello, introduciendo el veneno en la poca sangre que aún tenía dentro. Se separó de él lo suficiente como para ver su rostro, sus ojos se abrieron y se tiñeron de sangre por unos segundos y suspiró, luego regresaron a su color normal, el veneno entró. Dylan respiró con alivio, había una oportunidad.

Todos los presentes suspiraron al ver a su amigo reviviendo poco a poco, se quedaron ahí hasta que un coyote llegó a ellos atacando a Edward lanzándolo lejos, se acercó al otro grupo mostrando sus dientes con rabia, Delancy gruñó asustando al animal y este salió corriendo, Edward se golpeó la cabeza al chocar con una roca, afortunadamente no pasó a nada grave más que un dolor en este.

Se distrajeron con el suceso anterior y no se dieron cuenta de que Daniel ya no estaba con ellos, se alarmaron y al buscarlo con la mirada notaron que estaba vivo, era un vampiro ahora; sus ojos eran rojos y su rostro reflejaba ira, necesitaba sangre. Él se fue corriendo de ahí dejando a los demás sorprendidos. De repente sintieron un temblor muy fuerte, los árboles se sacudieron con fuerza y las rocas caían de las montañas. Se alejaron de ahí lo más rápido que pudieron. Llegaron hasta el borde de la Isla y lo que vieron los alarmó.

El portal se abría, y mientras eso pasaba la Isla era arrastrada hacia el portal, varios dragones y demás criaturas, tanto marinas como aéreas, salían a la otra dimensión, y los gritos de las personas de allá se oían solo para los de oído sobrenatural.

— Bueno... ¿Y ahora qué? — decía Dayana preocupada.

— A la cueva de las runas, ahora. — dijo el alfa, todos salieron corriendo a la cueva.

•⊱...⊰•

Caminaron por el largo pasillo, mejor dicho corrieron por el lugar, notaron que los cristales que había apenas iluminaban, estaban a punto de apagarse por completo; era un enorme desastre.
Llegaron hasta una enorme puerta que contenía las estatuas de los primeros líderes de los Cinco Reinos, cada uno tenía una gema por la cual podían ver las runas. Caminaron hacia el centro para luego dividirse a ver las demás runas.

Llegaron adentro de la habitación que se encontraba y se dirigieron a cada lugar donde señalaban las runas y se espantaron con lo que vieron. Todas las runas hechas trizas. Los cristales volaban con el viento, recorrían el trayecto hasta salir de la dimensión hasta él contiene americano, dispersándose por doquier.
No sabían cómo solucionar el problema.

Pará controlar cada piedra rúnica se necesitaba a cada líder, y solamente estaban Christopher y Dylan, faltaban Eliza, Melody y Aurora. Y ellas en este momento se encontraban poseídas por sus malos instintos.

Algo que molestó muchísimo al alfa BlackMoon fue, ver en la cámara de la Piedra Lunar a la hermana de su omega ahí tirada con una espada en sus manos, se enfureció por ello.

— Tu hermana lo hizo. — habló furioso, sus ojos se tornaron negros y plateados. — Ella lo hizo.

— ¿Quién? ¿Stephanie? — preguntó la omega mientras caminaba a dónde su alfa estaba parado. — Oh no. — ahora entendió por qué Chris estaba tan enojado, notó que sus garras salían a la luz, comenzaba a gruñir con ira y mostraba sus dientes. — Chris, cálmate. — ella lo tomó suavemente de los hombros y logró tranquilizarlo, él volteó a verla.

— Tu hermana quiso perjudicarnos destruyendo la Piedra Lunar, pero no sabía que las piedras están interconectadas, al quebrar la runa... Las quebró todas. — explicaba el alfa.

— ¿Hay alguna manera de solucionarlo? — preguntó la chica.

— No lo sé, solamente las brujas y hechiceros saben lo que se puede hacer en estas situaciones, pero ahora están poseídas por la magia negra. Y es peligroso entrar a la Ciudad de la Luz con ellos en ese estado.

