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| Capítulo 16 |

•⊱ ☪ ⊰•

Un nuevo día comenzó, dirigiéndonos al Territorio BlackMoon, donde había más de cincuenta miembros de la manada en habitaciones hospitalarias, puesto que se encontraban en muy malas condiciones debido a que su conexión con la Runa se estaba debilitando cada día más, el hecho de que una piedra lunar esté fuera de su dimensión y que lo estuviera durante más de cincuenta años, es demasiado grave para ellos.

Pero, las cosas aún no estarían tan mal si su alfa seguía en pie, si seguía con todas sus fuerzas, todos querían mantener en buenas condiciones a Christopher, pues él era su única esperanza hasta que Delancy llegara.

Pero... Él también comenzaba a recaer.

•⊱...⊰•

— Chicos, ¿han visto a mi hermano? — preguntó la hermana del alfa a un grupo de betas que se encontraba en el pasillo del templo de su manada. — Los Kitsunes están por llegar y todos lo estamos esperando.

— Dijo que iba a su habitación a buscar algo hace unos diez minutos. — habló uno de ellos.

— ¿Encontraste a Chris? — preguntó Dylan, quién iba llegando al lugar gracias a su supervelocidad.

— Debe estar en su habitación.

— Voy a buscarlo, ya regreso. — dijo el vampiro para luego ir corriendo a buscar a su amigo.

Corrió a través de los pasillos de mármol blanco hasta la habitación del joven alfa, entró y no lo vio por ningún punto. Iba a llamarlo cuando escuchó un corazón acelerado y un fuerte olor a preocupación, revisó la habitación y se dirigió al baño y lo que encontró lo preocupó.

Christopher se encontraba incoado frente a la taza del inodoro con la cabeza dentro de esta mientras vomitaba, sus manos agarraban fuertemente la taza, tanto así que sus garras de lobo salieron a la luz al igual que sus orejas lobunas.

Estaba mal. Muy mal.

Se acercó rápidamente para ayudarlo, el joven lobo se separó del inodoro mientras se limpiaba el líquido negro que salió de su boca.

— Estoy bien. — fue lo primero que dijo al ver la cara preocupada de su amigo. — No fue nada.

— ¿"No fue nada"? ¡Chris, sabes lo que ese color significa! — dijo con nerviosismo mientras lo tomaba de los hombros y lo agitaba levemente.

— ¡Estoy bien, relájate! — gritó. — Lo siento.

— No lo estás, amigo, eres un alfa, ¡el más fuerte de la manada! Esto no debería estar pasándote a ti. — dijo mientras lo ayudaba a ponerse en pie.

— Tranquilo, todo mejorará una vez que Delancy acepte su lugar aquí. — habló tranquilo, sonriéndole a su contrario.

— ¿Y si no lo hace? Chris... No quiero perderte.

— No lo harás, y en caso de que no acepte... Hay otras maneras de crear una nueva beta y- — su amigo interrumpió su habla.

— ¿Estás idiota? — preguntó sobresaltado. — ¿Tienes alguna idea de lo peligroso que eso puede ser? ¿Sabes cómo son las generaciones de ahora? Si las de antes eran las peores, no me quiero imaginar los riesgos que hay esta vez. Y está prohibido, no se volvió a practicar en años.

— Escúchame, soy el alfa, yo decido que hacer con mi manada, y si tengo que romper esa regla, lo haré, no me importan los riesgos, no me importa nada más que salvar a mi manada. Más de la mitad están hospitalizados, y los que no están empeorando, haré lo que yo considere necesario y hasta donde lo considere, así que no te metas en- — no terminó de hablar cuando los labios de Dylan estaban sobre los suyos, callándolo.

No tardó mucho en devolverle el beso, subió una mano al hombro del vampiro y la otra subió hasta su cabello, enredándose en este mientras el otro lo tomaba suavemente de las mejillas, acercándose más el uno al otro, profundizando el beso.
Dylan fue el primero en separarse por aquello llamado oxígeno, jadeando un poco junto al otro chico a la vez que juntaban sus fuentes con los ojos cerrados y un silencio cómodo.

— No me obligues a callarte otra vez por tus estúpidas y alocadas ideas, Chris. — decía el vampiro mientras su respiración se normalizaba. — Esta fue la única manera más gentil de callarte así que no me obligues a repetirlo, tú y yo ya no estamos juntos y tú estás enamorado de alguien más, así que esto no está bien. Simplemente... No quiero perderte, no a ti.

— No lo harás, Dyl. Siempre estaré aquí. — le sonrió y él imitó su acción. — Extrañaba que me callaras así.

