Magia y Recuerdos
Yesenia
Estaba lloviendo fuertemente, la noche era oscura, sin luna. Subí por las escaleras del porche silenciosamente, no quería despertar a papá, aunque sabía que podría estar esperándome despierto, había roto el toque de queda de nuevo, eran aproximadamente las dos de la madrugada y tenía clases al día siguiente. Odiaba tener que ir a la universidad a primera hora, pero era el único horario que me quedaba.
Abrí la puerta lentamente, no quería que chirriara como hacía algunas veces. Miré dentro del corredor con cuidado. La penumbra era tal que si mi madre hubiera cambiado algo de lugar lo tiraría en mi paso hacia mi habitación, por suerte no se escuchaba ningún ruido.
Dejé mis llaves sobre la mesilla al lado de la puerta y cerré con cuidado, puse el seguro y entré directo a mi habitación. El gato pasó frente a mí, sentí su cola entre mis piernas, me asusté, pero seguí mi camino.
Encendí la luz en mi dormitorio después de cerrar la puerta, me puse unos pantalones cortos y una camiseta para dormir. Me acosté a descansar sin secarme el cabello, la almohada terminaría empapada, pero ya quería dormirme. Apenas puse mi cabeza sobre la almohada empecé a dejarme ir, estaba cansada y el día siguiente iba a ser agotador.
Al día siguiente la luz entró desde la ventana, sobre la cabecera de la cama, el despertador empezó a sonar, lo apagué y me giré, para seguir durmiendo. Mi madre tocaba la puerta para que despertara y me alistara para las clases.
Gemí y me levanté. Me acerqué al armario y saqué unos vaqueros, una blusa gris y unas botas. Era época de lluvias en la tarde y calor intenso en el día. Salí y me dirigí al baño. Una ducha y arreglar mi pelo de verdad, aunque fuera difícil con tan poco tiempo para arreglarme.
Salí de mi habitación y fui directo a desayunar y salí de casa.
Aaron
El despertador sonó, me levanté y cambié mi pijama por ropa limpia, llegaría tarde a clase, lo que odiaba. Además no podía perder la primera hora de dialéctica, no soportaba la idea de convertir un paraguas en un animal mitad objeto.
El viento entraba por la ventana entreabierta, traía olor a lluvia. Se preguntarán cómo huele la lluvia, pues es ese perfume a tierra mojada, no a barro, sino como el césped recién regado. Es simplemente perfecto, la condición climática siempre ayuda en los hechizos, el agua y la luna los hacía más fuertes.
Salí de casa sin despertar a nadie, tomé mi bicicleta y empecé a pedalear. Aún no comprendo por qué no se nos enseña, o al menos nos digan, si existe un conjuro para detener el tiempo. Pero siendo una escuela mixta, muchos de mis compañeros de la tarde no tenían ni idea de estas clases.
Llegué justo cuando Yesenia se bajaba del auto de su padre. Mi auto estaba descompuesto por correr tanto. Ella no tenía, pero su familia siempre la traía al instituto.
Ella era hermosa, cabello castaño casi rubio a la luz del sol, enmarcaba un rostro dulce y angelical con ojos tan claros como el caramelo derretido. Era parte de los "otros", una hechicera cuya familia la había apartado de la magia. De no haber sido por eso, estaríamos juntos en nuestra primera clase.
Yesenia
Caminé hasta la entrada principal y volteé para despedirme de mi padre y poder mirar quién más estaba por aquí. Ya era un poco tarde y el patio estaba vacío, a excepción de un chico.
Mis ojos se encontraron con los de él. Era alto, y para alguien que medía 1.75 decir alto era bastante, con un cabello tan oscuro que me recordó al cielo de la pasada noche. Su cabello era largo, apenas por encima de sus hombros. Llevaba unos vaqueros desteñidos y una camisa negra que resaltaba aún más el largo de su cabello. Se bajó de su bicicleta y la encadenó. Empezó a acercarse, caminaba con una seguridad y un paso lento que te hacía pensar en un depredador cerca de su presa predilecta. Era un andar sexy que llevaba a tu imaginación a volar. ¿No conocía a este chico de antes?
Él sonrió y después de un latido del corazón, quizá dos, solté el aire que no sabía había estado reteniendo. Un viento frío recorrió mi espalda y erizó los pelos de mi nuca. ¿Qué estaba pasando? Esto no era normal. El sol brillaba aunque las nubes estaban oscuras, queriendo deshacerse sobre nosotros, pero no había viento alrededor, sólo entre nosotros, las hojas en el suelo empezaron a arremolinarse como un pequeño tornado, pero las ramas de los árboles aledaños estaban tranquilas.
Los ojos del chico me atraparon, eran azules como el cielo despejado. No podía separarme de su mirada y sin darme cuenta me acercaba a él. Mi cabeza se despejó a tiempo y giré sobre mis talones, corriendo hasta mi casillero. Respiré hondo y negué con mi cabeza para aclarar mis ideas todavía revueltas. Saqué mi libro de Química y mi cuadernillo de para escribir. Lo tenía siempre en clase para cuando me aburría tanto como para dormir, me ponía a escribir cuanto viniera a mi mente. Las clases ya habían comenzado y los pasillos estaban desiertos.
Aaron
Entré al colegio, llegaba tarde y la Sra. Woodly me mataría cuando llegara tarde de nuevo. Estaba verificando mi cuaderno de hechizos para recordarlos mejor. No miré a Yesenia que venía hacia mí, todavía estaba pensando en lo que pasó apenas dos minutos atrás, no sabía qué era. Ella venía mirando su teléfono celular y sin tiempo a reaccionar chocamos, todos nuestros útiles cayeron al suelo, mi cuaderno quedó al lado de sus libros, me levanté y la ayudé a hacerlo también. Recogí los libros y se los pasé, dejándome sólo el cuaderno, ahora cerrado.
-Lo siento -dije ofreciéndole la mano-. No te había visto.
-Fue mi culpa -respondió con voz melodiosa-. Estoy preocupada por llegar tarde a clase, estaba mirando la hora sin fijarme en nada más.
-Yo estoy igual -le dije cuando le entregué sus libros-, no te retraso más.
Caminé rápidamente, todo lo que pude, la clase era en el sótano y todavía me faltaba un poco para llegar. Decidí mejor no seguir leyendo mientras bajaba las escaleras, un mal paso y no podría decir nada. Miré hacia atrás justamente para ver a Yesenia entrar a su clase de Química.
Yesenia
Llegué a la clase y el Sr. Robinson estaba pasando la asistencia. Me senté al lado de Esteban, él era mi mejor amigo.
-Hola Yess... ¿Qué te pasó?
-No dormí bien, llegué a tiempo, pero choqué con alguien y me atrasé. -Debía verme como una loca si Teban me preguntaba eso.
-Te ves horrible... ¿Por qué no dormiste?
-Erm... -titubeé, alejé mi mirada de él-. Pues me quedé hasta tarde con Jeremy... -lo dije tipo pregunta.
-Tarde ¿hasta qué hora? -preguntó mirándome seriamente. Jeremy era mi novio y a Esteban no caía bien y no tengo ni idea de la razón.
-Hasta las dos... Bueno... a las dos llegué a casa.
