Salvando la Navidad- @EffieMC
La lluvia caía torrencialmente en la ciudad de Halloween y Jack no podía evitar sentirse deprimido al respecto. Sally había intentado animarle haciéndole trajes extravagantes, pócimas ricas en proteínas y ranas al coñac, pero nada parecía hacer sonreír al enorme Skellington. Una de esas noches, antes de caer en el mundo de las pesadillas, Jack y Sally oyeron un alarido proveniente de una bruja; con prisa se arreglaron para salir al gran árbol. Una vez allí escucharon atentamente lo que la nigromántica balbuceó +
― El alcalde no está, ¡desapareció! ― gritó con desesperación ―. ¡Dejó esto, nada más!
Ella extendió un pedazo de papel garabateado por el mismísimo corregidor, donde, con imprenta se lee: "Yo...odiar navidad" "Por eso he ido junto a Oogie Boogie a arruinar esa horrible fiesta"
Los tres vampiros, el árbol del ahorcado además de Lock, Shock y Barrel se sorprendieron cuando Sally vociferó el mensaje de la hoja. Si bien, mucho tiempo antes, el vecindario hubiese tomado esta noticia para bien, hoy no era así. Luego de haber conocido el mundo de la Navidad y las buenas acciones que se hacen pensando en el otro; lograron comprender el por qué de esta festividad, a lo que muchos decidieron que cada 24 y 25 de diciembre, visitarían aquel mundo. Los otros universos también se unirían a tal fiesta, haciendo que la Navidad fuera mucho más amena para todos. ¿Y qué pasaría si el alcalde lograba controlar la conmemoración del nacimiento de Jesús? La haría un evento más escalofriante que el mismísimo Halloween y Jack estaba decidido a luchar con él si fuese necesario. 2
El rey calabaza toma posición en el faro de la ciudad y grita con todas sus fuerzas para atraer la atención del vecindario.
― ¡Pueblo de Halloween! ¡Todos poned atención! ― La multitud se acercó y fijaron su mirada en él, esperando expectantes ―. ¡Sé que he cometido un error el año pasado al intentar hacer lo mismo que está realizando el alcalde en estos momentos! Pero ¿Qué seríamos nosotros sin una Navidad como nosotros la conocimos? ¿Qué pasaría con nuestros amigos diminutos? ¡No podemos dejar que ese viejo loco con ese saco de insectos logre su cometido! ¡¿Quién está conmigo?!
Las congregaciones de brujas saltaron en sus escobas y gritaron, manifestando que se unirán a la propuesta de Jack. Sally junto a los tres vampiros dieron un paso adelante con decisión. La muñeca miró a su creador, alzando una ceja. Finalmente, el Doctor Flinkestein también apoya la noción.
Contando con poco tiempo, el esqueleto se puso manos a la obra con su magnífico plan. La primera parte de este empezaba preparando todas las pócimas y cosas ultra-necesarias para la expedición. Con los conocimientos de Flinkestein y su novia, Sally crearon una niebla que sería imposible ver a través de ella. ¿Los beneficiaba? Claramente, ya que, con la nariz roja de Zero, el perro fantasma de Jack, ellos sí podían observar a sus enemigos. Los tres vampiros; al ser fotosensibles, pidieron trajes especializados a la moña. Así, además de protegerse de la luz, podían invisibilizarse con la capa. La silla de ruedas del doctor había sido mejorada por él mismo, colocándole propulsores que la harían mil veces más rápida, además de darle la capacidad de lanzar misiles por el mismo motor. El hombre esquelético junto a su novia había preparado varios tipos de cuerda (en el caso de que fuese necesario amarrarlos para neutralizarlos)
Llegando el día, los nervios estaban a flor de piel en los ciudadanos del pueblo de Halloween. Rezaron por los héroes que salvarían la conmemoración (la cual les había alegrado su diario vivir) y, probablemente, traerían muchos regalos por el buen comportamiento dado durante el transcurso de un año. Así fue, cuando los valientes personajes se adentraron en el bosque para encontrar la puerta al mundo de Navidad, el pueblo se despidió de ellos.
Estos atrevidos seres, una vez caminando dentro de la sombría arboleda, requisaron de la nariz del perro fantasma, así, tras toda la niebla existente en el lugar, lograrían llegar a las Tierras remotas, encontrando las seis puertas de los festivos (siendo así nombradas: San Valentín, San Patricio, Pascua, Acción de Gracias, Independencia y finalmente, Natividad)
Jack, ya sabiendo que iba a pasar, abrió el pórtico con el jeroglífico de un árbol para después saltar dentro de él, así, sus compañeros repitieron la misma acción, cayendo en un espiral lleno de brillos y colores cálidos. 4
Aterrizando en la nieve, sintieron la ventisca que existía en ese momento. Sin embargo, no les detuvo en absoluto. El esqueleto tomó el liderazgo del grupo al ya conocer esas tierras y guio a sus camaradas hacia el centro del orbe.