— Cállate, idiota. — bufo mientras reían por las reacciones de ambos.

— ¿Chris? — entró Alexa. — ¿Interrumpo algo?

— No, para nada. — se adelantó Dylan. — Solo vine a ver como estaba.

— ¿Cómo así? ¿Te sientes mal? — se acercó a su hermano y comenzó a revisarlo, haciendo que este se incomodara.

— Hey tranquila.

— Hueles raro, cómo a... — arrugó la nariz mientras capturaba nuevamente el aroma. — ¿Sangre? — Chris se quedó inmóvil. — ¿Qué te pasa?

— Hermanita, estoy bien, no te preocupes. — le sonrió dándole calma, pero ella seguía sospechando y se empezaba a preocupar.

— No me mientas lobito, sabes que puedo escuchar tu corazón cuando mientes. — lo miró desafiante. — Dime la verdad.

— Luego te diré. Tenemos que irnos a recibir a los Kitsunes. — cambió de tema rápidamente para salir de su habitación hacia el bosque, dejando a los otros dos atrás.

— ¿Tú de casualidad sabes que le pasa? — interrogó al vampiro.

— No. — la omega se acercó intimidante, poniéndose de puntillas para quedar más cerca del chico y hacerle contacto visual sumamente directo. Él solo se quedó tieso. — Aléjate de mí. —dijo serio.

— Me encargaré de ti más tarde, Redford.

•⊱...⊰•

Luego de unos minutos, los líderes de los Cinco Reinos estaban reunidos en el Árbol Ancestral para recibir a los kitsunes finalmente. Ellos esperaban que, con su poder, lograrán hacer un hechizo de engaño a la Runa de los Licántropos.

Aurora estaba ansiosa, pues vería de nuevo a Dalai, y sus amigos notaban ese nerviosismo en su cuerpo y su olor y los latidos de su corazón.

Al poco tiempo, vieron una manada de zorros voladores en las nubes que se acercaban a ellos, eran seis los que componían la manada. Aterrizaron en el suave césped frente a los demás, regresando a su forma humana, siendo así que estaban tres chicas y tres chicos japoneses frente a ellos. El alfa fue el primero en hablar.

— Sean bienvenidos, espíritus bromistas de Japón. — decía cortésmente, acercándose a los mencionados.

— Oh, Chris, deja la formalidad, amigo. — dijo Hiromi mientras le golpeaba levemente el brazo con su codo.

— Oh, gracias. — hizo un gesto de alivio, no le gustaba hacerse el formal.  — Me alegra verte de nuevo. — comenzaron a chocar los puños y despeinarse el cabello.

— Hey Dily. — dijo Shaoran, acercándose al mencionado. — ¿Aún homosexual? — preguntó juguetón.

— Por siempre y para siempre. — río y se saludaron dándose los cinco.

— Melody SeaWild. — dijo Maylin, entre cerrando sus ojos y con mala cara hacia la sirena.

— Maylin Yukimura. — ella hizo lo mismo que la mencionada, viéndose desafiantes y serias, creando una tensión en el ambiente.

— ¿Qué rayos pasa? — habló Dalai, mientras caminaba hacia Aurora, sin dejar de ver al par de chicas. Luego de unos segundos ambas comenzaron a gritar felizmente y abrazándose mientras se decían cuánto se habían extrañado. Afectando los oídos sobrenaturales de los demás.

— Sí, no se puede discutir con la locura. — habló Lian.

— ¿Creías eso posible? — preguntó sarcásticamente Jia.

— Nos alegra finalmente tenerlos en nuestra Isla, si gustan podemos darles un tour y enseñarles donde se quedarán. — propuso Dylan.

— Y solo para que sepan. — interrumpió Eliza. — El Templo del Sol no es hotel. — habló sería. Los demás rieron. — Lo digo en serio. Aunque sí hay hoteles en la ciudad.

— No te preocupes, nos quedaremos con los dragones. — dijo Dalai.

— Bueno, vámonos. 

─── •✧ ✦ ✧• ───

Odio los exámenes sorpresa.
En especial los de física elemental. ¿Por qué no me quede dormida?

Entramos tranquilamente a clase y se nos hizo raro no ver al maestro, luego de unos cinco minutos apareció con un folder en sus manos y nos dijo que nos reuniéramos en grupos a nuestro gusto, obviamente mi squad y yo nos reunimos al instante. Empiezo a creer que le gusta vernos sufrir.

Nos entregó las hojas del examen a cada uno y nos dijo que teníamos toda la clase para resolver los diez ejercicios de DCL.
Una. Total. Pesadilla.