-Yess, ¿estás loca? Si apenas has dormido... ¿No sabía él que tenías clases hoy? No entiendo por qué aún estás con él. Nunca se preocupa por ti. -Se giró y su cabello rubio brilló con el sol entrante como si fuese oro. Amaba tocar su cabello y era la única a la que se lo permitía.
-Teban... Jeremy lo sabía, pero me quedé con él. Toda esta semana no lo veré, tiene parciales en la universidad. Así que disfrutamos por adelantado lo que no íbamos a hacer...
-¿Y tus responsabilidades? -Me miró de nuevo, sus ojos grises eran como el hielo, pero no era una mirada fría, había algo ilegible en ella.
No respondí, eso era algo que tanto Jeremy como yo obviamos. Agaché mi cabeza y me quedé mirando hacia mi libro. Esteban entendió y se puso a revisar sus apuntes. Abrí mi cuaderno para escribir un poco. Pero este no era mi cuaderno.
Aaron
Bajé al sótano corriendo. No podía volver a llegar tarde. Entré silenciosamente a la clase y me senté en una esquina.
-¡Aaron! -Stephanie, una chica bruja que ensayaba sus hechizos conmigo, corrió hacia mí. Su cabello negro estaba trenzado a un lado. Se lanzó a mis brazos y me besó, la alejé de inmediato.
-Stephanie, déjame en paz -dije con los dientes apretados.
-¿Qué te pasa? -Ladeó su cabeza, la luz de los fluorescentes iluminaron sus ojos negros, los cuales mostraban una cierta burla-. Estás enojado por algo.
Suspiré. -Sí, odio que te eches sobre mí cada vez que me ves.
-Pero cariño mío...
-No soy nada tuyo -le interrumpí-, no te engañes...
Me levanté y fui al frente de la clase. Tomé mi cuaderno para repasar los hechizos. Nathaniel se acercó a mí.
-No sabía que escribieras poemas.
-No es mío -dije despacio, cerrando el cuaderno. Me golpeé la cabeza con la palma de mi mano-. Tengo que salir de aquí y recuperar mi cuaderno. Lo tiene Yesenia.
-Es una mala opción que salgas, la Sra. Woodly ya casi viene.
-Pero no puedo dejarlo en sus manos, ella es de los "otros". Puede hacer algo que lamentará.
-Está bien, ve y búscala.
Salí del salón corriendo y subí camino a la clase de Química.
Yesenia
Vi la letra sobre el papel, aquella caligrafía era hermosa. Habían pequeños versos, pero en un idioma extraño.
Itsare malovre incire est,
Cartomel leicu vonces
El lápiz que tenía en mis manos se encendió. El extremo parecía una linterna, grité y lo dejé caer.
-¿Qué pasa? -preguntó el Sr. Robinson.
-Nada, acabo de ver algo mal, profesor.
Me sonrojé y volví al cuaderno. La tapa por dentro decía "HECHIZOS" pero parecía extraño. Empecé a mover mis manos inconscientemente mientras estaba leyendo otro verso.
Acure no mind incore
Astume intose cremere
Esta vez mi libro se llenó de una sustancia pegajosa. Decidí que mejor era salir de la clase, me estaba divirtiendo. Le dije al profesor que me sentía mareada y salí al pasillo.
Me senté fuera del salón, la Sra. Woodly pasaba mientras hacía que mi lápiz volviera a parecer un foco de nuevo.
-Srita. Endington ¿Qué está haciendo?
-Nada, profesora. -Oculté mi lápiz.
Ella tomó el cuaderno de mi regazo y lo leyó. -Esto le pertenece al Sr. Notte. Ni siquiera deberías tenerlo y mucho menos hacer lo que haces... Tus padres nos matarán.
-¿Qué son esos versos?
-¿No lo vio?
-Dice que son hechizos, pero la magia no existe ¿verdad?
-Con lo que has hecho, ¿qué crees?
-Todo tiene una explicación.
-Venga conmigo, Srita. Endington.
Seguí a la profesora por el pasillo, del otro lado venía el chico que me había cambiado su cuaderno.
-Sr. Aaron Notte, está usted en graves problemas. Vamos al salón inmediatamente -dijo la Sra. Woodly.
Aaron
"Uh-oh. La Sra. Woodly me matará lentamente"
-Sí profesora. -Giré sobre mis talones y me devolví al salón, vi que ella llevaba mi cuaderno y Yesenia iba detrás de ella.
-¿A dónde vamos? -preguntó la chica.
-Ya verás. Tus padres me matarán, pero tienes que ver esto y aprender.
-¿Aprender qué?
Miré a Yesenia y a la profesora. -Ella es de los "otros". No podrá alcanzarnos ahora, si es que va a enseñarle.
-Usted no se meta en esto, Sr. Notte. Ya está en muchos problemas.
Me volteé y seguí caminando. ¿Quién era yo para quitar el placer de estar con Yesenia en clases? Eso era lo que siempre había querido. Ella se acercó a mí, parecía enfadada.
-¿Cómo es eso que soy de los "otros"? -preguntó encarándome.
-Que te lo explique la Sra. Woodly -respondí mirándola a los ojos.
-Dímelo -dijo poniendo sus brazos en jarras-. ¿Qué quisiste decir?
-No quise decir nada.
Yesenia
¿Estaba burlándose de mí? Este chico idiota pensaba que era mejor que yo. Le demostraría que no era así.
-¿Qué significa que soy de los "otros"?
-Srita. Endington por favor, ¿puede quedarse en silencio y seguirme? -dijo Woodly.
-Quiero saber lo que me dijo él. -Ni siquiera sabía su nombre y ya estaba discutiendo con él.
-Aaron -susurró el hacia mí.
-No importa -le dije enfadada-, sólo quiero saber qué pasa.
-Eres una bruja -dijo Aaron.
-Lo seré si sigues burlándote de mí.
-No me burlo, eres bruja, maga, hechicera, elije lo que quieras.
Me detuve de pronto. ¿Hechicera? La magia no existe. ¿Pero lo que hice en clase? Eso fue un juego del sol sobre mi lápiz y a mi libro debió caerle algún tipo de líquido. ¿Pero lo del pasillo? Negué con mi cabeza, no podía ser posible.
-Bien la gran belleza preguntona se quedó sin habla -dijo Aaron.
Abrí mi boca y la volví a cerrar, no tenía nada que decir.
-Sr. Notte cállese ya... -La Sra Woodly parecía muy enfadada con él-. La Srita. Endigton no sabe nada y sus padres no quieren que siga con esta educación.
-Entonces ¿es verdad? -dije.
-Siento decirle que sí... -dijo la Sra. Woodly.
Aaron
Ahí estaba, ya se lo habían dicho y aún a ella le era difícil entender.
-Pero ¿cómo? -preguntó ella-. La magia no es real.
-Enterum dogme inteic, rome sore glinc -murmuré mirando al suelo. Yesenia se detuvo abruptamente. Lo había logrado.
-¿Qué pasa, Srita. Endington? -pregunté con sorna.
Me fulminó con la mirada. -Me has pegado al suelo -respondió.
-¿Pero no era que la magia no existe? -Sonreí.
Frunció el ceño, mi sonrisa se hizo más marcada. -Te odio -remarcó cada sílaba.
-Pues me amarás o te dejaré allí.