— No todos lo están. — escucharon una voz familiar detrás de ellos, se giraron y vieron a Eliza Lennox llegar junto con las otras dos líderes.

— ¿Có-Cómo? — preguntaron los lobos al unísono.

— El hechizo de Fénix me protegió de la magia negra, y logré que ellas dos no cedieran a su instinto. — explicaba la joven bruja. — ¿Ya saben como empezó todo esto?

— Stephanie Graham quebró la Piedra Lunar y las demás runas junto con ella. Y ahora ella está muerta. — dijo Chris.

— Tu hermana es malvada. — dijo la princesa hada, Delancy asintió de mala gana, aceptándolo. — Tengo un plan, ¡reúnanse todos! — llamó la chica.

— ¿Qué hay que hacer? — preguntó el vampiro.

— Cada quien debe ir a su reino y recolectar todos los fragmentos que queden de las piedras rúnicas, hay un hechizo que nos puede ayudar a normalizar todo.

— ¿Y quién lo hará? Tú tienes que ir también. — dijo Cristian.

— Tú lo harás, estás listo para hacer eso. — dijo Eliza, Edward se asombró con lo que dijo, la joven se acercó a él. — ¿Tienes tu libro de hechizos? — preguntó, Cristian sacó su libro y se lo mostró, la joven hojeó el libro buscando el hechizo. — Este es, realiza este hechizo lo más grande que puedas, entre más grande es más potente.

— Está bien, mi varita ayudará.

•⊱...⊰•

Los líderes de los Cinco Reinos se marcharon a recuperar sus runas.

Christopher y Delancy corrían en su forma animal hacia el Templo BlackMoon, topándose con su manada agresiva ahora, tuvieron que pelear a golpes fuertes para poder pasar al templo, los lobos no se lo dejaban fácil pero lograron pasar. Recogieron los fragmentos de cristal y los colocaron en una caja pequeña para llevarlos a la cueva, Delancy quedó viendo con tristeza el cadáver de su hermana, pero sabía que todo se resolvería.

Dylan tuvo que atravesar toda una masacre de vampiros y dragones que resguardaban la entrada al Castillo Negro, esquiva a, golpeaba, mataba y demás contal de pasar al lugar donde estaba su runa, recogió los pedazos y los llevó a la cueva.

Aurora se enfrentó a la magia elemental más salvaje y peligrosa que se manifestaba en su castillo, lo bueno de ser de la familia real, era que podía controlar todos los elementos, peleó con fuego, agua, tierra, aire, electricidad y más, llegó al Árbol Celestial, recogió los cristales y se marchó.

Eliza se enfrentó a miles de brujas y hechiceros poseídos por magia negra, gracias al poderoso hechizo Fénix logró pasar fácilmente, la magia de fuego utilizada por el hechizo le facilitó el trabajo para llegar a donde estaba la piedra.

Melody se enfrentó a la furia de los depredadores más feroces y despiadados del océano, las sirenas, ellas dominaban el mar, controlaban a los animales más peligrosos y resguardaban la entrada a Atlantis, con su poder de controlar el mar, invirtió los hechizos de las demás sirenas y tritones, logrando así pasar a su palacio y buscar su runa.

Cristian estaba nervioso, nunca había hecho un hechizo tan complejo, pero con ayuda de sus amigos logró dibujar el patrón en el suelo con ayuda de su varita a la perfección, estaba esperando que todos llegarán para realizar el hechizo. Llegaron luego de unos instantes con los cristales.

— ¡Llévenlos al centro del patrón, ahora! — gritó la líder del Aquelarre Del Sol.

Hicieron lo que se les dijo, cada quien se posicionó en un lugar específico, nerviosos por lo que debían hacer, debían combinar toda su magia en una gran fuente de energía. La isla se seguía moviendo, estaba a casi nada de salir de su dimensión y chocar con la otra, ocasionando un claro apocalipsis entre dimensiones.
El patrón, en el suelo comenzó a brillar, y con él todos los que estaban sobre él.


Una intensa luz invadió el lugar, uniendo todos los fragmentos de todas las runas en uno solo.

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