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💐 ٬٬ ꒰ 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 único ꒱

Kim TaeHyung discutia con su padre por su deseo de buscar un nuevo legado, uno donde su familia no estuvieran involucrados.

-¡He dicho que no! -exclamó golpeando la mesa el mayor mientras observaba al joven de orbes miel.

-Pero... - ni siquiera lo dejó terminar volvió a interrumpirla esta vez tomándoli del mentón para que le mirase.

-Tu no vas a terminar con la tradición familiar, no vas a estudiar para ser un cocinero cualquiera, TU eres un Kim, tu deber es continuar con el legado que tanto nos ha costado mantener-espetó afianzando su agarre - ¿entendiste?

En un acto de valentía TaeHyung retiro la mano de su padre de su rostro y se puso de pie enfrentandolo.

- Yo no voy a ser abogado, no lo deseo y no me importa lo que pienses o digas al respecto.

Se encamino a las escaleras para subir a su recámara cuando el hombre la hizo frenar con sus palabras.

- Anda, hazlo. Si no estudias derecho tendrás que irte de mi casa-condicionó creyendo que conseguiría su cometido.

-Entonces me voy - aseguró subiendo por sus cosas, estaba dispuesto a luchar por sus sueños, así terminará muriendo en el intento.

Salió de su casa donde sólo vivía con su padre, su madre lo habia abandonado debido a que TaeHyung era producto de un matrimonio forzado y por la misma razón su padre se había encargado de protegerlo y ser duro con el, no queria que nadie rompiera su corazón como alguna vez a él se lo hicieron, no deseaba que su hijo terminará sometido ante otros, pero anhelaba que su pequeño continuará con lo que su familia tanto se había forzado en construir

El castaña caminaba por las heladas calles de Seúl, su padre le habia retirado cualquier tipo de apoyo económico incluido su vehículo, no sabía a dónde ir, sus amigos no lo recibian por ordenes de sus padres y pronto caería la madrugada, su presupuesto era escaso. No tenía suficiente dinero para alquilar una noche en un hotel al que estaba acostumbrado y no conocia tampoco hoteles baratos y decentes.

Siguió su camino entre unas calles algo solitarias donde el asumió reinaba la delincuencia, mientras caminaba una tienda algo peculiar llamaba su atención, era un local de regalos llamada Magic Dreams, el lugar seguia abierto y estaba lleno de color y luz, pero lo que más atrapó su atención fue el letrero fuera de este donde se encontraba la leyenda:

'Busco compañero/a de cuarto

Junto a un número de celular, llamó a este, pero nadie respondía así que se atrevió a entrar a la interesante tienda que al recibirla hizo sonar su campanita alertando al dueño.

Jeon JungKook salió de la nada con una sonrisa enorme en su rostro relajando a TaeHyung en el proceso.

-Bienvenido a Magic Dreams, un sitio donde tus sueños pueden hacerse realidad.

TaeHyung observó la tienda mirando varios objetos de San Valentin, peluches, cartas, tarjetas, chocolates y más cosas era lo que podia verse. Habia olvidado que era 14 de febrero dia del amor y la amistad.

Vaya mentira, sus amigos no eran tan leales como decían y el único amor que conocia era el de su padre, quien lo habia condicionado.

Nada de eso era amor.

-Puedo ayudarte a elegir algo- ofreció el Pelinegro con una linda sonrisa que sin duda volvió a relajar al joven - si es para tu pareja quizá sea bueno una caja de chocolates o una tarjeta.

-No-interrumpió el chico y se giro a verle, sus ojos se conectaron creando un ambiente incómodo debido a que ambos tenían la sensación de conocerse. Quiero pedir informes sobre el cuarto - hizo un ademán señalando hacia atrás y el chico sonrió rompiendo su contacto visual.

- Bueno se trata de compartir los gastos de la renta, luz, agua, etc. Yo soy quien busca compañero - sonrió volviendo a aligerar la tensión antiguamente creada.

- Bien, ahora no dispongo de demasiado efectivo, pero en lo que encuentro un trabajo podria darlo como un adelanto - hablo un poco desesperado el joven.

JungKook miró al chico de ojos miel que vestía un pantalón de vestir negro y un saco blanco elegante mientras cargaba una maleta junto a el.

"En verdad lo necesita "pensó para si y se decidió por ayudar a la desconocida.

-Si te apetece puedes trabajar aqui en la tienda, no es mucho, pero puedes empezar aquí en lo que consigues algo mejor - ofreció aplanando sus labios en un puchero sonriente y tierno.