-Sra. Woodly... -llamó-. Puede deshacer este conjuro de mierda.
-Esa boca, Srita. Endington -dijo Woodly-. Sr. Notte diga el contrahechizo inmediatamente.
-Bien... -suspiré y empecé a recordarlo-. Controlum intedum sontre, villeli novu incontre.
-Está mal... -La Sra. Woodly se acercó-. Comtrelum intedum incontre, vilelli novu incontre.
-Dos palabras -dije sonriendo- no fue nada...
-Casi todo, Aaron -dijo Yesenia divertida-. ¿Qué hace ese que dijiste?
-Hechizo de amor -dijo solemne la profesora.
-¡No! -interrumpí-. No puede ser así.
-Lo es, Sr. Notte. He repetido en clases que la pronunciación es lo esencial, un hechizo puede hacer lo contrario si no lo dices bien.
-Deshaga ese hechizo -dijo Yesenia histérica-. Que voy a correr y no volver.
-Ya desearías poder hacerlo -me burlé-, pero no puedes.
Yesenia
-Lo haré -dije, ese chico no sabía con quién se metía-Te crees muy bueno, pero no lo eres.
Giré sobre mis talones e intenté alejarme, no obstante, mis piernas no me obedecían, se quedaron quietas.
-¿No era que te ibas? -preguntó él con sorna.
-¡Deshaz esto ya! -le grité.
-Srita. Endington calmada, si se deja llevar hasta acercarse a él, si Notte se aleja el conjuro quedará nulo.
Esto era genial, mi libertad quedaba prendida de que este idiota quisiera dejarme ir. Me volteé y empecé a caminar hacia él. Su sonrisa de suficiencia se veía estúpida en su cara. Quizás si no fuera tan idiota podría considerarse guapo. ¿Qué estaba pensando? Ese hechizo era realmente malo.
-Aléjate -dije cuando no vi ninguna intención por parte de él.
-¿Y dejar libre a la belleza? No lo creo. -Cínicamente sonrió y se quedó allí.
Miré a la Sra. Woodly suplicante. -Sr. Notte, por favor. Ya está en suficientes problemas, no los aumente con la expulsión del colegio.
Algo en esas palabras lo hizo dudar y se alejó de mí, diciendo: -Severage nunte nimile grome.
Ahora era mi turno para molestarlo. Seguí caminando hacia él. Aaron se alejaba a cada paso, apresuré mi paso, era divertido ver su cara de horror cuando pensaba que no había funcionado. Sus ojos llenos de pánico miraron atrás de mi hombro, a la profesora.
Aaron
¿Por qué no funcionaba? O quería ser expulsado, en especial ahora que ella estaría en clase conmigo. La Sra. Woodly no me decía nada. Una sonrisa autosuficiente cruzaba por el rostro de Yesenia, se veía hermosa. Empecé a acercarme a ella y algo cambió en su rostro, nuestras miradas quedaron atrapadas, la magia se filtró a nuestro alrededor como en la mañana, era un poder extraño, se subía por la piel y entraba a una parte dentro de mí, vacía. Esta vez fue más fuerte, un lazo inamovible dentro de ambos, su magia era poderosa y respondía a mí.
-Srita. Endigton. Sepárese un momento -dijo Woodly.
Yesenia no apartaba su mirada de mí, yo no podía separar mis ojos de los suyos.
-Sr. Notte, por favor -reiteró la profesora.
-No puedo... la magia responde entre nosotros...
La Sra. Woodly se puso entre nosotros, en especial porque si Yesenia se acercaba más me besaría y con eso uniría nuestras magias para siempre. No podía pasar sin el consentimiento de ambos, a mí no me importaba, pero creo que a ella le iba a disgustar y Jeremy me mataría lentamente.
El contacto visual se rompió y el aire perdió su peso, el poder se escurrió de mi piel como aceite, mi magia volvió a mí después de haber abrazado la de ella.
-Otra vez -dijo- ¿qué haces conmigo?
-¿Cómo otra vez? -inquirió la Sra. Woodly mirándome seriamente.
-A la entrada, hoy en la mañana, antes de entrar. Me alejé, pero ahora no pude.
-¿A qué se refiere con eso, Sra. Woodly? -preguntó Yesenia
-No lo entenderá, Srita Endington. No hasta que haya estudiado.
Yesenia
-Estudiar... ¿Qué tengo que estudiar?
-Los libros, conjuros, hechizos, pociones... Estás muy atrás Srita Endington... -dijo Aaron burlándose. Le miré y mejor lo ignoré.
-¿Sra. Woodly?
-El Sr. Notte ya le ha contestado. Muchos de sus compañeros llevan cerca de cuatro años estudiando magia. Usted deberá aprenderlo en seis meses.
-¿Por qué seis meses?
-Son las pruebas de graduación. A los 21 debes graduarte como bruja.
-¿Cómo voy a lograrlo?
-No lo lograrás -dijo Aaron.
-Me alegro de no ser como tú... Cuatro años y no puedes hacer ni un hechizo bien.
Me miró, herido. La Sra. Woodly ya estaba bajando al sótano. Corrí para alcanzarla, dejando a Aaron solo.
-Sra. Woodly -llamé.
-Dejará de molestar y atenderá las clases.
-Sí, señora.
-Bien, pues su tutor será el Sr Notte.
-¿Cómo? -dije alarmada. ¿Ese chico iba a ser mi tutor?-. Pero si no es capaz de decir bien un conjuro.
-Su magia responde a la de él. Es la mejor manera de que entienda todo para que esté lista a tiempo.
-Pero profesora...
-Sin peros... El Sr. Notte será su tutor.
-¿Yo seré qué? -preguntó Aaron bajando las escaleras de dos en dos.
-Su tutor, ambos tienen que mejorar en seis meses. Usted sabe todo, pero su magia es débil. Ella aprenderá rápido.
Aaron
Seis meses con ella, la mayor parte del día.
-Pero ¿cómo haremos esto si sus padres no lo saben aún?
-De eso me encargo yo -dijo Yesenia.
-Jeremy también puede ayudarla a practicar -La Sra. Woodly me miró, pues en principio la chica no podía saber esa parte de su novio.
-¿Jeremy también es un mago?
-Se especializa en pociones -respondió Woodly-, nunca fue bueno con los conjuros.
-Pues no es que Aaron sea mejor... -se burló Yesenia.
Le fruncí el ceño, no podía creer que sería su tutor, aprender a decir los conjuros no era difícil si tu magia era fuerte. El problema sería cuando volviéramos a conectarnos.
-Alguien debe cuidarnos -dije-, en caso de que volviéramos a responder de esa manera.
-Por supuesto Sr. Notte, no crea que no lo había pensado.
-No quiero que vuelva a pasar -dijo Yesenia, pero no miraba a Woodly, fijó su mirada en mí.
-No es algo que elija -me defendí-, de ser así hubiera elegido a otra, no a una niña mimada y egocentrista.
-Sí, claro. Hubieras elegido a Lissa.
-¿Lissa? ¿Lissa Eldelstein? -Esa era la chica rara que no falta en una secundaria, pero de verdad era extraña y viniendo de un chico raro como yo, eso era mucho que decir.
Yesenia
Bien, lo molesté. ¿Cómo se le ocurre llamarme egocentrista y mimada?