Los duendes no tenían el mismo entusiasmo que la primera vez que Skellington visitó este lugar, caminaban de un lado otro cargando grandes objetos sin ánimo de mirar hacia otro lugar que no fuera el suelo. Así fue como Sally, con su impresionante habilidad de socializar y empatizar con el otro, se agachó a la altura de un gnomo que llevaba un tren de madera a sus cuestas.
― ¡Hola! Me llamo Sally ― La muñeca le dijo con mucha amabilidad ―. ¿Cuál es tu nombre?
― Anadedhel ― le respondió el geniecillo con pesadez ―. Significa "hombre-elfo" bastante original.
― ¡Claro que sí! ― expresó la pelirroja incómoda ―. ¿Qué te ha pasado? Te veo algo triste.
― Santa ha desaparecido ― manifestó ―. Y aparte de eso, él tiene las llaves de su taller, por consecuente; no hay regalos. ¿Y sabes cuánto falta para el veinticinco de diciembre? Tres horas. ¿Tienes conocimiento de cuántos países hay en el mundo? Ciento noventa y cuatro, ¿cuántos niños se decepcionarán al despertar y no tener su regalo? Dos mil millones. ¡La navidad se acabó!
El pequeño hombrecillo rompió a llorar y a Sally se le rompió el corazón al verle tan acongojado, pero es ahí cuando un duende se acercó a él y lo consoló. 2
― Yo, Jack Skellington, les prometo que salvaremos la navidad y todos los niños del mundo tendrán sus regalos ― El esqueleto prometió ante los diminutos seres ―. Nos queda poco tiempo, debemos irnos. ¡Adiós!
Y con la invención del doctor (un trineo similar al de Santa) se alzaron por los aires. Debido a la tormenta de nieve se les dificultaba el trayecto hacia donde la muñeca les había indicado tras tener una visión. Uno de los vampiros agarra la pócima para cambiar el clima y detiene el temporal que jugaba como obstáculos para su equipo.
Las brujas despejaban el camino alrededor, haciendo desaparecer cualquier ave mandada ―secretamente― por Oogie Boogie y el alcalde. Llegando a la cueva, empezó la segunda parte del plan, he aquí cuando se equiparon con todo lo indispensable y entraron en el sombrío lugar con sutileza. Con la magia de las hechiceras, quitaron todo sonido que pudiera delatarles, los vampiros arreglaron sus capas y se movieron con mucha agilidad hasta donde se encontraba Papá Noel en manos de los malvados personajes.
Una vez frente a frente, los dos villanos se pusieron a la defensiva, al igual que el equipo del esquelético hombre.
― Mira a quién tenemos aquí, Boo ― el magistrado formula con ironía, riéndose ―. El patético Jack Skellington y su tropa de inútiles.
― Insúltame y todo lo que quieras, pero salvaremos la navidad, porque ni tú, ni él tienen derecho a arrebatársela a tantos niños ― señaló al regordete Oogie Boogie y a él.
― Eso veremos, Jack ― respondió con aires de grandeza e hizo una señal al saco de insectos.
Al hacer tal gesto, pequeños muertos vivientes salieron de manera apocalíptica. Sally aprovechó de tirar varias pócimas de niebla y la luz de la nariz de Zero pudo concretar el ataque de las brujas las cuales con un leve movimiento de su varita juntaron a las grandes cantidades de zombies para hacerlos desaparecer al minimizarlos como hormigas. Más sus contrincantes no desistieron. Oogie lanzó varias piezas de dominó a una gran velocidad, las cuales el doctor detuvo con un campo de fuerza.
Ahí, aprovechando el despiste de ambos infames, Flinkestein usó los misiles para darle al ludópata Boogie. Su saco se rompió a la mitad, dejando ver a millones de insectos salir desesperados. Los vampiros en menos de un minuto se habían devorado a aquellos despreciables seres.
Sin embargo, el alcalde seguía con vida y había duplicado su tamaño, al punto de casi romper la cueva. Sally sacó la cuerda con la cual confeccionaba ciertos atuendos y les ordenó a las hábiles brujas a amarrarle esta en los tobillos del alevoso.
Cuando Jack usó su impresionante capacidad muscular (a pesar de que no era más que huesos) le arrojó al suelo y todos presenciaron cuando el magistrado se rompió en milésimos pedazos, los cuales poco a poco irían desapareciendo. El doctor al ver la victoria de su equipo liberó a Santa y junto a sus compañeros, llevaron de vuelta a aquel hombre ilustre de la ciudad. En el taller de este, las nigrománticas colaboraron a su magia para realizar los regalos restantes (miles y miles). La felicidad había vuelto para Jack y al mundo entero.
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