-¡Es perfecto! - exclamó emocionado y se acercó más al mostrador tomando la mano de JungKook sin previo aviso y estrechándola. - Muchas gracias, enserio gracias - sonrió agradecido realizando venias al aire..

El pelinegro se sentia un poco abrumado por la repentina emoción del joven, pero eso no lo incómodo, terminó por alegrarse de la compañía del más bajito, ya no estaria más solo.

-Soy Jeon JungKook por cierto - agregó el hombre apenado.

- Kim TaeHyung - extendió su mano y el más alto la aceptó gustoso.

El castaño ayudo a JungKook a limpiar y cerrar la tienda, para después irse ambos a casa de Jeon, la cual seria el nuevo hogar de TaeHyung.

El cuarto se encontraba en un edificio, el aspecto por fuera no era malo, pero tampoco era extraordinario, se veía rústico y sencillo, pero eso no afectaba en lo absoluto al castañito. JungKook cargaba la maleta de el chico en un acto de amabilidad mientras le explicaba cosas como por cuales calles podía pasar, a que horas podía ser peligroso el lugar, los camiones que debía tomar para llegar a su destino, entre otras cosas.

Entraron juntos al apartamento que rentaba, le dio un mini tour mostrándole donde estaba cada cosa y le mostró su habitación.

No era ni la mitad de grande como la habitación en casa de su padre, pero podia decir que era suya, su lugar.

-¿Y bien? ¿Te interesa?-sonrió JungKook observándolo con
su ya típica sonrisa.

-Si, es muy linda - sonrió agradecido.

-Puedes decorarla como gustes, por mi no hay problema- agregó aún con una sonrisa y el castaño se sintió cómodo.

Los días pasaron poco a poco hasta que cumplieron un mes viviendo y trabajando juntos, el más pequeño le habia contado su historia y viceversa, Kim había descubierto que JungKook era un chico muy amable y era entendible que no deseara esclavizarse a un matrimonio forzado con alguien que no sentía nada por el en lo absoluto, él era muy emocional y merecia que alguien le quisiera tanto como el Pelinegro podia hacerlo.

JungKook acompañaba a TaeHyung a sus clases de cocina cada mañana y solía ayudarlo a practicar en la cocina del apartamento cuando ambos se encontraban descansando.

Sus prácticas solian terminar en juegos donde ambos se embarraban las mezclas de la comida, se empujaban y sin querer en algunas ocasiones terminaban en situaciones comprometedoras, pero que para nada eran incómodas.

Las tardes de ambos solian estar repletas de bromas, juegos y muchas veces de historias. Los clientes que solían llegar cada vez incrementaban desde que habia circulado el rumor del lindo joven de ojos miel que acompañaba a JungKook en su venta.

Ambos estaban tan cerca del otro en cualquier sentido, se habían vuelto buenos amigos y eso era lo importante.

Era un día común en la tienda cuando ambos comenzaron a hablar de sus sueños, de aquello que les afligia y aquello que deseaban alcanzan

-¿Tu sueño es ser chef? - cuestionó el Pelinegro mientras le pasaba su tazón correspondiente de ramen.

-Si y no-soltó una dulce risa que maravillo al más alto.

-¿Cómo? - sonrió confundido por la respuesta del castañito, era lo que normalmente pasaba entre ambos, el soltaba respuestas incompletas y solía confundirlo sin querer

- Verás... Amo la cocina, es mi pasión y deseo ser chef, pero ese no es mi sueño-mordio su labio inferior y aparto su mirada del joven.

-¿Entonces? - hablo el chico con las mejillas abultadas dándole su completa atención.

- Deseo formar una familia, tener a alguien que realmente me ame y con quien pueda compartir mis logros - pauso y lo miro directamente a los ojos - ¿y tú?

-Bueno... me apasiona el baile, pero no es mi mayor sueño -rasco su nuca nervioso observándola atento. - Igual que tu deseo encontrar a esa persona especial y formar una familia. Una familia como la que...

- Nunca tuvimos - completaron al mismo tiempo y terminaron por sonrajarse debido a sus intensas miradas.

Luego de aquella tarde pasaron dos meses demasiado rápido, luego tres meses y ya llevaban seis meses juntos.

Poco a poco los problemas de sus vidas fueron silenciados, dejándolos en el olvido y viviendo con tranquilidad. Ya no habia problemas económicos en el apartamento, ambos practicaban lo que les apasionaba y sobre todo se apoyaban.

JungKook y TaeHyung no eran una pareja, pero vivian muchas cosas que una haría, salian juntos, tenían un negocio juntos - aunque fuera legalmente de JungKook, este le había brindado algunos derechos como si fuese dueño, cosa que jamás había hecho con algún otro trabajador - cocinaban juntos, bailaban juntos y algunas veces dormian en la misma cama.