-La misma... son perfectos el uno para el otro.
-Srita. Endington... deje de burlarse del Sr. Notte. -La Sra. Woodly estaba muy seria, ya estábamos llegando al salón-, puede lamentarlo después.
Entramos al salón, me sentí como la niña tonta en su primer día de clase. Todos volvieron a ver y se quedaron en silencio. La única chica que no me veía estaba atrás. Su cabello era negro como el terciopelo, estaba trenzado. Sus ojos eran afines, se veían más oscuros gracias a la palidez de su piel. Ella corrió hacia nosotros y se lanzó al cuello de Aaron, giré para mirarla justo cuando ella le besaba apasionadamente.
Otra vez la magia, no podía ser otra cosa, se elevó. Me hacía sentir ¿celos? Pero ¿de qué? Él no era nada mío, mi novio estaba en la universidad y yo estaba celosa por un chico que acababa de conocer.
Otro chico se acercó, era alto, pelirrojo con ojos azules, unas pocas pecas se asomaban en sus mejillas. Podía decirse que era guapo, pero algo no te dejaba mirarlo directamente.
-Nathaniel -dijo Aaron, separándose de la chica.
-Veo que no llegaste a tiempo. -Observé que él llevaba mi cuaderno.
-¡Hey! Eso es mío... -dije al chico- ¿Puedes devolvérmelo?
-Sí, claro. Me encanta como escribes.
Me sonrojé, no era buena recibiendo cumplidos.
Aaron
¿Stephanie no podía controlarse? Sentí su respuesta emocional cuando Yesenia la miró besarme. Definitivamente nuestras magias estaban entrelazadas.
-No Nathaniel, la Sra. Woodly llegó antes que yo.
-¡A practicar! -gritó Woodly-. No he dicho que se detengan. Srita. Endington, acérquese.
Yesenia se fue con ella hasta el frente del salón. Yo me fui al otro lado, ya tenía mi cuaderno y tenía que practicar.
Insone crolum nile sorum,
Trome quile stere trele
Mi cuaderno empezó a flotar levemente.
-¿Qué hace ella aquí? -preguntó Stephanie.
-Seré su tutor.
-¿Tú? ¿Su tutor? -preguntó en broma Nathaniel.
-Sí, su magia responde a la mía.
-Eso no es posible.
-Así es, pasó en la mañana en la entrada. Pensé que no era real, pero volvió a pasar frente a Woodly.
-¿Qué dijo la profesora? -preguntó Stephanie.
-Tuvo que separarnos, esta vez no pude detenerme antes de que intentara besarme.
-Pensaba que su aura respondiente era la de Jeremy.
-Eso creía también -dijo Nathaniel.
-¿Y qué harás? -inquirió Stephanie.
-Pues no queda de otra, tendré que ser su maestro. Además, según Woodly, esto hace que mi magia sea también fuerte.
-Esperas que esto te ayude -dijo Nathaniel divertido-, a ti nadie te va a salvar.
-Noto que tienes fe en mí -dije sarcásticamente-. ¡Hurra!
-No es personal... pero apestas. No puedes conjurar y las pociones se secan.
-Entonces veremos qué tal.
Yesenia
Fui con la Sra. Woodly hasta el frente del salón. Sacó de su escritorio un libro antiguo y me lo entregó. Era muy grueso, la tapa negra tenía letras doradas, las cuales rezaban "POCIONES Y HECHIZOS: GUÍA RÁPIDA"
-Ese será su libro de estudios -me dijo-, deberá aprenderlo de memoria, en especial los conjuros. Las pociones se le darán con la guía durante el examen.
-¿Seis meses para aprender todo esto?
-Señorita, sin saber nada de esto hizo dos conjuros, ahora le irá bien. Vaya con el Sr. Notte y empiecen con pociones, mientras esperan pueden practicar hechizos.
-Sí, Señora -dije, me volteé- ¿Qué haré con mis clases de ahora?
-Hablaré con los profesores.
-Gracias. -Me alejé y fui hasta la mesa donde estaban Aaron, la chica y el chico que tenía mi cuaderno-. ¿Qué tal va qué? -pregunté después de escucharlo decirlo.
-Nada -dijo después de haber saltado.
Dejé caer el libro ruidosamente en la mesa. -Pociones.
-Estoy con hechizos -dijo mirándome fijamente-, no voy a cambiar.
-Woodly me envió -dije sonriendo- empezamos con pociones.
Aaron suspiró, cerró sus ojos en busca de paciencia. Se veía hermoso cuando intentaba hacerme enojar. Pero, ¿qué estoy diciendo? Es un chico prepotente y egocentrista. ¿Cómo voy a pensar que es hermoso? Su mirada me atrapaba, esos ojos me recordaban el cielo antes de una tormenta, un azul grisáceo que te hacen hundirte. Salir del mundo real.
Aaron
¿Pociones? Pero eso no era lo que quería. Y esta chica iba a terminar con mi paciencia. No sé qué haré con ella, sé que es buena. Hizo un hechizo sin saber nada antes, pero soy yo el que tiene que mejorar, le ayudaré, pero primero tengo que mejorar. Demostrarle que soy bueno.
-Bien, pues será pociones -dije. Yesenia no quitaba su mirada de mí. Le pregunté cuál de todas quería practicar, pero nunca respondió. Tuve que chasquear mis dedos frente a su rostro para que respondiera.
-No sé -dijo mientras negaba-. Cualquiera.
-Pues vamos a ver... primero lo primero. Tienes que tener un caldero y un trípode. La temperatura es esencial, por eso un es necesario un termómetro de confianza como el que tiene el caldero. Se usa una base de hojas de salvia para la humedad, después tienes que ir poco a poco y seguir los pasos. Cada pócima tiene su tiempo de "cocción". Es algo así como cocinar.
-Y ¿cuándo comenzamos?
-Cuando elijas la poción que quieres hacer.
Yesenia abrió el libro y sólo seleccionó una página al azar. -Esta, haremos esta.
-La poción de cambio es la más difícil -dije mirándola-, elige otra.
-Esa es la que quiero.
-Siguiente...
-No, quiero hacer esta.
-Justo para ti... -dijo Nathaniel-. Woodly tuvo razón en ponerte con ella.
Le miré reprochante. No era cierto, la chica era terca, apenas estaba aprendiendo, no puede hacer nada difícil.
-No haremos esa, la cambiaré.
-Cámbiala y me iré... Le darás justificaciones a Woodly.
-Entiende... -dijo Stephanie-. No eres nadie... Nunca podrías hacer esa poción si es de nivel siete. Sólo los profesores pueden hacerla.
-Stephanie, cálmate... -dijo Nathaniel-, no empieces con tus estupideces.
-No hablaba contigo -dijo Yesenia-, vete a llorar a otra esquina. Que no puedas hacerla no significa que yo tampoco.
Yesenia
¿Stephanie? Pues esta chica no iba a quitarme la diversión. Suena linda la poción y si es difícil, pues a intentarlo, si sale bien puedo hacer cualquiera.
-No me harás irme -dijo-, estoy aquí antes que tú. Deberías estar en tu estúpida clase regular.
-¿Y perderme la diversión? Te asusta que pueda ser mucho mejor que tú.
-Eso nunca pasará.