Nadie hablaba, había demasiada tensión.
Posiblemente reprobemos esa prueba.

El resto del día fue algo tranquilo, solo teníamos dos clases más: filosofía y español, todo lo demás era vacante y el recreo.

─── •✧ ... ✧• ───

— Delancy, ¿cuándo nos darán las canciones para empezar a practicar? — preguntaba Edward.

— No te sabría decir, mi mamá está ocupada con las modelos y los vestuarios y mi papá nunca está en casa.

— Si ellos no dan la música, nos encargamos nosotros. — decía Angie. — ¿Cuál es el tema de esta colección?

— Se basará en la fantasía y el romance.

— Podemos practicar un par de canciones en tu casa si quieres.

— Suena excelente.

— Ya quiero conocer Miami, la playa, los lujosos hoteles, los chicos lindos. — decía Dayana.

— Loca. — le dijo Edward.

— Gracias.

— Oye, me enteré de que tu hermana y su patético novio terminaron, ¿Sabes por qué? — me preguntó Daniel.

— Ni idea, pero imagino que la engaño con otra.

— Oh, pero que sorpresa. — fingió estar sorprendido Cristian.

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Estaba sentada sola en mi mesa habitual en la cafetería, mis amigas no habían salido de clase aún y las estaba esperando mientras revisaba las redes sociales. Delancy pública varias fotos con sus amigos y se ven felices, la mayoría son fotos que dan pena ajena, pero lo que me cuesta entender es que... Viniendo ambas de la misma familia, a ella su grupo de amigos se ve que la aprecian de algún modo y no se aprovechan de ella por su dinero... Pero a mí... Siento que ellas nada más están conmigo por lo que tengo.

No soy tonta, sé cuando me están usando para ser populares. Como lo hizo Tyler.
Hablando del rey de Roma, él venía hacia mí. Tomé mi mochila y me levanté para ir a otro lugar, lejos de él.

— ¡Stephanie, espera un segundo! — gritó mientras me perseguía.

— No me interesa perder el tiempo contigo. — le dije mientras me detenía frente a él, sería.

— Solo escúchame. — rogó.

— No. No sé que te pasa, un día terminas conmigo de la peor manera posible y al otro estás persiguiéndome. ¡Decídete!

— Yo no terminé contigo, fue Brittany la que envió el mensaje.

— Oh, claro. ¿Y qué hacía ella con tu teléfono y porque Grace me dijo que estabas con ella ahora?

— Grace lo malinterpreto, solo estábamos hablando y de repente ella me besó y tomó mi celular cuando me alejé. ¡No fue nada más!

— ¡Deja de mentirme! ¿Crees que soy una tonta? Me doy cuenta de todas las veces que me has engañado, los chismes vuelan.

— Me doy cuenta y lo lamento, en serio, pero jamás quise terminar contigo... — se me acercó y tomó mis manos. — Jamás. — intentó besarme, pero me solté de su agarre y le di una fuerte cachetada.

— ¡Déjame en paz! — me retiré de ahí, dejándolo.

Me encerré en el baño, intentando no estallar en lágrimas, ¿por qué me sigue afectando? Desearía no haberle querido tanto, ese imbécil no merece mis lágrimas, era lo único que me repetía.

La puerta se abrió, dejando pasar a otra chica.

Era Delancy.

— ¿Estás bien? Todos vimos ese show allá.  — me preguntaba mientras se me acercaba.

— No te importa, no lo entenderías. — respondí cortante. Evadiendo su mirada.

— Lo sé, pero quiero saber si estás bien. — se acercó a mí y me abrazó por la espalda.

— No seas ridícula, esto es innecesario. — vi en el espejo como ponía los ojos en blanco y me soltaba.

— Veo que si lo estás. Luego no te quejes de que nadie te valora. — salió del baño dejándome sola.

Me llegó un mensaje de Keydi, teníamos ensayo a las dos de la tarde, me refresqué con el agua y sonreí al espejo, fingiendo que nada pasó. Y así continué el día. Saldría a beber más tarde, eso es fijo.

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Terminó la jornada escolar, nos vinieron a traer como siempre y fuimos directo a casa, lo bueno es que no dejaron tareas.

Delancy subió a su habitación con mucho entusiasmo, yo me dirige a la mía a cambiarme el uniforme y esperar el almuerzo. Siempre comíamos en nuestras habitaciones porque nuestros padres estaban trabajando todo el día, pero hoy fue diferente. Loany nos dijo que bajáramos al comedor principal porque nuestros padres querían comer con nosotras.

Bajamos y los vimos ahí esperándonos. Tomamos asiento y empezó lo raro, hacía tiempo que ya no comíamos así.