Sin ni siquiera saberlo ambos se habian encontrado, TaeHyung había hallado a alguien que apoyará sus sueños y no lo juzgará por los mismos y JungKook encontró a alguien para amar y apoyar.

Ellos eran como piezas de rompecabezas, encajaban perfectamente, sus corazones latian con fuerza cada vez que estaban cerca del otro y sus latidos se conectaban de una manera tan sincronizada que su sonido era similar al de un tambor.

En el octavo mes juntos ambos leían un libro, se encontraban recostados en el sillón, Kim se situaba entre las piernas del pelinegro y su cabeza reposaba en el pecho del más alto. JungKook por su parte acariciaba su cabello y lo escuchaba leer atento, estaban a punto de terminar una historia llamada "Hasta que el Sol se congele'.

Jeon lloraba en silencio mientras el menor leía, puesto que no le parecia justo que los protagonistas tuvieran un final tan trágico.

-Hasta que el Sol se congele - leyó por última vez TaeHyung y cerró el libro mirándolo -¿por qué lloras? - acarició su mejilla preocupada.

-¿Tae, te imaginas encontrar al amor de tu vida y perderlo? - el castaño negó mientras limpiaba sus lágrimas.

-Trató de no pensar de manera negativa, koo.

-Tae, quiero decirte algo-hablo el pelinegro y el otro le dio su atención completa.

-Soy todo oidos - sonrió animándolo.

-Me gustas Tae-la sonrisa de el chicl no pudo ser más amplia, pero en verdad se sentía feliz por aquella confesión tan repentina.

-Tambien me gustas, koo-la sonrisa no desapareció de sus rostros, al contrario el más pequeño se acercó al rostro del mayor y lo beso.

Sus labios encajaban perfectamente igual que sus cuerpos, era un beso tan puro y lleno de amor que cautivaba a sus corazones.

Aquella noche ambos comenzaron una nueva aventura, una que con cada día que pasaba aumentaban sus sentimientos por el otro.

Caminatas nocturnas, cenas bajo la luz de la luna, sus cuerpos fundiéndose por primera vez, su admiración por el otro, pero sobretodo el amor que sentian por el contrario y como aumentaba a cada instante.

Cuando menos lo pensaron llegó 14 de febrero, un año juntos desde que TaeHyung se habia mudado junto al hombre de sonrisa de conejito y con ello 4 meses de relación.

No había duda que ambos estaban en la miel de su relación, pero ambos estaban seguros que deseaban estar junto al otro por mucho tiempo.

JungKook había preparado una velada romántica en la tienda, puesto que esta era la causante de que ellos se encontrarán.

La luz se encontraba tenue y un aroma a vainilla reinaba en el local, los estantes no se encontraban en su lugar debido a que Hoseok los había cambiado de lugar para preparar su cena en el lugar correcto.

La mesita tenía un mantel rojo, unas velas y la cena que el joven habia preparado, spaghetti y filete, el Pelinegro vestía un traje formal y el castaño  que acababa de llegar a su encuentro llevaba un pantalón formal café claro y una camisa blanca fajada, ceñido a su figura que resaltaba su bonito cuerpo y sus ojos miel.

TaeHyung se acercó a su novio y le dio un fugaz beso, le agradeció su detalle y le obsequio una cajita musical, dentro una pareja de muñequitos bailaba la melodia de Butterfly, una canción que a ambos les gustaba.

La cena transcurrió tranquila, ambos no mencionaron palabra alguna, pero con el simple hecho de verse a los ojos, decían todo lo que sentían.

Al terminar, JungKook se acercó al chico y sacó una pequeña caja roja de terciopelo, se hinco frente a la de ojos miel y le hizo la pregunta que tanto había ensayado las últimas semanas.

-Sé que no tengo nada que ofrecerte más que mi corazón. pero enserio me encantaría compartir mi vida contigo TaeHyung. Representas todo aquello que he anhelado desde que era pequeño y nada me haría más feliz que ser tu esposo. Te amo Kim TaeHyung -sonrió avergonzado y aguantando sus ganas de llorar.

El chico se abalanzó a él y beso sus labios emocionado, el amaba a JungKook, deseaba compartir su vida junto a él, quería ser feliz al lado del castaño.

-No necesito nada más que tu corazón, ambos hemos sido capaz de salir adelante y con estar junto a ti me es suficiente - hablo escondida en su cuello sin soltarlo.