-Entonces... -Sonreí-. Tienes miedo de que Aaron ya no pase tiempo contigo... Tranquila, no te quitaré a tu novio... es más, te pediré permiso...
-No soy su novio -interrumpió Aaron-. Y ya ella se iba. -Miró significativamente a Stephanie.
-Cuidado con lo que dices... -desafió ella.
-Vamos, Steph... -dijo Nathaniel-. Sigue escribiendo -dijo sonriéndome- y no le hagas caso, ella siempre se pone así...
-Gracias, está bien. Es que no me gusta que piensen mal de mí.
-Stephanie piensa mal de todas las chicas que se me acercan -dijo Aaron-, no entiende que el pasado ya no está aquí.
Así que ellos habían sido algo. Nathaniel se llevó a Stephanie y me quedé con Aaron. La poción podía ser difícil, pero el reto que implicaba dejar callaa a la chica hizo que Aaron me dejara hacerla.
-Tienes que dejarla cocer por tres horas. Practiquemos hechizos ¿Cuáles hiciste ya?
-Pues encendí mi lápiz y llené de un líquido extraño mi libro de química. Quiero levantar un libro como tú lo hiciste -le dije mientras vi como se iluminaba su rostro-. ¿Qué? -Sonreí.
-No te has quejado. Hiciste dos hechizos sin ayuda y se supone que yo soy el que tiene que enseñarte... -dijo con tono alegre-. No es difícil, tienes magia fuerte.
-¿Magia fuerte?
-Sí, la magia es como cualquier otra habilidad. Algunos son mejores que otros en ciertas especialidades, como lo es Jeremy en pociones, las realiza muy potentemente con pocos ingredientes, Nathaniel es fuerte con los conjuros.
-¿Y tú, no eres fuerte?
-Nop, nos volvemos fuertes cuando encontramos el aura o magia respondiente.
-¿Magia respondiente? Eso dijiste antes, que nuestras magias responden.
-Mmm... no sé cómo explicarte sin que salgas huyendo.
Aaron
¿Cómo le explicaba que nuestras magias nos eligieron para estar juntos? No podía decirle, no podía hacerla recordar, en especial sin que con eso no creyera que era una treta para engañarla.
-Dime ¿qué es?
Era testaruda. Pero no iba a decirle, mejor era enviarla a preguntarle a alguien que podría decirle la verdad sin miedo.
-Mejor pregúntale a Woodly. Así no dudarás de lo que te diga.
-¿Por qué no me lo dices?
-Porque no me creerás... -le respondí. Miré el libro de hechizos-. Este es bueno para empezar.
-Dímelo...
-No. Empieza a leerlo. -Era terca y no podía culparla, pero que se enterara de lo que se trata no le iba a gustar, en especial cuando le tocaría unir su magia a la mía.
-No hasta que me digas.
-Son como magias gemelas -dije por fin-, son magias que desean pasar el resto del tiempo juntas.
-No es cierto... -dijo girándose. La tomé del brazo suavemente.
-Es así, por eso nos separan cuando responde.
Mi toque en su brazo la hizo detenerse abruptamente. Se volteó despacio hasta que su mirada se encontró con la mía. Sus ojos caramelos me observaban más allá de lo que mostraba, buscaba mi mentira. Pero no mentía ella siempre me había gustado, odié que prefiriera estar con Jeremy después de lo que hizo. Que no me recordara de antes. Sólo habían pasado tres años. ¿Por qué sus padres la habían apartado? ¿Cuál era la razón por la que borraron sus recuerdos?
-¿Y si no quiero que sea así?
-Lo puedes decidir, pero tu magia morirá. Para ti no es problemas, has vivido sin ella tres años, pero yo no...
-¿Tres años? -preguntó-. Acabo de conocerla, llevo veinte años sin ella.
-No estés tan segura -murmuré. Dije más fuerte-. Lo siento, pensé que esa era tu edad por como actúas.
Yesenia
-No quisiste decir eso -me quejé. ¿A qué se refería con sólo tres años sin magia? ¿Qué pasó para que no lo recordara?-. ¿Qué dijiste con lo de tres años?
-No lo recuerda -dijo Nathaniel tras de mí. Salté nerviosa.
-No recuerdo qué.
-Eras nuestra conpañera por un año -dijo Aaron-, trabajábamos juntos, hasta que tus padres te sacaron.
-¿Por qué iban a sacarme?
-Porque Jeremy les pidió que lo hicieran -dijo Aaron-. Se notaba que podrías ser el aura respondiente mía, tenía miedo de perderte.
-Te dijeron que él era bueno en pociones -continuó Nathaniel- hizo la poción del olvido para que no recordaras, habló con tus padres mal sobre la magia. Ocultaba que era uno de nosotros. Todo para hacer que ellos te sacaran. Sabía que en cuanto te alejaras de Aaron tu magia moriría.
-Pero... -Era mucha información, era difícil digerirlo todo-. No lo puedo creer.
-¡La clase ha terminado! -dijo Woodly.
-Apaguemos la poción y mañana la terminamos.
Me quedé de pie. No podía ser verdad, Jeremy nunca haría algo así. Sólo había una manera de saberlo. Nathaniel me llevó abrazada fuera del salón, Aaron acarreaba mis cosas. Lo que dijeron los chicos estuvo en mi mente todo el resto del día.
-¿Qué pasa? -preguntó Esteban cuando volvíamos a casa.
Aaron
No tenía que decirle nada a Yesenia, no era mi derecho contarle. Si recordaba lo que existió entre ambos bien por mí, si no, tendría que vivir con eso.
-Le dijiste la verdad -me animó Nathaniel.
-Pero no tenía que hacerlo, no era así como tenía que recordar.
-A ver si así baja al mundo real -dijo Stephanie.
-¿Qué tienes contra ella? -pregunté.
-No sé... quizás el hecho de que se crea lo mejor, que se haya quedado con su magia y aún sea fuerte. Además de que será capaz de hacer las pruebas al mismo tiempo que nosotros sin haber estudiado tanto.
-No fue su culpa que la sacaran de nuestro grupo -dijo Nathaniel-, Jeremy y sus padres la apartaron. Te duele aún más que no sea tu mejor amiga como antes.
-Eso no me importa -respondió.
-Sí, claro. Pero igual deja de intentar molestarla.
-Ella no se merece estar allí.
Algo en el tono con el que lo dijo daba a entender que lo creía de verdad, ¿qué pasó entre ellas para que Stephanie actuara así? No tenía respuesta a eso, pero tenía que averiguarlo. No sabía cómo hacer que Stephanie hablara, Yesenia no recordaba nada y todo se volvía difícil sin nadie que supiera eso.
-Tranquilo Aaron. Nunca le dijimos que fue tu novia... -dijo Nathaniel-, antes de que Jeremy la arrancara de tu lado.
Suspiré. Era cierto, ella no lo sabía, pero aun así no quería hacerle lo mismo que él me hizo. No podía alejarla de Jeremy. Miré a mis amigos, Nathaniel estaba tranquilo, pero la reacción de Stephanie era extraña, después de ese comentario de Nathaniel se quedó rezagada.
-¿Qué pasa? -le pregunté a ella, acercándome.
-Nada -respondió. Suspiró, negando con la cabeza-, vamos.
