Abrigos de lana y punto
El cachorro ha saltado, de su casita a la cesta. Y ya dentro de ella sus patitas rizadas han jugado con las regordetas bolas de hilo. Con sus pequeñas garritas ha destrozado la labor a punto y ganchillo. El osito de ojos de botón y corbata de lazo perdió los brazos y su cabeza termino deshilada. Lejos de su cuerpo. La mampara ilumina el desastre y por encima del closet en la habitación. Resguardados, ganchillos, telares y agujas en abundancia.
Mi perrito no sabe de eso. Sobre la cama, encima de las colchas. Ha puesto su atención en un lazo de satén rosa que entre los revuelcos de su felicidad, se le ha enredado en el cuerpo. Intenta deshacer las vueltas. Abre sus patitas agitándolas. Menea la cabeza con un temblar en sus pequeñas orejas. Salta, gime. La punta de una aguja, olvidada sobre la cama, atajando su diversión le a dañado. Se entristece, se queda callado como pensando, y retorna a su casita.
Cuando volví, puse mis libros sobre la mesa. Me calé los lentes he intente enfocarme. Mamá me riñe ¿porque? es que ya por salir, tome de su cuarto unas monedas y deje la puerta sin cerrar. Allá dentro hay un disturbio en el orden acostumbrado, que trastorno a mi madre. Y se las lleva conmigo. Los chales y las bufandas tienen un olorcillo que no nos permitirá usarlos en invierno. Entonces reparo en "my pet". Mi petito como le digo yo, que anda triste de ánimo. Arrinconándose en la esquina a mi izquierda. Lo tomo en mis brazos y le acaricio hasta descubrir su herida. Casi he tenido que enjuagarme las lágrimas de lo conmovida que me he puesto.
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