JungKook le coloco el anillo y ambos se levantaron y se dieron un fuerte abrazo,

- Te amo, JungKook.

- Te amo mucho más, TaeHyung.

Era quizá el mejor regalo de San Valentin dado para ambos.

Ambos bailaron bajo la luz de las velas, se besaron, se repitieron innumerable veces cuanto se amaban y cuan felices eran junto al otro.

Magic Dreams, la tienda donde los sueños pueden hacerse realidad era testigo del profundo amor que ambos sentían por el otro.

Dos años pasaron y ambos estaban casados, ambos

seguían trabajando en la tienda de regalos por las tardes

y por la mañana cada uno trabajaba en aquello que les apasionaba.

Sus esfuerzos por cumplir sus sueños habían dado fruto, dando como resultado que el dapartamento ya era suyo, tenían un auto para ambos y su tienda se comerizaban a ampliar, atrayendo la atención de posibles inversionistas.

Todo era tan perfecto que parecia un sueño y los sueños siempre tienen un final o un atisbo de pesadilla y ellos no eran la excepción.

Eran las 9 de la noche y el cumpleaños de JungKook cuando sucedió, el cuerpo de Kim TaeHyung reposaba casi sin vida en la acera con una herida en el vientre debido a un asalto, estaba frente a Magic Dreams, esperaba a JungKook para su cena especial.

La de ojos miel miraba al cielo con los orbes llorosos y suplicaba por piedad -déjenme verlo una última vez - lloró sin fuerza.

Cómo si sus súplicas fueran escuchadas, JungKook llegó a la tienda, al verlo en ese estado llamó rápidamente a la ambulancia, pero tardaban demasiado, el auto estaba en el apartamento, ese era su dia de caminata nocturna y los vecinos ni siquiera asomaban la nariz.

-TaeHyung- llamo sosteniéndolo entre sus brazos, acarició su cabello castaño y miró aquellos ojos miel que tanto amaba

-Jungkook... te amo - soltó sin energía el joven

-Yo también te amo, pero no hables... No quiero que gastes energia - suplico mientras lloraba.

-Debes ser feliz...sin mi - este negó y lo interrumpió.

-Sere feliz contigo, estarás bien,

-Jungkook... Agradezco a la vida por ponerte en mi camino - sonrió débilmente acariciando la mejilla del Pelinegro - en otra vida yo seria tu chico.

-Tae... - este lo interrumpió y con su último aliento y fuerza no dudo en besar a su amado mientras sostenia su mejilla, JungKook lo sostuvo y lo pego a su cuerpo, sus labios danzaron una última vez, sus corazones dieron un último golpe por el otro, asi como TaeHyung le regalo su último suspiro a Hoseok.

Su mano cayó y cuando JungKook se separó este, se encontraba sin vida

Aquella noche fría, siendo un 18 de febrero, Kim TaeHyung murió en brazos de su amado a manos de la delincuencia, la ambulancia jamas llegó y ese día JungKook murió en vida.

Los años pasaron y JungKook cumplió su promesa como pudo. fue feliz aunque en ocasiones se desmoronaba por dentro, no hubo noche que no mirara al cielo y recordará a TaeHyung, pero trataba de seguir viviendo.

Un JungKook de 50 años atendia Magic Dreams cuando un  joven entró, era idéntica a su TaeHyung, el joven no pudo evitar sonreirle

Lo había encontrado, había hallado a su otra mitad. No hubo necesidad de que JungKook se presentara, el lo llamó por su nombre.

-Jeon JungKook.

-Kil TaeHyung

-En esta vida mi nombre es Kim TaeHyun

-¿Es una broma? - el negó y respiro profundamente para después recitar las palabra de JungKook el dia de su boda.

-Te amo Kim TaeHyung, por siempre y para siempre, hasta que las constelaciones dejen de brillar dejaré de amarte, hasta que la luna desaparezca dejaré de pensarte, hasta que de mi último aliento te olvidaré, mi amor por ti será eterno, hasta que el sol se congele.

Era el.

JungKook no lo soportó más y se acercó a el y lo beso, se sentía como la primera vez que habían juntado sus labios. el corazón de JungKook recobro vida al encontrar a su otra mitad, al encontrar a su sueño mágico.

-En esta y en otra vida, siempre seré tu chico - sonrio el castañl al separarse.

El universo se había apiadado de ellos, siendo que la noche que murió TaeHyung nació el pequeño TaeHyun la reencarnación del amor de la vida de Jeon JungKook

Magic Dreams un lugar donde tus sueños pueden volverse realidad y donde dos almas gemelas encontraron su camino devuelta a ellos mismos.

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