Se alejó rápidamente. Las clases tomaban demasiado tiempo y los recesos no dejaban que mi mente se despejara de esa conversación, de la idea de volver a tener a Yesenia. La tarde cayó y regresé a casa. Nathaniel me acompañaba, pero entendió mi ensimismamiento y no dijo palabra.
Yesenia
Si era cierto lo que había pasado y lo que dijeron Aaron y Nathaniel era real, todo estaría escrito. Llevo un diario; anticuado lo sé, desde los siete años. No olvidaría el más mínimo detalle de ese año.
-No pasa nada -le respondi a Teban.
-Estás abstraída, algo te preocupa.
-No, sólo estoy cansada. Quiero ir a dormir.
-¿Qué pasó en clase de Química? -me preguntó. Estábamos llegando a mi casa.
-Nada, estaba mareada. Fui a la enfermería. -No podía decirle la verdad, jamás me creería. Mejor hasta que resolviera todo le contaría. Nos encontrábamos frente al porche de mi casa. Me despedí de él y entré rápido.
No había nadie, así que subí a mi habitación y saqué la valija de debajo de mi cama, le quité el candado y busqué mi cuaderno de hace tres años, desde el principio de año. Empece a leerlo:
"Querido diario:
Me he dado cuenta de algo nuevo, diferente y divertido. Aaron también puede hacerlo. Sólo algunos pocos podemos. Steph también. Mi mejor amiga no se quedará sola."
Bien fui vaga esa vez. Pero ¿he dicho que Aaron era mi amigo? O al menos lo conocía. ¿Steph? Nunca he tenido mejores amigas, sólo Teban y él era chico. Busqué más adelante.
"Querido diario:
Aaron me ha enseñado nuevos hechizos, nuestra magia se hace fuerte cuando estamos juntos. Me gusta estar con él. Saldremos el sábado juntos, sólo él y yo. Me encanta la idea de que pueda besarme ese día. Aunque Stephanie está rara conmigo. No sé qué le pasa"
¿Yo? ¿Enamorada de Aaron? No lo creo. Aunque sentí celos cuando lo vi con otra chica. Algo en él me llamaba y no tenía idea del qué. Su reacción conmigo, la manera en que me miraba antes de saber quién era. Adelanté un poco más.
"Querido diario:
Ya llevo un mes con Aaron, él es súper especial. No puedo creer que nos costara tanto estar juntos. Jeremy es tierno, pero creo que se cree mucho. Hoy ha hablado con mamá y papá. Ahora quieren sacarme de clases. Separarme de Aaron. Stephanie está con Jeremy, dice que no es bueno que esté con las clases de magia. Pero ya sé qué le pasa, ella está enamorada de Aaron, pero él nunca le haría caso. La verdad no dejaré las clases aunque intenten obligarme"
Aaron
Llegué a casa. Estaba cansado, mis padres estaban trabajando y la casa estaba sola. No podía hacer mucho. Fui a la cocina y me serví un jugo, saqué unas galletas y fui a la sala, encendí la televisión y me acosté en el sofá. No recuerdo el momento en el que me quedé dormido.
Ahora estaba en el salón del sótano. Estaba completamente vacío. Un viento frío soplaba, pero no sabía de dónde pues no había ventanas. Era de noche, no entendía cómo lo sabía, pero era como un aumento del silencio, un peso en el aire. Seguí la melodía, esa voz la conocía muy bien. Era ella, el sonido de mi nombre en sus labios era suave y dulce.
"hmmm. Mi amor, mi amado,
Sólo un segundo hemos estado separados.
Aaron mi gran amor, eres tú con quien he estado,
El único con el que quiero estar."
La encontré en la clase de biología. Vestía una falda azul marino, su blusa blanca resaltaba con la claridad que entraba por la ventana. Era perfecta, sólo mirarla me hacía perder el aliento, ponerme nervioso. Nunca antes me había puesto así por una chica. Estaba de espaldas a mí, su cabello caía libremente en rizos. Recordaba lo que era pasar mis dedos por él. Suspiré, me acerqué a ella, se giró suavemente.
-Aaron -corrió hacia mí-. Estás aquí.
-Amor siempre estaré -le respondí. Ella se lanzó a mis brazos, la levanté y giré con ella. Me besó, esos suaves labios contra los míos y sus manos enredándose en mi cabello, siempre lo usé largo por ella, era su gusto.
-No me dejes -susurró contra mis labios-. Te amo.
-También te amo... no te dejé... tú te fuiste...
Yesenia
-No me fui porque quise -le dije. Ahora no quería separarme-. Jeremy y Stephanie me engañaron.
-No debí dejar que lo hicieran.
-No te preocupes, ya estoy aquí y no te dejaré ir. -Lo besé.
-¡Yesenia! -La puerta se abrió y entró mi mamá. Me desperté de golpe.
-¿Qué?
-Necesito que vayas al supermercado, ¡levántate!
-Ya voy -me quejé.
Recogí mis diarios y los guardé. Tenía que hablar con mis padres. Me levanté y baje a la cocina. Me había dormido, no sabía cuánto tiempo. Pero era aún peor recordar el sueño. Era Aaron, él había sido mío, por eso me sentía celosa, puedo olvidar los sucesos, pero no así los sentimientos que tenía hacia él.
Salí hacia el supermercado. ¿Cómo era posible que Jeremy haya hecho algo así? No puedo siquiera creerlo. Pero nos engañó. Mintió a mis padres para que me separaran de Aaron y la magia. Me ha estado mintiendo por tres años, llevábamos uno de ser novios, ahora tenía dudas acerca de lo tanto que era real lo que sentía por él y cuánto era su manipulación, que me conociera de antes y pudiera saber qué hacer y decir para estar bien conmigo.
Aaron
Sentí una extraña sensación antes de despertarme. Como cuando tiras de una cuerda y ésta cede después de un rato de hacer fuerzas. ¿Por qué soñé con ella? ¿Por qué tenía que torturarme con el pasado? Creo que mi inconsciente quería de verdad contarle todo a ella, hacerla recordar. No sería correcto hacerlo, no le haría a Jeremy lo que él me hizo una vez.
Salí del dormitorio, quería dar una vuelta y despejarme, no iba a volver a dormir y soñar con ella de nuevo. Cerré la puerta principal, el sol brillaba fuertemente, pero la brisa hacía que se sintiese frío. Empecé a caminar sin rumbo fijo, Stephanie y Jeremy eran los culpables de lo que pasaba ahora. Los recuerdos de Yesenia llenaban mi mente, la primera vez que hablamos, su voz cuando hablábamos en susurros, su suave piel entre mis brazos, su cabello entre mis dedos, su perfume a lilas. Era como si pudiera olerlo aún. Podíamos haber sido jóvenes en ese momento y ya haber empezado la universidad, el destino siempre nos mantuvo cerca.
No notaba nada a mi alrededor y choqué con alguien. Tenía que empezar a poner atención. Miré a la persona y mi corazón dio un vuelco. Era ella. Tan real como lo recordaba, antes de caer ella prefirió abrazarme, el olor a lilas llegó hasta mí, la suavidad de su toque hizo que mi aliento se quedara atrapado.
Yesenia
Caminando por la misma ruta de siempre hasta el supermercado. Necesitaba hablar con Jeremy, tenía la oportunidad de desmentir algo de lo que hizo. Saqué mi celular y marqué su número, no estaba en exámenes, sus parciales iniciaban la siguiente semana. Contestó al tercer tono:
-Yess, amor... ¿cómo estás?