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— Y niñas, ¿qué tal la escuela? ¿Algo nuevo que comentar? — papá fue el primero en hablar. Ninguna dijo nada, solo se escuchaban los tenedores rozar los platos para recoger bocados de comida.

— Veo que no, Delancy, te pasaré la lista de canciones que tú y tu banda practicarán, escogí algunas que sé que no les tomará mucho tiempo aprender. — habló mi mamá. — Si quieres puedes invitarlos a venir para que comiencen a practicar.

— Ya lo hice. — dijo. Mamá arqueó una ceja en señal de sorpresa, no se esperaba esa respuesta.

— Te veo de mejor humor, ¿algo que contar? — ella solo evadió la mirada.

— No, realmente, solo un buen sueño.

— Oh, Stephanie, tres modelos cancelaron a última hora y quería ver si tus amigas pueden participar, Grace, Rebeka y Brittany. — las dos primeras sí, la última nunca.

— Solo Grace y Rebeka, a Brittany no la quiero ver ni en pintura. — dije molesta.

— Eh... Creo que ya es tarde... — dijo mi papá. — A ella fue la primera que elegimos porque su madre fue la primera en enterarse de que había una vacante. — esa hija de...

— ¡Oh, por favor! — me levanté de la mesa inmediatamente.

— Stephanie Graham, ¿qué son esos modales? — me reclamó mi madre.

— Tú no sabes lo que esa desgraciada me hizo.

— Pues ya es tarde, no voy a buscar a otra modelo a solo dos semanas del desfile.

— Una de las amigas de Delancy podría reemplazarla.

— No lo supongo, ellas están comprometidas con su banda. — esto es el colmo. Me retiré para encerrarme en mi habitación ignorando los gritos de mamá.

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— Iré... A mi habitación, me pasas las canciones por WhatsApp. — me levanté de la mesa, tomé mi plato vacío para llevarlo a la cocina y luego ir a mi cuarto.

Que almuerzo más raro.

Tomé mi celular y escribí en el grupo de WhatsApp de mis amigo diciéndoles que mi mamá me iba a enviar las canciones, Dayana fue la primera en contestar el mensaje.

"¡Finalmente!" escribió en el chat. Siendo contestada por Edward.

"Por favor que sean canciones de Alan Walker."

"Más bien, que sean canciones fáciles y rápidas de aprender." respondió Cristian.

"Ella dijo que escogió algunas que serían sencillas." escribí.

Siguieron hablando del mismo tema por un rato, pidiendo que la mayoría fueran de sus artistas favoritos. Unos diez minutos después de eso, ella me mandó las canciones y las envié al grupo.


Esas son las canciones, la mayoría ya las hemos practicado, así que solo las reforzaremos un poco, me emociona mucho practicar con mis mejores amigos y más sabiendo que estarán conmigo ese día.
Será emocionante.

"¡Sí, Alan Walker!", escribió Edward.

"¿A qué horas llegamos por allá?", me preguntó Angie.

"A las 03:30 pm, ¿les parece?", pregunté en el chat.

"Yo llegaré un poquito tarde, mi tía quiere que vaya a traer unas cosas a su casa a las dos y a ella le gusta platicar." Escribió Daniel.

"Está bien."
"Iré preparando el salón de música." Salí del chat.

Salí de mi cuarto y baje las escaleras hasta el piso bajo, caminé por el pasillo hasta el salón de música conectando el equipo de sonido y buscando mi guitarra para avanzar un poco.


Creí que estaba sola, pero sí puedes ver a seres sobrenaturales y hablarles, jamás lo estarás. Hice como que no lo vi, Christopher estaba sentado en la silla ubicada en la esquina del lugar, viéndome. Tomé mi guitarra, la conecté al equipo para poder comenzar con los acordes, no pude evitar sonreír penosamente, se sentía raro que te observarán con esa sonrisa, y sobre todo después de lo que pasó la noche anterior.

— ¿Me darías clases de guitarra alguna vez? — me preguntó, acercándose a mí por detrás.

— Solo si tienes paciencia, porque es muy necesaria. — voltee a verlo, conectando así nuestras miradas.

— Entonces sí. Quiero verte practicar.

— Con gusto, solo hasta que mis amigos lleguen.

— Apreciaré este momento entonces. — volvió a sentarse donde anteriormente estaba, sin quitarme la mirada de encima. Solo giré mi cabeza evitando que me viera reír.

Practiqué durante unos quince minutos, con él viéndome mientras sonreía tiernamente, diciéndome lo bien que lo hacía.
Hasta que mis amigos llegaron y practicamos en grupo las canciones que se debían.

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