-Bien Jeremy -contesté un poco cortante-. ¿Cómo va todo?
-Súper -respondió, le oí suspirar-. ¿Qué pasa?
-¿Qué pasa?
-Usaste mi nombre, ni apodo ni cariño, algo pasa...
-Nada malo, he descubierto algo.
-¿Qué es?
-Soy bruja al igual que tú...
Jeremy
¿Quién le había dicho? -¿Que eres qué?
-Una hechicera... bruja, maga... Dilo tú, ¿cómo te haces llamar?
-No sé de qué hablas -dije cuidadosamente.
-No te hagas el tonto. Eres bueno en pociones, leí mis diarios, pensé que podían haber sido imaginaciones mías. -Suspiró-. Ahora sé que no es así.
Me levanté de la mesa de la biblioteca en la que estaba estudiando con mis amigas y Giselle. No quería que mi novia se enterara que mi otra chica estaba al teléfono diciendo lo que tanto me cuesta mantener oculto.
-Amor... lo hice por tu bien... -le dije. Aunque sonó a frase trillada.
-Lo hiciste para beneficiarte tú mismo. No lo puedo creer, yo te defendía.
-Mejor hablamos esto en persona... esta noche.
-No, no quiero volver a hablarte. Creí que todo había sido inventado por mi mente.
-Por favor... -era suplicarle, dejaría mi cita con Giselle e iría con ella.
Yesenia
-No, ya no más mentiras... -dije, mis ojos estaban húmedos y veía borroso pr donde caminaba-, me separaste de lo que soy, me separaste de quien ama...
Una persona que venía desde la otra dirección tropezó conmigo, dejé la idea ahí y para no caer de espaldas envolví mis brazos en sus hombros. Levanté la mirada y me encontré con esos ojos azul-grises, los que había visto en mi sueño esta tarde.
Tuve el impulso de besarle para saber si sus labios serían tan suaves, si su boca sabría tal como la imaginé. Reprimí mi impulso, lo guardé muy dentro. Puse mi teléfono sobre la oreja.
-Te llamaré más tarde, si decido que necesito verte.
Colgué, pero no me separé de Aaron, sus brazos alrededor de mi cintura se sentían bien, correctos. Lo sentí tensarse y después se relajó. El aroma de su colonia trajo consigo mil recuerdos reprimidos. Ya no podía controlarme, tenía que hacerlo. Subí mis manos por su cabello, lo acerqué a mí y lo besé.
Aaron
Me estaba besando, después de tanto tiempo podía volver a besarla, la presioné más junto a mí, mientras ambos explorábamos la boca del otro. La deseaba tanto que no quería separarme. Pero tenía que hacerlo, no podía dejar que volviera a mí y me dejara con todo destruido. Me alejé de ella. Se sonrojó, su cabello sobre su rostro, le coloqué los rizos detrás de su oreja.
-No te sonrojes -le susurré, le di una sonrisa-. Me hacía falta verte así. Besarte.
-Lo sé -dijo, cerró sus ojos y respiró profundo-no sé qué pasó después. Pero sí sé que no iba a separarme de ti.
-Ahora estás lejos de todo lo que vivimos -dije acariciando su mejilla.
-No debí confiar en Jeremy -dijo colocando su mano sobre la mía y presionándose contra ella-. Tampoco creo posible que Stephanie me traicionara.
-¿Qué pasó entre ustedes?
-Celos, sólo celos... -respondió. Tomó mi mano y me llevó con ella.
-¿Dónde vamos? -pregunté. No era en reproche, no quería quedarme solo.
-Tengo que comprar unas cosas. ¿Me acompañas? -Hizo ese puchero que adoraba ver en ella.
-Por supuesto. -¿Quién era yo para negarme a sus deseos?
Me sonrió, solté su mano y la abracé, la acerqué a mi lado, quería tenerla muy cerca de mí.
Yesenia
Me dejé llevar hasta él, era más alto que yo y mi cabeza podía descansar en su hombro.
-¿Por qué nunca me buscaste? -le pregunté.
-Estabas feliz con Jeremy, te olvidaste de mí. -Respiró hondo y me besó en la cabeza-, no iba a hacerle a él lo que me hizo, en especial porque esperaba que me recordaras. Pero ya no éramos compañeros, creí que iríamos a universidades deferentes.
-Elegí una universidad diferente a la de Jeremy... -dije. Nunca antes lo había pensado de esa manera, lo dije como un impulso.
-La habías elegido antes de empezar a salir con él. Habíamos elegido juntos.
¿Quise esa universidad porque así estaría con Aaron? Significaba que lo nuestro era serio, temía hacer esta pregunta, sonaba tonta, pero era necesaria.
-¿Cuánto tiempo estuvimos saliendo?
-Llevábamos nueve meses antes de que tus padres te sacaran de clase, uno más antes de que Jeremy te diera la pócima. Fueron nueve meses que tus padres supieran, te hicieran alejarte de mí, pero no pudieron. Nada nos separaste hasta que olvidaste.
-Pero no sentía ningún vacío en mi memoria.
-Creas nuevas conexiones, no te asombres si de pronto recuerdas todo de nuevo.
Así que podría recuperar todo lo que olvidé. -Terminamos con diez meses de noviazgo -dije lo obvio. Esa era la razón por la que no estaba en la universidad con Jeremy.
Aaron
Estaba recordando, no sé cómo lo hacía, pero al menos gran parte de sus memorias estaban recuperándose.
-Así es... -La abracé más fuerte. Suspiró y se quedó con su cabeza sobre mi hombro-. Te quiero... -susurré.
-No sé cómo sucedió o por qué lo siento... es contrario a lo que creo... pero te amo.
La alejé un poco, lo justo para colocarme frente a ella. -Nunca dudes de tus sentimientos -La besé. Pero ¿qué estaba haciendo? Pensaba no dejarla entrar de nuevo y aquí estaba con ella, por las calles donde habíamos estado mucho tiempo antes.
Suspiró y me abrazó fuertemente. -No lo haré, pero es complicado cuando tienes una idea distinta a lo que realmente sientes.
-Lo que tu corazón te dice, una vez tu razón estuvo de acuerdo.
Me giré, colocándome de nuevo a su lado, le tomé la mano y seguimos caminando. Ella me siguió, lentamente, pensando. La coloqué delante de mí, la abracé por detrás y le susurré al oído -Ese gesto en ti es tan... -besé bajo su oreja- sexy... -Se giró, y la besé antes de que me mirase.
Yesenia
¿Cómo pude olvidarle? ¿En qué momento me sentí mejor en los brazos de otro chico? Me giré en sus brazos y miré sus ojos tan profundos, me perdía en ellos y era lo que siempre quería hacer, mirar ese cielo tormentoso.
-¿Qué gesto? -pregunté, acariciando su largo cabello negro. Suspiré.
-Cuando piensas, eres aun más sexy cuando lo haces.
Una sonrisa afloró en mis labios. Sabía lo que tenía que decir para que olvidara el mundo que me rodeaba. Me separé de él.
-Sólo lo supera tu sonrisa -dijo.
Sonreí y le tomé del brazo para seguir caminando hasta el súper. Giramos en la esquina y del otro lado venía Jeremy. ¿Cómo llegó tan rápido? Otra chica venía tras él. Aaron me soltó y se apartó. Me adelanté para encontrar a Jeremy en el medio del camino, no quería hablar con él, necesitaba que se quedara fuera de mi vista.
Jeremy
¿Estaba con él? No era posible. Ahora sabía quién le había contado todo. Giselle me seguía, eso era malo, en especial porque necesitaba recuperar a Yesenia, no dejarla aun más enfadada. Me giré hacia Giselle.
-¡Por favor, deja de seguirme!
-Amor, sólo quiero acompañarte...
Le tomé de los hombros, fuertemente, a veces lograba sacarme de mis casillas.
-Esto no te incumbe -le dije-, no te pedí que vinieras, te dije que te quedaras en casa y me esperaras.
-No quiero quedarme sola, esperándote hasta las tantas como anoche.
-Te dije que estaba ocupado, amor...
Yesenia
-¿Amor? ¿Le dices amor? -pregunté. Me giré hacia Aaron y tomé su mano aferrándome a ella.
Jeremy se giró lentamente, su rostro estaba pálido. Me recosté a Aaron. Si pensaba que me intimidaría llegando a verme sin preguntarme, se equivocaba. Ya no lo quería como una vez creí... eso era extraño ¿no?... todo lo que viví con él fue una mentira, la realidad estaba a mi espalda, sus brazos alrededor de mi cintura y mi mano aferrada a la suya. Jeremy fulminó con su mirada a mi chico.
-Notte -El veneno en esa palabra era palpable-. Veo que no pudiste estar alejado.
-Las mentiras nunca prevalecen, Risney... -dijo Aaron dulcemente.
-Despertaste su magia de nuevo.
Aaron
Sonreí. Yesenia estaba junto a mí. Jeremy había traído a su otra novia, esto era perfecto en todos los sentidos.
-Somos respondientes... No la desperté... Ella me buscó.
-¿No me digas? Y ¿cómo fue capaz de recordar todo? la poción que le di era más que potente para que ni siquiera le fueses conocido.
-Jer... nunca fuiste capaz de reconocer que el corazón hace lo que quiere -dijo Yesenia-, cuando hablé con Aaron por "primera" vez hoy mis emociones querían que fuera directo a sus brazos. Nunca has sido capaz de que quiera hacer lo mismo contigo. Pero no cambies de tema... ¿quién es ella?
-¡Hey! Tengo nombre. Soy la novia de Jeremy, Giselle.
-¿Su novia? -pregunté, reprimiendo una carcajada. Sentí el suspiro de Yesenia, besé su cuello para que dejara la ira a un lado.
Jeremy
La cagó. Giselle es una idiota. Por eso no la quería aquí.
-Sí, su novia... ¿por qué?
La mirada de Yesenia lo decía todo, tan estúpida era para no notarlo.
-Deja eso, Giselle -dije enfadado. Miré a Yesenia-. Cariño, por favor. Déjame hablar contigo a solas.
-No. -Las lágrimas corrieron por sus mejillas. Sus ojos miel brillaban-. Lárgate de aquí.
Giselle me sonrió y se volteó, regresó caminando por dónde veníamos.
-Yess... amor... -Me acerqué a ella. Aaron la alejó-. No te metas en esto -le dije a él.
Ella se giró en sus brazos. -Sólo déjala, Jeremy. Vuelve a ser nuestro amigo y vete.
¿Volver a ser su amigo? Los amigos no se quitan las novias, los amigos no salen con la chica que le gusta al otro.
-No me iré hasta que me escuche.
Yesenia
-No entiendes que no quiero hablarte -dije a Jeremy, cubriendo mi rostro con el pecho de Aaron. Su perfume era como una mezcla de fresas y rosas. Me mantenía tranquila aunque aun sentía mis ojos arder.
-La escuchaste ya, largo... No me obligues a repetirlo.
Escuché una risa desafiante. Me tensé, no quería problemas con nadie, por eso le dije a Jeremy que no viniera. Lo peor es que osa a venir con su "novia". Llevábamos un año juntos, sabe cuánto con ella. Aaron me alejó un poco le abracé más fuerte, no quería separarme de él, era como si su toque me mantuviera en tierra, calmada y con una mente fría. Creo que si hubiera estado sola lo habría golpeado ya y tirado al suelo.
Aaron
Se estaba buscando una respuesta de mi parte. No luché con él la primera vez porque era mi amigo. Pero hacer llorar a la chica que dice amar no es propio de un chico. Menos aún burlarse de mí, mi temperamento estaba subiendo. Deslicé mis brazos de la cintura de Yesenia y llevé mis manos a sus mejillas, la separé un poco. Ahuequé su rostro y la besé profundamente, después besé su frente y la coloqué tras de mí. Ya era hora de demostrarle a Jeremy quién era quién. Le miré, transmitiendo todo lo que sentía contra él.
-¿Qué crees que harás, Notte?
-Lo que debí hacer hace mucho tiempo.
Yesenia
Me separé de Aaron, no quería hacerlo. Pero no tenía la fuerza de intentar defender a Jeremy. ¿Cómo defender lo indefendible?
Mi teléfono timbró antes de escuchar bien a Jeremy, sólo vi su estúpida sonrisa.
-¿Sí?
-¿Dónde estás? -Era mamá. Me retrasé por hablar con Aaron y que Jeremy viniera a molestar.
-Estoy con Jer y Aaron, ya casi llego al súper y regreso rápido.
-Bueno... Saluda a Jeremy de mi parte -dijo feliz. Después se quedó en silencio-. ¿Dijiste Aaron, también?
-Ajá -dije con duda-. Sabes quién.
-Nina, aléjate de él.
-No, mamá. Ya me hiciste eso una vez, no lo haré de nuevo.
-Él no es bueno para ti. Invita a Jeremy a cenar.
-Mamá, terminé con Jeremy ahora... Disfrutaba engañándome con otra, olvídate de él. -Colgué. No quería escuchar a mamá hablando bien de él otra vez.
Aaron
-Me la quitaste -dijo Jeremy.
-No te la quité, ella no es un objeto para robar -le dije enfadado-, Yesenia eligió a quien quería. No la obligué como tú. ¿Creíste que no sabía lo de la poción amorosa también, también? Encontraste tu magia respondiente, pero quieres a Yesenia como tu trofeo. Algo en lo que me superaste.
-Siempre he sido mejor que tú. -Escupió las palabras-. No tengo nada que demostrarte...
-Sí, claro... -dije. Mentalmente recité un hechizo paralizante.
Se preparó para golpearme pero terminé de conjurarlo con el puño en el aire. Miré a Yesenia, la razón de la fuerza mágica que tenía ahora. Tomé su mano en la mía y la subí a mis labios, besé sus nudillos y la dejé ir de nuevo.
-Jeremy, mejor vete. No quieres pelear conmigo ahora.
Me fulminó con la mirada. -Bueno si eso es lo que quieres... -dije caminando a su alrededor-, no... no puedo hacerlo... -Tomé a Yesenia de la cintura en un abrazo a mi costado-. No puedo ser como tú-. Caminé con Yesenia mientras decía el contra hechizo para dejarlo libre.
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